domingo, 17 de noviembre de 2019

SBTI, un anti nutriente en el grano de soya


La presencia de anti nutrientes en el grano de soya sigue teniendo importancia ya que cada vez más, el grano de soya integral es utilizado a nivel de finca, para alimentación animal. Entender esto es necesario, porque anti nutrientes como el SBTI (Soy Bean Tripsine Inhibitor), presentes en el grano de soya, inhiben la acción de la tripsina que es imprescindible para que las proteínas puedan ser debidamente absorbidas por los animales y evitar dolencias gástricas.

Veamos qué es el SBTI y cuáles son los problemas que puede causar en la alimentación animal:

El valor nutritivo de la soya se refiere al elevado contenido de proteína de su grano que es alrededor de 35%, y al contenido de aceite que es aproximadamente 17-20%.  Vale la pena destacar, que la calidad de la proteína de la soya se manifiesta porque en las cadenas proteicas están presentes los aminoácidos esenciales valina, leucina, metionina, arginina, triptófano, isoleucina, treonina, fenilalanina, lisina e histidina, y además, en cantidades bastante adecuadas. Además de la calidad del grano de soya, se puede incorporar en programas agrícolas de rotación de cultivos para mejorar la sanidad de los campos y su fertilidad nitrogenada.

En Venezuela tenemos un requerimiento actual de soya, que según manifestaciones de productores de la Ruta de la Soya, ronda 1.400.000 toneladas de grano, que se utilizarían para la extracción de aceite y cubrir las necesidades internas de aceites comestibles, y el subproducto de esa operación que es la harina de soya, para cubrir las necesidades de las industrias de alimentos balanceados para animales, especialmente aves y cerdos. Todo ese requerimiento se debe cubrir con importaciones, ya que la producción nacional es muy pequeña.

Actualmente, debido a la situación complicada del suministro de alimentos balanceados para animales, por su escasez eventual y el alto precio del producto, que en las condiciones de la economía de hoy es casi imposible que los criadores puedan adquirirlos, también se está promocionando el uso de la soya integral para formular alimentos para animales a nivel de finca. Aquí es donde es necesario considerar que la soya, a pesar de su alto tenor de nutrientes, también contiene anti nutrientes, que deben ser eliminados o disminuidos para que los animales consumidores puedan aprovechar cabalmente la riqueza proteica de este maravilloso grano.

De una manera muy sencilla se puede decir que las proteínas son cadenas largas de aminoácidos, que deben romperse para que puedan ser absorbidos a través de la pared intestinal y se conviertan en verdaderos nutrientes para el consumidor. En el organismo se producen enzimas que activan la degradación de las proteínas, cuyo nombre genérico es proteasas, pero la soya contiene un inhibidor de la tripsina que es una de estas enzimas proteasas, conocido como SBTI (Soybean Tripsine Inhibitor), que bloquea su acción e impide el aprovechamiento de las proteínas. Por eso se consideran anti nutrientes, ya que causan molestias gástricas, reducida digestión de las proteínas y deficiencias crónicas en la absorción de los aminoácidos.

Si un agricultor utiliza el grano de soya para preparar raciones para animales sin eliminar esos anti nutrientes, los animales que las consuman no van a aprovechar adecuadamente las proteínas del alimento y, además, se van a producir problemas como los mencionados anteriormente. Por ello, antes de incorporar el grano de soya integral a las raciones, se debe realizar lo que se denomina desactivación de la soya, que no es más que la eliminación de esos anti nutrientes, la eliminación de los inhibidores que bloquean la acción de las proteasas. Para la desactivación de la soya a nivel de finca, en el país se han desarrollado equipos relativamente sencillos, que aplican el método de desactivación en húmedo con temperaturas entre 110 y 120°C. (Información de estos equipos en La Ruta de la Soya).

Siempre se escribe en relación a las bondades de la soya y su valor nutritivo, pero pocas veces se alerta a los productores sobre su contenido de anti nutrientes y los riesgos que se pueden enfrentar por el desconocimiento de su presencia. Tampoco se divulga mucho sobre lo relativamente fácil que puede ser acondicionar el grano para su uso adecuado en raciones de alimentos para animales. Por eso, para el éxito en el uso del grano integral de soya en la alimentación animal, se deben eliminar sus anti nutrientes.


