INSTRUCTIVO
PARA LA PRODUCCIÓN DE SOYA EN VENEZUELA
Pedro
Raúl Solórzano Peraza
Mayo
de 2017.
I.-MARCO
DE REFERENCIA
Vamos a comenzar estas líneas presentando algunos
episodios del pasado y del presente del cultivo de la soya en Venezuela y
algunas proyecciones para su futuro, que puedan servir como marco de referencia
para una mejor planificación de los posibles programas comerciales con este
cultivo tan necesario en el país, ya que es fuente de aceite comestible y
concentrados proteicos, a la vez que tiene características excepcionales para
fungir como cultivo de rotación, especialmente con cereales, para una mejor
sanidad de los campos agrícolas y enriquecimiento de los suelos en nitrógeno.
El pasado de la soya en Venezuela ha estado lleno de
incertidumbre. En un principio, no se pudo escapar a su necesidad ya que es la
principal fuente de aceites comestibles del mundo y durante los últimos años hemos
estado importando más de un millón de toneladas de soya, principalmente en
forma de harina desgrasada como concentrado proteico para la elaboración de
alimentos balanceados para animales y como aceite comestible; y una pequeña
proporción la hemos importado en forma de grano para su industrialización en el
país. A pesar de esta importancia del grano de soya para nuestra alimentación,
en el pasado su cultivo en Venezuela se caracterizó por la siembra de
superficies relativamente pequeñas, que permitieron preparar un paquete
tecnológico para el manejo del cultivo y promover investigaciones para
desarrollar y evaluar genotipos de buen comportamiento en nuestras áreas
agrícolas.
El presente de la soya en nuestro país, a pesar de haber
ocurrido un incremento en las áreas sembradas, es deprimente, ya que se han
planteado programas para mejorar su producción que no han tenido el éxito
esperado; quizás por no tomar en cuenta el pasado, por no creer en nuestro
conocimiento y basar dichos programas en tecnología extranjera que quiere
imponerse sin evaluación previa. En otras oportunidades, por tener al frente de
estos programas a personas que no conocen el cultivo, en ocasiones a
extranjeros que no conocen nuestro medio rural y mucho menos las características
de nuestros productores. Recordemos la experiencia con el Grupo Grobo, muy
exitoso en su natal Argentina, con un contrato millonario para la siembra de
miles de hectáreas que prácticamente se perdió en su totalidad. Esto ha
contribuido al fracaso de dichos programas que han tenido un costo enorme sin
retribución alguna.
Es necesario mencionar la gran inversión que se ha
realizado en el Complejo Agroindustrial José Inacio de Abreu e’ Lima, ubicado
en las cercanías de la población de El Tigre, estado Anzoátegui, cuya
concepción fue sembrar unas 15.000 hectáreas propias de soya y motivar la
siembra por agricultores de la región, para recibir, acondicionar y procesar el
grano en esas instalaciones. Luego de varios ciclos de fracasos en la
producción de campo, de desmejoramiento de las instalaciones por deterioro y
pérdida de maquinarias y equipos valiosos, y quizás de otros problemas, este
complejo se ha convertido en todo lo contrario de lo que fue concebido, como
consecuencia, con toda seguridad, de que su manejo ha sido más político que
agronómico.
En el presente de la soya también es obligatorio hacer
referencia a un nuevo movimiento para su producción en todo el país, pero que
tiene sus más dinámicos propulsores en Portuguesa, lo han denominado “La Ruta
de la Soya” y han estado realizando siembras comerciales tanto en la temporada
de lluvias como en el ciclo de Norte-Verano. Los resultados, sin haber sido
extraordinarios, si han sido prometedores en la medida que se ajusten algunas
prácticas agronómicas. En lo personal, le auguro un buen futuro a este
esfuerzo, ya que ha sido iniciativa de los propios agricultores y quizás
represente su participación en lo que hace unos años, en el 2005, consideré el
renacimiento o palingenesia de la soya en Venezuela.
El futuro del cultivo de la soya en Venezuela, al igual
que el de la mayoría de los cultivos que se pueden producir en el país, va a
depender mucho de las buenas políticas agrícolas que se implementen. Si
realmente queremos lograr una soberanía alimentaria debemos dedicarnos a la
producción agrícola organizada, priorizada, en la cual el cultivo de la soya
debe tener una posición preponderante. La producción de este grano en el país
debe servir para disminuir sustancialmente la importación de alimentos (aceites
comestibles y concentrados proteicos) y para incrementar la producción agrícola
interna, para aumentar significativamente y productivamente la ocupación de la
gente del campo y para mejorar la fertilidad de nuestros suelos al
incorporarles nitrógeno en forma natural, entre otros beneficios
increíbles.
