jueves, 19 de diciembre de 2019

Fertilización orgánica o ecológica, fertilización biológica y fertilizantes sintéticos



Los fertilizantes sintéticos son criticados por muchas personas y considerados enemigos del ambiente, al mismo tiempo, estas personas promueven el uso de fertilizantes orgánicos. En este aspecto, hay una gran controversia, por lo que me gustaría hacer un modesto aporte en relación a algunos conceptos involucrados en este tema.

Frecuentemente se ha tratado de descalificar el uso de fertilizantes sintéticos en la agricultura moderna, tildándolos de contaminantes del ambiente, tanto por su mala aplicación como por el consumo energético requerido para su producción. Paralelamente, se promueve la fertilización orgánica o ecológica, sobre la base de utilizar productos o sustancias de origen orgánico. Sin embargo, en mi opinión, en esta área hay mucha confusión con los términos utilizados para identificar estos productos y hay mucha exageración en el mal trato a los fertilizantes sintéticos.

Un excelente documento publicado por Intagri, organización mexicana líder en capacitación agrícola y transferencia tecnológica, preparado por el Dr. Ricardo Hugo Lira Saldívar (Lira S., R.H. 2017. Uso de Biofertilizantes en la Agricultura Ecológica. Serie Agricultura Orgánica. Num. 14. Artículos Técnicos de Intagri. México. 9p), me ha motivado a insistir en aspectos conceptuales de lo que podemos llamar genéricamente fertilización orgánica, que no es más que el uso de productos o sustancias orgánicas como fertilizantes.

Comencemos por la descalificación de los fertilizantes sintéticos, lo cual se promueve fundamentalmente sobre la base de que su producción consume una gran cantidad de energía fósil y hay una importante emisión de CO2 al ambiente. Además, su aplicación a los suelos de forma irracional puede conducir a la contaminación de aguas subterráneas especialmente por lixiviación de nitratos, y a la eutrofización de cuerpos de agua superficiales especialmente por excesos de fosfatos. Entonces, estos productos, mal utilizados, pueden ser causa de contaminación ambiental porque destruyen la calidad potable de las aguas subterráneas al recibir excesos de nitratos, poniendo en peligro la vida del hombre y animales que al consumir excesos de nitratos y nitritos en aguas y alimentos, pueden ir directo a la muerte víctimas de metahemoglobinemia, cianosis o síndrome del bebé azul y, además, contaminan cuerpos de agua superficiales por efectos de eutrofización que atenta contra la vida de la fauna acuática de ríos, lagos y lagunas.

Quien no comprenda la complejidad de la agricultura, difícilmente puede entender la necesidad de aplicar, racionalmente, estos fertilizantes de origen químico, por lo que siempre existirá la posibilidad de que surjan grupos de personas opuestas a estas tecnologías, tan necesarias para alimentar al mundo en la actualidad. Si todos los insumos de origen químico se utilizan racionalmente en la agricultura, con un claro conocimiento de las características de cada sistema suelo-planta-clima, su impacto sobre el ambiente puede minimizarse a niveles en los cuales, la renovación de los recursos naturales afectados, pueda realizarse en períodos de tiempo tolerables. Si con los desarrollos científicos y tecnológicos actuales dejamos de utilizar estos productos que son insustituibles en su totalidad, con toda seguridad los rendimientos de la mayoría de los cultivos disminuirían a niveles tan bajos que se tendría que incrementar considerablemente la superficie bajo cultivo para producir la misma cantidad de alimentos. Esa ampliación de la frontera agrícola se tendría que realizar a expensas de la incorporación a la producción de áreas sensibles a la degradación, áreas correspondientes a refugios de fauna silvestre y nichos de especies vegetales que eventualmente pudiesen llegar a niveles de peligro de extinción, áreas protectoras de cursos de agua, áreas con suelos de calidad marginal donde los rendimientos serían muy bajos.

Por supuesto, la fertilización orgánica o ecológica que es la aplicación de abonos orgánicos, y la fertilización biológica, son herramientas importantes que en la actualidad permiten que las dosis de fertilizantes nitrogenados y fosfatados se puedan disminuir, llegando incluso a eliminarse los nitrogenados casi totalmente en cultivos de especies leguminosas y los fosfatados en algunos sistemas suelo-planta-clima muy específicos. Estas opciones ecológicas representan un complemento a la fertilización convencional, e irán ganando terreno al uso de los fertilizantes sintéticos en la medida que la investigación siga logrando avances importantes en esta área.

El término “fertilización biológica”, es empleado por Lira en su artículo previamente citado, para indicar que es el “uso de microorganismos benéficos como biofertilizantes (BF) para minimizar impactos de la fertilización convencional y asegurar la permanencia de la agricultura sustentable”. A esos microorganismos utilizados en agricultura se le ha dado diferentes denominaciones tales como fertilizantes bacterianos, fitoestimulantes, biopesticidas, bioinoculantes y otros, pero el término que más le aplican en la actualidad es BF. Sin embargo, el mismo autor incluye una cita refiriendo que “en un sentido estricto los BF no son fertilizantes que dan directamente la nutrición a las plantas, sino que son cultivos de microorganismos como bacterias, hongos, algas verde-azules, envasados en un material de soporte”. Entonces, son sustancias que contienen microorganismos vivos, que se aplican a semillas, plantas o al suelo, colonizan la rizósfera o el interior de la planta promoviendo el crecimiento al aumentar el suministro o disponibilidad de nutrientes. En lo personal estoy de acuerdo en que lo identificado como BF no pueden ser fertilizantes, por lo que he aplicado el término Fertilización Biológica, el cual defino de la siguiente manera:

Fertilización biológica es la utilización y mejoramiento de procesos o fenómenos naturales donde intervienen seres vivos, que sirven para mejorar la disponibilidad y aprovechamiento de los nutrientes esenciales por parte de las plantas. Además de la economía que se puede obtener en los costos directos de la producción agrícola al sustituir parte de los fertilizantes sintéticos, la fertilización biológica es una herramienta con inmensas probabilidades para desarrollar productos ecológicos. Aquí es necesario aclarar algunos conceptos relacionados con este tema, ya que como hemos visto con anterioridad, se tiende a considerar abonos orgánicos y fertilización biológica bajo el término general de biofertilizantes.

En mi opinión, biofertilizante (BF) es cualquier sustancia de origen vegetal o animal que se aplique al suelo para mejorar su fertilidad, es el caso de cualquier estiércol, humus de lombriz, compost, abono verde. Todos esos son fertilizantes orgánicos, de origen biológico, que tienen y generan vida al incorporarlos al suelo, por lo que son capaces de descomponerse, transformarse, mineralizarse. Los abonos orgánicos o BF además, mejoran las propiedades físicas de los suelos como estructura y porosidad, mejoran las propiedades físico-químicas del suelo al incrementar la capacidad de intercambio catiónico (CIC) para una mayor retención de nutrientes y amortiguar las variaciones del pH. En cuanto a su efecto sobre la vida del suelo, al aumentar los aportes de carbono se promueve un crecimiento marcado de la población de microorganismos incrementándose la actividad biológica del suelo, capaz de producir exudados que puedan favorecer la solubilización de nutrientes, mejorando, por lo tanto, las propiedades químicas y permitiendo en algunas oportunidades disminuir las dosis de fertilizantes químicos.

