jueves, 19 de diciembre de 2019

Fertilización orgánica o ecológica, fertilización biológica y fertilizantes sintéticos



Los fertilizantes sintéticos son criticados por muchas personas y considerados enemigos del ambiente, al mismo tiempo, estas personas promueven el uso de fertilizantes orgánicos. En este aspecto, hay una gran controversia, por lo que me gustaría hacer un modesto aporte en relación a algunos conceptos involucrados en este tema.

Frecuentemente se ha tratado de descalificar el uso de fertilizantes sintéticos en la agricultura moderna, tildándolos de contaminantes del ambiente, tanto por su mala aplicación como por el consumo energético requerido para su producción. Paralelamente, se promueve la fertilización orgánica o ecológica, sobre la base de utilizar productos o sustancias de origen orgánico. Sin embargo, en mi opinión, en esta área hay mucha confusión con los términos utilizados para identificar estos productos y hay mucha exageración en el mal trato a los fertilizantes sintéticos.

Un excelente documento publicado por Intagri, organización mexicana líder en capacitación agrícola y transferencia tecnológica, preparado por el Dr. Ricardo Hugo Lira Saldívar (Lira S., R.H. 2017. Uso de Biofertilizantes en la Agricultura Ecológica. Serie Agricultura Orgánica. Num. 14. Artículos Técnicos de Intagri. México. 9p), me ha motivado a insistir en aspectos conceptuales de lo que podemos llamar genéricamente fertilización orgánica, que no es más que el uso de productos o sustancias orgánicas como fertilizantes.

Comencemos por la descalificación de los fertilizantes sintéticos, lo cual se promueve fundamentalmente sobre la base de que su producción consume una gran cantidad de energía fósil y hay una importante emisión de CO2 al ambiente. Además, su aplicación a los suelos de forma irracional puede conducir a la contaminación de aguas subterráneas especialmente por lixiviación de nitratos, y a la eutrofización de cuerpos de agua superficiales especialmente por excesos de fosfatos. Entonces, estos productos, mal utilizados, pueden ser causa de contaminación ambiental porque destruyen la calidad potable de las aguas subterráneas al recibir excesos de nitratos, poniendo en peligro la vida del hombre y animales que al consumir excesos de nitratos y nitritos en aguas y alimentos, pueden ir directo a la muerte víctimas de metahemoglobinemia, cianosis o síndrome del bebé azul y, además, contaminan cuerpos de agua superficiales por efectos de eutrofización que atenta contra la vida de la fauna acuática de ríos, lagos y lagunas.

Quien no comprenda la complejidad de la agricultura, difícilmente puede entender la necesidad de aplicar, racionalmente, estos fertilizantes de origen químico, por lo que siempre existirá la posibilidad de que surjan grupos de personas opuestas a estas tecnologías, tan necesarias para alimentar al mundo en la actualidad. Si todos los insumos de origen químico se utilizan racionalmente en la agricultura, con un claro conocimiento de las características de cada sistema suelo-planta-clima, su impacto sobre el ambiente puede minimizarse a niveles en los cuales, la renovación de los recursos naturales afectados, pueda realizarse en períodos de tiempo tolerables. Si con los desarrollos científicos y tecnológicos actuales dejamos de utilizar estos productos que son insustituibles en su totalidad, con toda seguridad los rendimientos de la mayoría de los cultivos disminuirían a niveles tan bajos que se tendría que incrementar considerablemente la superficie bajo cultivo para producir la misma cantidad de alimentos. Esa ampliación de la frontera agrícola se tendría que realizar a expensas de la incorporación a la producción de áreas sensibles a la degradación, áreas correspondientes a refugios de fauna silvestre y nichos de especies vegetales que eventualmente pudiesen llegar a niveles de peligro de extinción, áreas protectoras de cursos de agua, áreas con suelos de calidad marginal donde los rendimientos serían muy bajos.

Por supuesto, la fertilización orgánica o ecológica que es la aplicación de abonos orgánicos, y la fertilización biológica, son herramientas importantes que en la actualidad permiten que las dosis de fertilizantes nitrogenados y fosfatados se puedan disminuir, llegando incluso a eliminarse los nitrogenados casi totalmente en cultivos de especies leguminosas y los fosfatados en algunos sistemas suelo-planta-clima muy específicos. Estas opciones ecológicas representan un complemento a la fertilización convencional, e irán ganando terreno al uso de los fertilizantes sintéticos en la medida que la investigación siga logrando avances importantes en esta área.

