martes, 13 de diciembre de 2016

III.-CASO DEL SORGO GRANÍFERO


CONSIDERACIONES ESPECIALES EN PROGRAMAS DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Diciembre de 2016

 

III.-CASO DEL SORGO GRANÍFERO (Sorghum bicolor)


Durante las décadas de los años setenta y ochenta, el sorgo granífero se estableció en Venezuela con una expansión vertiginosa, especialmente en los llanos guariqueños, de paisajes ondulados y agrestes, donde existía una ganadería trashumante debido a los períodos tan secos que caracterizan el “verano” en esta región del país, que obligaban a la movilización de los rebaños hacia los llanos del sur buscando pasto verde y agua para esos animales, así como también obligaban a la venta de animales fuera de edad y de bajo peso, por no tener facilidades para su alimentación.

En esa época, se demostró la facilidad para producir este grano forrajero y sus ventajas para convivir con la ganadería bovina de esas llanuras, se expandió luego a otras regiones, logrando uno de los índices de crecimiento interanual más elevado en toda la historia de nuestra producción agrícola. El cultivo de sorgo granífero llegó a cubrir cientos de miles de hectáreas, pero hoy su producción se ha estancado y trata de sobrevivir en unas 200.000 hectáreas distribuidas en algunas regiones del país. Por eso, y por la necesidad que tiene el país de producir granos forrajeros para la industria de alimentos balanceados para animales, es necesario promover programas de producción comercial con este cultivo.

El sorgo granífero es un cultivo industrial, pues su grano, el cual es su principal producto, se utiliza en grandes proporciones como fuente energética en la elaboración de alimentos balanceados para animales, por lo que se considera un grano forrajero. Por otro lado, luego de la cosecha del grano hay un forraje remanente como producto secundario, que puede ser utilizado directamente por el ganado en pastoreo o puede
ser henificado, por lo que este cultivo debe ser el mejor aliado de los ganaderos. Como todo cultivo industrial de uso masivo, es totalmente mecanizado.

La rusticidad de esta planta le confiere grandes probabilidades de ampliar su superficie de siembra sin competir por espacios con otros cultivos más exigentes como el maíz. Durante muchos años hemos tenido un déficit elevado de granos forrajeros que en el pasado se cubrió con la importación de trigo de segunda (US Nº2) y luego de sorgo, y que en la actualidad se cubre con la importación de maíz amarillo. Quiere decir, que existe en el país una gran oportunidad para que este cultivo crezca considerablemente y pase a disminuir la brecha que hay entre la demanda y el suministro de material energético para la alimentación animal.

Una de las razones del estancamiento en la producción nacional de sorgo granífero obedece a que su precio ha sido tradicionalmente muy inferior al del maíz amarillo, y los pocos productores que se mantienen sembrando sorgo es porque las condiciones de sus fincas no permiten una siembra segura de maíz, o porque son ante todo ganaderos con la imperiosa necesidad de disponer del forraje que produce el sorgo. Debido a esto se considera necesario que se revisen los precios del grano de sorgo, que lo hagan competitivo en el mercado nacional, lo cual serviría de estímulo para que los agricultores lo seleccionen en sus planificaciones.  

En Venezuela tenemos muchos recursos naturales con aptitud para la producción de sorgo granífero. Se puede decir que haciendo abstracción de otros aspectos, con excepción de las zonas montañosas y aquellas que se inundan o aguachinan por períodos prolongados, todas aquellas áreas con suelos de texturas medias a pesadas y al menos 400 mm de lluvia concentrada en 4 meses, son potencialmente aptas para la producción de sorgo granífero. Suelos de texturas livianas, incluyendo franco arenosos y areno francosos, deben estar ubicados en áreas con regímenes de lluvia de al menos 600 mm concentrados y bien distribuidos en 4 meses, para ser considerados para la producción de sorgo. Estas condiciones predominan en Guárico y las mesas de Anzoátegui y Monagas. No se puede olvidar el inmenso recurso que existe en los Llanos Occidentales, donde se ha demostrado que el sorgo es una verdadera opción para la siembra del período de norte-verano y que solo en Portuguesa en el año 2003 se llegó a sembrar más de 100.000 ha con rendimientos muy aceptables y costos de producción relativamente bajos.

Quiere decir, que tenemos sistemas suelo-clima donde el cultivo del sorgo granífero tiene altísimas probabilidades de éxito y en los cuales otros cultivos pudieran conducir al fracaso de la actividad agrícola. En esos sistemas se debe promover la siembra de programas de sorgo granífero que contribuyan con la suplencia de granos para la industria de alimentos balanceados, base de la alimentación para producir pollos, huevos y cerdos; y que con su forraje remanente luego de la recolección del grano contribuyan con la alimentación de la ganadería bovina, especialmente de carne.

Es evidente el gran potencial de recursos naturales que hay en el país para incrementar sustancialmente la producción de sorgo y contribuir directamente al autoabastecimiento nacional de granos forrajeros, e indirectamente, a la producción de carne, huevos y leche.



Pedro Raúl Solórzano Peraza
Diciembre de 2016

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lunes, 12 de diciembre de 2016

REUNIFICACIÓN

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Diciembre de 2016

Venezuela, desde que se convirtió en República, hoy ofrece las peores condiciones de vida a sus ciudadanos. Es una situación de descomposición en lo social, en lo moral, en lo político y en lo económico, que ha venido creciendo progresivamente durante todos los  años de este siglo, y tan desfavorable condición ha sido la obra de un pequeño grupo de personas, cuya estrategia fundamental ha sido dividir a la población.

Durante estos años del siglo XXI, el gobierno, sembrando la desunión en los ciudadanos, ha logrado innumerables victorias políticas que lo han conducido a consolidarse en el poder, de tal manera que hasta cualquier habitante del mundo puede ocupar la Presidencia de la República. También lo han conducido a que puedan apropiarse indebidamente de la mayor parte de la riqueza de nuestro petróleo, para con ella, ir a engrosar las cuentas mil millonarias de los más astutos personeros del régimen; le han permitido además que la impunidad alimente el desprecio por la vida batiendo marcas mundiales de número de asesinatos y otros delitos cometidos por las bandas de malandros que ellos mismos promueven y protegen.

Han logrado victorias con las que han podido burlarse de la Constitución, cuyos ejemplos más dramáticos provienen desde el Poder Electoral manejando a su antojo y con rectores vencidos las ocasiones y procesos electorales que demanda el país; desde el Poder Judicial compuesto, desde el Tribunal Supremo de Justicia hacia abajo, por personas incompetentes que no cumplen los requisitos para merecer estar en esas posiciones quienes, entre otras cosas, se han apoderado arbitrariamente de funciones ajenas a su despacho e injustamente han enviado a la cárcel a cientos de personas; y desde el Poder Ejecutivo, cuya cabeza es una persona que ha sido incapaz de mostrar su partida de nacimiento y que además no posee ninguna cualidad de ascendencia para gobernar a nuestro pueblo.

