viernes, 28 de diciembre de 2018

A Luis Remigio Bello Donaire, In Memoriam



Mi compadre se ha ido a continuar en otra dimensión. Ha tenido una emotiva despedida, multitudinaria, con la presencia de familiares, amigos, alumnos y exalumnos, y pacientes que encontraron alivio físico y a veces espiritual al ritmo del movimiento de sus manos. Tenía que asistir mucha gente a este acto final, porque Luis Bello se relacionó con multitud de personas a lo largo de su dilatada vida.

En mi caso, apartando la actual relación de familias por estar nosotros dos casados con dos hermanas, es decir, somos concuñados, conocí a Luis cuando yo era un adolescente y jugador de baloncesto en la Liga Distrital. Lo recuerdo con su tranquilidad de siempre cuando jugábamos en el Parque Simón Rodríguez, del Consejo Venezolano del Niño, donde él era el Director, y al calor del encuentro ocurrían hechos violentos que eran apaciguados con una sonrisa del Director y unas suaves palabras paternales, a pesar de su juventud.

Luis fue incansable durante un poco más de la mitad de su vida, trabajaba de día y de noche. Fue ganadero a su manera. Participó en la conquista de la homologación de su título logrado en la modesta Escuela Nacional de Educación Física (ENEF), hasta adquirir el rango de Profesor de Educación Media, donde la mayor parte de estas personas contribuyó a despertar el interés de los jóvenes por el deporte y a llevar una vida sana, alejada de vicios.

En su madurez, con más tiempo libre de sus actividades rutinarias, Luis mantuvo una profunda relación familiar, tanto con los componentes de su familia nuclear Bello Donaire, como con los familiares de su esposa. Con éstos no dejó de compartir los buenos momentos y los de tristeza y dolor.

En lo que podemos considerar la parte final de su tránsito terrenal, Luis se dedicó a aliviar dolores corporales a infinidad de personas que acudían a su casa, y con sus suaves y prodigiosas manos llegaba a los puntos clave para calmar la angustia de sus “pacientes”.

Así, Luis Bello se fue llenando de amigos, en el deporte, en los institutos de educación, en la vida campirana que era tan agradable en nuestra tierra, y en su casa de habitación. Amistades polifacéticas, pero con todos compartía y los atendía de la misma manera llana y cordial. Algo muy importante, Luis Bello siempre fue un buen amigo de sus hijos, sobrinos y ahijados. Descanse en Paz

Pedro Raúl Solórzano Peraza. 
29 de diciembre de 2018.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

En relación al precio oficial del maiz.



Hace algunos días, el régimen socialista del siglo XXI, anunció como un gran paso para apoyar la agricultura, los precios oficiales de algunos productos del campo a nivel de agricultor, donde se incluyó al maíz que es nuestro principal cultivo, con un precio oficial de Bs.S 16,00/kilogramo, tanto para el maíz amarillo como para el maíz blanco. Por supuesto, inmediatamente ocurrieron las reacciones de los productores, quienes alegan que ése es un precio muy por debajo de lo que consideran adecuado para que su actividad rinda dividendos, y más bien, los llevaría a la ruina o a la decisión de no sembrar bajo esas condiciones. Una de las razones para esta situación es la falta de apoyo gubernamental para la adquisición de los insumos, que deben ser adquiridos a dólar paralelo porque no les conceden las divisas necesarias. Además, lo poco que ofrece Agropatria es insuficiente y a precios muy elevados.

Actualmente en el país, con el control de cambio y el control de todas las actividades productivas y debido a que los  ciudadanos no tienen acceso a divisas para importar materia prima o productos terminados, y además, cualquier importación tiene que ser autorizada por el gobierno, el “Papá Estado” tiene la obligación de suministrar los insumos necesarios para la agricultura, que actualmente son casi 100% importados porque no hay producción nacional. Recordemos que en Venezuela el único con injerencia sobre el manejo de los medios de producción es el Estado.

Hace un año, en diciembre del 2017, el señor Nicolás Maduro, según lo señalado en reportes de prensa, dio el siguiente mensaje a los productores: “Papá Estado no les puede proveer de todo; tienen que buscar sus insumos”, y remata diciendo: “hay que parir compadre”. Es decir, con la estructura económica que tenemos, el presidente de la república en lugar de cumplir con sus obligaciones, motiva a los agricultores a buscar sus propios recursos para la producción, lo que tiene que ser realizado a dólar libre o paralelo ya que no hay divisas preferenciales para la agricultura, ni siquiera es posible adquirir las divisas por el sistema DICOM. Para entender la realidad en relación al precio del maíz, veamos el siguiente ejemplo:

Cultivar una hectárea de maíz en el país, incluyendo todas las labores y todos los insumos hasta la entrega del grano en las plantas receptoras, ronda los US$ 1.000,00 (trabajando a dólar paralelo). Muchas veces el agricultor, en su afán por producir alimentos, por su compromiso con el pueblo y por la necesidad de trabajar, ya que la agricultura es su profesión y su oficio, estima costos directos de producción un poco más bajos porque no incluye la depreciación de su maquinaria y equipos, o porque considera que parte de la mano de obra de todas maneras la tiene que pagar porque son trabajadores de la finca, que además de participar en la producción de los cultivos ejecutan otras labores. Con estas consideraciones, se puede estimar que cultivar una hectárea de maíz en el país cuesta unos US$ 800,00 si todos los insumos se tienen que importar.

El precio internacional del maíz, o el que paga el régimen para importarlo según acabo de leer en una nota en el portal de Minuta Agropecuaria, varía entre US$ 220,00 y US$ 240,00/tonelada. Si escogemos precio de US$ 230,00 para fines de este ejemplo, el punto de equilibrio se logra con un rendimiento de 3,48 toneladas/ha, que es un rendimiento aproximado al promedio nacional. Por lo tanto, para que el agricultor cubra sus gastos de producción ejecutados a dólar paralelo, le deben pagar el kilogramo de maíz a US$ 0,23, porque hemos tomado un precio de US$ 230,00 por tonelada, lo cual equivaldría a un ingreso de US$ 800,00/hectárea (3.480 kilogramos de maíz x US$ 0,23/kilogramo = US$ 800,00/hectárea). Estimando un cambio paralelo de setecientos cincuenta bolívares soberanos por cada dólar (Bs.S 750,00)/US$), resulta en un precio de Bs.S 172,50/kilogramo de maíz (750 x 0,23 = 172,50). Debemos añadir que para que un agricultor obtenga una ganancia modesta del orden de 15% sobre esos costos directos de producción, que equivaldría a recibir US$ 946,00/ha, tiene que alcanzar un rendimiento promedio de 4.130 kg/ha.