El término “fertilización biológica”, es empleado por Lira en su artículo previamente citado, para indicar que es el “uso de microorganismos benéficos como biofertilizantes (BF) para minimizar impactos de la fertilización convencional y asegurar la permanencia de la agricultura sustentable”. A esos microorganismos utilizados en agricultura se le ha dado diferentes denominaciones tales como fertilizantes bacterianos, fitoestimulantes, biopesticidas, bioinoculantes y otros, pero el término que más le aplican en la actualidad es BF. Sin embargo, el mismo autor incluye una cita refiriendo que “en un sentido estricto los BF no son fertilizantes que dan directamente la nutrición a las plantas, sino que son cultivos de microorganismos como bacterias, hongos, algas verde-azules, envasados en un material de soporte”. Entonces, son sustancias que contienen microorganismos vivos, que se aplican a semillas, plantas o al suelo, colonizan la rizósfera o el interior de la planta promoviendo el crecimiento al aumentar el suministro o disponibilidad de nutrientes. En lo personal estoy de acuerdo en que lo identificado como BF no pueden ser fertilizantes, por lo que he aplicado el término Fertilización Biológica, el cual defino de la siguiente manera:

Fertilización biológica es la utilización y mejoramiento de procesos o fenómenos naturales donde intervienen seres vivos, que sirven para mejorar la disponibilidad y aprovechamiento de los nutrientes esenciales por parte de las plantas. Además de la economía que se puede obtener en los costos directos de la producción agrícola al sustituir parte de los fertilizantes sintéticos, la fertilización biológica es una herramienta con inmensas probabilidades para desarrollar productos ecológicos. Aquí es necesario aclarar algunos conceptos relacionados con este tema, ya que como hemos visto con anterioridad, se tiende a considerar abonos orgánicos y fertilización biológica bajo el término general de biofertilizantes.

En mi opinión, biofertilizante (BF) es cualquier sustancia de origen vegetal o animal que se aplique al suelo para mejorar su fertilidad, es el caso de cualquier estiércol, humus de lombriz, compost, abono verde. Todos esos son fertilizantes orgánicos, de origen biológico, que tienen y generan vida al incorporarlos al suelo, por lo que son capaces de descomponerse, transformarse, mineralizarse. Los abonos orgánicos o BF además, mejoran las propiedades físicas de los suelos como estructura y porosidad, mejoran las propiedades físico-químicas del suelo al incrementar la capacidad de intercambio catiónico (CIC) para una mayor retención de nutrientes y amortiguar las variaciones del pH. En cuanto a su efecto sobre la vida del suelo, al aumentar los aportes de carbono se promueve un crecimiento marcado de la población de microorganismos incrementándose la actividad biológica del suelo, capaz de producir exudados que puedan favorecer la solubilización de nutrientes, mejorando, por lo tanto, las propiedades químicas y permitiendo en algunas oportunidades disminuir las dosis de fertilizantes químicos.

En relación a bacterias como Bradyrhizobium u hongos como las micorrizas, o  Bacterias Promotoras del Crecimiento Vegetal (BPCV o PGPR –Plant Growth Promoting Rizobacteria-), muchas personas los consideran biofertilizantes porque tienen vida, pero no entran en el concepto de fertilizante; sin embargo, participan en procesos que se utilizan en la “Fertilización Biológica”. Así, podemos destacar la fertilización nitrogenada biológica y la fertilización fosfatada biológica.

En conclusión, en la fertilización de cultivos se pueden combinar aplicaciones de abonos orgánicos o BF; con inoculantes de bacterias fijadoras de N atmosférico, micorrizas, bacterias solubilizadoras de P (BSP) y bacterias promotoras del crecimiento vegetal (BPCV) o plant growth promoting rizobacteria (PGPR); y con fertilizantes sintéticos; siempre sobre la base de un cabal conocimiento de cada sistema suelo-planta-clima. El suelo lo conocemos por medio de un análisis reciente con fines de fertilidad, de la planta que vamos a sembrar debemos conocer sus requerimientos nutritivos, y el clima predominante va a ser un factor que determina las expectativas de rendimiento de un determinado cultivo, para ajustar las dosis de nutrientes a aplicar.