Por su lado, los movimientos opositores al gobierno han logrado unas pocas victorias políticas, pero la gran victoria ocurrió el 6 de diciembre del año pasado cuando se logró formar un Poder Legislativo con dos terceras partes de sus diputados perteneciendo a lo que se denominó Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Esta fue una victoria de una unidad, en aquel momento indestructible, que contó además con el apoyo de un pueblo cansado de tanta miseria y que luego de ese triunfo, se recreó con las expectativas de un futuro promisorio.

Casi un año después  de aquella maravillosa y esperanzadora victoria, el apoyo popular a esa unidad ha comenzado a enfriarse y a perderse la confianza en los dirigentes políticos de la oposición, debido a lo que se percibe como falta de resultados satisfactorios de su gestión. No se aprovechó ese apoyo popular para evitar tantas disposiciones arbitrarias del TSJ que han evitado que hasta ahora,  aquella AN opositora pueda cumplir con sus responsabilidades constitucionales. Sin embargo, parece ser que esas actitudes, aparentemente pasivas de nuestros dirigentes, son en buena medida justificables por las consecuencias dramáticas y dolorosas que para el pueblo venezolano pudieran causar acciones más precipitadas y agresivas.

¿Se le debe otorgar un voto de confianza a nuestros líderes opositores? La respuesta debe ser SÍ, pero al mismo tiempo pedirles más acción, evitar confrontaciones internas, no ocultar los logros o derrotas resultantes de sus acciones, eliminar aquellos voceros cuestionados por acciones contrarias al espíritu del movimiento opositor, renovar algunos cuadros de la organización si lo considerasen conveniente.

Paralelamente, los ciudadanos que queremos un cambio en la conducción del país debemos unirnos, pero más necesario aún es que los movimientos políticos de oposición se mantengan como un solo bloque, sólido, sin fisuras, para enfrentar este régimen que cada día incrementa la ruina de Venezuela. Debemos reunificarnos, que no es más que unir de nuevo una colectividad que en algún momento constituyó una unidad.

Unir a Primero Justicia, Voluntad Popular, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, Vente Venezuela y los demás partidos y movimientos políticos que hacen vida en la oposición venezolana, no puede ser más difícil que lo logrado por nuestros héroes libertadores del siglo XIX cuando se unieron los ejércitos de líderes tan diferentes como Páez, Urdaneta y Bolívar, para enfrentar al poderoso ejército español y lograr nuestra independencia de ese yugo secular. Nuestros actuales luchadores políticos, que intentan liderar esta nueva emancipación de Venezuela, deben recordar que si bien Bolívar fue investido como El Libertador, hubo otros cientos de combatientes que también han sido investidos y respetados como héroes de aquella prolongada guerra. Si logramos el objetivo de consolidar un nuevo y fructífero gobierno para nuestra patria, todos serán igualmente héroes de esta nueva gesta libertaria.


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Diciembre de 2016

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miércoles, 23 de noviembre de 2016

II.-CASO DEL MAIZ

CONSIDERACIONES ESPECIALES EN PROGRAMAS DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Noviembre de 2016


II.-CASO DEL MAIZ (Zea mayz).

El maíz es el cultivo más popular en el país, se puede decir que conocido por todos los agricultores y también por todos los consumidores, quienes a diario reclaman la arepa en sus comidas y en la actualidad luchan por conseguir aceite de maíz para cocinar y aderezar platos de la comida criolla, además de la cantidad de otros usos de este cereal. A pesar de esta popularidad y tradición, ya que ha sido una planta clave desde la época de las civilizaciones precolombinas de América Central y la zona del Mar Caribe, en Venezuela tenemos un marcado déficit en su suministro tanto para consumo humano directo (maíz blanco) como para uso forrajero (maíz amarillo).

Su producción se realiza prácticamente en todas nuestras regiones agrícolas, siendo los principales productores el estado Guárico en su sector centro-oriental; los estados de los Llanos Occidentales Portuguesa, Barinas, Cojedes; Yaracuy y los estados orientales Anzoátegui, Monagas y Bolívar. La producción es básicamente de secano mientras que la producción de semilla híbrida certificada de maíz se realiza con riego. Un alto porcentaje del maíz que se produce en Venezuela es blanco y destinado en su mayoría a la industria de harina precocida para alimentación humana; sin embargo, en la actualidad la producción de maíz amarillo que se utiliza en la elaboración de alimentos balanceados para animales, está tratando de superar la de maíz blanco debido a que existen genotipos de mayor capacidad de rendimiento y la relación costo/beneficio para el agricultor es más favorable en el caso del maíz amarillo.

La producción de harina precocida implica la extracción de la mayor parte del aceite del grano de maíz, por lo que paralelamente se producen en la industria unas 20.000 a 30.000 toneladas de aceite de maíz para consumo humano derivadas del procesamiento de unas 800.000 a 1.000.000 de toneladas de maíz al año, por lo que irónicamente, el maíz sin ser una oleaginosa se convierte en uno de nuestros principales cultivos suplidores de aceite vegetal. Casualmente, en estos días recientes, una de las noticias más frecuente es la falta de materia prima para esta industria, lo cual motivó al Dr. Pedro Piñate a escribir un artículo titulado “La arepa cuadrada”, que en lenguaje coloquial significa la ausencia de la arepa en las mesas venezolanas.

El maíz, además de ser el cultivo más  popular en el campo venezolano y en muchas partes del mundo, es quizás la especie vegetal en la cual se ha realizado el mayor número de investigaciones, con resultados que han permitido establecer un patrón tecnológico para su producción, adaptado a las diferentes regiones de nuestro territorio. Pero como permanentemente aparecen nuevas plagas y enfermedades, nuevos problemas de combate de malezas, nuevos sistemas suelo-clima que se incorporan a la producción de maíz y que tienen que ser cabalmente conocidos para poder aplicar el mejor manejo posible, como cada día llegan al mercado nuevos cultivares que tienen que ser evaluados en los diferentes sistemas suelo-clima para ajustar el patrón tecnológico para su producción, la investigación en este cultivo no puede detenerse. Los resultados de estas investigaciones permitirían mantener los programas de producción comercial con el mejor manejo para cada una de las regiones productoras.

Debido a la competencia existente entre producir maíz blanco o amarillo, es fundamental definir y aplicar políticas que motiven a  los agricultores a sembrar maíz blanco hasta cubrir nuestros requerimientos anuales, ya que por el mayor potencial de rendimiento y amplitud en la gama de cultivares ofrecidos de maíz amarillo, los productores tienen un justificado sesgo hacia su producción. Esto es muy importante en la programación de las siembras comerciales de maíz, ya que el grano blanco no tiene sustituto en la mesa venezolana, mientras que el amarillo puede combinarse o compensarse con otros granos forrajeros, como por ejemplo, el sorgo granífero.