Debido a que el Estado también controla los precios de venta de los productos, tiene que regular el precio del maíz a Bs. 172,50/kilogramo y hacer los ajustes diarios que reclama la hiperinflación que nos está devorando. Sin embargo, el ajuste más reciente del precio del maíz al productor venezolano lo estableció el régimen del socialismo del siglo XXI en Bs.S 16,00/ kilogramo de maíz, es decir, 10,78 veces (172,5/16=10,78) por debajo del precio que le permitiría a nuestro agricultor cubrir sus costos de producción y tener una ganancia aceptable. La única manera de convivir con ese precio oficial del maíz sería logrando rendimientos de 44.500 (4.130 x 10,78 = 44.500) kg/hectárea, lo cual suena imposible de alcanzar. El problema se complica porque la hiperinflación que vivimos modifica estos parámetros cada minuto que pasa, y posiblemente, en este momento el dólar paralelo, que es como el agricultor adquiere sus insumos, ya alcanzó los Bs.S 800,00, y el precio del maíz debería pasar a Bs.S 184,00/kilogramo (800 x 0,23 = 184).

En la prensa de hoy 26/12, aparece una información en la cual los productores señalan que el precio del maíz debería ser de Bs.S 80,00/kilogramo, porque seguramente están considerando que algunos insumos los han conseguido en el país a dólar preferencial, lo cual disminuye los costos de producción. Este precio, ajustado, aún es 5 veces mayor que el oficial (80/16 = 5), y para que sea aceptable, el rendimiento debe alcanzar los 20.650 kilogramos/hectárea, que sigue siendo imposible de lograr en nuestros sistemas suelo-clima.

El ejemplo indicado, que es para el área agrícola aunque ocurre en todas las actividades productivas del país, demuestra la incapacidad del régimen socialista del siglo XXI para manejar la economía. O quizás, además de su incapacidad, hay algunos que promueven estas situaciones para que no haya producción nacional y se tenga que recurrir a importaciones, con las cuales se hacen grandes negocios al pagar sobreprecios de los productos importados, o al importar productos de segunda y colocarlos como si fuesen de primera calidad abultando sus precios, y peor aún, financiando a los agricultores de otros países.

La dependencia de importaciones es muy grave, porque cada vez entran menos divisas al país por baja en la producción petrolera y por la caída de los precios que ya colocan el barril venezolano en menos de US$50,00, lo cual nos deja sin dinero para importar. La escasez de alimentos se incrementará, el régimen seguirá vendiendo el país a pedazos a precios de gallina flaca para obtener algún efectivo, o regalándolo para mantener el apoyo internacional de algunos países que en cierta forma lo ayudan a mantenerse en el poder, y continuará la ruina apoderándose de los ciudadanos, destruyendo la infraestructura para la educación y la salud, acabando con los servicios básicos, y promoviendo la debacle de la sociedad venezolana, que aumentará pululando entre la miseria que le brinda el socialismo del siglo XXI, etc. etc….

¿Hasta cuándo soportarán nuestros agricultores trabajar a pérdida?


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Diciembre de 2018



viernes, 21 de diciembre de 2018

Planes para el día después. Agricultura X: Maquinarias y equipos agrícolas



Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos, y en esta oportunidad trataremos el tema del suministro y mantenimiento de maquinarias y equipos agrícolas de apoyo a la agricultura.

-Maquinarias y equipos agrícolas

En la actividad agrícola moderna, se tiene que producir grandes cantidades de alimentos para una creciente población mundial y por lo tanto, utilizar inmensas superficies de terrenos que deben ser acondicionados, labrados, sembrados, luego recolectada la cosecha que debe ser despachada hacia los sitios de recepción y consumo. Por supuesto que sin los recursos mecánicos, de maquinarias y equipos agrícolas, sería imposible lograr abarcar áreas tan extensas, sobre todo en el poco tiempo disponible para cada labor del proceso productivo. Entonces, en cada unidad de producción, en cada programa de producción agrícola, tiene que estar disponible suficiente cantidad de estos recursos, en buenas condiciones, que puedan brindar un servicio oportuno y eficiente según las necesidades de cada caso.

En terrenos nuevos, para iniciar las siembras de los cultivos se requieren equipos de maquinarias pesadas para deforestar y amontonar los materiales tumbados. Luego se requieren tractores de alta potencia para los pases de rastra pesada y desraizado, a partir de este punto, se requiere la maquinaria y equipos tradicionales utilizados en agricultura, entre los cuales tenemos los siguientes: tractores agrícolas, arados, rastras pesadas (Big-Rome) y rastras, abonadoras, encaladoras, trompos, cultivadoras, sembradoras, asperjadoras, zorras, cosechadoras combinadas, elevadores y otras según cada situación. Como complemento, para sacar las cosechas hacia los centros de recepción se requiere el concurso de camiones grandes y gandolas, que no se clasifican como de uso agrícola si no de uso general para el transporte de todo tipo de objetos.

En el caso de terrenos para riego, los cuales generalmente requieren ser nivelados, se necesitan niveladoras, las cuales existen en gran variedad de modelos y pueden ser moto traillas, traillas de tiro, patroles, niveladoras y palas convencionales accionadas con tractores. En estos casos lo más común es que también se deban construir canales para el avenamiento de los terrenos, labores para las cuales son muy útiles los patroles y las palas accionadas por tractores. En algunos casos para mejorar el drenaje de los campos se pueden construir bancales, para lo que los arados y los patroles vuelven a ser muy útiles.

Durante los picos de cosecha, especialmente en el caso de cereales, es frecuente observar escasez de maquinarias y equipos agrícolas; sin embargo, siempre se hacen grandes esfuerzos redistribuyendo esos recursos para evitar la pérdida de producto en el campo por retraso en las labores de recolección. En la actualidad, esa situación es peor debido al alto grado de deterioro que están sufriendo tanto las maquinarias como los equipos, por la falta de repuestos y de un adecuado servicio por escasez de lubricantes y otros. A esto se suma el hecho de que se han hecho importaciones, especialmente de tractores, de marcas novedosas pero sin la responsabilidad del suministro de repuestos y de los servicios especiales si los tuvieran.