Con excepción de las zonas montañosas y aquellas que
permanecen la mayor parte del año cubiertas con agua, prácticamente todas las
regiones del país han sido utilizadas con mayor o menor intensidad para la
evaluación y producción comercial de soya; sin embargo, pocas de ellas han
presentado las condiciones adecuadas para el éxito del cultivo. Las primeras siembras
comerciales exitosas se realizaron en el Valle de Aroa, estado Yaracuy, en el
año 1967, con la variedad Improved Pelican que había sido la única con
adaptabilidad suficiente para emprender estos programas comerciales, demostrándose
que esta zona del país tiene un gran potencial para la producción de este
grano. A partir de este momento se comenzaron a realizar siembras en otras
regiones del país con resultados más o menos favorables, pero estos primeros
intentos de establecer el cultivo dentro de nuestros programas agrícolas
terminaron en 1975-76, siendo una de las causas principales el precio del
grano, el cual era tan bajo que impedía que la soya compitiera con otros
cultivos de mayor tradición y buenos rendimientos.
A mediados de los años setenta, en la Universidad de
Florida, USA, se produjo la variedad Júpiter, de comportamiento muy aceptable
en regiones tropicales, la cual comenzó a ser evaluada y multiplicada en
Venezuela a partir de 1976 con resultados bastante satisfactorios. Esta
variedad vino a reforzar a la variedad Improved Pelican y a la vez se utilizó
como material para desarrollar nuevas variedades tropicalizadas.
A principio de los años ochenta se comenzó a evaluar el
manejo de las sabanas orientales para la producción de soya, lográndose
ensamblar distintos aspectos tecnológicos para lograr el establecimiento
exitoso del cultivo de soya en esta región del país. Como consecuencia de estos
esfuerzos, las sabanas de Anzoátegui y Monagas han sido asiento de la mayor
actividad comercial con el cultivo de la soya, y hasta final de los años
ochenta y principio de los noventa aún se consideraba como un cultivo de
importancia en esa región. Cabe destacar que en 1988 se llegó a sembrar con
soya en esas sabanas cerca de 10.000
ha con excelentes resultados, indicando que esta región
puede llegar a ser la más importante para el desarrollo del cultivo de la soya
en Venezuela. Efectivamente, para el año 2010, cuando se señala según cifras
oficiales que se ha llegado a sembrar en el país unas 41.000 ha con soya, más
del 80% se ubicó en esta parte del territorio.
En 1979, en el marco del Programa Fundación
Polar-Fusagri, se presentan los primeros resultados de sus trabajos con soya
correspondientes a los Llanos Occidentales. En esta región se concluyó que las
altas precipitaciones y su gran variabilidad hacia finales de año, dificultan
la cosecha y favorecen enfermedades del grano. Por esta razón, a partir de 1980
este programa se concentró hacia la región nor-oriental del país, desde las
cercanías de El Sombrero en Guárico hasta El Tigre en Anzoátegui, con menores
lluvias y mejor definidas hacia finales de año que en los Llanos Occidentales,
por lo que se consideró, y así resultó, con mejores condiciones para la
explotación comercial de la soya.
Sin embargo, los Llanos Occidentales no se deben descartar
para la producción de soya, ya que es factible sembrarla como segundo cultivo
en lo que se conoce como ciclo Norte-Verano. Esta opción aún puede requerir
algunas evaluaciones, entre otras cosas, en lo referente al manejo de las
fechas de siembra, ciclo de vida de las variedades, nuevas variedades,
fertilización residual y otros aspectos agronómicos.
Más recientemente, a partir del año 2006, la empresa
Agroisleña, C.A. inició un interesante programa comercial de soya unido a la
evaluación e introducción de variedades de Brasil y algunos genotipos
nacionales, el cual tuvo un crecimiento progresivo en los estados Guárico,
Anzoátegui y Monagas, hasta el año 2010 cuando la empresa fue expoliada por el
gobierno nacional y no se continuó con esta iniciativa. Este programa tenía la
ventaja de contar con el apoyo del personal técnico de Agroisleña en todo el
territorio nacional, el cual era permanentemente entrenado en el manejo de este
cultivo y además contemplaba la rotación de los campos con los cultivos maíz y
sorgo granífero.
En conclusión, hasta los momentos actuales se tiene que
las mejores zonas de Venezuela para la producción de soya están ubicadas en una
extensa área de las sabanas orientales de Anzoátegui y Monagas, buena parte de
la zona de producción de maíz y similares en el estado Guárico y los Llanos
Occidentales en el ciclo Norte-Verano con algunas evaluaciones previas. Otras
zonas ubicadas en Yaracuy, Aragua, Carabobo, Lara y Zulia, donde se han
realizado siembras menores con relativo éxito, ameritan algunas evaluaciones
antes de lanzarse a programas de grandes extensiones, especialmente en lo
relativo a comportamiento de variedades y manejo de los ciclos de lluvia y
fotoperíodo en conjunción con las fechas de siembra y poblaciones de plantas.
II.-DÓNDE
Y CUÁNDO SEMBRAR SOYA
Cuando se planifican programas comerciales de producción
agrícola se debe partir del conocimiento de los siguientes puntos: qué se va a
producir, cuánto, con quién, dónde y cuándo, y con qué vamos a desarrollar esos
programas, asumiendo que existe un mercado seguro para el producto cosechado.
