viernes, 24 de abril de 2020

Malthus, el coronavirus y la agricultura



Una de las primeras referencias que tratan el problema de la alimentación de la población mundial, o quizás la primera, es la de Thomas Robert Malthus (1776-1834), un filósofo y clérigo inglés cuya gran obra fue: “Ensayo sobre el principio de la población”, en la cual afirma que la población tiende a crecer en progresión geométrica, mientras que los alimentos solo aumentan en progresión aritmética, por lo que la población se encuentra siempre limitada por los medios de subsistencia. En relación a esto, escribió: “Un hombre que nace en un mundo ya ocupado, si sus padres no pueden alimentarlo y si la sociedad no necesita su trabajo, no tiene ningún derecho a reclamar ni la más pequeña porción de alimento (de hecho, ese hombre sobra). En el gran banquete de la naturaleza no se le ha reservado ningún cubierto. La naturaleza le ordena irse y no tarda mucho en cumplir su amenaza”.

El pensamiento malthusiano mostraba, que el control de los nacimientos, permitiría superar el hecho de que la limitación de los medios de subsistencia pudiera conducir a una hambruna mundial.

Algo más de un siglo después de la muerte de Malthus, aparecen los primeros trabajos de Norman Ernest Borlaug (1914-2009), un ingeniero agrónomo estadounidense considerado el padre de la agricultura moderna y de la Revolución Verde, y llamado por otros como “el hombre que salvó mil millones de vidas”. Los trabajos de Borlaug y su equipo, consistieron básicamente en el mejoramiento genético de especies de trigo, maíz y arroz, para producir cultivares más resistentes a climas extremos y a plagas; además del uso de maquinarias y equipos agrícolas, y la aplicación de fertilizantes, plaguicidas y riego.

Con esos avances, a partir de los años cincuenta del siglo XX, se logró incrementar considerablemente la productividad agrícola y la producción de alimentos. Se creó el CIMMYT (Centro Internacional para el Mejoramiento del Maiz y el Trigo) en México, liberando nuevos cultivares de maíz y trigo, que en caso de este último el rendimiento en el país azteca pasó de 750 kg/ha en 1950 a 3.200 kg/ha en 1970. En el IRRI (International Rice Research Institute) se liberó la variedad de arroz IR-8 y luego la IR-36, ambas semi enanas, con rendimientos superiores a 10 veces los de las variedades tradicionales. En conclusión, entre 1940 y 1984, la producción mundial de granos aumentó en 250%.

Más recientemente, Gurdev Khush, un ingeniero agrónomo nacido en el año 1935 en la India, recibió en 1996 el World Food Prize por sus logros en incrementar y mejorar la suplencia mundial de arroz durante un tiempo de crecimiento exponencial de la población.

Entonces, la Revolución Verde ha sido una respuesta contundente a la teoría de Malthus, y en lugar de buscar una solución al desabastecimiento de alimentos por la vía del control de la natalidad, se busca la vía de producir mayor cantidad de alimentos por unidad de superficie, para poder saciar las necesidades de una población en crecimiento.

Sin embargo, al tiempo que las nuevas tecnologías incluyendo el uso de organismos transgénicos, logra todos esos resultados positivos, comienzan a aparecer movimientos que luchan por la disminución del uso de agroquímicos; y a criticar la Revolución Verde desde los puntos de vista ecológico, económico, cultural y nutricional. De inmediato Borlaug responde a esos grupos de presión ambiental, lo cual se puede resumir de la siguiente manera:
         
“algunos de los grupos de presión ambiental de las naciones occidentales son la sal de la tierra, pero muchos de ellos son elitistas. Nunca han experimentado la sensación física de hambre. Ellos hacen su trabajo de cabildeo desde cómodas suites de oficina en Washington o Bruselas…..Si vivieran solo un mes en medio de la miseria del mundo en desarrollo, como he hecho por cincuenta años, estarían clamando por tractores y fertilizantes y canales de riego y se indignarían que elitistas de moda desde sus casas les estén tratando de negar estas cosas”.