Adicionalmente, las fábricas y ensambladoras de equipos agrícolas existentes en el país o han cerrado o han disminuido sustancialmente su producción, bien sea por falta de materiales, o por falta de divisas para importar partes necesarias, o por la inseguridad jurídica, que impide que los empresarios dediquen  mayores esfuerzos e inversiones a sus negocios. En estados como Lara, Portuguesa, Guárico, Aragua, Carabobo, por mencionar algunos, era común ver fábricas de implementos de labranza incluyendo Big-Rome (o rastra pesada), rastras, sembradoras, rotocultores, cultivadoras, abonadoras, encaladoras, asperjadoras, tuberías para riego, bombas, entre otros, las cuales ahora no existen o trabajan a un ritmo muy bajo.

Definitivamente, una flota de maquinarias suficiente y de calidad, es imprescindible para que las actividades de producción agrícola se puedan realizar bien y algo muy importante, en forma oportuna. Recordemos que la agricultura comprende una seguidilla de pasos o etapas, las cuales se deben realizar en momentos muy específicos de coincidencia con condiciones externas favorables, ya que al desfasarse esas etapas se puede afectar negativamente el rendimiento final, el cual es lo que en definitiva determina la posible ganancia del agricultor y la producción total en un ciclo o temporada.

Un ejemplo de la importancia de esa oportunidad en las labores agrícolas es el caso de la siembra, que tiene que realizarse cuando el suelo tiene una humedad adecuada para que ocurra una buena germinación de las semillas y se logren poblaciones de plantas uniformes y con una densidad que sea la recomendada para el cultivar que se está sembrando. Si nos atrasamos en la fecha de siembra puede que la colocación de las semillas en el campo coincida con un período de poca lluvia y no exista suficiente agua aprovechable en el suelo para que ocurra la germinación uniforme de las semillas, algunas semillas se pueden perder porque se humedezcan y luego se sequen. Ese retraso en la siembra puede causar que los días se comiencen a acortar cuando la planta aún no ha alcanzado su máximo crecimiento vegetativo y se induzca la floración en forma anticipada, lo cual puede afectar significativamente tanto los rendimientos finales como la calidad de los productos cosechados.

Otros ejemplos incluye a los fertilizantes, los cuales tienen un momento en el cual deben ser aplicados, por su comportamiento en el suelo o porque las plantas tienen períodos críticos en sus requerimientos nutritivos; a los herbicidas que se aplican en momentos específicos según el crecimiento del cultivo y de las malezas, ya que de lo contrario se pueden dañar las plantas cultivadas o el efecto sobre las malas hierbas se pierde; a los insecticidas que se deben aplicar antes de que las poblaciones de insectos plaga lleguen al umbral de daño a las plantas. La recolección debe comenzarse, en la mayoría de los casos, tan pronto las plantas alcancen la etapa de madurez fisiológica o se corre el riesgo de pérdida de cosecha; una vez cosechados los productos, algunos deben secarse rápidamente para evitar fermentaciones u otras reacciones no recomendables, otros deben almacenarse con condiciones controladas de temperatura y humedad relativa, lo que quiere decir que el despacho de los productos debe hacerse perentoriamente después de la recolección.

Los ejemplos anteriores indican claramente, que en cada unidad de producción agrícola debe disponerse de suficiente cantidad y calidad de maquinarias y equipos para poder realizar las labores de manera oportuna, de lo contrario se afectarían los rendimientos. Fedeagro que es la organización que agrupa a los productores del país, frecuentemente resalta la obsolescencia del parque de maquinaria agrícola de las unidades de producción; la falta de importación de repuestos durante varios años, exceptuando los repuestos que han podido traer algunos de ellos en forma particular y aislada; y la notoria insuficiencia de maquinarias y equipos en el campo venezolano que lo anterior ha generado.

Para mejorar esa situación y transformarla en un apoyo más para la agricultura venezolana, algunas de las acciones a tomar serían las siguientes:

-Hacer inventario de la situación actual para tomar las medidas correspondientes, que permitan llevar las existencias de maquinarias y equipos agrícolas a las cantidades necesarias. Conjuntamente con los productores organizados o independientes, determinar esas cantidades y tipos necesarios.

-Hacer convenios con empresas fabricantes de maquinarias y equipos agrícolas en el extranjero, de marcas de conocida calidad, para su suministro y con la seguridad de que se presten los servicios y se asegure el flujo de repuestos que mantengan todo en óptimo funcionamiento. En este caso, se debe evitar adquirir un mosaico de marcas que complicarían el mantenimiento de esa maquinaria y esos equipos; existen marcas y modelos de tractores, sembradoras y otros equipos de tradición en nuestros campos, conocidos por los agricultores, a los cuales se les debería dar prioridad. En el país tenemos malas experiencias con maquinarias y equipos importados, especialmente de países de Europa Oriental y de China, de calidad dudosa y que han sido abandonados sin apoyo de servicios y repuestos una vez que se compran. Esto ha generado verdaderos cementerios de estos aparatos con los consecuentes problemas para los agricultores.

-Evaluar las fábricas y ensambladoras locales y decidir sobre la conveniencia de apoyarlas financieramente, para que reinicien o continúen con mayor capacidad, hacia la producción de estos bienes tan necesarios en el campo agrícola. Convenir con ellos para que fabriquen lo necesario y de acuerdo a las normas de calidad correspondiente, de tal manera que no sea necesario aplicar el requisito de No Producción Nacional para otorgar permisos de importación.

-Estudiar la posibilidad de estructurar empresas de servicio de mecanización agrícola, tan útiles en las actividades del campo, a través de asociaciones de productores o particulares, con apoyo financiero suficiente para que puedan prestar un servicio oportuno y de calidad.


Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Diciembre de 2018.




sábado, 15 de diciembre de 2018

Planes para el día después. Agricultura IX: Infraestructura de apoyo a la agricultura



Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos, y en esta oportunidad trataremos el tema de la infraestructura de apoyo a la agricultura.

Infraestructura de apoyo a la agricultura.

En el caso de la agricultura, además de los sistemas de riego que ya ameritaron un capítulo especial, existen por lo menos cuatro aspectos más de infraestructura para apoyarla, ellos son la vialidad agrícola, la electrificación rural y el servicio de agua potable, los centros poblados, y los centros de recepción y almacenamiento de cosechas.

-Si las carreteras nacionales están descuidadas y muy deterioradas, la vialidad agrícola está en peores condiciones. Muchas de estas vías son de granzón y requieren un mantenimiento permanente, de lo contrario, especialmente cuando hay lluvias y tránsito constante por movilización de maquinarias y equipos, insumos como semillas y fertilizantes, productos de la cosecha hacia los centros de acopio o de recepción, se hacen grandes baches que pueden hacer intransitables estas vías. Parte de lo que se puede considerar vialidad agrícola corresponde a algunas vías asfaltadas, y lo que pudiera ser una ventaja, en algunos casos se convierte en situaciones peores que con la vialidad de granzón, ya que al dejar que lleguen a un avanzado grado de deterioro su recuperación y mantenimiento se hace más complicado y más costoso.