Finalmente, para ir disminuyendo las importaciones de maíz, tanto blanco como amarillo, ya que históricamente hemos tenido déficit del primero para la industria de harina precocida y de amarillo para la industria de alimentos balanceados para animales, es preciso que con suficiente anticipación, se promuevan y organicen programas de producción comercial de este cereal, asegurando a los productores el suministro oportuno de todos los insumos que se requieren para el mejor manejo del cultivo, en especial semillas de los cultivares de mejor comportamiento en cada sistema suelo-clima del país.


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Noviembre de 2016

pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com



viernes, 18 de noviembre de 2016

SOYA: de un camino escabroso a la expedita “Ruta de la Soya”

Pedro Raúl  Solórzano Peraza
Noviembre de 2016

La soya ha sido en Venezuela y en cualquier otro país del mundo, un cultivo digno de ser deseado. La planta de soya ofrece muchas ventajas en los campos sembrados donde es capaz de aportar nitrógeno a los suelos, que luego puede ser aprovechado por cultivos subsecuentes, y es excelente como cultivo de rotación con especies gramíneas para romper ciclos de malezas, plagas y enfermedades. Del grano de soya se separa su harina que indirectamente acompaña en la mesa a los ciudadanos del mundo, prácticamente a diario, cuando lo consumimos en forma de huevos, carnes de pollos y de cerdos, muchas veces como leche u otros lácteos, algunas veces como carne de res; y muy frecuentemente cuando su aceite exorna y saboriza las ensaladas, o forma parte de los ingredientes para preparar los alimentos, especialmente las frituras.

El origen de la soya se ubica en las extensas tierras de China y su descubrimiento se remonta al año 2838 antes de Cristo cuando fue descubierta por el Emperador Chino, Shen Hung. Su expansión por el mundo y su presencia en Venezuela las resume el Dr. Eduardo Mendoza Goiticoa en un prólogo que tuvo la bondad de escribir para un libro que publiqué en 1992 (La Soya: su Producción en Venezuela) y editó Protinal, C.A., de la siguiente manera: …. “ha sido en época relativamente reciente cuando comenzó su propagación en Europa y en América. Después de propagarse por todo el mundo asiático, invadió Francia cuando en 1740, unos misioneros franceses la sembraron en el Jardin des Plants de París. En 1814 ya estaba en el Royal Garden de Kew, en Londres y aún cuando Mease la menciona como existente en Norteamérica para 1804,  no es sino en 1829 cuando oficialmente se sabe que el técnico Nuttal la cultiva, en pequeña escala en Cambridge, Massachusetts……….

…..En Venezuela comienza a pensarse en su cultivo en 1936 en la época cuando el General Eleazar López Contreras, nombra Ministro de Agricultura y Cría a ese eminente venezolano llamado Alberto Adriani, quien entre sus programas a emprender incluye el cultivo de la soya con fines forrajeros y de mejoramiento del suelo. Sin embargo, debido a la muerte prematura del doctor Adriani, fue el ministro doctor Amenodoro Rangel Lamus, quien inició el cultivo en tierras de Aragua……..

…..Si uno revisa con detenimiento la trayectoria del cultivo de la soya en nuestro país, aprecia los incomprensibles altibajos que el mismo ha tenido. Adriani quiere iniciarlo y no lo logra, Rangel Lamus comienza y por circunstancia que desconocemos se trunca la experiencia. El doctor Rafael Chirinos Lares se asocia con un agrónomo polaco –años 44-46- y comienza su siembra en Tocorón y también deja la tarea a medio camino, a pesar de los buenos resultados obtenidos con la variedad Santa María introducida por ellos mismos……..

…..Así llegamos al año 1952 cuando Protinal en su loable afán de que se produzcan en el país los insumos que requiere la industria de alimentos concentrados para animales, comienza un programa de investigación con miras al cultivo en gran escala, programa que estuvo a cargo del doctor Santiago Fedón, apreciado profesional de grata memoria. Este programa lo continuó el doctor Helio Campos Giral con la colaboración del autor de este libro. El trabajo ha sido largo, tesonero y constante, todo lo cual ha contribuido al éxito obtenido………

…..Este esfuerzo de Protinal ha tenido una magnífica resonancia en la Fundación Polar que ha coronado exitosamente una labor, tanto en el campo de la investigación como en el de la propagación. Estos hechos trascendentales constituyen instrumentos idóneos para que nuestros agricultores, basados en esas experiencias, se dediquen a satisfacer la creciente demanda de soya que tiene la industria, abastecida en la actualidad por importaciones cuantiosas que están en el orden del millón de toneladas anuales. La importancia de que nuestros agricultores satisfagan los requerimientos anotados, puede apreciarse en el hecho de que, calculando un rendimiento de 2.000 kilogramos por hectárea, se necesitaría sembrar 500.000 hectáreas, lo cual supondría la  creación de 35.000 empleos directos, con un financiamiento de más de 900.000.000 de bolívares y un ahorro en divisas de más de 120.000.000 dólares (?) todo ello sin incluir la liberación del mercado foráneo…….”

En 1967 se realizó lo que puede considerarse la primera siembra comercial de soya en el país, utilizando la variedad Improved Pelican, en el Valle de Aroa, promovida y financiada por Protinal, C.A. En total se sembraron 301 ha con un rendimiento promedio de 1.457 kg/ha y hubo un agricultor con rendimiento promedio en su finca superior a 2.000 kg/ha, excelente para la época además de resaltar las grandes oportunidades que brindaba el país para la producción de soya. Posteriormente se realizaron otras siembras en diversas regiones con resultados favorables, pero estos intentos de establecer el cultivo dentro de nuestros programas agrícolas terminaron alrededor de 1975-1976, siendo una de las causas principales el precio del grano, el cual era tan bajo que impedía a la soya competir con otros cultivos de mayor tradición y potencial de rendimiento como maíz y sorgo granífero.

A partir de 1977, mediante un convenio entre Fundación Polar y Fusagri se inició un estudio para evaluar la factibilidad agroeconómica de la producción de soya en Venezuela. En 1979, Rodriguez y colaboradores presentan resultados preliminares de estos trabajos correspondientes a los Llanos Occidentales, concluyendo que las altas precipitaciones y su gran variabilidad hacia finales de año, dificultan la cosecha y favorecen enfermedades del grano. Por esta razón, a partir de 1980 este programa de concentró hacia la región nororiental del país con menores lluvias y más definidas hacia finales de año, por lo que se consideró con mejores condiciones para la explotación comercial de la soya.