En la actualidad, la población del mundo ha continuado creciendo, estimándose que de más de siete mil millones de habitantes de hoy, se pasará a unos nueve mil ochocientos millones de habitantes para el año 2050. Junto a eso, un grupo de fenómenos naturales ayudados por acciones antrópicas, la aparición de plagas como la langosta que está azotando buena parte de Asia y de África, y ahora la presencia del Covid-19, están favoreciendo una importante disminución de la producción mundial de alimentos y su distribución, conduciendo a incrementar los problemas de desnutrición.

El Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, David Beasley, acaba de advertir en el Consejo de Seguridad, que además de la pandemia por coronavirus, el mundo también está al borde de una pandemia de hambre que podría conducir a hambrunas múltiples de proporciones bíblicas en unos pocos meses si no se toman medidas inmediatas. Dio las siguientes cifras: al día de hoy 821 millones de personas se acuestan con hambre todas las noches en todo el mundo. De ellos, 135 millones sufren crisis alimentaria severa o fatal. Otros 130 millones podrían llegar al borde de la inanición para fines de 2020.

Esas cifras amenazantes nos involucran directamente a los venezolanos, ya que en la información del PMA, Venezuela es el cuarto país del mundo más afectado por la desnutrición. Esta situación, unida a la crisis de nuestra agricultura que ha venido en descenso en los años más recientes, no cubriendo ni el 20% de los requerimientos alimenticios de la población, y en estos momentos sufriendo la crisis de la cuarentena por la pandemia del coronavirus y la escasez y vil manejo del suministro de gasolina y gasoil, que obligan a los productores a estar alejados de los campos y no poder operar maquinarias y equipos agrícolas, además de la falta de insumos básicos para la producción, obligan a que la agricultura sea considerada prioritaria en las decisiones del régimen que gobierna al país.

Para evitar una hambruna nacional, tenemos que ir inmediatamente al campo y tratar de ser muy eficientes para lograr altos rendimientos y proteger al máximo al ambiente. Aplicar las mejores tecnologías que disponga cada agricultor, racionalmente. No es momento para discutir sobre el impacto ambiental de los fertilizantes y plaguicidas, ya que si se utilizan racionalmente, su impacto es mínimo y tolerable. Quizás sea necesaria otra Revolución Verde, la cual además de aplicar los mejores desarrollos tecnológicos del momento, aplique políticas que conduzcan a un crecimiento de la producción de alimentos y su distribución en todo el territorio nacional. Mejor aún, una Revolución Verde que sustituya a la roja y venga con un nuevo gobierno de libertades, que considere a la agricultura como una verdadera prioridad para el desarrollo del país.

Sin fertilizantes es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.

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Pedro Raúl Solórzano Peraza
Abril de 2020



lunes, 20 de abril de 2020

Fertilización fosfatada biológica


Fertilización Fosfatada Biológica (FFB)
(Promoción y mejoramiento de procesos naturales donde intervienen seres vivos, que resultan en suministro de fósforo para las plantas)
  
En anteriores artículos hemos hablado de la Fertilización Biológica y de la Fertilización Nitrogenada Biológica, en esta oportunidad se tratará la Fertilización Fosfatada Biológica.

Es conveniente enfatizar que el concepto de Fertilización Biológica, referido a la utilización y mejoramiento de procesos o fenómenos naturales donde intervienen seres vivos, los cuales sirven para mejorar la disponibilidad y aprovechamiento de los nutrientes esenciales por parte de las plantas, es muy diferente del concepto de biofertilizantes o fertilizantes orgánicos. Éstos, son cualquier sustancia de origen animal o vegetal que se aplique al suelo para mejorar su fertilidad, tienen y generan vida al incorporarlos al suelo, por lo que son capaces de descomponerse, transformarse, mineralizarse. Así, convierten sus nutrientes a formas  disponibles para las plantas, mejoran las propiedades físicas de los suelos como estructura y porosidad, al aumentar los niveles de carbono mejoran la vida del suelo, y pueden amortiguar las variaciones de pH al tiempo que incrementan la capacidad de intercambio catiónico. En la Fertilización Biológica se utilizan microorganismos vivos en forma de inoculantes.