En algunos casos la vialidad agrícola posee pequeños puentes que deben ser también mantenidos en buenas condiciones, ya que se pueden convertir en verdaderos obstáculos infranqueables, aislando las unidades de producción y consecuentemente afectando seriamente la producción agrícola.

En una oportunidad se creó, dentro del Ministerio de Agricultura y Cría, una Dirección de Vialidad Agrícola, como organismo responsable por la coordinación de todas las acciones para la construcción y mantenimiento permanente de la vialidad agrícola del país. No estoy seguro del éxito que pudo tener esta instancia oficial, pero es necesario que exista un organismo que se encargue de estas actividades. Posiblemente ese organismo a nivel nacional se pueda encargar del estudio de necesidades de nuevas vías, de construcciones costosas como son puentes, túneles o movimientos de tierra muy voluminosos; pero el permanente mantenimiento de la vialidad agrícola puede ser responsabilidad, al igual que de las carreteras nacionales, de los cuerpos de gobierno regional y local, según la magnitud de los trabajos requeridos. En estas acciones es necesario el concurso obligatorio de las asociaciones de productores y de agricultores independientes que se puedan beneficiar de estas labores de mantenimiento.

Otro aspecto importante es que el tránsito por estas vías rurales debe ser regulado para evitar su deterioro y hasta su destrucción por un mal uso. En casos de daños por imprudencia u otras causas fuera de lo normal, los causantes de tales irregularidades deben hacerse cargo de las reparaciones a que hubiere lugar, en el menor tiempo posible, especialmente cuando el daño pueda causar que determinada vía haya quedado intransitable.

-La electrificación rural es fundamental en las áreas agrícolas, por un lado porque permite accionar motores de diversa utilidad en las fincas y al mismo tiempo favorece el confort para la vida del agricultor dentro de su unidad de producción. Así mismo, es imprescindible que en el campo las personas puedan disfrutar de un saludable servicio de agua  potable, lo cual es fundamental en los centros poblados de cualquier magnitud ya que en la mayoría de los casos, en el aislamiento de una finca, el propio agricultor soluciona su suministro de agua potable por medio de pozos o depósitos que son llenados por camiones cisternas.

Desde el comienzo de la aplicación de la Ley de Reforma Agraria, uno de los aspectos al que los gobiernos democráticos de los años sesenta y quizás hasta los ochenta le dieron gran importancia fue a la electrificación rural y a los acueductos. Al menos los centros poblados, eran dotados con acueductos rurales. Hoy en día, cuando estos dos servicios básicos son precarios en las grandes ciudades del país, lógicamente están en peores condiciones en el “campo” venezolano.

 

En el caso de la electrificación rural se debe hacer una evaluación del servicio existente para acondicionarlo adecuadamente y decidir si es necesario hacer nuevos tendidos eléctricos hacia algunos sectores ya en desarrollo y hacia aquellos nuevos programas de desarrollo que puedan ejecutarse. Lo importante es que este servicio público llegue a todos los rincones de nuestras regiones agrícolas por medio de nuevas acometidas a partir de las grandes líneas existentes, o con el apoyo de plantas eléctricas en aquellos casos cuando éstas puedan dar un servicio satisfactorio. En algunos casos de fincas aisladas, el servicio puede ser responsabilidad del mismo  agricultor utilizando plantas propias para cubrir sus necesidades de electricidad.

El servicio de agua potable es fundamental y es responsabilidad del gobierno satisfacer su suministro a todos los ciudadanos que ocupen cualquier tipo de desarrollo habitacional. Por lo tanto, esto es necesario en las zonas rurales del país. Es preciso evaluar el estado actual de los acueductos rurales, mejorarlos y ampliar el servicio a todos los centros poblados ubicados en las zonas de producción agrícola con la instalación de acometidas, desde líneas existentes y que puedan utilizarse, o con la perforación de pozos e instalación de las plantas de tratamiento para asegurar un suministro de agua de calidad a los habitantes.

-Disponer de una vivienda suficientemente cómoda, con servicios básicos eficientes, en una localidad donde se pueda acceder con facilidad a expendios de alimentos y de medicinas, con facilidades de atención médica primaria, escuelas, transporte para dirigirse a otros poblados o ciudades cercanas, entre otras condiciones, es fundamental en el campo para la estabilidad de las familias, y para que puedan llevar una vida agradable tanto parceleros que tengan sus terrenos aledaños a estos centros poblados, como las personas que trabajen en las unidades de producción de la zona o que presten servicios diversos a la población.

Con respecto a los centros poblados y viviendas adecuadas para las familias campesinas, es preciso comenzar por actualizar los centros poblados existentes, que fueron construidos prácticamente con todos sus servicios funcionando adecuadamente pero que en la actualidad están muy deteriorados. Es particularmente grave la falta de atención médica, el abandono o mal funcionamiento de las escuelas, la ausencia de un transporte confiable para llegar o salir de estos centros poblados, la inexistencia de sistemas que permitan evitar que la basura y las aguas negras generadas por esas comunidades se conviertan en  problemas ambientales, y los problemas de inseguridad personal y de mal estado de la vialidad a los que ya hemos hecho referencia.

Los casos de la basura y los efluentes domésticos son dignos de atención, ya que además de los problemas de salud que pudieran causar por su mala disposición, generalmente son lanzados a los cursos de agua cercanos a los poblados, sean éstos caños, ríos o canales, contaminando sus aguas y con la posibilidad de originar obstrucciones que retengan estas aguas y pueda ser causa de otros tipos de problemas por desbordamientos, o porque el agua no llegue adecuadamente a su destino. Por lo tanto, es fundamental atender estos dos casos, colocando cerca de los poblados modestos vertederos o alguna otra solución para la basura, con capacidad suficiente para los estimados de desechos generados, y sistemas de pozos sépticos y lagunas de oxidación que puedan recoger todas las aguas negras producidas.

Se debe evaluar la necesidad de construir nuevos centros poblados y, en algunos desarrollos de nuevos caseríos y villorrios que van creciendo desordenadamente, iniciar programas de sustitución de ranchos por algún modelo de vivienda rural mejorada en relación al diseño original de este tipo de viviendas, y apoyarlos para que dispongan de los servicios mínimos necesarios para llevar una vida lo más agradable posible.