Ese convenio Fundación Polar-Fusagri también incluyó un proyecto para el mejoramiento de plantas, iniciado en 1979 en cooperación con el doctor Kuell Hinson de la Universidad de Florida, USA, con el objeto de producir cultivares poco sensibles al fotoperíodo y buscar tolerancia a enfermedades fungosas del grano. Los resultados de este convenio fueron muy positivos, al punto que aún se dispone de semillas de estas variedades y de otras desarrolladas posteriormente por la Fundación DANAC, que pudieran utilizarse en programas comerciales.

Adicionalmente a las evaluaciones agronómicas, el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) comenzó en 1978 un proyecto de investigación en fijación simbiótica de N con la creación de un laboratorio de Rhyzobiología, para producir inoculantes nacionales. Los primeros inoculantes para soya salieron al mercado en el año 1981, identificados como Nitrobac.

Durante los años noventa y en lo que va de este siglo se han realizado algunas siembras menores, que a pesar de las pequeñas áreas sembradas han permitido seguir introduciendo variedades, especialmente de Brasil, y continuar mejorando las prácticas agronómicas para el manejo de este cultivo.

El actual gobierno, el socialismo del siglo XXI, estableció un complejo agroindustrial para producción y procesamiento de soya, ubicado en las inmediaciones de la población de El Tigre, estado Anzoátegui, donde aspiraban sembrar al menos 15.000 ha y producir alimentos a base de  soya para consumo humano directo y utilizar buena parte de la harina en una planta de alimentos balanceados para animales. Se han cometido muchos errores en la implementación de este programa, con resultados muy negativos, que no han permitido su proyección hacia la región y el país en cuanto a la promoción del cultivo.

Esta breve reseña sobre el desarrollo del cultivo de la soya en Venezuela destaca el optimismo que siempre ha existido en las personas que aspiran su producción comercial. Ese camino recorrido por la soya, aunque tortuoso y escabroso, ha permitido que se haya aprendido mucho sobre los aspectos agronómicos para su producción y que permanentemente exista un interés renovado por su cultivo, especialmente por parte de los agricultores que ven a esta planta como un recurso extraordinario para el enriquecimiento de los suelos, para recuperar la sanidad de nuestros sistemas suelo-planta, para ahorrar las divisas que se utilizarían en la importación tanto de aceite comestible como de concentrado proteico para la industria de alimentos balanceados para animales y para el enriquecimiento de variados alimentos para humanos, en particular raciones para niños.

Hoy, somos testigos de un nuevo renacer de la soya en Venezuela, pero en esta oportunidad la iniciativa surge de los propios agricultores, aparentemente muy bien organizados, por lo que se augura su éxito. Recientemente he podido ver informaciones relativas al inicio de la cosecha de soya en Turén, estado Portuguesa, y en el eje Guárico-Monagas.

En Turén, con la presencia de “nuevos soyeros” como el Ingeniero Agrónomo Ramón Elías Bolotín, quien permanentemente informa sobre la marcha de la recolección del grano y contagia a propios y extraños con las bondades de este cultivo. Hacia el centro y oriente del país, con la presencia de agricultores con experiencia de varios quinquenios insistiendo con el cultivo, como Pedro Solano, tradicional ganadero, quien compartiendo su amor por la tierra con actividades de producción vegetal ha mantenido viva la llama que da calor a la soya, desde su natal  poblado de El Socorro en el estado Guárico hasta El Tejero en el estado Monagas. Instituciones como Fundación DANAC por intermedio del Ingeniero Alezones y UCLA por intermedio del Decano Nerio Naranjo, están colaborando estrechamente con la marcha de este ambicioso programa, ya que las instituciones que representan mantienen programas de mejoramiento genético para la generación de nuevas variedades de soya.

Todos estamos deseosos de los buenos resultados de estas cosechas, todos estamos pendientes de que se propague, se amplíe el área cultivada con esta singular leguminosa, y que finalicen los tropiezos, los  altibajos, los obstáculos, para que sea expedita esta “Ruta de la Soya”, como la han bautizado estos valientes y progresistas agricultores venezolanos.


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Noviembre de 2016




lunes, 14 de noviembre de 2016


Consideraciones especiales: I.-Caso del arroz

CONSIDERACIONES ESPECIALES EN PROGRAMAS DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

Pedro Raúl Solórzano Peraza

I.-CASO DEL ARROZ (Oryza sativa). La buena fertilización del cultivo favorece el desarrollo de plantas más vigorosas, capaces de tolerar mejor condiciones adversas, incluyendo limitaciones fitosanitarias.

El arroz es un cultivo que tiene una dilatada tradición en el país, lo que ha permitido que existan muchos agricultores con experiencia en su manejo agronómico y que tengamos un equipamiento especializado tanto para las actividades de campo como para el procesamiento industrial del grano. Sin embargo, es un cultivo muy particular porque casi en su totalidad se produce bajo condiciones de inundación de los terrenos, lo que genera unas condiciones específicas en los sistemas suelo-clima sembrados con arroz, que dinamizan las condiciones de sanidad del ambiente alrededor de las plantas favoreciendo afecciones por diversos patógenos e insectos plaga, y modificando las condiciones de fertilidad de los suelos con su consecuente efecto sobre la nutrición vegetal.

Casualmente, en ciclos recientes de este cultivo (noviembre de 2016) en por lo menos dos de los principales centros de producción como son Calabozo en el estado Guárico y Acarigua-Turén en el estado Portuguesa, se han presentado algunos problemas fitopatológicos y entomológicos de gravedad, asociados a problemas nutritivos de las plantas, que en conjunto han causado una importante merma en los rendimientos que se ha llegado a estimar en más  de 50% en relación a los rendimientos tradicionales. Las principales manifestaciones de esta dolencia han sido un alarmante vaneamiento de las espigas y un profuso manchado del grano, lo que disminuye el rendimiento y a la  vez desmejora la calidad y el valor comercial del producto.

Las limitaciones fitosanitarias se deben manejar con programas permanentes de saneamiento de los alrededores de los campos sembrados y, en particular, los ataques de insectos plaga, enfrentarlos  con la aplicación de acertados programas de manejo integrado de plagas. Para el control de los problemas fitopatológicos, la mejor vía es el mejoramiento genético, la producción y evaluación de cultivares tolerantes a los diferentes patógenos que se identifiquen como dañinos al cultivo. Además, puede ser necesario aplicar fungicidas y otros productos que ayuden en el combate de estas limitaciones. Indudablemente que el estado nutritivo de la planta influye en la magnitud del daño causado por estos patógenos, ya que a menor vigor y fortaleza de las plantas por una mala nutrición, mayor será el efecto perjudicial de los mismos. Entonces, mejorando el estado nutritivo de las plantas se atenúa el efecto negativo de todas esas complicaciones fitosanitarias.