Importancia de Pequiven para nuestra agricultura



En el primer trimestre de este año (2019), el Presidente Encargado de Venezuela Ingeniero Juan Guaidó, y su grupo de trabajo, designaron autoridades para las directivas de Monómeros Colombo Venezolanos y Pequiven. Esto se considera muy importante, ya que los agricultores permanentemente se quejan de la falta de insumos, con énfasis en la escasez de fertilizantes y su efecto determinante sobre los rendimientos de los cultivos. Quizás este reclamo motivó al gobierno interino a tomar esa decisión, ante la actitud del régimen, que se denota por las declaraciones de Nicolás Maduro en diciembre de 2017 cuando señaló: “papá Estado no les puede proveer de todo, tienen que buscar sus insumos. Hay que parir compadre”. Esta declaración oficial se realiza a pesar que los fertilizantes no se los van a regalar a los agricultores y que el gobierno maneja el monopolio de la industria nacional, de las importaciones de fertilizantes y de su distribución.

No todos conocen lo que es Monómeros Colombo Venezolanos (MCV). Esta empresa se crea como Monómeros de Colombia en 1967, como una sociedad de responsabilidad limitada en la cual participaba el Instituto Venezolano de Petroquímica (IVP). Se inicia con la producción de caprolactama que es una molécula derivada del tolueno, utilizada en la síntesis del nylon. En 1968 pasa a denominarse Monómeros Colombo Venezolanos, S.A. En 1985, para aprovechar las ventajas del Acuerdo de Cartagena se transformó en una empresa Multinacional Andina. En 1990, entre MCV y el Grupo Clipper que es una empresa naviera danesa, se crea la Compañía Naviera Compass Rose Shipping, Ltda, para prestar servicio de carga a Colombia y Venezuela desde algunos países de Europa, África Occidental y USA.

En el año 2002, MCV adquiere la operación de fertilizantes de la empresa Cargill en Colombia, para producir fertilizantes en una planta en Buenaventura, ubicada en el Pacífico colombiano, y proceder a su comercialización. Para el 2006, Pequiven adquiere el 100% de las acciones de MCV y para el día de hoy es una filial de Pequiven.

MCV produce actualmente una amplia diversidad de fórmulas de abonos NPK complejos, productos simples y mezclas físicas, además de una línea para fertirrigación a base de nitrato de potasio y fosfatos de amonio. Se estima que en el 2018 MCV logró suplir un 20% del mercado de fertilizantes en Colombia. Esto demuestra el gran apoyo que pudiera dar MCV al suministro de fertilizantes para la agricultura venezolana.

Por otro lado, Pequiven es la gran industria de fertilizantes del país, con sus plantas en Morón-Carabobo, El Tablazo-Zulia y Jose en Anzoátegui, las cuales, a pesar de tener una buena capacidad instalada, operan a muy bajo ritmo o no operan. En buena medida, esto es causa del desabastecimiento de fertilizantes para nuestra agricultura.

Recordemos que Pequiven puede producir en Venezuela todos los fertilizantes nitrogenados y fosfatados que necesitamos, ya que tiene la infraestructura y las materias primas. Para los nitrogenados se necesita, entre otros, nitrógeno del aire y metano del gas natural, que serían recursos que deberíamos disponer sin limitaciones. Para los fosfatados tenemos grandes depósitos de roca fosfórica en diversas regiones del país, con una buena concentración hacia el occidente del territorio.

Una buena coordinación entre Monómeros, que desde el año 2006 es una empresa totalmente venezolana, y Pequiven con sus plantas de Carabobo, Zulia y Anzoátegui, debe permitir cubrir la demanda de fertilizantes requeridos por nuestra agricultura, y terminar con la angustia de los productores que no disponen de este insumo para sus siembras. Este año, 2019, fue frecuente visitar campos de cereales, especialmente maíz y arroz, a los cuales no se les aplicó suficiente fertilizante y el aspecto de las plantas, mostrando sus síntomas de subdesarrollo, era un indicador del resultado final esperado: rendimientos muy por debajo de los promedios nacionales.

Esperemos que los movimientos en Monómeros y Pequiven, resulten en una buena motivación para ver si de una vez por todas logramos una adecuada suplencia de fertilizantes a los agricultores venezolanos, tanto en cantidad, calidad y oportunidad, para el bien de nuestra producción agrícola.