En conclusión, la vivienda debe ser prioritaria en la vida campesina, porque las condiciones naturales y las obligaciones de las personas como trabajadores, o como padres, o como amas de casa, son bastante más duras que cuando se vive en las ciudades, rodeados de recursos para tener mayores comodidades y una mejor formación y desarrollo intelectual. La vivienda en el campo tiene gran importancia en la estabilidad familiar.

Hace años, existió una eficiente Dirección de Malariología y Saneamiento Ambiental, exitosa en el control de la malaria y, entre otras atribuciones, responsable de los acueductos, viviendas y sistemas de cloacas rurales. Hoy en día hace falta una organización de este tipo, pero que rescate la dedicación de sus anteriores directivos, empleados y obreros en el cumplimiento cabal de sus responsabilidades, especialmente ahora cuando el campo venezolano se encuentra tan desasistido y la malaria ha vuelto a aparecer con una elevada incidencia en todo el territorio nacional.

-Los productos agrícolas, en general, son perecederos en el corto plazo cuando están expuestos a condiciones normales de alta temperatura y elevada humedad ambiental y, en el caso de los granos en general, son más susceptibles al deterioro cuando su contenido interno de humedad es elevado, lo cual es particularmente cierto para los granos de especies oleaginosas. Por lo tanto, debe existir una satisfactoria capacidad para la recepción, tratamiento y almacenamiento de cosechas lo suficientemente cerca de los sitios de producción, bien sea con silos de almacenamiento de granos, o frigoríficos para la recepción y almacenamiento en frío de hortalizas y frutos. En el país existe una red de silos para granos y sitios para el almacenamiento en frío, que seguramente no será suficiente para atender la producción cuando ésta se recupere y vuelva a una normalidad que satisfaga nuestra demanda.

La producción agrícola no termina con la recolección de los frutos de los cultivos, ya que hay una serie de actividades post cosecha que deben ser cubiertas. En el caso de los granos, generalmente se recolectan con un contenido de humedad superior a la humedad de almacenamiento que normalmente es 12%, por lo tanto, rápidamente deben ser llevados a un centro de recepción para ser secados según las normas y luego almacenados para ir distribuyéndolo gradualmente a los centros de consumo. Este secado y almacenamiento son necesarios  porque la producción en el campo es estacional pero el consumo es durante todo el año. Algo parecido ocurre con las hortalizas ya que en la mayoría de las ocasiones deben ser almacenadas para su posterior comercialización y, en este caso, el almacenamiento debe ser con temperatura y humedad relativa controladas.

Otra infraestructura que puede convivir en las áreas agrícolas son industrias procesadoras de productos agrícolas, lo cual existe en algunos sitios para procesar frutas y tomate. Esto es muy conveniente ya que estos son productos perecederos en el corto tiempo, y procesarlos cerca del lugar de producción es una garantía para el productor. También hay que pensar en procesadoras y empaquetadoras de granos.

Es preciso evaluar la capacidad actual de recepción, tratamiento y almacenamiento de cosechas, el estado en que se encuentren los depósitos disponibles,  recuperarlos a su máxima capacidad, y decidir si se requieren nuevos desarrollos de este tipo de infraestructura. Obligatoriamente, si se desarrollan nuevas áreas para la producción agrícola, éstas deben ser dotadas con toda la infraestructura de apoyo que favorezca buenos resultados de la gestión agrícola.


Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Diciembre de 2018.


viernes, 7 de diciembre de 2018

Planes para el día después. Agricultura VIII: Educación para la producción agrícola



Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos, y en esta oportunidad trataremos el tema de la educación para la producción agrícola.

 

Educación para la producción agrícola.


La agricultura es una actividad complicada, muy compleja, en la cual intervienen muchos factores de diversa naturaleza y, para que sea exitosa, todos esos factores deben coincidir favorablemente.

Muchas personas creen que la agricultura es muy simple y solo basta tirar las semillas al campo y luego ir a recolectar la cosecha y venderla, sin embargo, está rodeada de enemigos que hay que saber manejar para lograr buenos resultados de la gestión agrícola. Entre esos enemigos tenemos insectos, hongos, bacterias, virus, malezas, aves, excesos de lluvia, escasez de lluvia, vientos huracanados, cambios bruscos de condiciones climáticas especialmente en zonas templadas, exceso de oferta en el mercado que baje los precios de los productos cosechados a niveles antieconómicos, malas políticas agrícolas, incendios forestales, inundaciones por desborde de ríos y quebradas, obstrucción de la vialidad agrícola por efectos del clima y por falta de mantenimiento, escasez de maquinaria agrícola, escasez de insumos agrícolas en los momentos más oportunos, desconocimiento de las condiciones de los sistemas suelo-clima, y otros factores que afectan la producción.

Teniendo claro que la producción agrícola es un proceso bastante complejo, que depende de muchos factores y es necesario aplicar conocimientos derivados de diversas ciencias como física, química, matemáticas, biología, ciencias económicas, geología, bioquímica, etc., los cuales se concentran en la Agronomía; es lógico tener presente que las personas que de una u otra manera apoyan a los productores del campo y en cierto modo ellos también, tienen que cultivar estos conocimientos. Quiere decir, que esas personas tienen que instruirse en las instituciones que existen para tal fin, las cuales van desde las escuelas prácticas de agricultura hasta las universidades.

En Venezuela se le ha dado mucha importancia a la educación agrícola desde la década de 1930, cuando comienzan a fundarse instituciones con este propósito. Se puede decir que la historia de la educación agrícola formal en el país comienza a principios de esa década con la fundación de la Escuela de Prácticos Agropecuarios, que a partir del 5/12/1936 se denomina Escuela Práctica de Agricultura y Centro de Demostración del estado Aragua. Siempre ha permanecido en la Hacienda La Providencia ubicada entre las poblaciones de Turmero y Maracay, otorgando a sus egresados el título de Perito Agropecuario. Posteriormente se fundaron otras escuelas de este tipo, siendo quizás las más importantes las ubicadas en Agua Blanca, estado Portuguesa, y en Maturín, estado Monagas.

Ese mismo sector del estado Aragua, entre Turmero y Maracay, por su riqueza en suelos y aguas fue también el lugar escogido para fundar, en 1938, la primera Escuela Normal Rural del país, específicamente en El Mácaro y, para recibir, en 1947, la Escuela de Demostradoras del Hogar Campesino, que inicialmente se fundó en Caracas en 1939 como Escuela de Agentes de Demostración del Hogar. La Escuela Normal Rural se funda para la formación de los maestros que atenderían, principalmente, la inmensa población rural que existía en Venezuela para la época; mientras que las egresadas de la Escuela de Demostradoras del Hogar Campesino, fungirían como extensionistas para ayudar a mejorar los hogares y las familias campesinas.