La calidad de la nutrición vegetal está asociada al estado de la fertilidad de los suelos, el cual varía en diversos aspectos una vez que el suelo se inunda. Debemos recordar que el suelo inundado es muy diferente al suelo en su condición inicial antes de colocar sobre su superficie una lámina casi permanente de agua, porque ocurren profundos cambios en sus características químicas y físico químicas que no se pueden ver a simple vista pero que pueden afectar, entre otros factores, el  balance de nutrientes esenciales disponibles en el suelo y, por lo tanto, la nutrición de las plantas.

Al colocar sobre un suelo una lámina de agua de manera permanente, en la parte superficial de ese suelo se desarrolla una delgada capa oxidada debajo de la cual se genera una capa reducida; se disminuye drásticamente el intercambio de oxígeno entre suelo y atmósfera, y por lo tanto, la concentración de oxígeno decrece desde un valor máximo en la interfase agua-atmósfera hasta casi cero al alcanzar la capa reducida; el comportamiento de los nutrientes en la delgada capa oxidada es similar a lo que ocurre en el suelo bien drenado, pero en la capa reducida hay un ambiente anaeróbico que modifica sustancialmente las formas y el comportamiento de los nutrientes.

En la capa oxidada, los nitratos y los sulfatos son estables y pueden abundar en la solución del suelo, el amonio tiende a nitrificarse y todo el comportamiento físico, químico y biológico del suelo se mantiene inalterable. Sin embargo, al pasar a la capa reducida la actividad biológica del suelo pasa a ser dominada por una población de microorganismos anaeróbicos, los cuales utilizan moléculas oxidadas (nitrato, sulfato y otras) como fuente de oxígeno, reduciendo dichos compuestos hasta llevarlos a N y S elementales. De esta manera, el nitrógeno se pierde a la atmósfera en el proceso de denitrificación y el azufre pasa a formar compuestos reducidos que no pueden ser aprovechados por las plantas.

En esas condiciones anaeróbicas se incrementa significativamente la disponibilidad del fósforo del suelo debido a la reducción de los compuestos férricos hacia las formas ferrosas más solubles. Buena parte de los fosfatos inorgánicos en la mayoría de los suelos del trópico se encuentran ligados al hierro, mejorándose su aprovechamiento por las plantas bajo condiciones de inundación. En fraccionamiento de los fosfatos inorgánicos de suelos en Venezuela (Solórzano, 1968), se encontró que en las Series Calabozo y Maracay, al igual que en muchos otros suelos del país, más del 30% del fósforo está ligado al hierro (P-Fe) y otro tanto puede estar en formas ocluídas, los cuales aumentan su solubilidad al pasar a formas ferrosas en condiciones anaeróbicas, liberando P a la solución del suelo.

El potasio es menos afectado por la inundación que nitrógeno y fósforo, aunque su concentración en la solución del suelo puede aumentar después de la inundación, al igual que hierro, manganeso y silicio; pero al contrario, la concentración de zinc en la solución del suelo tiende a disminuir después de la inundación. Estas situaciones tan particulares pueden causar toxicidad
Figura 7: Perfil de la concentración de oxígeno en suelos inundados. Capas oxidada y reducida del suelo.
 
por excesos de hierro y manganeso, e inducir una deficiencia de zinc por excesos de fosfatos solubles en una de las interacciones más comunes que ocurren en suelos inundados. Excesos de P en la solución del suelo y niveles marginales de zinc son condiciones ideales para inducir una deficiencia de este microelemento en la interacción P/Zn.

Todos estos cambios que ocurren al inundar los suelos, determinan que no se debe aplicar cantidades altas de formas nitrogenadas nítricas ya que pudieran ocurrir pérdidas considerables de N por denitrificación. Sin embargo, pequeñas cantidades de nitrato pueden ser aprovechadas desde la capa oxidada por un sistema radical superficial que desarrolla la planta de arroz desde el momento de la formación del primordio floral, el cual se aloja mayormente en la capa oxidada y es capaz de absorber nutrientes localizados en esa capa.

Esos cambios que se presentan en suelos inundados también implican que se debe aplicar cantidades moderadas de fósforo, ya que en general las respuestas a este nutriente, excepto en suelos muy pobres en P, son poco frecuentes y de pequeña magnitud, y sus excesos pueden causar desbalances nutritivos especialmente induciendo deficiencias de zinc, tal como ya fue indicado.

Las características texturales de los suelos dedicados a la producción de arroz, determinan que se tenga que aplicar suficiente potasio para asegurar una adecuada tasa de suplencia de este nutriente a la solución de estos suelos de texturas finas y poder satisfacer las necesidades del cultivo. Recordemos que el potasio en el suelo se comporta en forma catiónica (K+) y puede ser adsorbido por las cargas negativas del complejo de intercambio de la fracción coloidal. Este potasio adsorbido establece un equilibrio dinámico entre la fase sólida y la solución del suelo, pero en estos suelos con altos niveles de arcilla, se requieren cantidades relativamente altas de K+ intercambiable o lábil para que exista un adecuado nivel de potasio en solución que satisfaga los requerimientos de las plantas. Por ello la conveniencia de aplicar suficiente potasio aún cuando el análisis de suelo indique valores satisfactorios de potasio aprovechable.

En lo referente al azufre, ya se mencionó que el sulfato es reducido al inundar los suelos, disminuyendo la disponibilidad de este nutriente para las plantas. La tasa de reducción de sulfatos en suelos inundados depende de las propiedades de cada suelo, y para ilustrar la importancia que esto puede tener basta mencionar que en suelos neutros y alcalinos se ha medido que concentraciones de sulfato tan altas como 1.500 ppm se han reducido prácticamente a cero en un período de seis semanas después de la inundación del suelo. Por esta razón, el arroz responde mejor a reabonamientos con fuentes nitrogenadas que contengan azufre en forma de sulfato en comparación con aquellas que no lo tienen. Es así, como el sulfato de amonio es más recomendable que la úrea para reabonar arroz de inundación, ya que al mismo tiempo que se aplica N se está reponiendo el sulfato aprovechable por las plantas, elevando la concentración de este importante nutriente a niveles de suficiencia.

Otros conocimientos importantes para programar la fertilización del arroz son la cuantificación de los requerimientos nutritivos internos del cultivo y la trayectoria de las curvas de crecimiento y de acumulación de nutrientes a lo largo del ciclo de vida. Evaluaciones realizadas en Calabozo, estado Guárico, con la variedad Cimarrón, dieron como resultado una acumulación de 12.518 kg de materia seca/ha, 151 kg de N/ha, 31 kg de P/ha y 195 kg de K/ha; detectándose las mayores tasas de crecimiento de la planta en los períodos 58-73 y 73-81 días después de la siembra (dds), con valores de 107 y 208 kg de materia seca/ha/día. Después de 89 dds se comienza a medir el crecimiento de la panícula, y a partir de este momento, el crecimiento del cultivo está representado prácticamente por el desarrollo de la panícula y el crecimiento del grano.