Son 13 nutrientes esenciales y hasta ahora se han logrado grandes avances en la fertilización biológica y orgánica o ecológica, solamente con nitrógeno y fósforo. En próximas entregas trataré los temas de Fertilización Nitrogenada Biológica (FNB) y Fertilización Fosfatada Biológica (FFB).

Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.

En Amazon está a la venta el libro del autor: “Fertilidad de suelos y su manejo en la agricultura venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar la práctica de fertilización de los cultivos, con miras a una mayor productividad y a un mejor trato a los suelos y al ambiente en general.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Diciembre de 2019


domingo, 15 de diciembre de 2019

En Venezuela, oposición versus oposición



La situación política que vive Venezuela en los actuales momentos es bastante delicada, ya que pudiera ocurrir que el actual régimen comunista y destructor de la nación se eternice en el poder, tal como el caso de Cuba.

Desde el año 2002, se han realizado innumerables esfuerzos para cambiar este régimen, los cuales no han llegado a cumplir el objetivo por diferentes razones. En algunos casos se han cometido errores, en otros no ha habido suficiente apoyo de los partidos políticos y de la sociedad en general, tampoco se logró un fuerte apoyo de la comunidad internacional, los militares han dado la espalda al clamor popular de cambio, además, el régimen ha respondido con increíbles violaciones de la constitución para frenar los movimientos encaminados a cambiar el gobierno actual, incluyendo en algunos casos una feroz represión.

Pero ahora se ha presentado una importante oportunidad, consecuencia de que la oposición, muy unida, bien organizada y muy bien coordinada, obtuvo un triunfo contundente en las elecciones parlamentarias del año 2015, logrando una mayoría absoluta que le permitiría tomar medidas de gran trascendencia, que seguramente terminarían con la victoria definitiva frente al régimen. Sin embargo, el gobierno violando toda norma constitucional, nombró un TSJ que fue cerrando todas las opciones de triunfo para la oposición. Posteriormente, creó un poder legislativo paralelo con una fantasmal ANC.

A pesar de los esfuerzos del gobierno, de liquidar toda capacidad de respuesta de la oposición, quedó una ventana abierta porque se realizaron unas elecciones presidenciales ilegales en mayo del 2018, cuyos falsos resultados condujeron a que Maduro, el 10 de enero del 2019, se proclamara presidente de la república para un nuevo período. Esta situación, según la constitución, permitió catalogar ese acto como una usurpación del poder ejecutivo, y consecuentemente, el presidente de la Asamblea Nacional pasó a ser el presidente encargado de la república.

De acuerdo a los movimientos establecidos en la AN, el 5 de enero de este año 2019, la presidencia le correspondía al partido Voluntad Popular, el cual designó a Juan Guaidó para esa responsabilidad. Afortunadamente le correspondió a este joven tomar la batuta, quien valientemente y rápidamente, logró aglutinar a su alrededor la simpatía de un altísimo porcentaje de la población, que algunos señalan superior al 80%. Adicionalmente, logró el apoyo de unos 60 países que lo reconocen como presidente de la república, y el respaldo de una buena cantidad de organizaciones internacionales.

Con esta nueva situación, las expectativas para salir del régimen socialista del siglo XXI eran muy grandes. Guaidó comenzó a trabajar organizadamente y valientemente, se fueron logrando puntos a favor y todo conducía a que, en el mediano plazo, sería una gestión exitosa para el logro de los objetivos fundamentales: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Pero al poco tiempo, el régimen comenzó una campaña de intrigas, a sembrar cizañas, en lo cual ellos son bastante fuertes y la población venezolana es muy débil, y pronto se sintieron sus efectos.

Después de varios episodios, hemos llegado a un punto con la confrontación de la oposición versus la oposición. Aunque el trabajo intrigante del régimen tiene su efecto sobre parte de los contrarios al régimen, peor efecto es el que se origina internamente, cuando algunas personas que dicen estar luchando por la libertad y el bienestar del país, comienzan a atacar al presidente encargado. La mayor parte de estos casos obedece a las ambiciones personales y al tradicional oportunismo de las personas, cuando quieren ocupar el lugar de Guaidó y de sus colaboradores más cercanos.