En relación a bacterias como Bradyrhizobium u hongos como las micorrizas, o  Bacterias Promotoras del Crecimiento Vegetal (BPCV o PGPR –Plant Growth Promoting Rizobacteria-), muchas personas los consideran biofertilizantes porque tienen vida, pero no entran en el concepto de fertilizante; sin embargo, participan en procesos que se utilizan en la “Fertilización Biológica”. Así, podemos destacar la fertilización nitrogenada biológica y la fertilización fosfatada biológica.

En conclusión, en la fertilización de cultivos se pueden combinar aplicaciones de abonos orgánicos o BF; con inoculantes de bacterias fijadoras de N atmosférico, micorrizas, bacterias solubilizadoras de P (BSP) y bacterias promotoras del crecimiento vegetal (BPCV) o plant growth promoting rizobacteria (PGPR); y con fertilizantes sintéticos; siempre sobre la base de un cabal conocimiento de cada sistema suelo-planta-clima. El suelo lo conocemos por medio de un análisis reciente con fines de fertilidad, de la planta que vamos a sembrar debemos conocer sus requerimientos nutritivos, y el clima predominante va a ser un factor que determina las expectativas de rendimiento de un determinado cultivo, para ajustar las dosis de nutrientes a aplicar.

Son 13 nutrientes esenciales y hasta ahora se han logrado grandes avances en la fertilización biológica y orgánica o ecológica, solamente con nitrógeno y fósforo. En próximas entregas trataré los temas de Fertilización Nitrogenada Biológica (FNB) y Fertilización Fosfatada Biológica (FFB).

Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.

En Amazon está a la venta el libro del autor: “Fertilidad de suelos y su manejo en la agricultura venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar la práctica de fertilización de los cultivos, con miras a una mayor productividad y a un mejor trato a los suelos y al ambiente en general.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Diciembre de 2019


domingo, 15 de diciembre de 2019

En Venezuela, oposición versus oposición



La situación política que vive Venezuela en los actuales momentos es bastante delicada, ya que pudiera ocurrir que el actual régimen comunista y destructor de la nación se eternice en el poder, tal como el caso de Cuba.

Desde el año 2002, se han realizado innumerables esfuerzos para cambiar este régimen, los cuales no han llegado a cumplir el objetivo por diferentes razones. En algunos casos se han cometido errores, en otros no ha habido suficiente apoyo de los partidos políticos y de la sociedad en general, tampoco se logró un fuerte apoyo de la comunidad internacional, los militares han dado la espalda al clamor popular de cambio, además, el régimen ha respondido con increíbles violaciones de la constitución para frenar los movimientos encaminados a cambiar el gobierno actual, incluyendo en algunos casos una feroz represión.

Pero ahora se ha presentado una importante oportunidad, consecuencia de que la oposición, muy unida, bien organizada y muy bien coordinada, obtuvo un triunfo contundente en las elecciones parlamentarias del año 2015, logrando una mayoría absoluta que le permitiría tomar medidas de gran trascendencia, que seguramente terminarían con la victoria definitiva frente al régimen. Sin embargo, el gobierno violando toda norma constitucional, nombró un TSJ que fue cerrando todas las opciones de triunfo para la oposición. Posteriormente, creó un poder legislativo paralelo con una fantasmal ANC.

A pesar de los esfuerzos del gobierno, de liquidar toda capacidad de respuesta de la oposición, quedó una ventana abierta porque se realizaron unas elecciones presidenciales ilegales en mayo del 2018, cuyos falsos resultados condujeron a que Maduro, el 10 de enero del 2019, se proclamara presidente de la república para un nuevo período. Esta situación, según la constitución, permitió catalogar ese acto como una usurpación del poder ejecutivo, y consecuentemente, el presidente de la Asamblea Nacional pasó a ser el presidente encargado de la república.

De acuerdo a los movimientos establecidos en la AN, el 5 de enero de este año 2019, la presidencia le correspondía al partido Voluntad Popular, el cual designó a Juan Guaidó para esa responsabilidad. Afortunadamente le correspondió a este joven tomar la batuta, quien valientemente y rápidamente, logró aglutinar a su alrededor la simpatía de un altísimo porcentaje de la población, que algunos señalan superior al 80%. Adicionalmente, logró el apoyo de unos 60 países que lo reconocen como presidente de la república, y el respaldo de una buena cantidad de organizaciones internacionales.

Con esta nueva situación, las expectativas para salir del régimen socialista del siglo XXI eran muy grandes. Guaidó comenzó a trabajar organizadamente y valientemente, se fueron logrando puntos a favor y todo conducía a que, en el mediano plazo, sería una gestión exitosa para el logro de los objetivos fundamentales: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Pero al poco tiempo, el régimen comenzó una campaña de intrigas, a sembrar cizañas, en lo cual ellos son bastante fuertes y la población venezolana es muy débil, y pronto se sintieron sus efectos.

Después de varios episodios, hemos llegado a un punto con la confrontación de la oposición versus la oposición. Aunque el trabajo intrigante del régimen tiene su efecto sobre parte de los contrarios al régimen, peor efecto es el que se origina internamente, cuando algunas personas que dicen estar luchando por la libertad y el bienestar del país, comienzan a atacar al presidente encargado. La mayor parte de estos casos obedece a las ambiciones personales y al tradicional oportunismo de las personas, cuando quieren ocupar el lugar de Guaidó y de sus colaboradores más cercanos.

Todos quisiéramos ser el presidente de nuestra república, pero a Guaidó le tocó el turno así como le ha podido tocar a cualquiera de los diputados de la AN. A Guaidó le tocó, y por lo tanto, todos los demás que queremos recuperar a Venezuela, debemos apoyarlo para alcanzar los objetivos planteados. No debemos convertirnos en cientos de “Yago”, disgustados porque no nos escogieron, y comenzar a intrigar para dañar a la causa de Guaidó, que es la causa de toda Venezuela. Debemos evitar que con esa actitud de enfrentamiento y de descalificación hacia Guaidó, nos lleguemos a convertir en una tragedia de Shakespeare como la de Otelo, cuando estranguló a su querida esposa Desdémona haciendo caso de las intrigas de Yago, y luego, al comprobar que todo fue una mentira orquestada por este envidioso personaje y darse cuenta que había matado a su esposa en vano, se suicidó.

Esperamos que Guaidó supere dignamente la actitud de Otelo, el Moro de Venecia, y que con el apoyo de todos los venezolanos que queremos libertad, no se permita que esta gran oportunidad sea estrangulada ni que él se vaya a suicidar políticamente. Debemos estar claros que la única opción de cambiar este régimen tan dañino para el país, tiene que considerar estar unidos en un solo bloque, dirigiendo todos nuestros esfuerzos para combatir al régimen usurpador, que progresivamente ha venido destruyendo al país en todas sus instancias. El enemigo es el régimen. No se puede continuar con la actitud de oposición versus oposición. Debemos convertir esta oportunidad en la victoria definitiva contra esta corruptela que nos está destruyendo.

sábado, 7 de diciembre de 2019

Soya-girasol, dos opciones para la agricultura venezolana




Soya y girasol son dos especies oleaginosas, cultivadas, que contienen concentraciones importantes de aceite comestible de muy buena calidad en sus semillas. Luego de la extracción del aceite, ambos granos, adicionalmente, dejan una excelente torta para preparar una harina muy útil en la elaboración de alimentos balanceados para animales. En esto, la soya ha sido por años insustituible, ya que tiene un alto contenido de proteína bien balanceada por su concentración de aminoácidos esenciales.