En la Fertilización Nitrogenada Biológica se utilizan diazótrofos, tales como bacterias de los géneros Bradyrhizobium y Azospirillum, capaces de fijar nitrógeno atmosférico. En la Fertilización Fosfatada Biológica existen dos vías fundamentales, una basada sobre el uso de microorganismos capaces de solubilizar fosfatos para ponerlos a disposición de las plantas; la otra, el uso de hongos micorrízicos para asociarse a las raíces de las plantas y aumentar su capacidad exploratoria de suelo, que le permite a la planta alcanzar mayores cantidades de fósforo en la solución del suelo.

-Existe un grupo de microorganismos del suelo que tienen la capacidad de solubilizar fosfatos del suelo para ponerlos a disposición de las plantas. Es el caso de hongos de los géneros Aspergillus y Penicillium, que son los principales responsables por la solubilización de fosfato dicálcico; y bacterias de los géneros Pseudomonas, Rhizobium y Bacillus, que pueden hidrolizar diversos compuestos fosfatados al producir enzimas fosfatasas ácidas, para finalmente liberar el fósforo que se encuentra insoluble en esos compuestos. Estos microorganismos, además, contribuyen a elevar la eficiencia de los fertilizantes químicos, y producen sustancias que estimulan el crecimiento de las plantas o que tienen efectos antagónicos sobre microorganismos patógenos.

En el caso específico del fósforo, las bacterias solubilizadoras de P (BSP) generalmente están presentes en los suelos, pero sus poblaciones no son suficientes para competir con otros microorganismos que abundan a nivel de la rizósfera, por lo que para tener una solubilización de P efectiva, es necesario realizar inoculaciones con altas poblaciones o altas concentraciones de BSP. Sobre la base de este mismo principio, se producen fertilizantes con P soluble, como el caso del fertilizante fosfórico PHS, producido por la fusión de roca fosfórica con azufre elemental e inoculación con bacterias del género Thiobacillus. Las bacterias oxidan el azufre generando un ambiente ácido que solubiliza el fosfato de la roca. En Venezuela, el INIA y quizás otras organizaciones, han evaluado BSP entre las cuales destaca el Bacillus megatherium var. Phosphaticum.

-Micorriza se define como la relación simbiótica entre hongos y raíces.

Los hongos micorrízicos juegan un papel importante en el uso del P del suelo por muchas especies de plantas, a través de una simbiosis poco específica que favorece la absorción de este nutriente esencial. Las más importantes son las Ectomicorrizas que no penetran la pared celular de las raíces, y las  Micorrizas Arbusculares que realizan colonización intracelular y son identificados como MA. Las Ectomicorrizas son particularmente importantes en especies maderables de gran valor económico, mientras que las MA se encuentran presentes en todos los phyla incluyendo muchas gimnospermas y la gran mayoría de las angiospermas.

Las MA favorecen la absorción de agua y nutrientes por parte de las plantas. Esto es muy importante en el caso del P, ya que éste es un elemento que se encuentra en pequeñas concentraciones en la solución del suelo, además de moverse hacia las raíces de las plantas a muy baja velocidad por el fenómeno de difusión. Alrededor de las raíces se crea una zona con menor concentración de P que en el resto de la solución del suelo, debido a que la velocidad de absorción por la planta es mayor que la movilidad del P hacia las raíces, lo cual crea un flujo por difusión hacia la rizósfera. Las MA actúan como una extensión del sistema radical, permitiendo a las plantas explorar mayor volumen de suelo en su búsqueda de agua y nutrientes. Además, se ha determinado que las MA son más eficientes que las raíces en la absorción de P, en términos de absorción/longitud radical.