Todos quisiéramos ser el presidente de nuestra república, pero a Guaidó le tocó el turno así como le ha podido tocar a cualquiera de los diputados de la AN. A Guaidó le tocó, y por lo tanto, todos los demás que queremos recuperar a Venezuela, debemos apoyarlo para alcanzar los objetivos planteados. No debemos convertirnos en cientos de “Yago”, disgustados porque no nos escogieron, y comenzar a intrigar para dañar a la causa de Guaidó, que es la causa de toda Venezuela. Debemos evitar que con esa actitud de enfrentamiento y de descalificación hacia Guaidó, nos lleguemos a convertir en una tragedia de Shakespeare como la de Otelo, cuando estranguló a su querida esposa Desdémona haciendo caso de las intrigas de Yago, y luego, al comprobar que todo fue una mentira orquestada por este envidioso personaje y darse cuenta que había matado a su esposa en vano, se suicidó.

Esperamos que Guaidó supere dignamente la actitud de Otelo, el Moro de Venecia, y que con el apoyo de todos los venezolanos que queremos libertad, no se permita que esta gran oportunidad sea estrangulada ni que él se vaya a suicidar políticamente. Debemos estar claros que la única opción de cambiar este régimen tan dañino para el país, tiene que considerar estar unidos en un solo bloque, dirigiendo todos nuestros esfuerzos para combatir al régimen usurpador, que progresivamente ha venido destruyendo al país en todas sus instancias. El enemigo es el régimen. No se puede continuar con la actitud de oposición versus oposición. Debemos convertir esta oportunidad en la victoria definitiva contra esta corruptela que nos está destruyendo.

sábado, 7 de diciembre de 2019

Soya-girasol, dos opciones para la agricultura venezolana




Soya y girasol son dos especies oleaginosas, cultivadas, que contienen concentraciones importantes de aceite comestible de muy buena calidad en sus semillas. Luego de la extracción del aceite, ambos granos, adicionalmente, dejan una excelente torta para preparar una harina muy útil en la elaboración de alimentos balanceados para animales. En esto, la soya ha sido por años insustituible, ya que tiene un alto contenido de proteína bien balanceada por su concentración de aminoácidos esenciales.

El cultivo de la soya se está arraigando en los llanos occidentales del país, y al mismo tiempo, ha continuado el interés por su siembra en regiones de comprobada adaptación como son los llanos centrales de Guárico y las sabanas orientales de Anzoátegui y Monagas.

En relación al girasol, en el país su producción ha sido cíclica durante los últimos 25 años, estando en la actualidad prácticamente en cero, especialmente durante los dos últimos años. Se ha promocionado por ser un cultivo de buenas perspectivas en regiones de errática precipitación, tales como algunos sectores de los llanos centrales, y en las sabanas orientales con suelos de baja capacidad de retención de humedad. Igualmente, se ha promocionado como segundo cultivo (salidas de aguas) en los Llanos Occidentales, todo lo cual se debe a que es una planta con un sistema radical profundo, capaz de aprovechar agua y nutrientes que escaparían a otras plantas cultivadas que tienen raíces más superficiales.

Soya y girasol son especies oleaginosas, por lo que su producción en el país vendría a contribuir en la disminución de la dependencia que tenemos de mercados externos, desde donde importamos grandes volúmenes de aceites y grasas comestibles visibles cada año.

Ambos cultivos tienen algo de historia dentro de la agricultura venezolana. Con la soya se viene insistiendo desde los años sesenta, cuando se logró una siembra comercial importante en los valles de Aroa y a partir de allí, se realizaron centenares de intentos por popularizar este cultivo, que por una variedad de razones, terminaron sin mayor éxito. Sin embargo, en los años recientes ha ocurrido un repunte con lo que han denominado La Ruta de la Soya, un movimiento organizado y llevado adelante por los propios agricultores. Ésta es una importante razón para el éxito que ha tenido, el cual comenzó en Portuguesa pero hoy se observa en Guárico, Anzoátegui, Monagas, Lara, Yaracuy y otras regiones del país.

 

El girasol se ha estado evaluando en diversas regiones desde principios de los años setenta por parte de dos especialistas del FONAIAP, Voinea y Mazzani. Las evaluaciones comenzaron por el estado Guárico con unas variedades de origen rumano al igual que Voinea, que sembraron de amarillo las agrestes tierras en la ruta Chaguaramas-Las Mercedes del Llano. Aquello era una novedad en una región donde solo se conocía el blanco del algodonero que sembraban algunos productores con el concurso y apoyo de las empresas textileras, y para ese entonces, el alegre tono rojizo de las panículas de sorgo granífero que comenzaba a despuntar como un cultivo ideal para esa región ganadera del país.