En este caso que nos ocupa, ya está definido que lo que vamos a producir es
soya y que es necesario sembrar al menos unas 600.000 hectáreas para intentar
cubrir nuestros requerimientos de este grano. Además, estos programas los vamos
a desarrollar con los agricultores venezolanos, apoyados, cuando sea necesario,
por personal técnico capacitado en el manejo de este cultivo y por
especialistas en las diferentes áreas de la agronomía como pueden ser
entomología, edafología, fitopatología, botánica y combate de malezas, mecanización
agrícola, economía agrícola, mercadeo y otras.
La meta de sembrar 600.000 hectáreas de soya se logrará
en el mediano plazo, ya que se debe comenzar con superficies moderadas para
poder concentrar allí los esfuerzos necesarios y aspirar a lograr el éxito
indispensable de estos programas agrícolas, éxito tan necesario para que el
cultivo de la soya se arraigue definitivamente en nuestros campos agrícolas.
Quizás se pueda iniciar el primer año con la siembra de 30.000 hectáreas, con
una mayoría de agricultores con experiencia en el cultivo, y con actividades de
adiestramiento para aquellos agricultores novatos en la siembra de soya. Se
aspira llegar al total de la superficie requerida en un máximo de unos 8-10
años.
Conociendo qué, cuánto y con quién vamos a sembrar, en
esta sección vamos a considerar dónde y cuándo vamos a desarrollar los
programas de soya en Venezuela. Lo lógico es comenzar el primer año en las
regiones donde se tiene experiencia con el cultivo, donde existen los recursos
humanos y de maquinarias y equipos agrícolas, facilidades de transporte y
suficientes centros de recepción, acondicionamiento y almacenamiento de las
cosechas. En tal sentido, se deben seleccionar agricultores en el eje El
Sombrero-El Tigre-Maturín y zonas aledañas, e incluir al menos 3.000 hectáreas
para siembras de Norte-Verano en los Llanos Occidentales del estado Portuguesa.
Como contactos importantes para la selección y el
compromiso de los agricultores de participar en el programa de producción de
soya, se deben considerar las asociaciones de productores regionales y algunas
individualidades con experiencia en el cultivo como el caso de la finca de la
Familia Meneses entre El Sombrero y Chaguaramas, el señor Pedro Solano en El
Socorro, el Ingeniero Ramón Bolotín en Turén y otros productores de Anzoátegui,
Monagas y Portuguesa que han estado por años vinculados a este cultivo.
Es muy importante considerar que en cada caso, en cada
región, los sistemas suelo-clima son diferentes y, por lo tanto, las fechas de
siembra variarán especialmente según las características del ciclo de lluvias.
En general, la época más conveniente para sembrar soya se selecciona en función
de que en lo posible, el ciclo de la planta transcurra durante los días de
mayor número de horas de luz y aprovechando la mayor cantidad de agua de lluvia
durante su ciclo de vida. Esto permite que no ocurran mayores limitaciones de
estos dos importantes factores de crecimiento y la planta pueda expresar toda
su capacidad de producción. Por supuesto, se debe procurar que la cosecha
coincida con períodos de poca precipitación para favorecer la labor de
recolección y proteger la calidad del grano.
Con las consideraciones anteriores, para el primer año se
recomienda concretamente la siembra de soya en las áreas potenciales de
Guárico, Anzoátegui y Monagas, tan pronto como se tenga seguridad del inicio de
la estación lluviosa y que el suelo se encuentre suficientemente húmedo para
asegurar la pronta germinación de las semillas y la emergencia de las pequeñas
plantas sobre la superficie del suelo. En otras palabras, la soya no se debe
sembrar en suelo seco, y además se debe buscar que después de la germinación de
las semillas se mantenga húmeda la sección superficial del suelo de tal manera
que las plántulas puedan emerger fácilmente.
La fecha de siembra se puede prolongar por algo más de un
mes, y corresponde en las áreas señaladas de Guárico, Anzoátegui y Monagas, en años normales, a finales de mayo y todo el
mes de junio. Sembrar después del mes de junio en aquellos casos cuando las
lluvias comienzan en los primeros días de mayo, es riesgoso porque puede
presentarse escasez de agua hacia los períodos de llenado de grano, causando
anormalidades en el desarrollo del grano, aborto excesivo de vainas, bajos
rendimientos y mala calidad del producto.
En algunos sectores del estado Monagas es posible
establecer dos fechas de siembra ya que el ciclo de lluvias es bimodal, una
durante el principal pico de lluvias que generalmente comienza en el mes de
mayo, y otra para aprovechar el ciclo de Norte-Verano que es muy definido y
permite la siembra tardía de la soya. La siembra realizada en el principal pico
de lluvias puede llevar a coincidir la maduración de la soya con lluvias
importantes, pero las características de los suelos de esta región, de texturas
ligeras y alta conductividad hidráulica que son responsables de un rápido
drenaje, permiten que se pueda realizar la cosecha mecanizada al poco tiempo
después de la ocurrencia de una fuerte lluvia.