En conclusión, en momentos cuando se requiere mayor eficiencia en la actividad agrícola, cuando es necesario reducir costos de producción, y es imperativo proteger el medio ambiente mejorando la vida del suelo y su secuestro de carbono para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero como el CO2, la utilización de la Fertilización Biológica cada vez que exista la posibilidad de aplicarla es una obligación ineludible. Esperemos que los desarrollos científicos y tecnológicos por venir, logren ampliar el concepto de la Fertilización Biológica al mayor número posible de nutrientes esenciales, más allá del Nitrógeno y el Fósforo, que permitan disminuir cada vez más la aplicación de fertilizantes químicos, especialmente en el caso de P cuando sus fuentes son finitas en la naturaleza.

Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.

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Pedro Raúl Solórzano Peraza
Abril de 2020.





miércoles, 15 de abril de 2020

La riqueza petrolera de Venezuela y el caos de la gasolina



Desde antes del Descubrimiento de América, ya los aborígenes que habitaban el territorio que hoy es Venezuela, utilizaban con fines medicinales, como combustible y para calafatear las embarcaciones, una sustancia negra que afloraba a través del suelo al cual llamaron “mene”.

En 1875, después de un temblor de tierra, en una hacienda del estado Táchira llamada La Alquitrana, comenzó a manar petróleo en cantidades importantes, propiciando que se creara la primera empresa petrolera venezolana, la compañía Petrolia del Táchira, para explotar industrialmente el petróleo. Para 1880 se hacen las primeras perforaciones, hasta que a unos 60 metros de profundidad en un pozo que identificaron como Eureka, se logró una producción de 230 litros de petróleo por día, el cual se destilaba en un alambique para producir querosene e iluminar con esto las poblaciones de San Cristóbal y Rubio.

Para las primeras décadas del siglo XX se comenzaron a perforar pozos de gran importancia, el gobierno estableció el otorgamiento de concesiones para la explotación, la mayoría de las cuales fueron negociadas con empresas extranjeras que tenían la tecnología para este tipo de actividad. En 1914 se descubre el primer campo petrolero de importancia, Mene Grande, descubierto por la empresa Caribbean Petroleum, donde se encuentra el famoso pozo Zumaque I. Para 1918 el petróleo comenzó a aparecer en las estadísticas de exportación de Venezuela, y en 1929 se consideró el país con mayor producción petrolera detrás de los Estados Unidos, y el primer país exportador de petróleo del mundo.

Progresivamente, el petróleo se fue convirtiendo en el principal sector económico del país, limitando la creación y el mantenimiento de otros tipos de industrias. Con el incremento de las exportaciones petroleras, cuando Venezuela llegó a ser el primer país exportador de petróleo del mundo, poco a poco la “Enfermedad Holandesa” fue carcomiendo la economía del país. Esta enfermedad, que es un término utilizado en economía, también es conocido como “Mal Holandés” o “Síndrome Holandés”, y se refiere a los efectos negativos que provoca en la economía de un país un repentino y desmedido incremento del ingreso de divisas, ocasionado por la exportación de algún recurso natural como minerales preciosos, hidrocarburos, café, etc, o por algún crecimiento importante de la inversión extranjera directa.

Debido a su importancia, en 1943 se promulga la Ley de Hidrocarburos que permitía la división de los beneficios de la industria petrolera en 50/50 entre el gobierno y la industria. Esto permaneció sin cambios hasta la nacionalización de la industria en 1976.

La economía venezolana, dependiente de la renta petrolera, ha sufrido muchos vaivenes según los cambios de los precios del petróleo. Sin embargo, desde la invasión de Irak en el 2003, los precios del petróleo se incrementaron considerablemente y Venezuela llegó a recibir millones de millones de US Dólares por concepto de la exportación de su petróleo, que han debido convertir a este país en uno de los más ricos del mundo. Sin embargo, el régimen imperante en el país desde 1999 malgastó la mayor parte de ese dinero, gran parte del cual se perdió en medio de una terrible ola de corrupción, endeudó al país hasta cifras nunca imaginables, y hoy los ciudadanos venezolanos viven en una miseria marcada por el hambre y la falta de asistencia médica, que ha conducido a la muerte de miles de personas, especialmente niños y ancianos.