El cultivo de la soya se está arraigando en los llanos occidentales del país, y al mismo tiempo, ha continuado el interés por su siembra en regiones de comprobada adaptación como son los llanos centrales de Guárico y las sabanas orientales de Anzoátegui y Monagas.

En relación al girasol, en el país su producción ha sido cíclica durante los últimos 25 años, estando en la actualidad prácticamente en cero, especialmente durante los dos últimos años. Se ha promocionado por ser un cultivo de buenas perspectivas en regiones de errática precipitación, tales como algunos sectores de los llanos centrales, y en las sabanas orientales con suelos de baja capacidad de retención de humedad. Igualmente, se ha promocionado como segundo cultivo (salidas de aguas) en los Llanos Occidentales, todo lo cual se debe a que es una planta con un sistema radical profundo, capaz de aprovechar agua y nutrientes que escaparían a otras plantas cultivadas que tienen raíces más superficiales.

Soya y girasol son especies oleaginosas, por lo que su producción en el país vendría a contribuir en la disminución de la dependencia que tenemos de mercados externos, desde donde importamos grandes volúmenes de aceites y grasas comestibles visibles cada año.

Ambos cultivos tienen algo de historia dentro de la agricultura venezolana. Con la soya se viene insistiendo desde los años sesenta, cuando se logró una siembra comercial importante en los valles de Aroa y a partir de allí, se realizaron centenares de intentos por popularizar este cultivo, que por una variedad de razones, terminaron sin mayor éxito. Sin embargo, en los años recientes ha ocurrido un repunte con lo que han denominado La Ruta de la Soya, un movimiento organizado y llevado adelante por los propios agricultores. Ésta es una importante razón para el éxito que ha tenido, el cual comenzó en Portuguesa pero hoy se observa en Guárico, Anzoátegui, Monagas, Lara, Yaracuy y otras regiones del país.

 

El girasol se ha estado evaluando en diversas regiones desde principios de los años setenta por parte de dos especialistas del FONAIAP, Voinea y Mazzani. Las evaluaciones comenzaron por el estado Guárico con unas variedades de origen rumano al igual que Voinea, que sembraron de amarillo las agrestes tierras en la ruta Chaguaramas-Las Mercedes del Llano. Aquello era una novedad en una región donde solo se conocía el blanco del algodonero que sembraban algunos productores con el concurso y apoyo de las empresas textileras, y para ese entonces, el alegre tono rojizo de las panículas de sorgo granífero que comenzaba a despuntar como un cultivo ideal para esa región ganadera del país.

Posteriormente, se introdujeron materiales de USA, y cuando las evaluaciones se extienden a los llanos occidentales, también se trabaja con cultivares de origen argentino y de otros lugares. Luego de varios años, en la medida que se fueron obteniendo resultados favorables, el girasol se convirtió en una opción cierta y se comenzaron siembras comerciales que en un momento superaron las 100.000 ha anuales.

Especialmente el estado Portuguesa se convirtió en el principal productor de este grano oleaginoso, en parte porque las condiciones de sus ciclos Norte-Verano son muy favorables ya que hay humedad edáfica suficiente cuando la planta de girasol la requiere en sus etapas de rápido crecimiento, un ambiente poco propicio para enfermedades foliares y un período seco para el momento de la maduración del grano y la recolección, lo cual es muy conveniente. Quizás esta región del país sea la mejor para este cultivo, aunque no hay que descuidar otras donde se pueda cultivar girasol con bastante éxito.

Con la disponibilidad actual de nuevos cultivares de soya, se ha logrado tener buenos resultados en casi todo el país con siembras de secano (sembrando desde el mes de mayo hasta julio), y en los llanos occidentales en particular en lo que han llamado siembras agosteras y en siembras de Norte-Verano. De esta manera, la soya se convierte en un cultivo adecuado para rotaciones, en algunos casos de un año para otro por todo el país, y en otros casos el mismo año en sitios como algunos sectores de Monagas y los llanos occidentales, que tienen un marcado ciclo de Norte-Verano, donde la soya puede ser el cultivo principal de secano o puede ser el cultivo complementario de Norte-Verano.

En esos ciclos denominados Norte-Verano, tanto girasol como soya se siembran como segundo cultivo o cultivo complementario. Esto significa que después del cultivo principal que ocupa el primer pico de las lluvias, el cual puede ser maíz o arroz, se viene la siembra de la oleaginosa.  En estas condiciones, este segundo cultivo puede aprovechar el efecto residual de los fertilizantes fosfáticos y potásicos aplicados al cultivo principal, disminuyendo los costos de producción por concepto de fertilizantes.

Basados sobre todo el conocimiento que se tiene de estos dos cultivos, y la necesidad de producir fuentes de aceites comestibles en el país, es perentorio promover la siembra comercial de ellos en aquellos sistemas suelo-clima donde se tienen experiencias favorables, pero además mantener una evaluación permanente de los cultivares que pudieran tener buen comportamiento en esos sistemas, y de todas aquellas prácticas agronómicas que puedan contribuir a mejorar la productividad de los cultivos. Paralelamente, organizar un flujo suficiente y oportuno de los insumos requeridos para que las siembras puedan llegar a un final satisfactorio, con buenos rendimientos y  productos de elevada calidad.

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Diciembre de 2019


pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com


martes, 3 de diciembre de 2019

El Realismo Mágico y el régimen venezolano socialista del siglo XXI



El Realismo Mágico es una forma de escribir en la narrativa hispanoamericana, y lo da a conocer Arturo Uslar Pietri en el año 1931 con su novela Las Lanzas Coloradas. Luego, el mismo autor lo introduce en la cuentística venezolana, y su cuento, La Lluvia, es su primer exponente.

Otros escritores destacados en el Realismo Mágico han sido Juan Rulfo con Pedro Páramo, Laura Esquivel con Como Agua para Chocolate, Isabel Allende con La Casa de los Espíritus, Mario Vargas Llosa con La Ciudad y los Perros, Miguel Ángel Asturias con Hombres de Maiz, Julio Cortázar con Rayuela, Gabriel García Márquez con Cien Años de Soledad, y otros.

En el Realismo Mágico se incorporan aspectos mágicos a la realidad, allí la realidad coexiste con la fantasía, se presentan episodios insólitos con tanta naturalidad que parece que fueran reales.

Pues bien, el régimen venezolano, enmarcado en lo que han denominado socialismo del siglo XXI, es un ejemplo interminable del Realismo Mágico llevado a una manera de gobernar, caracterizado por la presentación de hechos insólitos con un estilo tal que pretenden hacer creer que son ciertos, que pertenecen a la realidad.

