miércoles, 31 de agosto de 2016

SEIS CUENTOS DE CAMINO Y LA AGRONOMÍA
Pedro Raúl Solórzano Peraza

En el ejercicio de la profesión de Ingeniero Agrónomo, muchos de nosotros recorremos con frecuencia el país, o al menos  las regiones de producción agrícola más importantes, así como también podemos ocupar un cargo en una oficina pública o privada, pero siempre con la oportunidad de relacionarnos con campiranos, pueblerinos y citadinos, y con la oportunidad de apreciar el comportamiento y las costumbres tan diferentes entre todos esos ciudadanos, conocer la infraestructura que los rodea, sus ocupaciones, y contemplar los paisajes tan maravillosos de nuestra geografía.

En ese peregrinar agronómico, en algunas oportunidades observamos episodios o bellezas naturales que particularmente nos llaman la atención, y en cualquier momento los comentamos con un grupo de amigos y hasta nos provoca escribirlos en forma de cuentos, superando la timidez de exponer a la lectura abierta de la gente la percepción que tenemos de nuestro entorno y las ocurrencias de nuestra imaginación.

Así, me decidí a escribir “Seis cuentos de camino”, tomando como argumentos la observación de sucesos que ocurren diariamente en la ciudad de Caracas o cualquier otra ciudad; de la vida que transcurre en pueblos y villorrios del país y que puede ocurrir en otros países latinoamericanos; del conocimiento obtenido con el trato a las personas que conforman nuestra sociedad, por su comportamiento, por sus esperanzas y vivencias; del paisaje que contemplamos constantemente y que contrasta en los diversos escenarios del territorio nacional.

Seis cuentos de camino narra brevemente episodios de la vida de seis personas, que en seis diferentes ambientes y localidades disfrutaron, cada uno a su manera, de las oportunidades que les brindó el país. Son los cuentos que tienen de protagonistas a Miguel, Enrique, Juan, Alba, Freddy y Eduardo.

Miguel es un personaje que nace en una población de las costas aragüeñas y crece con una gran pasión por el mar y sus misterios. Hijo único de unos padres unidos y muy amorosos, su infancia y adolescencia transcurren en un ambiente de mucha alegría y felicidad, disfrutando su vida en todas esas etapas y destacándose en sus actividades escolares. Sus estudios superiores los realizó en la Universidad Marítima del Caribe donde obtuvo el título de Ingeniero Marítimo. Como oficial de la Marina Mercante Venezolana tuvo la oportunidad de conocer mundo, de navegar por diversos mares y océanos y finalmente, formar una familia unida y llena de amor como era el ejemplo de sus padres.

Enrique es el mayor de seis hermanos y con apenas unos diez años de edad tiene que ayudar a su madre, lo cual logra realizando algunos oficios en las zonas urbanas, o como pordiosero. En estas acciones de pedigüeño conoció a su Ángel Guardián, un sacerdote de una modesta parroquia quien por medio de los programas sociales que adelantan las iglesias, apoyadas por los gobiernos de amplitud, logra sacar a Enrique, a su madre y a sus pequeños hermanos de la miseria en la cual vivían. Así, Enrique y su familia progresaron, aprovechando otra faceta de las oportunidades que ofrecía el país para el mejoramiento de la sociedad.

Juan es un joven proveniente de un pueblo importante cuya principal actividad es la agricultura. Allí creció con la impresión de estar enclaustrado en la simpleza de aquella gente y con la ilusión de salir hacia la capital, donde existían cosas novedosas y grandes oportunidades para crecer. Comienza su éxodo como soldado recluta y allí comienza su desarrollo como persona y un periplo que lo lleva a variadas actividades fuera de su pueblo, comenzando como buhonero y continuando con ilusiones propias de un joven rebelde y soñador.