La soya debe sembrarse como segundo cultivo en las zonas
bajas de la región de los Llanos Occidentales donde el ciclo de lluvias también
es bimodal, después de la cosecha de maíz y de arroz que ocupan la sección de
la primera moda que va de finales de abril a principios de octubre,
recomendándose realizar las siembras de soya desde octubre hasta un máximo de
la primera quincena de noviembre. Esto puede ajustarse de acuerdo a la
irregularidad de los ciclos de lluvia, ya que si el inicio de la estación
lluviosa se retrasa como ha ocurrido en algunos años, la siembra de
Norte-Verano se puede prolongar hasta todo el mes de noviembre, siempre y
cuando se utilicen variedades precoces, de ciclo corto y tolerantes al menor
número de horas luz como ocurre en los meses finales del año.
En los llanos altos de Portuguesa y Barinas, en el pié de
monte de estos estados, las siembras deben realizarse, al igual que para
centro-oriente al comienzo de la estación lluviosa, aprovechando al máximo los
días más largos del año y que las plantas puedan utilizar una buena cantidad
del agua de lluvia, pero procurando que para el momento de la recolección, no
se retrase la labor por motivo de excesos de agua o excesivo aguachinamiento de
los suelos que pudieran impedir la entrada de las cosechadoras combinadas a los
campos de cultivo. En estas situaciones, el drenaje superficial de los suelos
se acelera favorecido por las pendientes del terreno.
Paralelamente a esos programas de siembras comerciales,
se deben impulsar evaluaciones en otras regiones del país, con siembras
experimentales o semi comerciales para evaluar variedades, fechas de siembra,
densidad de población, fertilización, y otras variables, que permitan
seleccionar otras regiones importantes para la expansión futura del cultivo.
Es recomendable establecer programas para la producción
de semilla certificada de soya con las variedades más promisorias, lo cual es
un proceso bastante exigente para lograr un producto de buena calidad, evitando
incidencia de enfermedades, por lo cual se recomienda planificar estos programas
para la época seca con la aplicación de riego.
III.-CON
QUÉ VAMOS A SEMBRAR SOYA
Una vez que se ha definido qué, cuánto, con quién, dónde
y cuándo sembrar, queda por establecer con qué se realizarán esos programas.
Esto incluye los insumos fundamentales para la adecuada atención a los
cultivos, asumiendo que se tiene asegurado un financiamiento suficiente y
oportuno, y un destino para la venta del producto a precios razonables. Esos
insumos son básicamente semillas certificadas de variedades de comprobado buen
comportamiento en nuestros sistemas suelo-clima, inoculantes a base de Bradyrhizobium japonicum que pueden
incluir molibdeno (Mo), fertilizantes,
insecticidas, herbicidas, fungicidas y otros biocidas, maquinarias y
equipos agrícolas, y transporte para el ingreso de insumos a las fincas y la
salida de la cosecha hacia los centros de recepción.
Semillas:
durante los años más recientes, en las
siembras de soya que se han realizado en el país se ha utilizado casi
exclusivamente un par de variedades provenientes de Brasil, identificadas como
Tracajá y Sambaiba, y pequeñas áreas con otras variedades. Especialmente en
Brasil, permanentemente están liberando nuevas y mejoradas variedades; así
mismo, en el país aún hay instituciones como Fundación DANAC, Universidad
Centro Occidental Lisandro Alvarado y otras, trabajando en evaluación y
mejoramiento genético de esta especie, por lo que se espera que otros
cultivares de más reciente desarrollo puedan ofrecer características favorables
para ser utilizados en siembras comerciales.
Hasta hace poco tiempo, la mejor
orientación que tenía el agricultor para la escogencia de la variedad a sembrar
era la información producida por los Ensayos Regionales de Soya realizados por
el FONAIAP desde 1987; después de varios años fueron suspendidos y luego el
INIA trató de reiniciarlos en coordinación con SENASEM. Posteriormente se
denominaron Ensayos Regionales Uniformes (ERU), y para la soya se suspendieron
después de 1994 haciendo intentos por reactivarlos a partir del año 2004.
Durante los años 2000 al 2002 se realizaron otras evaluaciones de variedades de
soya, sin el carácter de ensayos regionales pero que sirvieron para introducir
algunos materiales como las variedades Conquista, Suprema, DOKO, Prosoya 1 y 2,
Celeste y otras. Posteriormente se evaluaron extraoficialmente las variedades
Tracajá y Sambaiba, desarrolladas por EMBRAPA en Brasil para el estado de
Tocantis y las regiones norte y noreste de dicho país.
En
la actualidad, no se están realizando los ERU, y como se señaló anteriormente, solamente
se utilizan las variedades Tracajá y Sambaiba en los programas comerciales que
se llevan a cabo en el país para la producción de soya. La implicación de esto,
es que las siembras comerciales de soya en Venezuela están expuestas a los
grandes riesgos que implica utilizar solamente dos variedades, riesgos que
pueden conducir al fracaso total de los programas, si llegara a ocurrir la
aparición de algunas plagas o enfermedades ante las cuales estos materiales muestren
una gran sensibilidad.