Comencemos con Hugo Chávez, quien desde su campaña en el año 1998 expresó asuntos más o menos como éstos:

-No tengo nexos con Fidel Castro ni nada que tenga que ver con socialismo o comunismo.
-Eliminaremos ese exceso de ministerios, vamos a acabar con una burocracia exagerada.
-Venderemos esa innecesaria flota de aviones de los organismos oficiales.
-Reivindicaremos y protegeremos a la población indígena venezolana.
-Construiremos una red ferroviaria que una todo el país.
-Utilizaremos el eje Orinoco-Apure como vía fluvial para impulsar el comercio, el turismo, la industria, en general, el desarrollo regional.
-Disfrutaremos de baños en las limpias aguas del río Guaire.
-Daremos un gran impulso a la producción agrícola e industrial.
-Respetaremos la propiedad privada.
-Resguardaremos celosamente la seguridad personal de los ciudadanos, así como la soberanía nacional.
Y así como estos pocos ejemplos, Chávez expresó cientos de aspectos insólitos, con tanta naturalidad, que logró hacerlos parecer reales para engañar a un alto porcentaje de la población venezolana.

Desde el año 2013, el sucesor de Hugo Chávez e impuesto por éste, Nicolás Maduro, parece haberle inyectado más fuerza al Realismo Mágico del régimen, con anuncios propios y de sus ministros, tales como:

-Venezuela, país potencia.
-Este año sembraremos más de un millón de hectáreas de maíz.
-Hemos superado a Brasil en la producción de soya.
-Pulverizaremos al dólar paralelo.
-Todos los problemas por malos servicios públicos, escasa alimentación, deficiente atención médica y otros que padece la población venezolana, se deben a la “guerra económica”, a las “sanciones impuestas por el imperio”.
-La Vicepresidenta de la República, acaba de manifestar estar impactada por la represión de las fuerzas del orden público en los recientes episodios de saqueos y destrucción, vividos por la población colombiana.
-Desde el año 2013, Maduro ha expresado en sus mensajes al pueblo, que él, personalmente, va a encargarse de solucionar los problemas de la economía, porque este año (al igual que cada año) será el de la gran recuperación económica de Venezuela. Acaba de sentenciar que el 2020 será el gran año.

Estos son algunos ejemplos de las fantasías del Realismo Mágico del régimen venezolano socialista del siglo XXI. Todas ellas, acompañadas por inmensas asignaciones presupuestarias, que en el mejor de los casos fueron parcialmente ejecutadas pero ninguna llegó a concretarse totalmente, sembrando al país de elefantes blancos, inútiles, a costa del empobrecimiento y endeudamiento de la nación.

Para los que aún creen en las fantasías del régimen tienen que ver las monstruosas estructuras de concreto, abandonadas, que se erigen a lo largo de la Autopista Regional del Centro y del ramal que se dirige hacia Puerto Cabello, de lo que debería ser un tramo importante de la red ferroviaria nacional. Para completar la fantasía del Realismo Mágico socialista, recientemente acondicionaron parte de una estación del tren cercana a la población de Guacara, y sobre los rieles colocaron un moderno tren que pareciera desplazarse hacia Maracay. Esto lo han complementado con un video que trasmiten por la televisora del estado, promocionando los viajes hacia Puerto Cabello por medio del ferrocarril de Venezuela. En lo personal, considero que esta fantasía debe ser galardonada con el Primer Premio al mejor episodio del Realismo Mágico socialista del siglo XXI, hecho en Venezuela.

SORGO GRANIFERO [Sorghum bicolor (L.) Moench] un cultivo rústico que puede resurgir en la crisis



En Venezuela la actividad agrícola ha desmejorado tanto en los últimos años, que para comprender la realidad de la mayoría de los cultivos y su contribución a la cadena alimenticia debemos hurgar un poco en el pasado, en su historia. Esto quizás sea muy necesario en el caso del sorgo granífero, el cual probablemente ha sido el cultivo con mayor crecimiento explosivo en un momento determinado, con uno de los índices de crecimiento interanual más elevado en toda la historia de nuestra producción agrícola, que se estableció muy rápidamente especialmente en regiones ganaderas, llegando a cubrir cientos de miles de hectáreas, cuya producción se ha estancado y hoy en día trata de sobrevivir en unas 200.000 hectáreas en algunas regiones del país.

El sorgo granífero es un cultivo industrial, pues su grano, el cual es su principal producto, se utiliza en grandes proporciones como fuente energética en la elaboración de alimentos balanceados para animales, por lo que se considera un grano forrajero. Por otro lado, luego de la cosecha del grano hay un forraje remanente como producto secundario, que puede ser utilizado directamente por el ganado en pastoreo o puede ser henificado, por lo que este cultivo debe ser el mejor aliado de los ganaderos. Si se elabora heno, el sorgo es capaz de producir una soca que puede ser igualmente henificada o pastoreada como forraje fresco. Como todo cultivo industrial de uso masivo, es totalmente mecanizado.

Comparativamente con otras especies cultivadas, el sorgo granífero posee una aceptable rusticidad en cuanto a su comportamiento ante el ambiente, lo cual le permite que pueda producirse económicamente bien en áreas, regiones o épocas que ofrezcan condiciones limitantes para la explotación de otros cultivos, por lo que tiene grandes probabilidades de crecer sin competir por espacios con otros cultivos más exigentes como el maíz. Durante muchos años hemos tenido un déficit elevado de granos forrajeros que en el pasado se cubrió con la importación de trigo de segunda (US Nº2) y luego de sorgo, y que en la actualidad se debería cubrir con la importación de alrededor de 1.000.000 de toneladas de maíz amarillo. Quiere decir, que existe en el país una gran oportunidad para que este cultivo crezca considerablemente y pase a cubrir una brecha en el suministro de material energético para la alimentación animal.

En Venezuela, el sorgo granífero tuvo un gran auge a partir de 1970, comenzó a crecer vertiginosamente llegando a convertirse en regiones como el noreste del estado Guárico en un cultivo de doble propósito, ya que como ha sido mencionado,  luego de enviar su grano a la industria, su forraje se convirtió en el alimento principal para sustentar y sedentarizar una ganadería trashumante por la escasez de forraje durante la época seca. En esta región se llegaron a sembrar más de 200.000 ha/año, y aunque Guárico sigue siendo el principal productor de este cereal, en los últimos años la superficie sembrada ha rondado unas 60.000 ha/año. Esto es indicativo del gran potencial de esta región para incrementar el cultivo del sorgo granífero.

A un alto nivel de abstracción, se puede señalar que con excepción de áreas montañosas y zonas bajas inundables, cualquier región del país con suelos de texturas medias a pesadas y una precipitación superior a 400 mm concentrados en un período de 4 meses, es potencialmente apta para la producción de sorgo granífero de secano. Es así como el estado Guárico, con extensas áreas de dudosa precipitación para producir maíz, ha sido en muchos años el principal productor nacional de sorgo en Venezuela.

