jueves, 27 de agosto de 2020

La ingeniería genética en la agricultura venezolana



Prácticamente, en el mundo entero, hay profunda preocupación por el suministro de alimentos a la humanidad, una población que sigue creciendo rápidamente con estimaciones de más de 9.200 millones de personas para el 2050, en comparación con los 7.500 millones actuales. Esto implica que se tiene que aumentar la producción de alimentos y mejorar su distribución y conservación para evitar pérdidas poscosecha, y que pueda llegar suficiente cantidad de alimentos a toda la población.

Desde finales del siglo XX y lo que va del siglo XXI, la ingeniería genética ha copado la escena en los centros de investigación mundiales, buscando mayor productividad, facilidad de manejo de los cultivos, menores costos directos de producción, menor impacto ambiental, mayor tolerancia a factores limitantes, alimentos de mejor calidad, y otros objetivos, para orientar las expectativas hacia niveles de producción que puedan satisfacer las necesidades nutritivas de los habitantes del planeta.

¿Qué es la ingeniería genética? De una manera muy sencilla, es la manipulación y transferencia del ADN de unos organismos a otros para generar un Organismo Genéticamente modificado (OGM, también OMG). Entonces, un OGM es un organismo cuyo material genético ha sido alterado usando técnicas de ingeniería genética. Un OGM es transgénico cuando se transfiere uno o más genes de una especie a otra especie.

Por medio de la ingeniería genética se han producido cultivares OGM en más de cuarenta especies vegetales de importancia para la agricultura, que han mejorado la producción de alimentos y fibras, han disminuido el uso de insecticidas y herbicidas reduciendo la contaminación del ambiente y protegiendo infinidad de especies de insectos benéficos, y han permitido brindar mayor seguridad a los operadores del campo. Por ejemplo, en la India la introducción del Algodón Bt produjo mayores rendimientos y menores gastos en plaguicidas. En China, este mismo cultivar permitió reducir el uso de plaguicidas a la mitad y se duplicaron las poblaciones de mariquitas, crisopas y arañas. Haciendo un ejercicio a futuro, se estima que si en Europa el 50% de los cultivos fueran transgénicos se dejarían de aplicar 14,5 millones de kilogramos de plaguicidas, se ahorrarían 20,5 millones de litros de diésel, y se reducirían las emisiones de CO2 a la atmósfera en 73.000 toneladas.

Estos cultivares OGM, que generalmente son de mayor potencial de rendimiento que los cultivares no modificados genéticamente, permiten además elevar la productividad con un  crecimiento vertical de los rendimientos, en lugar de tener que expandir la frontera agrícola para un crecimiento horizontal de la producción mundial de alimentos. Una ampliación de la frontera agrícola tendría que ser en la mayoría de los casos interviniendo ecosistemas que están en equilibrio con la naturaleza, quizás de gran fragilidad ante la acción antrópica para hacer agricultura, destruyendo hábitats naturales de flora y fauna afectando la biodiversidad, en fin, causando un profundo y negativo impacto ambiental. Recordemos que la mayor producción de alimentos en la misma superficie, es uno de los caminos para lograr el Incremento Sostenible de la Producción Agrícola (ISPA) impulsado por FAO.

Algunos ejemplos de OGM de especies cultivadas de importancia para la agricultura venezolana son, entre otros, el Algodón Bt, Maiz Bt, Maiz RR, Soya Bt, Soya RR, Arroz LL62, Arroz Dorado. Los organismos Bt derivan su nombre de que producen la proteína Cry, la cual es producida naturalmente por el Bacillus thuringiensis, permitiendo a la planta un autocontrol de larvas de lepidópteros. Los organismos RR derivan su nombre de las palabras Roundup Ready, porque son resistentes al herbicida glifosato. El Arroz Dorado, utilizado en Australia y Nueva Zelanda desde hace décadas, tiene un especial valor nutritivo ya que contiene betacarotenos que es precursor de la vitamina A.