FAOSTATS de soya y el ministro de agricultura de Venezuela



En Venezuela, el cultivo de la soya tiene hoy un impresionante atractivo para muchos agricultores, quizás impulsados en un comienzo, por ese grupo que se ha identificado como “Ruteros de la Soya”. En días recientes, durante un día de campo en Portuguesa, comentábamos que este nuevo renacer del cultivo de esta maravillosa planta en el país, va a lograr que definitivamente se produzca suficiente grano de soya en nuestro territorio, para cubrir dos áreas tan importantes en la alimentación como son: el aceite comestible y la harina de soya como concentrado proteico, debido a que ahora son los agricultores los primeros interesados en el cultivo.

Personalmente, estuve trece años en la empresa Protinal, C.A., desde los años setenta persiguiendo agricultores para que sembraran soya en el país; posteriormente doce años más en Agroisleña, C.A., desde finales del siglo XX hasta comienzos de este siglo, con la misma tarea de animar a los productores a la siembra de esta leguminosa, obteniendo, con contadas excepciones, casi siempre la misma respuesta: “la soya no se da en estas tierras”, “la soya es de China, ¿cómo pretende usted producirla aquí”?, “esa planta no se conoce en Venezuela”, y otras respuestas que significaban la misma negativa por parte de la mayoría de los productores. Todo eso a pesar que desde 1967, cuando se realizó la primera siembra comercial de soya en el país, en los Valles de Aroa, se logró un éxito rotundo en cuanto a rendimientos y manejo del cultivo.

Hoy en día se puede considerar que el cultivo de la soya no tiene barreras latitudinales, y más bien, con los adelantos en mejoramiento genético y el desarrollo de cultivares transgénicos y los editados genéticamente, las áreas tropicales del mundo con su balance hídrico positivo y la calidez de su temperatura, se deben convertir en el mejor recurso para la producción de este cultivo. Esto ha ayudado a que los agricultores sean ahora los que andan en busca de ciencia y tecnología para  realizar sus cultivos de la mejor manera, han cambiado la dirección cuando son las liebres las que persiguen a los perros en busca del éxito.

Sin embargo, aún son las regiones templadas y algunos sectores sub tropicales, los que albergan la mayor producción de soya en el mundo. Si consideramos las estadísticas de FAO o FAOSTATS para el año 2017, encontramos el siguiente resultado: USA produjo 120 millones de toneladas en unos 36 millones de hectáreas; Brasil produjo 115 millones de toneladas en cerca de 34 millones de hectáreas y Argentina produjo 55 millones de toneladas en unos 17 millones de hectáreas. Los rendimientos de esos ciclos fueron 3,4 toneladas/ha para Brasil; 3,3 toneladas/ha para USA y 3,2 toneladas/ha para Argentina.

Esos tres países son los líderes mundiales en lo que a soya se refiere, y especialmente USA y Brasil, han dedicado grandes esfuerzos e inversiones para el desarrollo del cultivo de la soya y llegar, luego de varios años de intenso trabajo, a esos resultados obtenidos. Es impresionante lograr rendimientos de 3,4 toneladas/ha cuando se cosechan 34 millones de hectáreas, lo cual, para que tengamos una idea, es casi el triple de todas las tierras con vocación agrícola que tiene Venezuela.

El militar que ocupa el cargo de ministro de agricultura en el país, ha señalado, según información difundida por Minuta Agropecuaria, que “Venezuela ha demostrado una capacidad productiva de soya que supera a Brasil, ya que en Monagas se ha llegado a 4.000 kg de soya/ha”. Y remata con esta sentencia: “Brasil no sobrepasa las 2 toneladas/ha”. Por supuesto, este régimen nos tiene acostumbrados a este tipo de mentiras e ilusiones. Sin embargo, no dudo que con el esfuerzo de nuestros agricultores algún día lleguemos a rendimientos promedio aceptables, que permitan aprovechar las ventajas de nuestra franja tropical para la producción comercial de soya en nuestro territorio y podamos cubrir nuestros requerimientos internos. Se sigue avanzando a pesar de las erradas políticas agrícolas, que durante 20 años, ha decretado el régimen del socialismo del siglo XXI.