Además de Guárico, otras zonas para la producción de sorgo granífero, actuales y potenciales, son extensos sectores de los Llanos Orientales de Anzoátegui y Monagas que hoy ocupan, respectivamente, el segundo y quinto lugar en la escala de producción nacional; luego Portuguesa, Barinas y Cojedes con la siembra durante el período de nortes o en sectores de los llanos altos de estos estados; sigue Aragua que ha tenido un crecimiento importante en los últimos años; y sectores de Zulia, Yaracuy y Lara en menor escala. Se debe señalar, que durante el período 2002-2007, el estado Portuguesa fue el principal productor nacional de sorgo, llegando en el 2003 a un record de 134.000 ha sembradas; por lo tanto, ésta es otra región con gran potencial para la producción de este cereal con siembras que se deben realizar desde comienzos de septiembre hasta finales de noviembre, ya que más allá de esta fecha pueden presentarse serios problemas de ataques de pájaros. En estas siembras de sorgo como segundo cultivo, se aprovecha muy bien el efecto residual del fertilizante aplicado al cultivo de lluvias (generalmente maíz o arroz), lo cual contribuye a disminuir significativamente los costos de producción.

Ahora que la soya está siendo de interés para los agricultores y las probabilidades de que crezca la superficie sembrada son muy altas, la otra pata importante para apoyar la alimentación animal es una abundante fuente de carbohidratos, la cual se encuentra muy deficitaria en la actualidad, y el sorgo granífero, en medio de la crisis que atraviesa nuestra agricultura, pudiera ser de gran importancia para llenar este vacío.

domingo, 17 de noviembre de 2019

SBTI, un anti nutriente en el grano de soya


La presencia de anti nutrientes en el grano de soya sigue teniendo importancia ya que cada vez más, el grano de soya integral es utilizado a nivel de finca, para alimentación animal. Entender esto es necesario, porque anti nutrientes como el SBTI (Soy Bean Tripsine Inhibitor), presentes en el grano de soya, inhiben la acción de la tripsina que es imprescindible para que las proteínas puedan ser debidamente absorbidas por los animales y evitar dolencias gástricas.

Veamos qué es el SBTI y cuáles son los problemas que puede causar en la alimentación animal:

El valor nutritivo de la soya se refiere al elevado contenido de proteína de su grano que es alrededor de 35%, y al contenido de aceite que es aproximadamente 17-20%.  Vale la pena destacar, que la calidad de la proteína de la soya se manifiesta porque en las cadenas proteicas están presentes los aminoácidos esenciales valina, leucina, metionina, arginina, triptófano, isoleucina, treonina, fenilalanina, lisina e histidina, y además, en cantidades bastante adecuadas. Además de la calidad del grano de soya, se puede incorporar en programas agrícolas de rotación de cultivos para mejorar la sanidad de los campos y su fertilidad nitrogenada.

En Venezuela tenemos un requerimiento actual de soya, que según manifestaciones de productores de la Ruta de la Soya, ronda 1.400.000 toneladas de grano, que se utilizarían para la extracción de aceite y cubrir las necesidades internas de aceites comestibles, y el subproducto de esa operación que es la harina de soya, para cubrir las necesidades de las industrias de alimentos balanceados para animales, especialmente aves y cerdos. Todo ese requerimiento se debe cubrir con importaciones, ya que la producción nacional es muy pequeña.

Actualmente, debido a la situación complicada del suministro de alimentos balanceados para animales, por su escasez eventual y el alto precio del producto, que en las condiciones de la economía de hoy es casi imposible que los criadores puedan adquirirlos, también se está promocionando el uso de la soya integral para formular alimentos para animales a nivel de finca. Aquí es donde es necesario considerar que la soya, a pesar de su alto tenor de nutrientes, también contiene anti nutrientes, que deben ser eliminados o disminuidos para que los animales consumidores puedan aprovechar cabalmente la riqueza proteica de este maravilloso grano.

De una manera muy sencilla se puede decir que las proteínas son cadenas largas de aminoácidos, que deben romperse para que puedan ser absorbidos a través de la pared intestinal y se conviertan en verdaderos nutrientes para el consumidor. En el organismo se producen enzimas que activan la degradación de las proteínas, cuyo nombre genérico es proteasas, pero la soya contiene un inhibidor de la tripsina que es una de estas enzimas proteasas, conocido como SBTI (Soybean Tripsine Inhibitor), que bloquea su acción e impide el aprovechamiento de las proteínas. Por eso se consideran anti nutrientes, ya que causan molestias gástricas, reducida digestión de las proteínas y deficiencias crónicas en la absorción de los aminoácidos.

Si un agricultor utiliza el grano de soya para preparar raciones para animales sin eliminar esos anti nutrientes, los animales que las consuman no van a aprovechar adecuadamente las proteínas del alimento y, además, se van a producir problemas como los mencionados anteriormente. Por ello, antes de incorporar el grano de soya integral a las raciones, se debe realizar lo que se denomina desactivación de la soya, que no es más que la eliminación de esos anti nutrientes, la eliminación de los inhibidores que bloquean la acción de las proteasas. Para la desactivación de la soya a nivel de finca, en el país se han desarrollado equipos relativamente sencillos, que aplican el método de desactivación en húmedo con temperaturas entre 110 y 120°C. (Información de estos equipos en La Ruta de la Soya).

Siempre se escribe en relación a las bondades de la soya y su valor nutritivo, pero pocas veces se alerta a los productores sobre su contenido de anti nutrientes y los riesgos que se pueden enfrentar por el desconocimiento de su presencia. Tampoco se divulga mucho sobre lo relativamente fácil que puede ser acondicionar el grano para su uso adecuado en raciones de alimentos para animales. Por eso, para el éxito en el uso del grano integral de soya en la alimentación animal, se deben eliminar sus anti nutrientes.


Importancia de Pequiven para nuestra agricultura



En el primer trimestre de este año (2019), el Presidente Encargado de Venezuela Ingeniero Juan Guaidó, y su grupo de trabajo, designaron autoridades para las directivas de Monómeros Colombo Venezolanos y Pequiven. Esto se considera muy importante, ya que los agricultores permanentemente se quejan de la falta de insumos, con énfasis en la escasez de fertilizantes y su efecto determinante sobre los rendimientos de los cultivos. Quizás este reclamo motivó al gobierno interino a tomar esa decisión, ante la actitud del régimen, que se denota por las declaraciones de Nicolás Maduro en diciembre de 2017 cuando señaló: “papá Estado no les puede proveer de todo, tienen que buscar sus insumos. Hay que parir compadre”. Esta declaración oficial se realiza a pesar que los fertilizantes no se los van a regalar a los agricultores y que el gobierno maneja el monopolio de la industria nacional, de las importaciones de fertilizantes y de su distribución.

No todos conocen lo que es Monómeros Colombo Venezolanos (MCV). Esta empresa se crea como Monómeros de Colombia en 1967, como una sociedad de responsabilidad limitada en la cual participaba el Instituto Venezolano de Petroquímica (IVP). Se inicia con la producción de caprolactama que es una molécula derivada del tolueno, utilizada en la síntesis del nylon. En 1968 pasa a denominarse Monómeros Colombo Venezolanos, S.A. En 1985, para aprovechar las ventajas del Acuerdo de Cartagena se transformó en una empresa Multinacional Andina. En 1990, entre MCV y el Grupo Clipper que es una empresa naviera danesa, se crea la Compañía Naviera Compass Rose Shipping, Ltda, para prestar servicio de carga a Colombia y Venezuela desde algunos países de Europa, África Occidental y USA.