Posteriormente, se introdujeron materiales de USA, y cuando las evaluaciones se extienden a los llanos occidentales, también se trabaja con cultivares de origen argentino y de otros lugares. Luego de varios años, en la medida que se fueron obteniendo resultados favorables, el girasol se convirtió en una opción cierta y se comenzaron siembras comerciales que en un momento superaron las 100.000 ha anuales.

Especialmente el estado Portuguesa se convirtió en el principal productor de este grano oleaginoso, en parte porque las condiciones de sus ciclos Norte-Verano son muy favorables ya que hay humedad edáfica suficiente cuando la planta de girasol la requiere en sus etapas de rápido crecimiento, un ambiente poco propicio para enfermedades foliares y un período seco para el momento de la maduración del grano y la recolección, lo cual es muy conveniente. Quizás esta región del país sea la mejor para este cultivo, aunque no hay que descuidar otras donde se pueda cultivar girasol con bastante éxito.

Con la disponibilidad actual de nuevos cultivares de soya, se ha logrado tener buenos resultados en casi todo el país con siembras de secano (sembrando desde el mes de mayo hasta julio), y en los llanos occidentales en particular en lo que han llamado siembras agosteras y en siembras de Norte-Verano. De esta manera, la soya se convierte en un cultivo adecuado para rotaciones, en algunos casos de un año para otro por todo el país, y en otros casos el mismo año en sitios como algunos sectores de Monagas y los llanos occidentales, que tienen un marcado ciclo de Norte-Verano, donde la soya puede ser el cultivo principal de secano o puede ser el cultivo complementario de Norte-Verano.

En esos ciclos denominados Norte-Verano, tanto girasol como soya se siembran como segundo cultivo o cultivo complementario. Esto significa que después del cultivo principal que ocupa el primer pico de las lluvias, el cual puede ser maíz o arroz, se viene la siembra de la oleaginosa.  En estas condiciones, este segundo cultivo puede aprovechar el efecto residual de los fertilizantes fosfáticos y potásicos aplicados al cultivo principal, disminuyendo los costos de producción por concepto de fertilizantes.

Basados sobre todo el conocimiento que se tiene de estos dos cultivos, y la necesidad de producir fuentes de aceites comestibles en el país, es perentorio promover la siembra comercial de ellos en aquellos sistemas suelo-clima donde se tienen experiencias favorables, pero además mantener una evaluación permanente de los cultivares que pudieran tener buen comportamiento en esos sistemas, y de todas aquellas prácticas agronómicas que puedan contribuir a mejorar la productividad de los cultivos. Paralelamente, organizar un flujo suficiente y oportuno de los insumos requeridos para que las siembras puedan llegar a un final satisfactorio, con buenos rendimientos y  productos de elevada calidad.

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Diciembre de 2019


pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com


martes, 3 de diciembre de 2019

El Realismo Mágico y el régimen venezolano socialista del siglo XXI



El Realismo Mágico es una forma de escribir en la narrativa hispanoamericana, y lo da a conocer Arturo Uslar Pietri en el año 1931 con su novela Las Lanzas Coloradas. Luego, el mismo autor lo introduce en la cuentística venezolana, y su cuento, La Lluvia, es su primer exponente.

Otros escritores destacados en el Realismo Mágico han sido Juan Rulfo con Pedro Páramo, Laura Esquivel con Como Agua para Chocolate, Isabel Allende con La Casa de los Espíritus, Mario Vargas Llosa con La Ciudad y los Perros, Miguel Ángel Asturias con Hombres de Maiz, Julio Cortázar con Rayuela, Gabriel García Márquez con Cien Años de Soledad, y otros.

En el Realismo Mágico se incorporan aspectos mágicos a la realidad, allí la realidad coexiste con la fantasía, se presentan episodios insólitos con tanta naturalidad que parece que fueran reales.

Pues bien, el régimen venezolano, enmarcado en lo que han denominado socialismo del siglo XXI, es un ejemplo interminable del Realismo Mágico llevado a una manera de gobernar, caracterizado por la presentación de hechos insólitos con un estilo tal que pretenden hacer creer que son ciertos, que pertenecen a la realidad.

