domingo, 18 de octubre de 2020

El Lago de Valencia, lo bueno y lo malo

 


En la región central de Venezuela, donde se ubican importantes ciudades como  Maracay y Valencia, entre la Cordillera de la Costa y la Serranía del Interior, se encuentra el Lago de Valencia, o Lago de Los Tacarigua según los aborígenes que ocupaban la región antes de la conquista por parte de los españoles, el cual es el centro receptor de las aguas de una cuenca hidrográfica endorreica, de una gran belleza natural. Este lago tiene una superficie aproximada de 350 km2 y la cuenca cubre 3.150 km2 que corresponde al 0,3% de la superficie del país.

 

El Lago de Valencia recibe, entre otros, las aguas de los ríos Aragua, Turmero, Cabriales, Güigüe, Los Guayos y Aragua, y en su interior se encuentran islas como El Burro, Burrito, El Horno, Otama, Chambergo, El Zorro y Caigüire. Tiene una longitud máxima de unos 30 km por 20 km de ancho, y una profundidad media de algo más de 20 metros, alcanzando un máximo de 39 metros. En la actualidad, los ríos que fluyen hacia el lago, que en el pasado fueron muy utilizados en agricultura, han sido convertidos en colectores de aguas servidas, lo que ha creado un problema ecológico de grandes dimensiones.

 

El efecto de los factores formadores de suelos en la depresión del lago ha generado suelos calcáreos, ricos y porosos en lo que es la llanura lacustre; rodeada por una llanura de sedimentos aluviales recientes, generadores de suelos de alto valor agrícola, predominantes en la depresión y valles adyacentes. Sin embargo, esta riqueza edáfica se ha visto disminuida por dos razones fundamentales. Una la expansión de desarrollos urbanos e industriales que crecieron en promedio 621 ha/año entre los años 1939 y 2017, y la otra, el aumento de la cota del lago que ha crecido en promedio 229 ha/año desde 1976. Como consecuencia, se estima que más del 50% de las tierras urbanizadas entre 1985 y 2017, o inundadas por el lago en el período 2000-2017, eran de alto potencial agrícola.

 

La cota de equilibrio del Lago de Valencia, definida en 1987 y decretada en 1995, es de 408 msnm. Siendo una cuenca endorreica, su equilibrio se establece en función de que la evaporación que allí ocurre compensa las entradas de aguas durante la temporada de lluvias. Eso produce una cota máxima y una cota mínima, las cuales definen en buena medida el uso del territorio de la cuenca aledaño a las aguas del lago, en especial en lo referente al establecimiento de asentamientos urbanos que debe ser contemplado en los planes de ordenamiento territorial. La cota máxima del lago ha sido alterada porque a la cuenca le han incorporado, desde la Cuenca del río Pao, 8 m3/s a partir de 1978 y cerca de otros 8 m3/s a partir de 1996. Por la naturaleza de la cuenca, esos excedentes no tienen salida y causan el incremento en la cota máxima del lago, con las terribles consecuencias que estamos viendo en estos momentos, de destrucción de varios asentamientos urbanos que incluye importantes urbanizaciones al sur de la ciudad de Maracay.

 

Lo que está ocurriendo con el aumento del nivel del lago es una tragedia para una buena cantidad de ciudadanos que están exponiendo sus vidas viviendo en esas condiciones, además de los problemas de calidad de unas aguas con elevados grados de contaminación al recibir aguas servidas tanto domésticas como industriales, sin ningún tratamiento previo que sea efectivo. En el Plan de Saneamiento 1995-2005 del MARNR, se iniciaron obras para reusar dentro de la Cuenca del Lago de Valencia aguas servidas tratadas, y para el trasvase de cierta cantidad de agua, con tratamiento terciario, hacia la Cuenca del río Guárico. Todo este plan se paralizó después de 1999, las obras parcialmente construidas están abandonadas y fuera de vigencia porque contemplaban estabilizar el nivel del lago en la cota 408 msnm. Lo sensato es que en el muy corto plazo, se deben buscar medidas para solucionar tanto la calidad del agua del lago, como para estabilizar su nivel en una cota máxima que evite las serias inundaciones que ocurren actualmente. Aparentemente, la solución para evitar los desbordes de agua pasa por evacuar las aguas excedentarias hacia cuencas vecinas.

 

Todo el lago ofrece paisajes de gran atractivo, que serían ideales para un desarrollo turístico importante. En el pasado, algunos lugareños ubicados cerca de sus orillas, construyeron pequeños muelles y embarcaderos, para pasear por estas tranquilas aguas en botes, en algún momento fue un sitio muy especial para el esparcimiento de los habitantes del lugar y de una buena cantidad de visitantes de regiones vecinas. Su cercanía a Maracay y Valencia, dos ciudades con suficiente capacidad para la atención de turistas, favorecen un desarrollo de este tipo.