En el año 2002, MCV adquiere la operación de fertilizantes de la empresa Cargill en Colombia, para producir fertilizantes en una planta en Buenaventura, ubicada en el Pacífico colombiano, y proceder a su comercialización. Para el 2006, Pequiven adquiere el 100% de las acciones de MCV y para el día de hoy es una filial de Pequiven.

MCV produce actualmente una amplia diversidad de fórmulas de abonos NPK complejos, productos simples y mezclas físicas, además de una línea para fertirrigación a base de nitrato de potasio y fosfatos de amonio. Se estima que en el 2018 MCV logró suplir un 20% del mercado de fertilizantes en Colombia. Esto demuestra el gran apoyo que pudiera dar MCV al suministro de fertilizantes para la agricultura venezolana.

Por otro lado, Pequiven es la gran industria de fertilizantes del país, con sus plantas en Morón-Carabobo, El Tablazo-Zulia y Jose en Anzoátegui, las cuales, a pesar de tener una buena capacidad instalada, operan a muy bajo ritmo o no operan. En buena medida, esto es causa del desabastecimiento de fertilizantes para nuestra agricultura.

Recordemos que Pequiven puede producir en Venezuela todos los fertilizantes nitrogenados y fosfatados que necesitamos, ya que tiene la infraestructura y las materias primas. Para los nitrogenados se necesita, entre otros, nitrógeno del aire y metano del gas natural, que serían recursos que deberíamos disponer sin limitaciones. Para los fosfatados tenemos grandes depósitos de roca fosfórica en diversas regiones del país, con una buena concentración hacia el occidente del territorio.

Una buena coordinación entre Monómeros, que desde el año 2006 es una empresa totalmente venezolana, y Pequiven con sus plantas de Carabobo, Zulia y Anzoátegui, debe permitir cubrir la demanda de fertilizantes requeridos por nuestra agricultura, y terminar con la angustia de los productores que no disponen de este insumo para sus siembras. Este año, 2019, fue frecuente visitar campos de cereales, especialmente maíz y arroz, a los cuales no se les aplicó suficiente fertilizante y el aspecto de las plantas, mostrando sus síntomas de subdesarrollo, era un indicador del resultado final esperado: rendimientos muy por debajo de los promedios nacionales.

Esperemos que los movimientos en Monómeros y Pequiven, resulten en una buena motivación para ver si de una vez por todas logramos una adecuada suplencia de fertilizantes a los agricultores venezolanos, tanto en cantidad, calidad y oportunidad, para el bien de nuestra producción agrícola.


FAOSTATS de soya y el ministro de agricultura de Venezuela



En Venezuela, el cultivo de la soya tiene hoy un impresionante atractivo para muchos agricultores, quizás impulsados en un comienzo, por ese grupo que se ha identificado como “Ruteros de la Soya”. En días recientes, durante un día de campo en Portuguesa, comentábamos que este nuevo renacer del cultivo de esta maravillosa planta en el país, va a lograr que definitivamente se produzca suficiente grano de soya en nuestro territorio, para cubrir dos áreas tan importantes en la alimentación como son: el aceite comestible y la harina de soya como concentrado proteico, debido a que ahora son los agricultores los primeros interesados en el cultivo.

Personalmente, estuve trece años en la empresa Protinal, C.A., desde los años setenta persiguiendo agricultores para que sembraran soya en el país; posteriormente doce años más en Agroisleña, C.A., desde finales del siglo XX hasta comienzos de este siglo, con la misma tarea de animar a los productores a la siembra de esta leguminosa, obteniendo, con contadas excepciones, casi siempre la misma respuesta: “la soya no se da en estas tierras”, “la soya es de China, ¿cómo pretende usted producirla aquí”?, “esa planta no se conoce en Venezuela”, y otras respuestas que significaban la misma negativa por parte de la mayoría de los productores. Todo eso a pesar que desde 1967, cuando se realizó la primera siembra comercial de soya en el país, en los Valles de Aroa, se logró un éxito rotundo en cuanto a rendimientos y manejo del cultivo.

Hoy en día se puede considerar que el cultivo de la soya no tiene barreras latitudinales, y más bien, con los adelantos en mejoramiento genético y el desarrollo de cultivares transgénicos y los editados genéticamente, las áreas tropicales del mundo con su balance hídrico positivo y la calidez de su temperatura, se deben convertir en el mejor recurso para la producción de este cultivo. Esto ha ayudado a que los agricultores sean ahora los que andan en busca de ciencia y tecnología para  realizar sus cultivos de la mejor manera, han cambiado la dirección cuando son las liebres las que persiguen a los perros en busca del éxito.

Sin embargo, aún son las regiones templadas y algunos sectores sub tropicales, los que albergan la mayor producción de soya en el mundo. Si consideramos las estadísticas de FAO o FAOSTATS para el año 2017, encontramos el siguiente resultado: USA produjo 120 millones de toneladas en unos 36 millones de hectáreas; Brasil produjo 115 millones de toneladas en cerca de 34 millones de hectáreas y Argentina produjo 55 millones de toneladas en unos 17 millones de hectáreas. Los rendimientos de esos ciclos fueron 3,4 toneladas/ha para Brasil; 3,3 toneladas/ha para USA y 3,2 toneladas/ha para Argentina.

Esos tres países son los líderes mundiales en lo que a soya se refiere, y especialmente USA y Brasil, han dedicado grandes esfuerzos e inversiones para el desarrollo del cultivo de la soya y llegar, luego de varios años de intenso trabajo, a esos resultados obtenidos. Es impresionante lograr rendimientos de 3,4 toneladas/ha cuando se cosechan 34 millones de hectáreas, lo cual, para que tengamos una idea, es casi el triple de todas las tierras con vocación agrícola que tiene Venezuela.

El militar que ocupa el cargo de ministro de agricultura en el país, ha señalado, según información difundida por Minuta Agropecuaria, que “Venezuela ha demostrado una capacidad productiva de soya que supera a Brasil, ya que en Monagas se ha llegado a 4.000 kg de soya/ha”. Y remata con esta sentencia: “Brasil no sobrepasa las 2 toneladas/ha”. Por supuesto, este régimen nos tiene acostumbrados a este tipo de mentiras e ilusiones. Sin embargo, no dudo que con el esfuerzo de nuestros agricultores algún día lleguemos a rendimientos promedio aceptables, que permitan aprovechar las ventajas de nuestra franja tropical para la producción comercial de soya en nuestro territorio y podamos cubrir nuestros requerimientos internos. Se sigue avanzando a pesar de las erradas políticas agrícolas, que durante 20 años, ha decretado el régimen del socialismo del siglo XXI.


jueves, 22 de agosto de 2019

Día de campo: Inoculación de la soya



Hoy es viernes 23 de agosto de 2019, hace un par de días, el miércoles 21, tuve la oportunidad de asistir a un día de campo en soya en la Finca Monte de Luna, propiedad del señor Antonio Pestana, ubicada cerca de la población de Turén en el estado Portuguesa. Allí fuimos testigos de la presencia de unos excelentes campos sembrados con este cultivo, donde nos explicaron el proceso de inoculación de las semillas y pudimos apreciar la profusa nodulación presente en las raíces de las plantas. La inoculación de las semillas de soya antes de la siembra es solo un aspecto, de primordial importancia, en el manejo agronómico de esta planta.

