En Venezuela, el cultivo de la soya tiene hoy un
impresionante atractivo para muchos agricultores, quizás impulsados en un
comienzo, por ese grupo que se ha identificado como “Ruteros de la Soya”. En
días recientes, durante un día de campo en Portuguesa, comentábamos que este
nuevo renacer del cultivo de esta maravillosa planta en el país, va a lograr
que definitivamente se produzca suficiente grano de soya en nuestro territorio,
para cubrir dos áreas tan importantes en la alimentación como son: el aceite comestible
y la harina de soya como concentrado proteico, debido a que ahora son los
agricultores los primeros interesados en el cultivo.
Personalmente, estuve trece años en la empresa
Protinal, C.A., desde los años setenta persiguiendo agricultores para que
sembraran soya en el país; posteriormente doce años más en Agroisleña, C.A.,
desde finales del siglo XX hasta comienzos de este siglo, con la misma tarea de
animar a los productores a la siembra de esta leguminosa, obteniendo, con
contadas excepciones, casi siempre la misma respuesta: “la soya no se da en
estas tierras”, “la soya es de China, ¿cómo pretende usted producirla aquí”?,
“esa planta no se conoce en Venezuela”, y otras respuestas que significaban la
misma negativa por parte de la mayoría de los productores. Todo eso a pesar que
desde 1967, cuando se realizó la primera siembra comercial de soya en el país,
en los Valles de Aroa, se logró un éxito rotundo en cuanto a rendimientos y
manejo del cultivo.
Hoy en día se puede considerar que el cultivo de la
soya no tiene barreras latitudinales, y más bien, con los adelantos en
mejoramiento genético y el desarrollo de cultivares transgénicos y los editados
genéticamente, las áreas tropicales del mundo con su balance hídrico positivo y
la calidez de su temperatura, se deben convertir en el mejor recurso para la
producción de este cultivo. Esto ha ayudado a que los agricultores sean ahora
los que andan en busca de ciencia y tecnología para realizar sus cultivos de la mejor manera, han
cambiado la dirección cuando son las liebres las que persiguen a los perros en
busca del éxito.
Sin embargo, aún son las regiones templadas y algunos
sectores sub tropicales, los que albergan la mayor producción de soya en el
mundo. Si consideramos las estadísticas de FAO o FAOSTATS para el año 2017,
encontramos el siguiente resultado: USA produjo 120 millones de toneladas en
unos 36 millones de hectáreas; Brasil produjo 115 millones de toneladas en
cerca de 34 millones de hectáreas y Argentina produjo 55 millones de toneladas
en unos 17 millones de hectáreas. Los rendimientos de esos ciclos fueron 3,4
toneladas/ha para Brasil; 3,3 toneladas/ha para USA y 3,2 toneladas/ha para
Argentina.
Esos tres países son los líderes mundiales en lo que a
soya se refiere, y especialmente USA y Brasil, han dedicado grandes esfuerzos e
inversiones para el desarrollo del cultivo de la soya y llegar, luego de varios
años de intenso trabajo, a esos resultados obtenidos. Es impresionante lograr
rendimientos de 3,4 toneladas/ha cuando se cosechan 34 millones de hectáreas,
lo cual, para que tengamos una idea, es casi el triple de todas las tierras con
vocación agrícola que tiene Venezuela.
El militar que ocupa el cargo de ministro de
agricultura en el país, ha señalado, según información difundida por Minuta Agropecuaria,
que “Venezuela ha demostrado una capacidad productiva de soya que supera a
Brasil, ya que en Monagas se ha llegado a 4.000 kg de soya/ha”. Y remata con
esta sentencia: “Brasil no sobrepasa las 2 toneladas/ha”. Por supuesto, este
régimen nos tiene acostumbrados a este tipo de mentiras e ilusiones. Sin
embargo, no dudo que con el esfuerzo de nuestros agricultores algún día
lleguemos a rendimientos promedio aceptables, que permitan aprovechar las
ventajas de nuestra franja tropical para la producción comercial de soya en
nuestro territorio y podamos cubrir nuestros requerimientos internos. Se sigue
avanzando a pesar de las erradas políticas agrícolas, que durante 20 años, ha
decretado el régimen del socialismo del siglo XXI.
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