Para
este primer año se debe utilizar en una mayor superficie, quizás en un 80%, las
variedades Tracajá y Sambaiba debido a las experiencias previas, pero es
necesario incluir algunas áreas con otras variedades de comprobada excelencia,
para lo cual se debe consultar a Fundación DANAC, UCLA, INIA y alguna otra
institución que disponga de materiales de soya previamente evaluados en
nuestras condiciones. Además, para los ciclos de
Norte-Verano se requieren variedades poco sensibles al fotoperíodo y que sean
de ciclo corto o intermedio (alrededor de 90 días a cosecha) para un mejor
aprovechamiento de lo reducido de esta parte de la temporada de lluvias.
Entonces, hay un arduo trabajo por delante para lograr poner a disposición de
los agricultores suficientes cultivares según las necesidades de cada sistema
suelo-clima.
Fertilización
de la soya: no se debe recomendar una dosis
generalizada de fertilizantes, ya que la cantidad de nutrientes a aplicar va a
depender de las condiciones de cada sistema suelo-clima que se utilice para la
producción de soya. A continuación se presenta una forma de calcular un
adecuado programa de fertilización para el cultivo de la soya, partiendo de un
análisis de suelo:
1.-Si el suelo tiene problemas por excesos de sales
solubles se debe consultar con un especialista para su recuperación o no
sembrar soya en esas condiciones.
2.-pH del suelo
>5,5, no hay problema de acidez. Si el pH del suelo < 5,5 corregir según
las siguientes instrucciones:
2.1.-Contenido de
arena superior a 50% y contenido de arcilla igual o inferior a 20%:
-pH entre 4,7 y 5,4: aplicar 400 kg de
caliza agrícola/ha
-pH inferior a 4,7: aplicar 600 kg de
caliza agrícola/ha
La caliza se aplica uniformemente sobre la superficie del
suelo húmedo y se incorpora con los
implementos de labranza. En este tipo de suelos, esperar al menos una semana para fertilizar y sembrar.
2.2.-Contenido de
arcilla igual o inferior a 30%, con excepción de suelos arenosos, areno
francosos y franco arenosos:
-pH
entre 4,7 y 5,4: aplicar 800 kg de caliza agrícola/ha
-pH inferior a 4,7: aplicar 1.000 kg de
caliza agrícola/ha
La caliza se aplica uniformemente sobre la superficie del
suelo húmedo y se incorpora con los
implementos de labranza. En este tipo de suelos esperar al menos dos semanas para fertilizar y sembrar.
2.3.-Contenido de
arcilla superior a 30%:
-pH
entre 4,7 y 5,4: aplicar 1.200 kg de caliza agrícola/ha
-pH inferior a 4,7: aplicar 1.800 kg de
caliza agrícola/ha
La caliza se aplica uniformemente sobre la superficie del
suelo húmedo y se incorpora con los
implementos de labranza. En este tipo de suelos esperar al menos tres semanas para fertilizar y sembrar.
3.-Fertilización
con nitrógeno: la soya por medio de una simbiosis que se establece en las
raíces de la planta con bacterias del género Bradyrhizobium, es capaz de
fijar directamente el nitrógeno atmosférico para cubrir sus requerimientos.
Entonces, se debe aplicar la fertilización biológica haciendo una adecuada
inoculación de las semillas con las bacterias respectivas inmediatamente antes
de la siembra y, si el suelo es muy pobre, se recomienda aplicar una dosis
stándard de 20 kg de N/ha en una sola fracción al momento de la siembra, lo
cual permite asegurar el suministro de este nutriente hasta cuando se inicie el
proceso de fijación de N atmosférico por parte de las bacterias. En suelos
pobres, de baja fertilidad, se recomienda utilizar inoculantes que contengan
molibdeno.
4.-Fertilización
con fósforo:
4.1.-El análisis
de suelo indica nivel BAJO de P: como el suelo se encala o el pH>5,5,
aplicar 70 kg de P2O5/ha.
4.2.-El análisis
de suelo indica nivel MEDIO de P: como el suelo se encala o el pH>5,5, aplicar 50 kg de P2O5/ha.
4.3.-El análisis
de suelo indica nivel ALTO de P: como el suelo se encala o el pH>5,5,
aplicar 30 kg de P2O5/ha.
5.-Fertilización
con potasio:
5.1.-El análisis
de suelo indica nivel BAJO de K:
5.1.1.-El contenido
de arena es superior a 50% y el contenido de arcilla es inferior a 20%:
aplicar 120 kg de K2O/ha, fraccionado, una fracción de 60 kg de K2O/ha
al momento de la siembra y otra fracción de 60 kg de K2O/ha a los
25-35 días de edad del cultivo.
5.1.2.-El contenido
de arcilla del suelo es inferior a 30%, excepto suelos arenosos, areno
francosos y franco arenosos: aplicar 140 kg de K2O/ha en una
sola fracción al momento de la siembra.
5.1.3.-El contenido
de arcilla del suelo es igual o superior a 30%: aplicar 160 kg de K2O/ha,
una sola fracción al momento de la siembra.
5.2.-El análisis
de suelo indica nivel MEDIO de K:
5.2.1.-El contenido
de arena es superior a 50% y el contenido de arcilla es inferior a 20%:
aplicar 100 kg de K2O/ha, fraccionado, una fracción de 50 kg de K2O/ha
al momento de la siembra y otra fracción de 50 kg de K2O/ha a los
25-35 días de edad del cultivo.