La soya [Glycine max (L) Merril] es una especie que pertenece a la familia Leguminosae o Fabaceae, en la cual, la mayoría de sus especies, tienen la propiedad de establecer simbiosis a nivel radical con algunas bacterias capaces de fijar nitrógeno atmosférico, fenómeno que se conoce como Fijación Biológica de Nitrógeno (FBN) o Diazotrofía. Este proceso es posible debido a que estas bacterias poseen la enzima nitrogenasa (Nasa) que participa en la transformación de N2 a NH4+, que es incorporado inmediatamente a los aminoácidos. Estos microorganismos que actúan en la FBN se conocen genéricamente como Diazótrofos o consumidores de nitrógeno: di=dos, azoto=N y trofo=comer.

Afortunadamente la soya es capaz, por medio de la FBN, de obtener casi todo el nitrógeno que requiere, ya que sus necesidades por este nutriente son bastante elevadas, estimándose que en general se producen 12 kg de granos por cada kilogramo de N acumulado por la planta. Quiere decir, que para un rendimiento de 2.000 kg/ha, la planta debe acumular 167 kg de N/ha, que correspondería a la aplicación de 363 kg de urea/ha con una eficiencia de 100%. Sin embargo, sabemos que una eficiencia muy buena en el uso del N de los fertilizantes químicos es alrededor de 60%, por lo que la aplicación de urea, asumiendo que no hay otras fuentes de N en el suelo, debería ser de 600 kg/ha para cubrir los requerimientos de un cultivo de soya con rendimiento esperado de 2.000 kg/ha. Esto sería demasiado de no existir la FBN, por lo tanto, una correcta inoculación de la semilla de soya es de primerísima importancia en el manejo de este cultivo.

La simbiosis entre las raíces de la soya y su diazótrofo, es muy específica, y solo ocurre FBN cuando la bacteria es el Bradyrhizobium japonicum. Otras bacterias pueden invadir las raíces pero no son capaces de fijar N atmosférico. Una vez que se siembra la semilla inoculada, en un suelo con adecuado contenido de humedad para promover su germinación, los B. japonicum producen unos nódulos radiculares que van a ser los sitios de fijación y reducción del nitrógeno atmosférico (N2), las plantas pueden utilizar este elemento y las bacterias utilizar productos elaborados por el metabolismo de las plantas.

Los nódulos comienzan a formarse tan pronto como aparezcan los pelos radicales, lo cual puede ocurrir unos ocho días después de la siembra, dependiendo de las condiciones para germinación de las semillas de soya. Estos nódulos se van desarrollando y maduran en unas tres a cuatro semanas, alcanzando una forma más o menos redondeada y un tamaño de 4 a 6 mm de diámetro. Los nódulos más efectivos en la fijación de nitrógeno son los localizados más cerca de la raíz principal y al abrirlos presentan una coloración rojiza. Nódulos de color verdoso o crema en su interior no fijan nitrógeno, lo cual puede ser debido a que son originados por otras especies de Bradyrhizobium o porque el suelo es rico en este nutriente (NH4+) que es utilizado por los microorganismos y dejan de fijar N de la atmósfera. La FBN consume gran cantidad de energía, por lo que es una ruta metabólica alterna para los microorganismos Diazótrofos, que solamente la realizan cuando no tienen otras fuentes alternas de N que requieran un menor gasto energético, como es el caso mencionado de que el suelo tenga suficiente NH4+.

Durante el ciclo de desarrollo de la planta, constantemente ocurren reinfecciones de la raíz con B. japonicum, por lo que una planta adulta puede presentar nódulos de diferentes edades. Durante los estados vegetativos de la planta la fijación de N atmosférico es poca, comienza lentamente a los 15-18 días de edad y alcanza un máximo en la etapa R5. Por esto, durante los primeros días debe asegurarse un adecuado suministro de N a la planta, de lo contrario, se presentará una decoloración del follaje asociada a insuficiencia de este nutriente. En este sentido, cuando el suelo es muy pobre en N y materia orgánica, se debe aplicar una pequeña dosis de N en la fertilización de base procurando no exceder los 20 kg de N/ha.

Existen una serie de normas para realizar un manejo adecuado del inoculante, las condiciones de almacenamiento, el proceso de inoculación propiamente dicho, la vigencia del producto, y otras consideraciones, las cuales tienen que ser indicadas por el fabricante. Muy importante es inocular las semillas al ritmo de la siembra, para evitar lapsos de tiempo después de la inoculación que puedan causar la muerte de las bacterias. En este sentido, pensar que cuatro horas es suficiente, y por supuesto, nunca dejar semilla inoculada de un día para otro ya que eso conlleva a tener que inocular de nuevo antes del momento de la siembra.

Es casi indispensable lograr una buena inoculación de la semilla de soya antes de la siembra, para aprovechar ese fenómeno natural que es la Fijación Biológica de Nitrógeno. De lo contrario, será necesario la aplicación de grandes cantidades de fertilizantes nitrogenados para cubrir los requerimientos de este cultivo, que son bastante elevados. Recordemos que:

Fotosíntesis,
mágico hechizo natural
que captura al sol
y metaboliza al agua y nutrientes
para generar VEGETACIÓN.

NUTRIENTES que provienen del agua,
de minerales fracturados
meteorizados por efecto del ambiente,
y del indispensable aire
concentrado en NITRÓGENO
que es fijado por las raíces de la soya
en ese fascinante laboratorio
donde laboran los rizobios.


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto de 2019



La palingenesia de la soya en Venezuela



La soya es la principal especie oleaginosa del mundo, ya que es la primera fuente de aceite vegetal para consumo humano. Además, es la mayor fuente de proteína en la elaboración de alimentos balanceados para animales (ABA). Es una especie originaria de China, llegó a América en el siglo XVIII para alimentación animal, pero desde comienzos del siglo XX es cuando se inicia su desarrollo industrial con la extracción del aceite, permitiéndole extenderse rápidamente y ocupar grandes áreas agrícolas en este continente.

El valor nutritivo del grano de  soya se debe a su elevado contenido de proteína que promedia un 35%, y a su contenido de aceite que está alrededor de 17-20%. Esto ha motivado que en Venezuela un buen número de investigadores y productores  hayan tenido un interés relativo por este cultivo, al menos durante los pasados cincuenta años. Producto de esas inquietudes, hoy en día se conoce un grupo de prácticas agronómicas generales para la producción de soya en nuestras condiciones, llegándose hasta el desarrollo de variedades adaptadas a las principales áreas agrícolas del país. Toda esa experiencia ha contribuido a que se hayan realizado siembras comerciales exitosas desde 1967 hasta hoy, con la utilización de un creciente número de variedades de muy buena adaptación a nuestras condiciones de campo, en especial algunas de reciente introducción desde Brasil como han sido la Tracajá y la Sambaiba.