Fundarroz (2002) señala unos requerimientos de fertilizantes, en kg/ha, muy parecidos a los valores de acumulación de N-P-K reportados previamente en este artículo, con excepción de potasio cuyos valores son más  bajos. Esos requerimientos de fertilizantes son 150 a 180 kg de N/ha, 23 a 46 kg de P/ha (equivalen a 52,5-105 kg de P2O5/ha), y 60 a 90 kg de K/ha (equivalen a 72-108 kg de K2O/ha). Además incluyen la  aplicación de 23 kg de S/ha, dándole a este nutriente la importancia que tiene en la fertilización de arroz de inundación. Esa recomendación tan baja de abonos potásicos puede deberse a que en estos suelos casi siempre se siembran cereales, cuyos restos de cosecha al dejarlos que se incorporen a los suelos pueden reciclar más  de 80% de su contenido de potasio, ya que con la cosecha del grano, solamente se retira del campo un 18-20% de K.

En lo que respecta a la acumulación de nutrientes, para nitrógeno las mayores tasas de acumulación ocurrieron durante los períodos 58-73 y 96-109 dds, con valores superiores a 4 kg de N/ha/día; las de P ocurrieron durante los períodos 73-81 y 96-109 dds, con valores de 0,52 y 0,98 kg de P/ha/día respectivamente; y las mayores tasas de acumulación de potasio ocurrieron, al igual que para nitrógeno, durante los períodos 58-73 y 96-109 dds, con valores de 3,65 y 4,37 kg de K/ha/día respectivamente. (Para ver las  curvas de acumulación de materia seca y nutrientes a lo largo del ciclo de vida de la planta de arroz, consultar Solórzano 2013).

Sobre la base de todo este conocimiento presentado hasta ahora referente al crecimiento de la planta, a los requerimientos de N-P-K por el cultivo de arroz, a las tasas de acumulación de dichos nutrientes a lo largo del ciclo de vida de las plantas, y al comportamiento de los nutrientes en suelos inundados, se presenta la siguiente recomendación general para la fertilización de este cultivo (recomendaciones específicas de fertilización se elaboran considerando estos mismos conceptos y conociendo los suelos de cada unidad de producción por medio de análisis de suelos recientes):

-Abono de base: según el análisis de suelo aplicar de 300 a 600 kg de una fórmula rica en potasio/ha (por ejemplo 8-16-28 CP) e incorporarlo al suelo con rastra antes de la siembra. Si los valores de potasio son limitantes, se puede adicionar a esa fórmula unos 120-150 kg de cloruro de potasio/ha. Muy importante la incorporación del fertilizante al suelo, ya que si se deja sobre la superficie es arrastrado por la lámina de agua hacia puntos de concentración como son las bermas de las melgas, ocasionando una mala distribución espacial del abono. Además, recordemos que el P se mueve muy poco en el suelo ya que para ello depende del fenómeno de difusión, y si no se incorpora bien al suelo tiende a permanecer sobre la superficie, inaccesible para las raíces de las plantas.

Para el abonamiento de base también se tiene que considerar la relación calcio/magnesio (Ca/Mg) del suelo, la cual es la relación entre la concentración de Ca++ intercambiable y Mg++ intercambiable expresados ambos en me/100 g de suelo. Valores convenientes de esta relación oscilan entre 3 y 6, cuando es cercana a 1 o menor que 1 puede ocurrir insuficiente suministro de Ca a las plantas y cuando es muy superior a 6 puede ocurrir insuficiente suministro de Mg, aún cuando los niveles absolutos de Ca y Mg sean suficientes según los análisis de suelo. Estos nutrientes alcanzan la rizósfera de las raíces de las plantas por convección o flujo de masas y cuando uno de ellos es muy superior al otro, compiten por los sitios de absorción y el más abundante obstaculiza la absorción del otro por parte de las plantas. En arroz en particular, en Calabozo ocurrió un caso de deficiencia de Ca por excesos de Mg y se solucionó aplicando dosis modestas de caliza agrícola (500 kg/ha) aunque también se puede utilizar yeso. En el caso contrario, que pudiera presentarse en sectores de Portuguesa donde hay suelos con elevados niveles de Ca y la relación Ca/Mg puede alcanzar valores muy elevados, puede ser necesario aplicar sulfato de magnesio o sulpomag.

-Reabono: hacer 3 reabonos con sulfato de amonio en dosis de 100 kg/ha cada uno, o con úrea a razón de 70 kg/ha cada uno; el primero inmediatamente después del combate de malezas (alrededor de 20-25 dds), el segundo alrededor de 55 dds y el tercero a los 80 dds aproximadamente. Según el manejo del agua y el aspecto del cultivo, esta misma cantidad de abono nitrogenado (300 kg/ha para los sulfatos y 210 kg/ha para la úrea) se puede aplicar en 2 reabonos en lugar de 3 (cada uno de 150 kg de fertilizante/ha para los sulfatos y de 105 kg/ha para la úrea). Cabe destacar que el sulfato de amonio ofrece mejores resultados que la úrea cuando se maneja arroz de inundación.

-Fertilización foliar: por esta vía se debe aplicar zinc, para evitar incorporarlo al suelo donde ocurrirían reacciones que lo pudieran insolubilizar. Se debe comenzar a aplicar cuando el cultivo tenga más  o menos 30 días de edad, o con suficiente follaje para interceptar suficientemente el producto de una aspersión. Hacer una o varias aspersiones (mejor si se pueden aprovechar aplicaciones de insecticidas u otros biocidas) hasta completar de 200 a 250 gramos  de zinc/ha; por lo tanto,  la cantidad de  producto comercial a aplicar dependerá de su concentración en Zn.

En caso que los suelos sean de tendencia alcalina (pH superior a 6,5) y el análisis de suelo no revele los niveles de micronutrientes (B, Fe, Mn, Cu, Zn), se recomienda asperjar un fertilizante de aplicación foliar que contenga estos nutrientes, ya que ellos tienden a insolubilizarse en este tipo de suelos. En el mercado hay productos con estas características que traen incluidas las recomendaciones de dosis a aplicar, o se puede solicitar asesoramiento técnico para su uso.