En Argentina y Brasil, los dos grandes productores y exportadores de alimentos de América Latina, la gran mayoría de los cultivos son transgénicos, y cada año se incrementa la superficie sembrada con estos cultivares. A pesar que en la actualidad Venezuela se ha convertido en un gran importador de alimentos, abundantemente desde los países del sur, lo que significa que consumimos muchos productos transgénicos como el aceite de soya y el maiz amarillo usado en raciones para animales, por ley está prohibido que nuestros agricultores y nuestro ambiente gocen de los beneficios de la ingeniería genética. En la Ley de Semillas aprobada el 28/12/2015, dentro de sus finalidades, en el Artículo 3-6 se establece: “Impedir la liberación, el uso, la multiplicación, la entrada al país y la producción nacional de semillas transgénicas”.

Como corolario podemos señalar que en Venezuela, en nuestra agricultura, está prohibido oficialmente disfrutar de los grandes beneficios de la ingeniería genética, tanto para los agricultores como para la seguridad alimentaria de la población, por temor al consumo de estos productos, que dicho sea de paso ha sido comprobado por décadas que no tienen efectos negativos ni sobre la salud humana ni sobre el medio ambiente. Pero, oficialmente también, consumimos alimentos producidos con OGM en otros países, donde los agricultores y sus economías nacionales sí disfrutan de las grandes ventajas de la ingeniería genética.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Agosto 2020.

viernes, 14 de agosto de 2020

Misión Agrovenezuela y la seguridad alimentaria

 

Como ya es costumbre, una vez que ha avanzado la temporada agrícola de secano 2020 en todo el territorio nacional, y las siembras que se realicen de ahora en adelante serán muy tardías y con expectativas de pobres rendimientos, el régimen venezolano aparece con propuestas para salvar la agricultura.

 

El propio presidente de la república, mal asesorado como siempre, relanza la “Gran Misión Agrovenezuela” prometiendo recuperación de la producción de alimentos después de ocho años de fracaso. Porque esta misión fue creada y lanzada por primera vez hace ocho años, y ya hemos visto que durante este periodo de tiempo la producción agrícola nacional ha ido de mal en peor año tras año.

 

Para el ansiado éxito de la Misión Agrovenezuela, se le dará rango de ley constitucional y se crearán nuevos organismos para darle forma a una política agroalimentaria funcional. Una idea de lo que ha sido esta misión la podemos apreciar remontándonos al momento de su creación, cuando proponía: “garantizar el derecho a la seguridad alimentaria por medio de apoyos e incentivos al productor para el crecimiento de la producción agrícola”. Ocho años después nos encontramos con que solamente 3% de las familias venezolanas se encuentran en situación de seguridad alimentaria.

 

El régimen, en su tradicional léxico con el cual nos tiene acostumbrados a palabras sorprendentes como potencia, palancas, motores y otras, ahora aparece una nueva: vértices. Así, aspiran dar nueva vida a la Misión Agrovenezuela porque definieron nueve “vértices” que funcionarían de manera conjunta para darle forma a un plan de producción. A la sazón de estos acontecimientos, el militar que ocupa el ministerio de agricultura, indicó que dichos vértices darían forma a un sistema que incentivaría la producción privada, el financiamiento de proyectos, la protección de los cultivos e incluso el uso de criptomonedas como el petro.

 

Desde que obtuve esta información relativa a la Misión Agrovenezuela, estoy tratando de conocer cuáles son esos nueve vértices que van a salvar la agricultura venezolana y van a contribuir para alcanzar la seguridad alimentaria. Pero, sorpresa, el 12 de este mes el propio presidente habló de que ya van once vértices en lugar de nueve para salvar la producción agrícola venezolana.

 

Pasan los días, las semanas, los meses, y nos damos cuenta que este año quizás la producción ni siquiera va a alcanzar para cubrir el 15% de nuestras necesidades alimenticias, a pesar del esfuerzo de un grupo de productores, valientes, que se mantienen tratando de producir con los escasos recursos disponibles. Cada año la superficie sembrada con los cultivos más importantes, disminuye. Los rendimientos se afectan por la escasez de insumos, sin fertilizantes  y sin protección contra los insectos plaga y las malezas tanto la productividad como la calidad de los productos es menor. Ahora la crisis se agudiza por la falta de gasolina y gasoil, imprescindibles para la marcha normal de los procesos productivos. El relanzamiento de la Misión Agrovenezuela solo servirá para distraer aun más al pueblo ante la incapacidad oficial, y continuará la escasez de comida en las mesas de la población. La seguridad alimentaria seguirá siendo una meta inalcanzable.