Venezuela necesita actualmente alrededor de 1.400.000 toneladas de soya, que si queremos producirla en nuestro territorio se requiere sembrar más de 700.000 hectáreas. Esto es muy importante ya que además de las necesidades por el grano de soya, éste es un cultivo excelente para la rotación de los campos, especialmente alternando siembra de soya con siembra de maíz u otro cereal, lo cual favorecería sustancialmente a estos últimos desde los puntos de vista sanitario por el rompimiento de los ciclos de malezas, enfermedades e insectos plaga, así como del enriquecimiento de los suelos en residuos orgánicos con una baja relación C/N, debido a su contenido relativamente elevado en nitrógeno.

Se puede concluir que el cultivo de la soya es una necesidad apremiante en el país si se quiere contribuir con el desarrollo agrícola, si se quiere recuperar a la agricultura venezolana de esta trágica situación, a la que ha llegado por la ignorancia y la incuria de un régimen que prefiere importar alimentos antes que producirlos con nuestros recursos.

Hemos realizado muchos esfuerzos para producir soya en el país, con éxitos y fallas, pero casi siempre sin la incorporación voluntaria e interesada de los productores. Con esta consideración de la primordial participación de los productores, Agroisleña, C.A. inició por el año 2004 un agresivo programa con agricultores reunidos en una amplia asociación llamada Proagroin, para tratar de producir soya especialmente en la región centro-oriental. Este programa iba por buen camino cuando desafortunadamente se truncó al ocurrir la expoliación de esta pujante empresa.

Hoy, un grupo de productores cuyo núcleo inicial se ubica en el estado Portuguesa, con líderes de la talla de Ramón Bolotín, Tony Pestana y muchos otros; con el apoyo de organizaciones como Tecno Agua, Fondesoya, Agroinsumos Kruz y otros; de variadas asociaciones de productores; de institutos de investigación como UCLA y Fundación Danac entre otros; con el apoyo de la prensa; y junto a tantas personas, empresas e instituciones de educación e investigación, han iniciado una cruzada nacional para promover este cultivo. Sin temor a equivocarme, considero que estas acciones, al estar los productores como los principales protagonistas, van a tener resultados favorables, van a ser los responsables directos de este renacimiento, de esta palingenesia de la soya en Venezuela.

Soya, el grano integral



La soya, Glycine max (L) Merril, es una especie originaria de China, donde por su alto valor nutritivo, ha sido un grano para consumo humano. Su expansión por el mundo ha hecho que se multipliquen los usos de la soya, utilizándose en alimentación animal, como proteína para consumo humano y como fuente de aceite comestible. En la actualidad la soya es la oleaginosa más importante del mundo, a la vez que es la primera fuente de proteína en la formulación de alimentos balanceados para animales.

El valor nutritivo de la soya se refiere al elevado contenido de proteína de su grano que es alrededor de 35%, y al contenido de aceite que es aproximadamente 17-20%.  Vale la pena destacar, que la calidad de la proteína de la soya se manifiesta porque en las cadenas proteicas están presentes los aminoácidos esenciales valina, leucina, metionina, arginina, triptófano, isoleucina, treonina, fenilalanina, lisina e histidina, y además, en cantidades bastante adecuadas. Además de la calidad del grano de soya, se puede incorporar en programas agrícolas de rotación de cultivos para mejorar la sanidad de los campos y su fertilidad nitrogenada.

En Venezuela tenemos un requerimiento actual de soya, que según manifestaciones de productores de la Ruta de la Soya, ronda 1.400.000 toneladas de grano, que se utilizarían para la extracción de aceite y cubrir las necesidades internas de aceites comestibles, y el subproducto de esa operación que es la harina de soya, para cubrir las necesidades de las industrias de alimentos balanceados para animales, especialmente aves y cerdos. Todo ese requerimiento se debe cubrir con importaciones, ya que la producción nacional es muy pequeña.

Actualmente, debido a la situación complicada del suministro de alimentos balanceados para animales, por su escasez eventual y el alto precio del producto, que en las condiciones de la economía de hoy es casi imposible que los criadores puedan adquirirlos, también se está promocionando el uso de la soya integral para formular alimentos para animales a nivel de finca. Aquí es donde es necesario considerar que la soya, a pesar de su alto tenor de nutrientes, también contiene anti nutrientes, que deben ser eliminados o disminuidos para que los animales consumidores puedan aprovechar cabalmente la riqueza proteica de este maravilloso grano.

De una manera muy sencilla se puede decir que las proteínas son cadenas largas de aminoácidos, que deben romperse para que puedan ser absorbidos a través de la pared intestinal y se conviertan en verdaderos nutrientes para el consumidor. En el organismo se producen enzimas que activan la degradación de las proteínas, cuyo nombre genérico es proteasas, pero la soya contiene un inhibidor de la tripsina que es una de estas enzimas proteasas, conocido como SBTI (Soybean Tripsine Inhibitor), que bloquea su acción e impide el aprovechamiento de las proteínas. Por eso se consideran anti nutrientes, ya que causan molestias gástricas, reducida digestión de las proteínas y deficiencias crónicas en la absorción de los aminoácidos.

Si un agricultor utiliza el grano de soya para preparar raciones para animales sin eliminar esos anti nutrientes, los animales que las consuman no van a aprovechar adecuadamente las proteínas del alimento y, además, se van a producir problemas como los mencionados anteriormente. Por ello, antes de incorporar el grano de soya integral a las raciones, se debe realizar lo que se denomina desactivación de la soya, que no es más que la eliminación de esos anti nutrientes, la eliminación de los inhibidores que bloquean la acción de las proteasas. Para la desactivación de la soya a nivel de finca, en el país se han desarrollado equipos relativamente sencillos, que aplican el método de desactivación en húmedo con temperaturas entre 110 y 120°C. (Información de estos equipos en La Ruta de la Soya).

Algunos productores de leche, en el estado Lara (Ingeniero Anzola, en Duaca) y en otras regiones del país, han desarrollado sistemas para utilizar la planta de soya en un estado de madurez (R7) que incluye todo el follaje y los granos, en silajes, en combinación con maíz o sorgo, con excelentes resultados. En unas evaluaciones  recientes, cuando utilizaron la soya con un estado de madurez más avanzado (R8) de lo que normalmente venían utilizando, encontraron que los resultados en producción y calidad de la leche, estuvieron muy por debajo de lo esperado. Posiblemente eso fue debido, entre otras causas, a que ya el grano tenía suficiente desarrollo para formar los anti nutrientes inhibidores de la tripsina (SBTI).

Siempre se escribe en relación a las bondades de la soya y su valor nutritivo, pero pocas veces se alerta a los productores sobre su contenido de anti nutrientes y los riesgos que se pueden enfrentar por el desconocimiento de su presencia. Tampoco se divulga mucho sobre lo relativamente fácil que puede ser acondicionar el grano para su uso adecuado en raciones de alimentos para animales. Por eso, para el éxito en el uso del grano integral de soya en la alimentación animal, se deben eliminar sus anti nutrientes.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto de 2019.