Paralelo al crecimiento de la explotación del petróleo, en Venezuela se instalaron refinerías en el Occidente, en el Centro y en el Oriente del país, que en conjunto representaron el mayor complejo de refinación de la América Latina, en el cual se produjo suficiente gasolina para satisfacer el mercado interno, para exportar, y para utilizarlo en una de las grandes estrategias de corrupción como es el contrabando hacia Colombia, con gigantescos dividendos para los implicados debido al irrisorio precio de la gasolina en el país.

Lo peor ha ocurrido en los años recientes con la destrucción de la empresa petrolera, PDVSA, y con el abandono de las refinerías. Como consecuencia, se ha tenido que estar importando gasolina, algo que pareciera insólito, para poder surtir las necesidades internas y para suministrar gasolina a nuestros colonizadores cubanos de esa pequeña isla caribeña. Ahora, con la insuficiencia de recursos para pagar las importaciones y otras limitaciones para su adquisición, no es posible importar gasolina y gasoil al ritmo suficiente, creando un gran desabastecimiento que prácticamente paraliza el accionar del país. Dos de los grandes afectados por esta situación son: la salud, por la reciente pandemia que ha causado el Covid-19 en el mundo y que en Venezuela es más peligroso por las condiciones precarias del sistema de salud, y por la limitación de una efectiva asistencia médica, inmovilizada debido a la escasez de gasolina; y el suministro de alimentos, ya que sin combustibles es imposible producirlos y distribuirlos a lo largo y ancho del territorio nacional.

En la Venezuela por venir, que será muy pronto, es prioritaria la recuperación de la industria petrolera, de tal manera que genere suficientes dividendos y se puedan hacer importantes inversiones para un desarrollo armónico del país, que conduzca a la felicidad de todos sus ciudadanos. Debemos “sembrar el petróleo” y superar el “Síndrome Holandés”. Entre otras cosas, desarrollar la agricultura para tender hacia una verdadera y necesaria Soberanía Alimentaria.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Abril de 2020

sábado, 11 de abril de 2020

La relación C/N de los suelos y su importancia en la agricultura



La relación C/N de los suelos es importante porque, en cierta medida, es determinante en la disponibilidad de N para las plantas. Se señala que una relación C/N = 10 es la más conveniente. Cuando el valor de esta relación es muy alto, por ejemplo 20 o más, tiende a ocurrir inmovilización de N por parte de los microorganismos del suelo. Cuando ese valor C/N se aproxima a 10 o menos, tiende a ocurrir mineralización neta o aparente de N, aumentando la disponibilidad de este nutriente para las plantas.

Al incorporar residuos vegetales a los suelos, por ejemplo, los restos de cosecha de un cultivo, se está incorporando una fuente de energía, de carbono, que va a favorecer incrementos en las poblaciones de microorganismos. Estos microorganismos requieren N para su propia constitución por lo que parte del nitrógeno que se mineraliza va a ser incorporado a los tejidos de los microorganismos del suelo. Si los residuos de cosecha que se incorporan al suelo son pobres en N, es decir, tienen una alta relación C/N, ocurre una inmovilización de N ya que el nitrógeno que se va mineralizando se va incorporando a los tejidos de la creciente población de microorganismos. Por el contrario, cuando los restos de cosecha tienen una baja relación C/N, es decir, son ricos en N, ocurre una mineralización neta o aparente de N, ocurre un incremento de las formas minerales de N que las plantas están en capacidad de absorber. Por esta razón, las leguminosas, que acumulan cantidades altas de N en sus tejidos, al ser incorporadas al suelo se convierten en una fuente cierta de N para cultivos sucesivos.

Entonces, cuando se incorporan residuos orgánicos a los suelos, se promueven incrementos en las poblaciones de microorganismos que van a utilizar el carbono que contienen, pero también el nitrógeno. Se va a mejorar la actividad biológica del suelo incrementándose la mineralización de la materia orgánica, pero no necesariamente el suministro de nitrógeno para las plantas lo cual depende de la calidad de los residuos incorporados. A la vez, el nitrógeno se convierte en un factor limitante para el crecimiento de la población de microorganismos del suelo (Ley del mínimo).