Fundarroz (2002) y otras organizaciones trabajaron conjuntamente durante los pasados tres ciclos, abordando la fertilización y su manejo como aspecto clave dentro del “Programa de Mejoramiento Agronómico del Arroz”. Este trabajo lo han desarrollado en fincas, en lotes comerciales de más de 100 fincas de las zonas arroceras de Guárico y Portuguesa, con respuestas significativas del cultivo. Esta experiencia se basó en el diseño de dos planes de fertilización aplicables por los productores según el tipo de preparación de suelo practicado en cada finca, los cuales pueden revisarse en la referencia de Fundarroz 2002.

Como una orientación para el conocimiento del estado nutritivo de un cultivo de arroz, se presenta en el cuadro siguiente los rangos normales o de suficiencia de la concentración de los diferentes nutrientes esenciales, determinados en hojas nuevas totalmente expandidas al momento de la diferenciación de la panícula (esto ocurre aproximadamente a los 60 dds aunque difiere según la variedad).

Rangos de suficiencia de la concentración de nutrientes en hojas nuevas totalmente expandidas al momento de la diferenciación de la panícula en plantas de arroz.

NUTRIENTE                                               RANGOS DE SUFICIENCIA
       N                                                                    2,80-4,20
       P                                                                    0,18-0,30
       K          %                                                       1,20-2,53 
      Ca                                                                    0,20-0,40
      Mg                                                                   0,16-0,40

      Mn                                                                   250-790
      Fe         ppm                                                      75-192
      Zn                                                                     33-160

Fuente: R.C.Ward, D.A. Whitney, and D.G. Westfall. 1973

Cuando se analizan hojas nuevas de plantas de arroz totalmente expandidas al momento de la diferenciación de la panícula (aproximadamente alrededor de 60 dds en la mayoría de nuestras variedades),  los  resultados  se  comparan con los rangos del cuadro anterior y obtenemos información del estado nutritivo de las plantas. Si la concentración de un nutriente está por debajo del límite inferior del rango de suficiencia quiere decir que hay insuficiencia en el suministro de ese nutriente. Si la concentración reportada por el laboratorio está dentro del rango de suficiencia el estado nutritivo de la planta es normal. Si la concentración de un nutriente está por encima del límite superior del rango de suficiencia indicado, significa que hay un exceso de ese nutriente y nos debe alertar en el manejo de ese elemento para evitar que puedan ocurrir problemas de toxicidad, ya que esos excesos pueden causar antagonismo o interacciones negativas con respecto al aprovechamiento de otro nutriente.

Bibliografía:

-Fundación Nacional del Arroz. 2002. Plan de Fertilización Fundarroz. Fundarroz Acarigua – Estado Portuguesa.

-Solórzano P., P.R. 1968. Fraccionamiento del fósforo en cuatro suelos venezolanos. Trabajo de ascenso. Facultad de Agronomía. Universidad Central de Venezuela.

-Solórzano P., P.R. 2013. Guía para la fertilización de cultivos en Venezuela. Ferretería Agropecuaria de Venezuela, C.A. Maracaibo. (FERREAGROVECA). 344pp.

-Ward, R.C.; D A. Whitney; D.G.Westfall. 1973. Plant Analysis as an Aid in Fertilizing Small Grains. In: Soil Testing and Plant Analysis. SSSA, Inc. Madison, Wisconsin, U.S.A.

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Noviembre 2016


lunes, 7 de noviembre de 2016

IX.-PROGRAMAS DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

RECUPERACIÓN DE LA AGRICULTURA VENEZOLANA POSTSOCIALISMO DEL SIGLO XXI

Pedro Raúl Solórzano Peraza

IX.-PROGRAMAS DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA (Resumen del original)

Una de las vías para tratar de superar la escasez de alimentos en Venezuela, es mediante la recuperación y el incremento de la producción de algunos rubros, en los cuales disponemos de recursos favorables para ser muy competitivos y de los cuales tenemos un amplio mercado esperando ser satisfecho. Aunque en la actualidad la escasez de productos agrícolas en el país es generalizada, como ejemplos de esa situación me referiré solamente a tres rubros de elevado consumo, que son deficitarios, los cuales son  cereales, oleaginosas y azúcar.

Otros cultivos son frutales y hortalizas que ocupan superficies relativamente pequeñas pero requieren grandes inversiones; café y cacao son dos cultivos de mucha importancia y tradición en ciertas regiones del país que poseen condiciones excepcionales para su producción; raíces y tubérculos y especies forrajeras. A pesar que a todos estos cultivos se debe prestar la debida atención, en esta oportunidad y tal como fue mencionado, a manera de ejemplos, solo nos referiremos a cereales, oleaginosas y azúcar.

Los programas de producción agrícola propuestos tienen varios aspectos en común entre los cuales descuellan los dos siguientes:

1.-Desarrollo de una unidad de producción comercial manejada por algún ente oficial, ubicada dentro de una zona productora del cultivo seleccionado, que sirva como centro de demostración por la aplicación de los últimos adelantos para su producción. Se maneja con criterio comercial para ser mejor aceptada por los productores y no represente una carga sino más bien sea una unidad generadora de riqueza material, además de los beneficios de ser un ejemplo de avanzada en la producción de cada cultivo.

Para los rubros seleccionados, una finca de 50 a 100 ha puede ser suficiente. Se pueden utilizar terrenos pertenecientes al gobierno (INTI) pero si no hay las áreas adecuadas, se adquiere esa superficie de una finca representativa dentro de la zona seleccionada. El acondicionamiento y manejo de esta unidad de producción se realiza con criterio comercial y bajo ningún motivo considerarla como una dependencia oficial más.

2.-Necesidad de actualizar los análisis de laboratorio con fines de fertilidad de suelos, para poder  programar la fertilización de una manera más científica y eficiente. Los reportes de los laboratorios deben contener información uniforme y suficiente.

Arroz
Para este cultivo existe en el país una infraestructura y una disponibilidad de maquinaria y equipos bastante importante, concentradas principalmente en los estados Portuguesa y Guárico. También existe un buen grupo de agricultores con vasta experiencia en la producción de este cereal y algunas organizaciones que lo apoyan (asociaciones de productores, Fundarroz).

Se debe realizar un inventario del parque de maquinarias y equipos y las condiciones en las cuales se encuentra, de las plantas procesadoras del grano, y desarrollar una unidad de producción comercial por parte del estado, que sirva de base para la aplicación de los nuevos desarrollos tecnológicos en arroz.