A nivel privado, tomemos el ejemplo de la Escuela Agronómica Salesiana, que desde hace muchos años existió en la ciudad de Valencia y otorga títulos de Peritos Agropecuarios. Esta escuela es de gran tradición y ha formado destacados profesionales, pero debido al crecimiento de la ciudad tuvo que ser trasladada a otra área del país. De esta manera, se muda cerca de la ciudad de Barinas, en una extensa zona donde ha continuado su actividad docente, liberando profesionales para contribuir con la agricultura venezolana.

En el año 1937 se crean la Facultad de Agronomía y la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Central de Venezuela, que se inician en Caracas pero al breve tiempo se mudan a Maracay. Posteriormente se crean otras facultades de veterinaria en algunas universidades, y otras facultades de agronomía en Maracaibo en La Universidad del Zulia, en Jusepín en la Universidad de Oriente, en San Cristóbal en la Universidad del Táchira, en Barquisimeto en la Universidad Lisandro Alvarado, en Coro en la Universidad Francisco de Miranda, en Barinas y Portuguesa en la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora. También se comienzan a crear Institutos Tecnológicos Universitarios en diversas regiones del país, en la mayoría de los cuales se incluye la educación para la producción agrícola.

Quiere decir que muy temprano en el siglo XX, a la educación agrícola se le comenzó a dar la importancia que requería un país en franco crecimiento, con necesidad de alimentar a una población que se incrementaba aceleradamente. Las escuelas prácticas y técnicas incluyen mucha actividad práctica, de campo, en parcelas experimentales y en fincas de productores aledañas a las escuelas. Las universidades tampoco son ajenas a las actividades de campo, pero además, se imparten profundos conocimientos de las diversas ciencias que participan en la conformación de las Ciencias Agronómicas. Hoy en día, estas universidades también ofrecen cursos de posgrado, a nivel de maestrías, doctorados y diplomados en las diversas áreas de la Agronomía.

Los posgrados han fortalecido la actividad de investigación en las diversas facultades de agronomía, lo cual ha sido de gran ayuda, ya que la investigación es uno de los pilares sobre los que se erigen estas instituciones de educación superior. Los otros pilares los constituyen la docencia y la extensión agrícola, siendo esta última lo que une a la universidad con la realidad que se vive en nuestros campos agrícolas.

El INIA tiene la Escuela Socialista de Agricultura Tropical (ESAT) que ofrece cursos de doctorado, maestria, diplomados, cursos de ampliación, talleres, etc., en el área agrícola. Éste parece ser otro misterio del régimen, y no conozco ninguno de sus logros importantes hasta los momentos.

La educación agrícola en Venezuela se ha estado deteriorando progresivamente y con el actual régimen ha llegado a niveles inesperados, ya que los gobernantes del socialismo del siglo XXI le tienen aversión a todo lo que trata sobre educación, instrucción o academia. Al igual que todas las actividades educativas, la educación en el área agrícola ha ido desmejorando por varias razones. Una de las de mayor peso ha sido el abandono del apoyo material oficial que es indispensable cuando se imparte una educación gratuita. Esto ha afectado la calidad de la infraestructura y las dotaciones de material de apoyo como son sillas, pupitres, escritorios, papelería, bibliotecas, laboratorios, equipos audiovisuales, computadoras, artículos deportivos y otros. También esa falta de apoyo económico oficial ha afectado el insuficiente salario de los docentes, que además, permanentemente se deteriora por la inflación, motivando, especialmente a nivel universitario, el éxodo de profesores e investigadores hacia otras áreas o, peor aún, hacia otros países.

Además de la falta de recursos, que deben ser parcialmente suministrados por el gobierno, ha ocurrido un saqueo de algunas instituciones. Es el caso de algunas estaciones, campos experimentales y campos de producción comercial que ayudan al ingreso de recursos para las instituciones correspondientes, que han sido invadidas y sus bienes repartidos o deteriorados. Hay información sobre las invasiones y en algunos casos confiscaciones de estaciones experimentales de las facultades de Agronomía y Veterinaria de la U.C.V. y de otras universidades, de las instalaciones de edificios y campos experimentales y de trabajo del Colegio del Mundo Unido y de la amenaza sobre la Escuela Agronómica Salesiana de Barinas.

Por supuesto, todos los afectados han realizado los reclamos correspondientes ante las autoridades respectivas y, como todo con este régimen, no han tenido respuesta y en muchos casos ni siquiera han sido atendidos. Estas propiedades tienen que ser devueltas a las diversas instituciones para que continúen cumpliendo sus funciones docentes y de investigación, tan necesarias en el área agrícola.

Los presupuestos solicitados anualmente al gobierno nacional por las escuelas que intervienen en la educación agrícola venezolana deben ser aceptados y cubiertos una vez que se evalúe su contenido, para asegurar el funcionamiento cabal  de esas instituciones. Los sueldos y salarios del personal que labora en estas organizaciones tiene que revisarse y ajustarse con la frecuencia que dicte el movimiento económico del país, para evitar la renuncia de esas personas en la búsqueda de mejores oportunidades y para promover el retorno del personal que se ha marchado, el cual tiene una sólida formación académica, para mantener la excelencia de la educación que allí se imparte.

Otra razón de mucho peso en la pérdida de calidad en la educación agrícola es referida a los contenidos programáticos. Así como esto afecta a los infantes, que al comenzar su vida escolar le están cambiando la historia o se la tergiversan, en la educación agrícola han tratado de eliminar el pensamiento universal, crítico, analítico. He tenido experiencias de este tipo en seminarios, talleres, conferencias y otras actividades divulgativas, en los cuales por ejemplo, nombrar las palabras plaguicida químico o fertilizante químico es una ofensa a la naturaleza, y de esto han logrado convencer a muchos jóvenes egresados de las escuelas donde se imparte educación agrícola.

En la actualidad los fertilizantes químicos, al igual que los plaguicidas, se pueden considerar indispensables en una agricultura que reclama producir alimentos para una población mundial que crece vertiginosamente todos los días, en unos suelos que cada vez son más pobres y con mayores problemas de malezas, plagas y enfermedades. Por lo tanto, en los recintos donde se imparte educación agrícola, es fundamental tratar a profundidad estos temas, destacando cómo utilizar estos insumos, fertilizantes y plaguicidas químicos entre otros, de la manera más eficiente posible, para minimizar su posible efecto adverso sobre el ambiente.