5.2.2.-El contenido
de arcilla del suelo es inferior a 30%, excepto suelos arenosos, areno
francosos y franco arenosos: aplicar 110 kg de K2O/ha en una
sola fracción al momento de la siembra.
5.2.3.-El contenido
de arcilla del suelo es igual o superior a 30%: aplicar 120 kg de K2O/ha,
una sola fracción al momento de la siembra.
5.3.-El análisis
de suelo indica nivel ALTO de K:
5.3.1.-El contenido
de arena es superior a 50% y el contenido de arcilla es inferior a 20%:
aplicar 40 kg de K2O/ha, fraccionado, una fracción de 20 kg de K2O/ha
al momento de la siembra y otra fracción de 20 kg de K2O/ha a los
25-35 días de edad del cultivo.
5.3.2.-El contenido
de arcilla del suelo es inferior a 30%, excepto suelos arenosos, areno
francosos y franco arenosos: aplicar 70 kg de K2O/ha en una sola
fracción al momento de la siembra.
5.3.3.-El contenido
de arcilla del suelo es igual o superior a 30%: aplicar 100 kg de K2O/ha,
una sola fracción al momento de la siembra.
6.-Relación Ca/Mg:
en los programas de fertilización se debe mantener la relación Ca/Mg
intercambiables con valores entre 2 y 7. Cuando la relación es baja (<2)
porque hay poco Ca o mucho Mg y se encala, generalmente al encalar se corrige
la relación Ca/Mg; si no se encala porque el pH es adecuado, se debe corregir
la relación Ca/Mg aplicando 400 kg de caliza/ha. Cuando la relación Ca/Mg es
alta (>7) porque hay muy poco Mg, se corrige aplicando 50 kg de MgO/ha,
utilizando sulfato de magnesio o sulpomag.
7.-Fertilización con micronutrientes: en este caso, donde no
tenemos mucho espacio para explicar a fondo el manejo de los micronutrientes,
solo vamos a referirnos a las aspersiones preventivas. Si el análisis de suelo
indica que el suelo es pobre en micronutrientes, o si no se reportan los
niveles de micronutrientes pero el pH del suelo es de tendencia alcalina o
mayor que 7,0, o si el suelo es en general muy pobre y de texturas gruesas (a,
af y fa), las aspersiones preventivas de micronutrientes se consideran una
buena opción.
En esas aspersiones preventivas se deben utilizar fertilizantes foliares
que contengan mezcla de micronutrientes,
en dos aplicaciones, una en la primera etapa de alta tasa de crecimiento, que
ocurre más o menos a los 20-25 días de edad del cultivo y, la otra, dos semanas
después. Según la concentración de nutrientes en el fertilizante se aplican
dosis que varían entre 0,5 y 1,0 kg/ha disueltos en 100 a 200 litros de agua, o
puede seguir las instrucciones del fabricante, o puede consultar un
especialista.
Consideración
final: en
las siembras de soya durante el ciclo Norte-Verano de los Llanos Occidentales,
si este cultivo sigue a un cultivo de maíz o arroz que fue adecuadamente
fertilizado y se realiza una correcta inoculación de las semillas, no es
necesario aplicar fertilizantes, ya que la soya aprovechará el efecto residual
de P y K, y el nitrógeno será suministrado por la mineralización de la materia
orgánica y la fijación biológica. Esto representa una disminución significativa
de los costos de producción, por lo que el punto de equilibrio de la gestión se
obtiene con rendimientos modestos de la soya, que son los más probables durante
estas siembras con poca lluvia y con variedades precoces.
Manejo
de malezas: las malezas constituyen uno de los
factores o agentes bióticos que más afectan negativamente a los cultivos, pues
interfieren o compiten con él por elementos que le son esenciales para su
normal desarrollo.
La habilidad de la soya para competir con malezas es
limitada, ya que es una especie C3 mientras que la mayoría de las malezas que
crecen asociadas con ella son especies C4. Las plantas C4 son
fotosintéticamente más eficientes que las C3, tienen menor sensibilidad a altas
temperaturas y menor coeficiente de transpiración, asimilan mejor el CO2
ya que no tienen fotorespiración aparente, son de rápido crecimiento, todo lo
cual capacita a estas especies para competir ventajosamente con la soya.
En soya entonces es indispensable realizar un adecuado
manejo de las malezas, para lo cual existen diversos métodos de control tales
como algunas prácticas culturales, métodos manuales y mecánicos, métodos
físicos como las quemas y el método químico, que en el caso de la soya dispone
de una amplia gama de herbicidas de aplicación pre y posemergente, para combate
de plantas de hoja ancha, de gramíneas y de ciperáceas. Para decidir sobre el
control químico, se recomienda analizar las poblaciones de malezas, especies
predominantes, etapa de desarrollo de malezas y plantas de soya, lo cual
conducirá a la selección del producto más adecuado en cada caso. Lo importante
es recordar que debemos combatir las malezas para poder aspirar a altos
rendimientos y buena calidad del grano de soya. En caso de necesidad, se
recomienda buscar un asesoramiento técnico adecuado para tomar las mejores
decisiones en el combate de malezas en soya.