Comencemos con Hugo Chávez, quien desde su campaña en el año 1998 expresó asuntos más o menos como éstos:

-No tengo nexos con Fidel Castro ni nada que tenga que ver con socialismo o comunismo.
-Eliminaremos ese exceso de ministerios, vamos a acabar con una burocracia exagerada.
-Venderemos esa innecesaria flota de aviones de los organismos oficiales.
-Reivindicaremos y protegeremos a la población indígena venezolana.
-Construiremos una red ferroviaria que una todo el país.
-Utilizaremos el eje Orinoco-Apure como vía fluvial para impulsar el comercio, el turismo, la industria, en general, el desarrollo regional.
-Disfrutaremos de baños en las limpias aguas del río Guaire.
-Daremos un gran impulso a la producción agrícola e industrial.
-Respetaremos la propiedad privada.
-Resguardaremos celosamente la seguridad personal de los ciudadanos, así como la soberanía nacional.
Y así como estos pocos ejemplos, Chávez expresó cientos de aspectos insólitos, con tanta naturalidad, que logró hacerlos parecer reales para engañar a un alto porcentaje de la población venezolana.

Desde el año 2013, el sucesor de Hugo Chávez e impuesto por éste, Nicolás Maduro, parece haberle inyectado más fuerza al Realismo Mágico del régimen, con anuncios propios y de sus ministros, tales como:

-Venezuela, país potencia.
-Este año sembraremos más de un millón de hectáreas de maíz.
-Hemos superado a Brasil en la producción de soya.
-Pulverizaremos al dólar paralelo.
-Todos los problemas por malos servicios públicos, escasa alimentación, deficiente atención médica y otros que padece la población venezolana, se deben a la “guerra económica”, a las “sanciones impuestas por el imperio”.
-La Vicepresidenta de la República, acaba de manifestar estar impactada por la represión de las fuerzas del orden público en los recientes episodios de saqueos y destrucción, vividos por la población colombiana.
-Desde el año 2013, Maduro ha expresado en sus mensajes al pueblo, que él, personalmente, va a encargarse de solucionar los problemas de la economía, porque este año (al igual que cada año) será el de la gran recuperación económica de Venezuela. Acaba de sentenciar que el 2020 será el gran año.

Estos son algunos ejemplos de las fantasías del Realismo Mágico del régimen venezolano socialista del siglo XXI. Todas ellas, acompañadas por inmensas asignaciones presupuestarias, que en el mejor de los casos fueron parcialmente ejecutadas pero ninguna llegó a concretarse totalmente, sembrando al país de elefantes blancos, inútiles, a costa del empobrecimiento y endeudamiento de la nación.

Para los que aún creen en las fantasías del régimen tienen que ver las monstruosas estructuras de concreto, abandonadas, que se erigen a lo largo de la Autopista Regional del Centro y del ramal que se dirige hacia Puerto Cabello, de lo que debería ser un tramo importante de la red ferroviaria nacional. Para completar la fantasía del Realismo Mágico socialista, recientemente acondicionaron parte de una estación del tren cercana a la población de Guacara, y sobre los rieles colocaron un moderno tren que pareciera desplazarse hacia Maracay. Esto lo han complementado con un video que trasmiten por la televisora del estado, promocionando los viajes hacia Puerto Cabello por medio del ferrocarril de Venezuela. En lo personal, considero que esta fantasía debe ser galardonada con el Primer Premio al mejor episodio del Realismo Mágico socialista del siglo XXI, hecho en Venezuela.

SORGO GRANIFERO [Sorghum bicolor (L.) Moench] un cultivo rústico que puede resurgir en la crisis



En Venezuela la actividad agrícola ha desmejorado tanto en los últimos años, que para comprender la realidad de la mayoría de los cultivos y su contribución a la cadena alimenticia debemos hurgar un poco en el pasado, en su historia. Esto quizás sea muy necesario en el caso del sorgo granífero, el cual probablemente ha sido el cultivo con mayor crecimiento explosivo en un momento determinado, con uno de los índices de crecimiento interanual más elevado en toda la historia de nuestra producción agrícola, que se estableció muy rápidamente especialmente en regiones ganaderas, llegando a cubrir cientos de miles de hectáreas, cuya producción se ha estancado y hoy en día trata de sobrevivir en unas 200.000 hectáreas en algunas regiones del país.