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza

Agosto 2020.

sábado, 1 de agosto de 2020

Contradicciones con la biotecnología en Venezuela



La moderna biotecnología ha dado inmensos aportes a la agricultura mundial, con el desarrollo de organismos genéticamente modificados (OGM) en importantes especies vegetales cultivadas. Se han obtenido cultivares con características particulares superiores a los cultivares tradicionales, como por ejemplo mayores rendimientos, tolerantes a diversas condiciones externas adversas, de más fácil manejo, de mejor valor nutritivo, entre otras. Todas estas características, además de poder generar mayores rendimientos, también ofrecen grandes ventajas a los productores en el manejo de sus campos.

En Venezuela se ha prohibido el uso de OGM en la agricultura, vetados legalmente según lo establecido en la Ley de Semillas aprobada el 23 de diciembre de 2015 por la Asamblea Nacional, la cual impide “la liberación, el uso, la multiplicación, la entrada al país y la producción nacional de semillas transgénicas”. Esto incluye a los OGM desarrollados por medio de los alcances de la biotecnología.

Con esta postura oficial, hay algunas contradicciones. Una de ellas se refiere a que el mismo sector oficial importa múltiples alimentos, especialmente aceite de soya y granos forrajeros (maíz amarillo), producidos en otros países con cultivares transgénicos. En esos lugares de producción, los agricultores disfrutan de las bondades de los OMG, lo que no pueden disfrutar nuestros agricultores.

Otra contradicción se basa en que el sector oficial, desde el inicio de este régimen en 1999, ha querido mostrar una cara de protector del ambiente, de responsable en la conservación de los recursos naturales, y sin entrar en detalles del ecocidio que han autorizado y disfrutado en la Guayana Venezolana con la explotación de minerales valiosos, con algunos de los OMG oficialmente proscritos, además de mayores rendimientos, se puede lograr un más eficiente combate de plagas y malezas, con un menor uso de plaguicidas químicos que pudieran contaminar suelos, aguas y causar daños irreparables a la fauna benéfica y a la salud de los operadores del campo si no se toman las precauciones correspondientes.

Un ejemplo interesante de esto es el Maiz Bt, transgénico que es capaz de producir la proteína Cry, naturalmente producida por la bacteria Bacillus thuringiensis, la cual es tóxica a las larvas de lepidópteros que taladran los tallos y consumen follaje de las plantas. En el caso del Maiz Bt, no se requiere aplicar insecticidas para combatir estas plagas, el autocombate que realiza la planta es más eficiente y redunda en mayores rendimientos y facilidad de manejo del cultivo. La proteína Cry es inofensiva para el hombre y para el resto de la fauna. Ha sido utilizada por más de 40 años como ingrediente de algunos insecticidas biológicos de amplio uso.

Este año, 2020, se ha sembrado muy poco maíz en todo el país, lo que promete un marcado desabastecimiento de este grano, que es base fundamental de la alimentación del venezolano. En adición a esto, se ha reportado que las siembras en Portuguesa y resto de regiones maiceras, están siendo atacadas fuertemente por taladradores del tallo y consumidores de follaje. Hemos visto fotos con ataques severos, los taladradores debilitan el tallo, obstruyen el flujo de agua y nutrientes, y promueven el volcamiento de las plantas, pudiendo causar grandes pérdidas para el productor. Los campos están muy altos y no se debe entrar con tractores para aplicar insecticidas porque se dañaría un alto porcentaje de la población de plantas. La solución serían las aspersiones aéreas, pero los aviones no tienen gasolina. Conclusión: el uso de Maiz Bt hubiera evitado estas pérdidas tan marcadas en la producción de maíz del año 2020.

A pesar de estas contradicciones y limitaciones legales que existen en el país con respecto a los OMG, algunos agricultores, en su necesidad de facilitar la actividad agrícola ante tantos obstáculos y carencias de insumos originadas en su mayoría por las malas políticas agrícolas del régimen, subrepticiamente han evaluado materiales transgénicos con excelentes resultados.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto 2020.