Es urgente revisar todos los contenidos programáticos, a todos los niveles, para orientarlos hacia las necesidades de una agricultura actual, moderna, ya que las limitaciones son muchas y pueden ir mucho más allá de estos insumos. Se debe incrementar la actividad docente en áreas como la biotecnología, y se deben abrir nuevas áreas de estudio, en aspectos que están llegando al manejo de los campos cultivados, como por ejemplo, la robótica.

Todas las organizaciones dedicadas a la educación y la investigación agrícola en Venezuela, y su personal, deben recuperar su tradicional categoría, su prestigio, para que realmente sean de importancia en el desarrollo agrícola nacional, tan necesario ante tanta escasez de alimentos y tanta pobreza que ha retornado a la vida campesina del país.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Diciembre de 2018.



viernes, 30 de noviembre de 2018

Planes para el día después. Agricultura VII: Plaguicidas.


 Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos, y en esta oportunidad trataremos el suministro de plaguicidas para los programas de producción agrícola.

 

Suministro de plaguicidas


Con este término, plaguicidas, se engloban insecticidas, herbicidas, acaricidas, fungicidas, nematicidas, raticidas; en fin, todos los biocidas que se puedan utilizar en agricultura. En Venezuela, hoy en día, es común escuchar el reclamo de los agricultores por la falta de plaguicidas para poder llevar sus cultivos a un final de buenos resultados.

Insecticidas y herbicidas son quizás los dos plaguicidas más utilizados en la producción agrícola y se considera que actualmente, con el uso de suelos durante varios años en forma consecutiva, en muchos casos con monocultivo, la aplicación de estos productos en los campos cultivados es imprescindible, porque bajo esas condiciones, las poblaciones de insectos plagas y de malezas se pueden incrementar considerablemente.

Existen innumerables insectos que son plagas peligrosas para las plantas cultivadas,  que abundan en los ambientes del campo y que al sobrepasar lo que se conoce como población umbral, pueden causar daños irreversibles al cultivo promoviendo disminución marcada de los rendimientos y grandes pérdidas económicas al agricultor. Estos insectos plagas son de diversos hábitos y su susceptibilidad a los productos insecticidas puede ser muy diferente de una especie a otra. Por esto, existe una amplia gama de insecticidas en el mundo agrícola, que deben estar a la mano para ser aplicados ante cualquier emergencia que requiera el combate de alguna plaga.

Esos insecticidas también pueden ser empleados en lo que se conoce como Manejo Integrado de Plagas (MIP), que es un concepto más ecológico, más conservacionista para el combate de plagas. En este MIP, los insecticidas se incluyen dentro de programas asociados a una serie de prácticas que tienden a disminuir las poblaciones de insectos, a la vez que se pueden aplicar algunos productos llamados insecticidas biológicos, que son fabricados a partir de organismos (pueden ser otros insectos u  hongos entomopatógenos) capaces de eliminar algunos insectos plagas al parasitar sus cuerpos.

En el caso de las malezas o malas hierbas, que son especies vegetales con características de rápida y abundante reproducción y de muy elevadas tasas de crecimiento, las cuales compiten con las especies cultivadas por espacio, luz, agua y nutrientes esenciales, también se deben combatir una vez que su población sobrepase el umbral económico o de daño al cultivo, que cause cierta disminución de los rendimientos. Otro efecto negativo de las malezas es que algunas sustancias tóxicas liberadas por diversos órganos de ciertas malas hierbas pueden tener efecto alelopático sobre las plantas de cultivo, inhibiendo la germinación de sus semillas, causando su retraso en el crecimiento y hasta su muerte. Esto tiene profundos efectos sobre las poblaciones de plantas del cultivo y consecuentemente sobre los rendimientos finales.

Existe una amplia gama de herbicidas para diferentes formas y momentos de aplicación. Hay productos para aplicación pre siembra, pre emergente al cultivo y pre emergente a las malezas, pos emergente al cultivo y pos emergente a las malezas, para combate de especies gramíneas y de no gramíneas, también difieren en su modo de acción, etc. En conclusión, estos productos, al igual que el resto de los plaguicidas, deben existir en las fincas para su uso oportuno y evitar pérdidas de rendimiento, de esfuerzo y de dinero en el negocio agrícola.

Para el combate de malezas también se puede aplicar  un manejo integrado, ya que existen otros métodos que pueden ser: preventivos, manuales, mecánicos, físicos y biológicos, pero el combate por medios químicos con la aplicación de herbicidas es prácticamente inevitable en siembras comerciales de cierta magnitud.

Otros plaguicidas de amplio uso son los fungicidas, para el combate de hongos patógenos que pueden causar la destrucción total de campos cultivados; sin embargo, su uso está bastante limitado a cultivos hortícolas, frutales y flores, y eventualmente se aplican en cultivos más extensivos como es el caso de cereales y otros. Los hongos pueden causar daños anatómicos y fisiológicos a las plantas, por lo que existen productos de diversa forma de acción, que permiten tanto combates externos de hongos, como combates internos en aquellos casos cuando los hongos viajan por el interior de las plantas. Por supuesto, estos fungicidas tampoco pueden faltar para ser aplicados oportunamente, especialmente en este tipo de cultivos de producción intensiva con elevados costos de producción por unidad de superficie.

El resto de plaguicidas no es de aplicación generalizada, se aplican en casos específicos cuando hay necesidad de combatir ácaros, nematodos, roedores, etc.

Lo importante es que en la actualidad, cuando la agricultura se desarrolla en terrenos de amplia tradición agrícola y existen peligros latentes de presencia de algunos de estos organismos que pueden arruinar un cultivo, los agricultores tienen que tener seguro y fácil acceso a la adquisición de los plaguicidas, para su aplicación correcta y oportuna. Esto último es muy importante, ya que la  acción o el efecto de muchos de estos productos químicos se pierde si no se aplican en determinados momentos del ciclo del cultivo o de los agentes causales de daños. Para ilustrar esto podemos señalar el caso de unos insectos que deben ser combatidos en estado adulto y otros en estado larval, o malezas que deben ser combatidas cuando no tienen más de un determinado número de hojas porque de lo contrario el herbicida pierde efecto. Entonces, la aplicación de estos plaguicidas en el momento oportuno es fundamental.

La solución a las limitaciones en el suministro de plaguicidas para la agricultura debe ser simplemente apoyar a los empresarios que tengan experiencia en la importación, formulación, fabricación de estos insumos. Mientras exista el control de cambio ese apoyo sería básicamente el suministro de divisas, además de aligerar todo lo correspondiente a los permisos necesarios para su importación, fabricación y comercialización, que la burocracia oficial cada vez complica más para este tipo de productos. Entonces, con la situación actual del país, el apoyo oficial es imprescindible para que los agricultores dispongan de la variedad de plaguicidas que necesitan para llevar adelante y con seguridad sus cosechas.