Dentro de tantas novedades que existen para este cultivo vamos a referirnos a las siguientes:
1.-Fertilización: El manejo de los campos de arroz de inundación es bastante complicado y la aplicación eficiente de los fertilizantes es difícil. Al inundarse los suelos se transforman, afectándose los nutrientes nitrógeno (N), fósforo (P), azufre (S) y zinc (Zn). Si se aplican dosis elevadas de nitratos, éstos tienden a denitrificarse por las condiciones anaeróbicas que causa la inundación de los suelos y perderse el N2 a la atmósfera. Los sulfatos, que es la forma como las plantas absorben el azufre, se reducen. Los fosfatos, especialmente los ligados al hierro, tienden a solubilizarse incrementándose los niveles de P disponible para las plantas luego de la inundación. En estas condiciones, los niveles de Zn en la solución del suelo disminuyen, lo que unido al aumento de los fosfatos solubles hace a este micronutriente víctima de reacciones de antagonismo iónico (excesos de P disminuyen la disponibilidad de Zn)  induciéndose deficiencias de zinc.

Para tratar de ser lo más eficientes posible se hacen las siguientes recomendaciones generales:   evitar la aplicación de dosis elevadas de nitratos; aplicar dosis relativamente bajas de abonos fosfatados (dependiendo de los análisis de suelo); hacer parte de los reabonos nitrogenados con sulfato de amonio en lugar de urea, ya que esto permite mantener en la solución del suelo niveles adecuados de S aprovechable; aplicar Zn en aspersiones foliares para asegurar una buena distribución del nutriente y evitar las reacciones en el suelo que pueden conducir a su insolubilización; incorporar al suelo el fertilizante aplicado como abono de base para que los nutrientes queden uniformemente distribuidos y colocados dentro de los primeros 15-20 cm.

2.-Evaluación permanente de cultivares de arroz: se requieren nuevas variedades de arroz con mejor adaptación a los diferentes sistemas suelo-clima y mayor capacidad de rendimiento. Es conveniente revisar los adelantos en la producción de híbridos de arroz y la posibilidad  de utilizarlos en el país. ( ya la Fundación DANAC está produciendo híbridos de arroz)

3.-Evaluación de la posibilidad de producir arroz basmati, el cual  es un tipo  de grano largo, de excelente calidad de cocción y de aroma y sabor muy especiales.

4.-Evaluación de nuevos patrones de nivelación para hacer la aplicación de riego más eficiente.

5.-Evaluación de  productos y métodos  para el combate de malezas, ya que en arroz, por su particular sistema de producción en suelos inundados, también es muy particular el manejo que debe hacerse para combatir las malas hierbas.

Maiz
El maíz es el cultivo más  popular en Venezuela y en muchas partes del mundo. Cada día surgen nuevos problemas de plagas, enfermedades, combate de malezas, nuevos sistemas suelo-clima que deben ser conocidos, cada día llegan al mercado nuevos cultivares que tienen que ser evaluados en los diferentes sistemas suelo-clima, por lo que la investigación no puede detenerse.
La situación de este cultivo justifica plenamente que se establezca no una, sino varias fincas manejadas por el sector oficial tal como ha sido explicado con anterioridad. Una distribución espacial de estas unidades de producción que podemos considerar pilotos, pudiera ser ubicarlas estratégicamente, al menos, en los estados Barinas, Portuguesa, Yaracuy, Guárico y Monagas.

Sorgo granífero
Es necesario promover programas de producción con este cultivo industrial. Su grano se utiliza como fuente energética en la elaboración de alimentos para animales, por lo que se considera un grano forrajero. Tenemos un déficit elevado de granos forrajeros que en el pasado se cubrió con la importación de trigo de segunda (US Nº2) y luego de sorgo, y que en la actualidad se cubre con la importación de maíz amarillo. Quiere decir, que hay una gran oportunidad para que este cultivo crezca considerablemente. En cuanto a las potencialidades, en Venezuela tenemos muchos recursos naturales con aptitud para la producción de sorgo granífero. Estas condiciones predominan en Guárico y las mesas de Anzoátegui y Monagas, sin olvidar el inmenso recurso que existe en los Llanos Occidentales, donde el sorgo es una opción para la siembra del período de norte-verano. Particularmente en Guárico y Monagas, las unidades piloto para este cultivo pudieran ser las mismas que para maíz.

Girasol
Es un cultivo que se ha estado evaluando en diversas regiones del país desde principios de los años setenta y es en los Llanos Occidentales, especialmente en Portuguesa, donde se han obtenido resultados favorables realizando siembras que superaron las 100.000 ha durante el ciclo de norte-verano como segundo cultivo después del cultivo principal que ocupa el primer pico de las lluvias, el cual puede ser maíz o arroz.  En estas condiciones, el segundo cultivo puede aprovechar el efecto residual de los fertilizantes fosfáticos y potásicos. Siendo un cultivo complementario, los programas de producción comercial no necesitarían una unidad de producción especial, ya que se ubicarían tanto en una de las fincas de arroz como en una de maíz.

Soya
En el país conocemos las prácticas agronómicas generales para su producción en nuestras condiciones y hasta se han desarrollado variedades adaptadas a nuestras principales áreas agrícolas, realizándose siembras comerciales desde el año 1967. A pesar de ello, nuestras necesidades actuales de soya que superan el millón de toneladas al año, se cubren prácticamente con importaciones. Ese requerimiento equivale a sembrar más de 500.000 hectáreas con soya, las cuales están esperando en nuestros campos para ser cultivadas.

En años recientes, el régimen que actualmente gobierna en Venezuela creó un complejo agroindustrial para la siembra y procesamiento de soya, pero tan mal manejado que los rendimientos del cultivo han sido extremadamente bajos y por supuesto el programa ha sido un fracaso. Este centro agroindustrial está ubicado en las cercanías de la población de El Tigre, estado Anzoátegui. Allí se pueden seleccionar al menos 100 hectáreas en los alrededores de las instalaciones industriales para utilizarlas como unidad de producción piloto, manejada por algún ente gubernamental con criterio comercial. De esta manera, el complejo en su conjunto serviría como ejemplo para la proyección del cultivo en esa región, que tiene las mayores potencialidades para el cultivo de la soya en Venezuela.

Caña de azúcar
Esta especie representa prácticamente la única fuente para el procesamiento industrial del azúcar en el país, para lo cual tenemos una amplia infraestructura representada por los centrales azucareros repartidos en casi todo el territorio nacional, algunos de los cuales están en manos del gobierno deteriorándose y los que aún funcionan, están trabajando muy por debajo de sus capacidades instaladas. En parte la desidia que predomina por estas instalaciones se debe a la falta de materia prima para procesar, es decir, a la poca producción actual de caña de azúcar a pesar de contar con recursos físico naturales y una infraestructura de riego suficientes para cubrir, si no toda, la mayor parte de nuestra demanda.
 
Quiere decir que a este cultivo hay que apoyarlo y además, se hace imperativo recuperar los centrales azucareros expoliados. Se debe establecer una o varias buenas unidades de producción piloto, que además de su función comercial sean centros de aplicación y de divulgación de las más modernas tecnologías para la producción y procesamiento de esta especie.


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Octubre de 2016.