Como una orientación en la selección de herbicidas se
incluye el siguiente resumen de cuándo aplicarlos y tipo de malezas que
combate:
Basagran 480, en mínima labranza y posemergencia
temprana, hoja ancha y ciperáceas.
Brioso 10 SL, en posemergencia temprana, hoja ancha y
pocas gramíneas.
Classic, hasta posemergencia intermedia, hoja ancha.
Command 4, en mínima labranza, preemergencia y
posemergencia temprana; gramíneas.
Doblete 200, desecante de contacto no selectivo.
Dual Gold, en presiembra incorporado y preemergencia,
gramíneas y ciperáceas.
Flex, en posemergencia total, hoja ancha.
Glyfosatos, desecante sistémico no selectivo, en mínima
labranza y presiembra.
Gramisso CE 480, en preemergencia, gramíneas.
Gramocil y Gramoxone, mínima labranza y presiembra, no
selectivos.
Hache Uno 2000, en posemergencia total, gramíneas.
Hexone 70 PM y Hexone Fácil 70 GD, en preemergencia y
posemergencia temprana, gramíneas y hoja ancha.
Linurex, en preemergencia, gramíneas y hoja ancha.
Prowl 400, en preemergencia, fundamentalmente gramíneas.
Zulu 900 EC, en preemergencia, fundamentalmente
gramíneas.
Manejo
de plagas: para esta actividad se sugiere la
aplicación del manejo integrado de plagas (MIP) que se refiere al uso de todas
las técnicas disponibles, integradas de una manera armoniosa para mantener las
plagas a niveles poblacionales que no causen daño económico al cultivo de la
soya.
Para tomar decisiones acertadas de control se debe
disponer de una estimación de los niveles de población de los insectos plaga,
para lo cual el monitoreo o seguimiento diario de los campos es imprescindible.
Es conveniente considerar, que la planta de soya tolera hasta medios niveles de
defoliación temprana, durante las etapas de desarrollo vegetativo, pero desde
el inicio de floración hasta el llenado de granos se debe defender el follaje
para lograr evitar pérdidas significativas en el rendimiento final.
Los insectos plaga tienen muchos enemigos naturales como
arañas, insectos de varios órdenes, parasitoides de huevos y larvas, hongos
entomopatógenos, bacterias, virus y nemátodos, que permiten implementar medidas
de control biológico. Para un acertado control de plagas se deben identificar
bien y conocer sus hábitos, biología y época de aparición; disponer de umbrales
económicos (UE) para aplicar las medidas de control; conocer los enemigos
naturales y el modo y mecanismo de acción de los insecticidas para utilizar
aquellos selectivos y compatibles con el MIP, sin olvidar su manejo adecuado
para evitar la aparición de resistencia.
La soya es atacada por insectos defoliadores donde se
incluyen larvas de lepidópteros como el gusano del frijol (Anticarsia gemmatalis) y el falso medidor (Pseudoplusia sp.) que consumen gran cantidad de follaje. El UE para
el control de estas larvas es de 40 larvas por pase de malla o 30% de
defoliación. Coleópteros como los coquitos perforadores (varios géneros de la
familia Chrysomelidae) que pueden causar niveles importantes de defoliación y
el UE es cuando se estime 30% de defoliación.
También la soya está expuesta a ataques de insectos
chupadores, que en el caso de los chinches (varios géneros de la familia
Pentatomidae), pueden causar un daño enorme cuando el cultivo se encuentra en
etapa de desarrollo de los frutos, durante el llenado de granos, llegando a
causar hasta vaneamiento total de las vainas. El control debe iniciarse al
conseguir de 2 a 4 adultos o ninfas en 2 metros de hilera.
Otra plaga importante en soya es la mosca blanca (Bemisia tabaci) cuyo principal peligro
está asociado a la transmisión de enfermedades virales y tiene una gran
cantidad de plantas hospederas. Su control se complica cuando se deja que las
poblaciones se incrementen considerablemente.
También pueden tener importancia económica ataques de
bachacos (Atta sexdens) que cortan
follaje y flores, y los insectos que tienen acción de cortadores de plantas
recién germinadas entre los cuales hay larvas de lepidópteros, grillo común (Gryllus assimilis) y perro de agua (Neocurtilla hexadactyla).
Control
de enfermedades: las enfermedades representan
uno de los factores más limitantes de la producción y calidad de los granos de
soya, además de ser de difícil control. La siembra de extensiones importantes
bajo el sistema de monocultivo, empleándose cultivares genéticamente
semejantes, puede conllevar al aumento de enfermedades causadas por hongos,
bacterias, virus y nemátodos, que afecten considerablemente los rendimientos
del cultivo y hasta causar pérdida total de los campos.
La aparición e importancia de las enfermedades varía de
año en año en las zonas productoras, dependiendo de los cultivares empleados,
condiciones climáticas durante el ciclo del cultivo, época de siembra y algunas
prácticas agronómicas implementadas. En nuestras condiciones, las elevadas
temperaturas y humedad relativa ambiental, favorecen los ataques,
principalmente, de hongos fitopatógenos.