Es muy frecuente escuchar a los agricultores reclamar la presencia de una empresa como Agroisleña, C.A., la cual, además de ofrecer abundancia, variedad y oportunidad en el suministro de plaguicidas, prestaba un gran servicio de apoyo con la asistencia y orientación que brindaban sus técnicos en el correcto uso de los productos que vendían, y en el manejo del cultivo en general, cuando eso era procedente. Empresas de este tipo, que han sido expoliadas por el régimen, deben regresar a sus dueños para que puedan brindar la asistencia en el campo para lo cual han sido creadas.

En lo concerniente al uso de plaguicidas en la agricultura, lo cual es constantemente cuestionado por los ecologistas debido a que su mala aplicación puede causar severos daños al ambiente en general y a los humanos en particular, se recomienda un especial apoyo a la producción de plaguicidas biológicos, la cual es una actividad que en el país se ha venido desarrollando desde centros de investigación universitarios y oficiales, y hay particulares que han emprendido la producción comercial de estos productos.

Es recomendable también, que se realicen campañas para educar a los productores en el correcto uso de los plaguicidas, la disposición de empaques vacíos y residuos que pueden ser altamente contaminantes y dañinos para la salud de las familias campesinas. Estas campañas han existido en el pasado y para todas estas actividades hay regulaciones establecidas, las cuales son excelentes si se aplican correctamente pero carecen de importancia mientras no se apliquen y no se haga un control severo para su cumplimiento.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Diciembre de 2018.



domingo, 25 de noviembre de 2018

Planes para el día después. Agricultura VI: Fertilizantes especiales.



Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos, y en esta oportunidad trataremos el suministro de fertilizantes especiales (hidrosolubles y de aplicación foliar) para los programas de producción agrícola.

Fertilizantes especiales: hidrosolubles y de aplicación foliar.

-Fertilizantes especiales: además de los fertilizantes convencionales, de aplicación edáfica directa, que son manejados en la actualidad por los organismos oficiales, existen otros tipos de fertilizantes que hasta los momentos, en su gran mayoría, han sido manejados por particulares en cuanto a su producción, importación previa autorización oficial, y comercialización. Estos productos los identificamos como fertilizantes especiales ya que tienen unas características de solubilidad muy particulares, son hidrosolubles, libres de cloruros y de calcio, y se aplican por medio de uno de los métodos de fertilización más eficiente como es la “fertirrigación”. Además de estos productos hidrosolubles, existe otro grupo de fertilizantes especiales, que son aquellos específicamente elaborados para aplicación foliar, es decir, para asperjarlos sobre el follaje de las plantas que luego los absorben translaminarmente o a través de los estomas de las hojas.

La demanda por estos productos hidrosolubles va en franco ascenso en la medida que en el país aumentan los sistemas de riego localizado y sus áreas servidas, ya que bajo este manejo es fundamental la fertirrigación. Sin embargo, en muchas oportunidades la oferta de estos fertilizantes no ha estado a la altura de la demanda, ya que siendo en su mayoría productos importados, se confrontan problemas de suministro de divisas que retardan o entorpecen, de alguna manera, la disponibilidad oportuna de estos fertilizantes.

En la industria nacional de fertilizantes, por medio de la empresa mixta Tripoliven, C.A., donde por supuesto interviene Pequiven, se produce un fertilizante hidrosoluble de excelente calidad que es la urea-fosfato, el cual se expende con el nombre comercial de Urfos 44 y contiene 17% de N-ureico y 44% de P2O5. Buena parte de este producto se exporta y se utiliza también en alimentación animal. Esta empresa ha producido en algunas ocasiones, un fosfato monoamónico hidrosoluble y algunas fórmulas N-P-K para fertirrigación.

Pequiven también forma parte de una empresa mixta que opera en la República de Colombia, identificada como Monómeros Colombo-Venezolanos, la cual produce algunos fertilizantes hidrosolubles expendidos bajo el nombre Nutrimón, de los cuales en Venezuela se comercializa el Nutrimón 13-03-43, que ha sido muy utilizado en los programas de fertirrigación a nivel nacional.

Ciertas empresas han comenzado a mezclar fuentes hidrosolubles simples para producir algunas fórmulas completas N-P-K, enriquecidas con micronutrientes, para ser aplicadas en fertirrigación.

La fertilización foliar, por su parte, es un método para suministrar nutrientes a las plantas de una manera muy directa, y ha ido aumentando en la medida en que los productores han comprobado las bondades de esta práctica. Además, porque en el mercado nacional, en años recientes, ha existido una variada gama de productos de este tipo, muchos de los cuales son de excelente calidad. Destaca en este caso la aplicación foliar de micronutrientes, ya que se requiere aplicar pequeñas cantidades de estos elementos nutritivos en base a los requerimientos de los cultivos, que muy bien pueden ser totalmente cubiertos y mejor dosificados con las soluciones que se preparan para la aspersión sobre el follaje de las plantas, que cuando se intentan aplicar como fertilizantes de aplicación edáfica convencional.

En el país existen algunas empresas químicas y otras dedicadas a la nutrición, que importan fuentes de oligoelementos o micronutrientes, tales como sulfatos de hierro, zinc, manganeso y cobre de alta solubilidad; ácido bórico y molibdato de amonio o de sodio, con los cuales se cubre todo el espectro de los micronutrientes esenciales para las plantas, con excepción del cloro que abunda en la naturaleza y generalmente no se contempla en los programas de fertilización de cultivos.

Algunos particulares han formulado ciertos productos para fertilización foliar, la mayoría de ellos con materia prima importada y elaborados mezclando los nutrientes con  aminoácidos, extractos de algas, y otros derivados orgánicos, que pueden mejorar la fisiología de las plantas y coadyuvan al aprovechamiento de esos nutrientes aplicados por vía foliar, al favorecer su absorción y transporte dentro del vegetal.

En conclusión, con estos fertilizantes especiales, hidrosolubles y de aplicación foliar, se debe facilitar la importación, tanto de productos terminados como de materia prima, por medio de las empresas que tradicionalmente lo han hecho, suministrándoles divisas suficientes y de manera oportuna para realizar esas importaciones. Así mismo, apoyar a los empresarios nacionales que puedan producir algunos de estos fertilizantes en el país, utilizando parcialmente materias primas de origen nacional, para que aumente la actividad de la agroindustria y se inviertan menos divisas en el suministro de este tipo de fertilizantes.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Noviembre de 2018.