La aplicación de nitrógeno al suelo por medio de fertilizantes, especialmente con urea, ha sido muy criticada y causante de desbalances en las poblaciones de microorganismos, afectando negativamente la vida del suelo. Sin embargo, esta fertilización nitrogenada, más bien favorece la actividad biológica del suelo. Veamos esto de una manera cuantitativa:

-Se estima que en promedio la materia orgánica del suelo contiene 60% de C.
-Una hectárea con 15 cm de profundidad y una densidad aparente de 1,5 ton/m3 pesa 2.250 toneladas.
-Si un suelo contiene 3% de materia orgánica, eso equivale a 1,8% de C.
-Supongamos que el suelo contiene 0,15% de N total.
-La relación C/N = 1,8/0,15 = 12.
-Ese suelo contiene 40,5 toneladas o 40.500 kg de C (2.250 x 0,018), y 3,375 toneladas o 3.375 kg de N  (2.250 x 0,0015). Relación C/N = 40,5/3,375 = 12.
-Si se aplica 200 kg de urea/ha, equivale a aplicar 92 kg de N/ha, lo cual aumenta el contenido de N a 3.375 + 92 = 3.467 kg de N
-La nueva relación C/N = 40.500/3.467 = 11,68
-La variación en la relación C/N del suelo es muy pequeña, solamente disminuyó en 12,00-11,68 = 0,32, al aplicar 92 kg de N/ha.
-Esto muestra lo poco que se afecta la relación C/N del suelo con la aplicación de fertilizantes químicos, contradiciendo la opinión bastante generalizada de que los fertilizantes químicos afectan negativamente la vida del suelo. Por el contrario, hay un mejoramiento de las condiciones para que ocurra una mayor población de microorganismos y, por lo tanto, mayor actividad biológica en el suelo al aumentar el contenido de N por medio de la fertilización.

Además, en la medida que hay mayor disponibilidad de nutrientes para las plantas, hay mayor crecimiento vegetal y mayor cantidad de material orgánico para ser incorporado al suelo. Se incorpora mayor cantidad de sustrato para incrementar las poblaciones de microorganismos del suelo, para mejorar la vida del suelo.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Abril de 2020



jueves, 2 de abril de 2020

De nuevo los campos tristes y el maiz incierto



Lo que pudiéramos escribir en relación a la incertidumbre del maíz, es válido, en las condiciones actuales, para cualquier otro cultivo en las regiones agrícolas de Venezuela. Tomemos al maíz como ejemplo, ya que es uno de los principales cultivos del mundo, si no el más importante de todos, especialmente en nuestro país donde la base de las comidas es la tradicional arepa.

Venezuela necesita cada año más de un millón de toneladas de maíz blanco para la industria de harina precocida, y más de dos millones de toneladas de granos forrajeros para la industria de alimentos balanceados para animales (ABA), donde el maíz amarillo va a la vanguardia. Esto significa, que con un rendimiento promedio nacional tan excelente como 5 toneladas de grano por hectárea (5 ton/ha), para producir un mínimo de tres millones de toneladas de maíz se requiere sembrar 600.000 hectáreas.

Pero de nuevo los campos están tristes, porque viene abril cuando debe comenzar la siembra al occidente de Barinas, más acá y más allá de Socopó, y aún no está la semilla, ni el fertilizante, ni el herbicida ni los insecticidas, ni las maquinarias ni los equipos a tono, ni tantos recursos humanos y materiales que hacen falta para el éxito de la actividad agrícola. El Ingeniero Bolotín nos ilustra con cifras, la transición hacia la temporada de lluvias en Turén, donde en promedio, en el mes de abril, ocurren seis días con eventos de lluvia. Entonces estamos cerca del reverdecimiento de nuestros campos, y como escribió Wladislaw Reymont: “Y la tierra esperaba; el sol, otra vez joven, la calentaba; los vientos la desecaban; las lluvias tibias y fecundantes, la regaban; las noches primaverales, brumosas y templadas, la endurecían, y la hierba brotaba ya como un cepillo verde……”

