domingo, 17 de noviembre de 2019

FAOSTATS de soya y el ministro de agricultura de Venezuela



En Venezuela, el cultivo de la soya tiene hoy un impresionante atractivo para muchos agricultores, quizás impulsados en un comienzo, por ese grupo que se ha identificado como “Ruteros de la Soya”. En días recientes, durante un día de campo en Portuguesa, comentábamos que este nuevo renacer del cultivo de esta maravillosa planta en el país, va a lograr que definitivamente se produzca suficiente grano de soya en nuestro territorio, para cubrir dos áreas tan importantes en la alimentación como son: el aceite comestible y la harina de soya como concentrado proteico, debido a que ahora son los agricultores los primeros interesados en el cultivo.

Personalmente, estuve trece años en la empresa Protinal, C.A., desde los años setenta persiguiendo agricultores para que sembraran soya en el país; posteriormente doce años más en Agroisleña, C.A., desde finales del siglo XX hasta comienzos de este siglo, con la misma tarea de animar a los productores a la siembra de esta leguminosa, obteniendo, con contadas excepciones, casi siempre la misma respuesta: “la soya no se da en estas tierras”, “la soya es de China, ¿cómo pretende usted producirla aquí”?, “esa planta no se conoce en Venezuela”, y otras respuestas que significaban la misma negativa por parte de la mayoría de los productores. Todo eso a pesar que desde 1967, cuando se realizó la primera siembra comercial de soya en el país, en los Valles de Aroa, se logró un éxito rotundo en cuanto a rendimientos y manejo del cultivo.

Hoy en día se puede considerar que el cultivo de la soya no tiene barreras latitudinales, y más bien, con los adelantos en mejoramiento genético y el desarrollo de cultivares transgénicos y los editados genéticamente, las áreas tropicales del mundo con su balance hídrico positivo y la calidez de su temperatura, se deben convertir en el mejor recurso para la producción de este cultivo. Esto ha ayudado a que los agricultores sean ahora los que andan en busca de ciencia y tecnología para  realizar sus cultivos de la mejor manera, han cambiado la dirección cuando son las liebres las que persiguen a los perros en busca del éxito.

Sin embargo, aún son las regiones templadas y algunos sectores sub tropicales, los que albergan la mayor producción de soya en el mundo. Si consideramos las estadísticas de FAO o FAOSTATS para el año 2017, encontramos el siguiente resultado: USA produjo 120 millones de toneladas en unos 36 millones de hectáreas; Brasil produjo 115 millones de toneladas en cerca de 34 millones de hectáreas y Argentina produjo 55 millones de toneladas en unos 17 millones de hectáreas. Los rendimientos de esos ciclos fueron 3,4 toneladas/ha para Brasil; 3,3 toneladas/ha para USA y 3,2 toneladas/ha para Argentina.

Esos tres países son los líderes mundiales en lo que a soya se refiere, y especialmente USA y Brasil, han dedicado grandes esfuerzos e inversiones para el desarrollo del cultivo de la soya y llegar, luego de varios años de intenso trabajo, a esos resultados obtenidos. Es impresionante lograr rendimientos de 3,4 toneladas/ha cuando se cosechan 34 millones de hectáreas, lo cual, para que tengamos una idea, es casi el triple de todas las tierras con vocación agrícola que tiene Venezuela.

El militar que ocupa el cargo de ministro de agricultura en el país, ha señalado, según información difundida por Minuta Agropecuaria, que “Venezuela ha demostrado una capacidad productiva de soya que supera a Brasil, ya que en Monagas se ha llegado a 4.000 kg de soya/ha”. Y remata con esta sentencia: “Brasil no sobrepasa las 2 toneladas/ha”. Por supuesto, este régimen nos tiene acostumbrados a este tipo de mentiras e ilusiones. Sin embargo, no dudo que con el esfuerzo de nuestros agricultores algún día lleguemos a rendimientos promedio aceptables, que permitan aprovechar las ventajas de nuestra franja tropical para la producción comercial de soya en nuestro territorio y podamos cubrir nuestros requerimientos internos. Se sigue avanzando a pesar de las erradas políticas agrícolas, que durante 20 años, ha decretado el régimen del socialismo del siglo XXI.


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