El sorgo granífero es un cultivo industrial, pues su grano, el cual es su principal producto, se utiliza en grandes proporciones como fuente energética en la elaboración de alimentos balanceados para animales, por lo que se considera un grano forrajero. Por otro lado, luego de la cosecha del grano hay un forraje remanente como producto secundario, que puede ser utilizado directamente por el ganado en pastoreo o puede ser henificado, por lo que este cultivo debe ser el mejor aliado de los ganaderos. Si se elabora heno, el sorgo es capaz de producir una soca que puede ser igualmente henificada o pastoreada como forraje fresco. Como todo cultivo industrial de uso masivo, es totalmente mecanizado.

Comparativamente con otras especies cultivadas, el sorgo granífero posee una aceptable rusticidad en cuanto a su comportamiento ante el ambiente, lo cual le permite que pueda producirse económicamente bien en áreas, regiones o épocas que ofrezcan condiciones limitantes para la explotación de otros cultivos, por lo que tiene grandes probabilidades de crecer sin competir por espacios con otros cultivos más exigentes como el maíz. Durante muchos años hemos tenido un déficit elevado de granos forrajeros que en el pasado se cubrió con la importación de trigo de segunda (US Nº2) y luego de sorgo, y que en la actualidad se debería cubrir con la importación de alrededor de 1.000.000 de toneladas de maíz amarillo. Quiere decir, que existe en el país una gran oportunidad para que este cultivo crezca considerablemente y pase a cubrir una brecha en el suministro de material energético para la alimentación animal.

En Venezuela, el sorgo granífero tuvo un gran auge a partir de 1970, comenzó a crecer vertiginosamente llegando a convertirse en regiones como el noreste del estado Guárico en un cultivo de doble propósito, ya que como ha sido mencionado,  luego de enviar su grano a la industria, su forraje se convirtió en el alimento principal para sustentar y sedentarizar una ganadería trashumante por la escasez de forraje durante la época seca. En esta región se llegaron a sembrar más de 200.000 ha/año, y aunque Guárico sigue siendo el principal productor de este cereal, en los últimos años la superficie sembrada ha rondado unas 60.000 ha/año. Esto es indicativo del gran potencial de esta región para incrementar el cultivo del sorgo granífero.

A un alto nivel de abstracción, se puede señalar que con excepción de áreas montañosas y zonas bajas inundables, cualquier región del país con suelos de texturas medias a pesadas y una precipitación superior a 400 mm concentrados en un período de 4 meses, es potencialmente apta para la producción de sorgo granífero de secano. Es así como el estado Guárico, con extensas áreas de dudosa precipitación para producir maíz, ha sido en muchos años el principal productor nacional de sorgo en Venezuela.

Además de Guárico, otras zonas para la producción de sorgo granífero, actuales y potenciales, son extensos sectores de los Llanos Orientales de Anzoátegui y Monagas que hoy ocupan, respectivamente, el segundo y quinto lugar en la escala de producción nacional; luego Portuguesa, Barinas y Cojedes con la siembra durante el período de nortes o en sectores de los llanos altos de estos estados; sigue Aragua que ha tenido un crecimiento importante en los últimos años; y sectores de Zulia, Yaracuy y Lara en menor escala. Se debe señalar, que durante el período 2002-2007, el estado Portuguesa fue el principal productor nacional de sorgo, llegando en el 2003 a un record de 134.000 ha sembradas; por lo tanto, ésta es otra región con gran potencial para la producción de este cereal con siembras que se deben realizar desde comienzos de septiembre hasta finales de noviembre, ya que más allá de esta fecha pueden presentarse serios problemas de ataques de pájaros. En estas siembras de sorgo como segundo cultivo, se aprovecha muy bien el efecto residual del fertilizante aplicado al cultivo de lluvias (generalmente maíz o arroz), lo cual contribuye a disminuir significativamente los costos de producción.

Ahora que la soya está siendo de interés para los agricultores y las probabilidades de que crezca la superficie sembrada son muy altas, la otra pata importante para apoyar la alimentación animal es una abundante fuente de carbohidratos, la cual se encuentra muy deficitaria en la actualidad, y el sorgo granífero, en medio de la crisis que atraviesa nuestra agricultura, pudiera ser de gran importancia para llenar este vacío.