En la producción de soya se debe prestar mucha atención a
la presencia de enfermedades por las consecuencias tan graves que pueden
causar; por lo tanto, se deben considerar algunos aspectos como el uso de
variedades resistentes a las principales enfermedades, aplicación de prácticas
agronómicas que tiendan a disminuir la incidencia de patógenos como densidad y
época de siembra adecuadas, rotación de cultivos, eliminación de restos de
cosecha, y el uso del control químico cuando sea factible. Por lo delicado que
puede ser la presencia de enfermedades en los campos de cultivo, se sugiere,
para su manejo, disponer de un adecuado asesoramiento técnico.
IV.-COSECHA
La recolección del grano de soya debe realizarse en forma
mecanizada mediante el uso de las cosechadoras combinadas, con los ajustes
correspondientes, para una elevada eficiencia y disminución de las pérdidas de
granos, que pueden ser muy altas debido a la deshicencia fisiológica de las
vainas y a la mala operación de los equipos.
La cosecha de la soya debe iniciarse tan pronto los
campos de cultivo alcancen el estado R8 (95% de las vainas han alcanzado su
color típico de vainas maduras. En general se requieren de 5 a 10 días de
ambiente seco después de R8 para que las semillas alcancen menos de 15% de
humedad); por lo tanto, el productor debe estar preparado con anticipación con
la maquinaria necesaria, sitio de recepción y acondicionamiento de los granos, almacén
adecuado, etc., ya que tan pronto se alcance la maduración del grano, comienza
su deterioro.
Durante la recolección es normal que ocurran pérdidas,
pero es necesario que éstas sean reducidas a un mínimo para mejorar la
rentabilidad. Para poder reducir las pérdidas es necesario conocer sus causas,
algunas de las cuales son: una mala preparación de tierras que cause
oscilaciones pronunciadas de la mesa de corte; inadecuado espaciamiento,
densidad de plantas y época de siembra, que en conjunto afectan la altura
normal de las plantas y la altura de inserción de las vainas inferiores; uso de
variedades poco adaptadas que puede resultar en inserción de vainas muy bajas o
excesivo acame; presencia de malezas durante la cosecha; humedad del grano
inadecuada estableciéndose como humedad ideal para la recolección entre 13 y
15%. En relación a esta última causa de pérdida de granos, cabe agregar que a
medida que disminuye el contenido de humedad de los frutos éstos tienen la
tendencia a abrirse esparciendo los granos sobre el suelo. Además, se ha
determinado que con alto contenido de humedad (más de 20%) los granos tienen la
cutícula muy suave y pueden ser triturados con facilidad y muchas vainas verdes
no son trilladas; por otro lado, una humedad inferior a 10% puede provocar gran
cantidad de granos partidos.
En conclusión, para una cosecha eficiente se debe manejar
bien el cultivo desde la preparación del terreno, se debe iniciar la cosecha
con una humedad de grano adecuada y realizar una operación bastante precisa de
la combinada. Esta última debe incluir al menos la operación del molinete a
velocidad ligeramente superior al desplazamiento de la máquina, una posición de
la mesa de corte suficientemente baja para recolectar la mayor cantidad posible
de vainas, una velocidad de desplazamiento de la máquina entre 3 y 5 km/h, abertura del cóncavo
entre 3/8” y 1”,
velocidad del cilindro cerca de 400 r.p.m. y velocidad del ventilador por
debajo de 750 r.p.m.
Se sugiere que al comenzar la cosecha se realice una
evaluación de pérdidas para ajustar convenientemente el equipo. Para ello se
puede utilizar un marco de madera o metal de 2 m2, cuyo mayor
lado debe ser igual al largo de la mesa de corte de la combinada, es decir, si
la mesa tiene 3,4 m
de largo, el lado menor se calcula dividiendo 2 entre 3,4 y el resultado es
0,588, por lo tanto los lados del rectángulo serán 3,4 m x 0,59 m. Este marco se coloca
a todo lo ancho del corte de la combinada en un campo recién cosechado y se
recolectan y pesan los granos dentro del rectángulo. La pérdida se calcula de
la siguiente manera:
GSR
= peso de los granos de soya recolectados
dentro del área del rectángulo expresado en gramos.
GSP
= gramos de soya perdidos, o cantidad de soya
perdida.
GSR
x 5 = GSP en kg/ha
Por ejemplo, si recolectamos 53 gramos de soya dentro
del rectángulo, la pérdida sería 53 x 5 = 265 kg/ha.
El grano de soya, especialmente debido a su elevado
contenido de grasas, tiende a deteriorarse rápidamente en condiciones
ambientales de alta temperatura y elevada humedad relativa, además de elevado
contenido interno de humedad. Por esas razones, una vez que se recolecta el
grano, debe ser enviado inmediatamente a los sitios de recepción para su
acondicionamiento en cuanto a limpieza y secado, y pueda ser almacenado en
condiciones de temperatura y humedad controladas, de tal manera que se mantenga
su calidad durante tiempo suficiente para su correcto consumo.
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Mayo 2017