Luego viene mayo cuando se establece el período de lluvias en casi todo el territorio nacional. Lluvias que saciarán la sed de los suelos resecos por el fuerte y prolongado verano. Agua de la lluvia que será retenida en los poros del suelo para alimentar a las plantas, cuyas raíces hurgarán el suelo buscando sus alimentos diarios disueltos en este maravilloso líquido. Es el mes cuando los campos reverdecen, cuando la tierra se humedece y se ablanda para que las semillas germinen y las pequeñas plantas puedan emerger y continuar su vida, libres en el espacio y bañadas por el sol, para fotosintetizar y producir materia orgánica, alimentos directos o indirectos para los organismos heterotróficos que habitamos la tierra.

Hasta hace pocos años, quizás diez o doce años atrás, se logró producir 70% o más de los alimentos requeridos por los treinta millones de venezolanos; sin embargo, ese porcentaje ha venido disminuyendo progresivamente hasta el año pasado cuando se estima que no se logró producir ni siquiera 20% de los requerimientos. Pero las expectativas son cada vez peores, para este año, 2020, cuando ya el aire nos trae olores a tierra mojada de lugares cercanos, no hay en el país los suficientes insumos para iniciar la temporada de siembra.

Estamos en una crisis política, social, económica, de todo tipo, peor que todas las anteriores, que con este régimen que impera en Venezuela han sido numerosas. En estos momentos, esta situación se agrava en el campo venezolano, porque todavía parte de la precaria cosecha del año pasado no ha podido ser vendida por los productores a pesar de la escasez de alimentos que existe en el mercado nacional.

Hoy, en Turén y otros sectores de Portuguesa, la recolección y la trilla de los granos están limitadas por la falta de combustible para operar las combinadas y llenar los tanques de los camiones que lo deben llevar a los centros de recepción de cosechas. En La Grita, vemos como toneladas de hortalizas se quedan en la región, no pueden ser transportadas a los grandes centros de consumo del centro del país por falta de gasolina, que a pesar de ello, sigue saliendo de contrabando hacia Colombia con un jugoso e ilícito negocio, o sigue enviándose a Cuba en un acto vil y traicionero con nuestro pueblo, pero beneficioso para los gobernantes de esa pequeña y miserable isla que nos tiene prácticamente colonizados.

Eso ocurre en un país petrolero que además tuvo el complejo refinador más grande de Latinoamérica. No hay gasolina. Maduro, con el realismo mágico característico de este régimen, organiza la distribución de combustible con prioridad para médicos y agricultores, entre otros. Ya se ha comprobado que es mentira. El militar que ocupa la cartera de agricultura, en una intervención llena de malas palabras, con un vocabulario soez, ante un grupo de personas relacionadas con el mundo agrícola, trataba de justificar la escasez de gasolina con el bloqueo, con el imperio que no les deja traer dos barcos con gasolina que están anclados en algún lugar del Caribe, con las sanciones aplicadas a personas del gobierno que han cometido algún tipo de delito, sin recordar que destruyeron la producción de petróleo, su refinación, y ahora lo poco disponible se lo regalan a Cuba.

Estos años sin agricultura, con nuestros campos vacíos, el agua de la lluvia se irá fluyendo a través de ríos, caños y quebradas de cada cuenca hidrográfica, a perderse en su mayoría hacia el mar. La que infiltra en el suelo se irá a los acuíferos profundos o se evaporará desde los poros del suelo para perderse en la atmósfera. No habrá raíces suficientes que la puedan utilizar, más allá de las raíces de malezas que ocuparán los espacios donde deberían estar plantas de maíz, arroz, soya, caña de azúcar, girasol, algodón, hortalizas, raíces y tubérculos, pastizales y otras.

Por eso decimos que vamos a perder otra temporada de lluvias, otro ciclo de secano, nuevamente por la incuria e ignorancia de nuestros gobernantes, o por su mala intención, quien sabe…..


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Abril de 2020