 

En la Venezuela por venir se tiene que transformar el Lago de Valencia y sus alrededores en sitios donde pueda desarrollarse un programa turístico de gran alcance, lo cual debe comenzar con la ejecución de proyectos que permitan aliviar los excedentes de agua, el saneamiento de la cuenca, construcción de plantas de tratamiento de las aguas de los ríos más importantes y la regularización de la deposición de las aguas servidas tanto del uso doméstico, como del uso por la gran cantidad de industrias ubicadas en las cercanías de este atractivo espejo de agua. Luego, continuar con la infraestructura y equipamiento que permita disfrutar de paseos lacustrinos y visitas a las islas que serían adecuadamente acondicionadas para este fin.

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza.

domingo, 4 de octubre de 2020

Agroisleña, C.A. y los fertilizantes: lo que no pudimos culminar

 

Las personas relacionadas con el agro en Venezuela, recuerdan el lema de la empresa Agroisleña, C.A. que expresaba: “Todo para el agricultor”. En ese todo, que comenzó con la venta de semillas de hortalizas certificadas para mejorar la productividad de renglones como cebolla, tomate, pimentón y otros, se llegó al suministro oportuno de todos los insumos necesarios para cubrir el ciclo de los cultivos, incluyendo riego,  transporte para la movilización de insumos y cosechas, y silos para el acondicionamiento y almacenamiento de granos. Ese todo, también incluyó los fertilizantes, en momentos cuando el suministro de este recurso era complicado de lograr por la exclusividad que tenía el gobierno para la producción, importación y distribución de los fertilizantes en el territorio nacional; además del subsidio que les permitía vender a precios muy por debajo de los costos requeridos para llevar el producto a los usuarios.

 

A pesar de esas limitaciones, la empresa comprendió que muchos productores no estaban satisfechos con la calidad y con la disponibilidad oportuna de muchos de los productos ofrecidos por intermedio de Pequiven, y se decidió a buscar las vías para poder ofrecer este insumo, y que las siembras pudieran realizarse con buenas expectativas de rendimiento para el éxito de los consecuentes agricultores. La importación de complejos N-P-K y algunos fertilizantes simples no era suficiente, y se buscaron vías para mejorar la oferta en cuanto a variedad de fertilizantes y a mejores precios. Así, lo primero que se hizo fue establecer un gran complejo para producir mezclas físicas, con formulaciones para diversos cultivos y sistemas suelo-planta-clima, que permitieran una mejor nutrición de las plantas y consecuentemente, mejores rendimientos. Con esto, se ofrecieron mejores y más balanceadas fórmulas, y algo muy importante, a precios más bajos por cada unidad de nutriente que los correspondientes en los fertilizantes complejos importados.

 

Cuando comienza a crecer la agricultura de riego localizado, se nota otra deficiencia que era disponer de fertilizantes hidrosolubles sin depender de las importaciones. Para esto, se decidió establecer una planta mezcladora de fertilizantes especiales para fertirrigación. Se organizó y construyó la infraestructura, se importaron todos los equipos necesarios incluyendo mezcladora, ensacadora y línea de despacho; se obtuvieron las opciones para la adquisición de materias primas tanto nacionales como importadas, pero la expoliación de la empresa por parte del gobierno a comienzos de octubre del 2010, hace exactamente diez años, no permitió la culminación de este proyecto.

 

Otro proyecto que no pudimos culminar fue el de producción de fertilizantes nitrogenados con inhibidores de la nitrificación. Este proyecto surge porque estos son fertilizantes “ecológicos”, y se quería atender al llamado de disminuir la contaminación del ambiente, especialmente de las aguas subterráneas y cuerpos de agua superficiales con excesos de nitratos, una de las principales quejas por el uso de abonos nitrogenados. La empresa ya había introducido con mucho éxito estos fertilizantes importándolos desde Alemania, lo cual complicaba el suministro y elevaba los precios al usuario. Se presentó la oportunidad de producir esos fertilizantes en el país aprovechando que éramos grandes productores de urea, y se hicieron todos los trámites para instalar una planta para producir internamente los fertilizantes con inhibidores de la nitrificación. Estos fertilizantes se utilizarían en el mercado interno y se exportarían, mejorando la cadena de valor de la comercialización de la urea. Se comenzó a levantar la infraestructura requerida, se hicieron los trámites para la importación de los complejos equipos que se utilizan con este fin, y nuevamente, la expoliación de la empresa no permitió que se culminara este proyecto.

 

Cuando pasamos por la vía que conduce de El Palito a Morón, en el estado Carabobo, vemos con tristeza que el inmenso galpón que albergaría la planta para producir fertilizantes nitrogenados con inhibidores de la nitrificación, después de diez años, no ha sido concluido. Además, nos informan que los equipos para producir formulaciones de fertilizantes hidrosolubles para fertirrigación, ni siquiera fueron sacados de los embalajes que los protegieron durante el viaje. Estos son dos de los proyectos de fertilizantes que iban a apoyar enormemente a la agricultura venezolana, pero al no estar Agroisleña, C.A., quedaron solo en buenas intenciones.

 

Así era Agroisleña, C.A., siempre preocupada por el éxito de los agricultores y por el cuidado del medio ambiente.