En Venezuela la actividad agrícola ha
desmejorado tanto en los últimos años, que para comprender la realidad de la
mayoría de los cultivos y su contribución a la cadena alimenticia debemos
hurgar un poco en el pasado, en su historia. Esto quizás sea muy necesario en
el caso del sorgo granífero, el cual probablemente ha sido el cultivo con mayor
crecimiento explosivo en un momento determinado, con uno de los índices de
crecimiento interanual más elevado en toda la historia de nuestra producción
agrícola, que se estableció muy rápidamente especialmente en regiones
ganaderas, llegando a cubrir cientos de miles de hectáreas, cuya producción se
ha estancado y hoy en día trata de sobrevivir en unas 200.000 hectáreas en
algunas regiones del país.
El sorgo granífero es un cultivo
industrial, pues su grano, el cual es su principal producto, se utiliza en
grandes proporciones como fuente energética en la elaboración de alimentos
balanceados para animales, por lo que se considera un grano forrajero. Por otro
lado, luego de la cosecha del grano hay un forraje remanente como producto
secundario, que puede ser utilizado directamente por el ganado en pastoreo o
puede ser henificado, por lo que este cultivo debe ser el mejor aliado de los
ganaderos. Si se elabora heno, el sorgo es capaz de producir una soca que puede
ser igualmente henificada o pastoreada como forraje fresco. Como todo cultivo
industrial de uso masivo, es totalmente mecanizado.
Comparativamente con otras especies
cultivadas, el sorgo granífero posee una aceptable rusticidad en cuanto a su
comportamiento ante el ambiente, lo cual le permite que pueda producirse
económicamente bien en áreas, regiones o épocas que ofrezcan condiciones
limitantes para la explotación de otros cultivos, por lo que tiene grandes probabilidades
de crecer sin competir por espacios con otros cultivos más exigentes como el
maíz. Durante muchos años hemos tenido un déficit elevado de granos forrajeros
que en el pasado se cubrió con la importación de trigo de segunda (US Nº2) y
luego de sorgo, y que en la actualidad se debería cubrir con la importación de alrededor
de 1.000.000 de toneladas de maíz amarillo. Quiere decir, que existe en el país
una gran oportunidad para que este cultivo crezca considerablemente y pase a
cubrir una brecha en el suministro de material energético para la alimentación
animal.
En Venezuela, el sorgo granífero tuvo
un gran auge a partir de 1970, comenzó a crecer vertiginosamente llegando a
convertirse en regiones como el noreste del estado Guárico en un cultivo de
doble propósito, ya que como ha sido mencionado, luego de enviar su grano a la industria, su
forraje se convirtió en el alimento principal para sustentar y sedentarizar una
ganadería trashumante por la escasez de forraje durante la época seca. En esta
región se llegaron a sembrar más de 200.000 ha/año, y aunque Guárico sigue
siendo el principal productor de este cereal, en los últimos años la superficie
sembrada ha rondado unas 60.000 ha/año. Esto es indicativo del gran potencial
de esta región para incrementar el cultivo del sorgo granífero.
A un alto nivel de
abstracción, se puede señalar que con excepción de áreas montañosas y zonas
bajas inundables, cualquier región del país con suelos de texturas medias a
pesadas y una precipitación superior a 400 mm concentrados en un período de 4 meses,
es potencialmente apta para la producción de sorgo granífero de secano. Es así
como el estado Guárico, con extensas áreas de dudosa precipitación para
producir maíz, ha sido en muchos años el principal productor nacional de sorgo
en Venezuela.
Además de Guárico,
otras zonas para la producción de sorgo granífero, actuales y potenciales, son
extensos sectores de los Llanos Orientales de Anzoátegui y Monagas que hoy
ocupan, respectivamente, el segundo y quinto lugar en la escala de producción
nacional; luego Portuguesa, Barinas y Cojedes con la siembra durante el período
de nortes o en sectores de los llanos altos de estos estados; sigue Aragua que
ha tenido un crecimiento importante en los últimos años; y sectores de Zulia, Yaracuy
y Lara en menor escala. Se debe señalar, que durante el período 2002-2007, el
estado Portuguesa fue el principal productor nacional de sorgo, llegando en el 2003 a un record de 134.000 ha sembradas;
por lo tanto, ésta es otra región con gran potencial para la producción de este
cereal con siembras que se deben realizar desde comienzos de septiembre hasta
finales de noviembre, ya que más allá de esta fecha pueden presentarse serios
problemas de ataques de pájaros. En estas siembras de sorgo como segundo
cultivo, se aprovecha muy bien el efecto residual del fertilizante aplicado al
cultivo de lluvias (generalmente maíz o arroz), lo cual contribuye a disminuir
significativamente los costos de producción.
Ahora que la soya
está siendo de interés para los agricultores y las probabilidades de que crezca
la superficie sembrada son muy altas, la otra pata importante para apoyar la
alimentación animal es una abundante fuente de carbohidratos, la cual se
encuentra muy deficitaria en la actualidad, y el sorgo granífero, en medio de
la crisis que atraviesa nuestra agricultura, pudiera ser de gran importancia
para llenar este vacío.
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