Alba es una hermosa joven, muy bien criada por unos padres unidos, de los cuales, su papá, era exageradamente celoso. Esos celos promueven en la muchacha más miedo que respeto, temor a que se opusiera sus primeros sentimientos del corazón, por lo que decide escapar con su novio. Al ocurrir ese suceso, se comentó en aquel pueblo tradicionalmente agrícola del estado Portuguesa, que Antonio, el chofer del camión de refrescos, se había “sacado” a Alba. Ésa fue una acción arriesgada de la joven que afortunadamente tuvo un buen desenlace. Ésos eran acontecimientos relativamente frecuentes en esos villorrios del campo.

Freddy era hijo de Hermelinda, una niña que llegó de la pobreza de su hogar en un caserío como cualquiera en nuestro país, a trabajar en quehaceres del hogar en a casa de una familia más o menos adinerada de la capital. Hermelinda aprendió los oficios básicos de una casa, se hizo joven y se hizo mujer, asistió a la escuela y adquirió suficientes herramientas para iniciar su hogar, con un hombre trabajador que la amaba profundamente y que logró su libertad de la casa donde fungía como empleada doméstica. De su unión tuvieron dos hijos que se los llevó el padre cuando éste descubrió que Hermelinda lo engañaba, lo que provocó que la abandonara. Allí comenzó una vida desordenada de la mujer que condujo a que tuviera dos hijos más, de padres sin ninguna responsabilidad, una hembra que fue muy pizpireta desde niña y un varón, Freddy, que fue prácticamente un niño de la calle, que cometió todo tipo de fechorías y terminó dejando a Hermelinda en su triste soledad.

Finalmente, Eduardo, es un médico que llegó desde los llanos barineses a Caracas siendo todavía un niño, y supo aprovechar la oportunidad de ser universitario, con las facilidades que le brindaba la Venezuela de los años sesenta y el apoyo de una familia de recursos limitados pero bien consolidada.

Vale la pena leer “Seis cuentos de camino”, libro que está disponible en Amazon.

Agosto de 2016


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UN MODELO AGRÍCOLA Y LOS SISTEMAS SUELO-PLANTA-CLIMA
Pedro Raúl Solórzano Peraza

Es por todos conocido que la agricultura venezolana atraviesa por una crisis sin precedentes, por lo que para intentar superar la carestía de los alimentos básicos necesarios para cubrir las necesidades de la población, la producción agrícola tiene que ser recuperada. A pesar de todo esto, en Venezuela hace mucho tiempo que dejamos la agricultura de subsistencia y tenemos una agricultura moderna, gracias entre otros, a los centros de investigación y a un buen número de agricultores de avanzada que han estado pendientes de los últimos adelantos para mejorar esta actividad. Por supuesto, estos años de indolencia e ignorancia por parte de los gobernantes, han deteriorado ese modelo que tenemos que actualizar de manera generalizada. Cualquier camino que se tome en ese sentido, cualquier modelo agrícola que se intente establecer para el país, tiene que basarse sobre el cabal conocimiento de los diferentes sistemas suelo-planta-clima de nuestras regiones agrícolas y cómo manejarlos adecuadamente para obtener la mayor productividad posible de dichos sistemas. Todo ese esfuerzo acompañado de políticas agrícolas que abarquen aspectos sociales, económicos y geopolíticos.

¿Qué es un sistema suelo-planta-clima? Es una aproximación donde concurren una serie de factores de suelo y de clima que pueden afectar el crecimiento de las plantas. El crecimiento de una planta no puede considerarse en una forma aislada, ya que el mismo va a depender tanto de sus características propias determinadas por su código genético, como de los factores externos de suelo y clima predominantes en un momento y un lugar determinados. Se debe considerar entonces el crecimiento como una resultante de las interacciones que ocurren dentro del sistema suelo-planta-clima, donde concurre un cuarto factor que es el manejo que se le pueda brindar a esos factores, con el objeto de lograr las mejores condiciones para el desarrollo de las plantas.

La planta: en agricultura, nuestro fin primordial es lograr los mayores rendimientos y beneficios de un cultivo, lo cual va a depender de que las plantas se puedan desarrollar normalmente, y para lograrlo, es necesario conocer los factores que afectan su crecimiento. La planta es un producto de su constitución genética y el ambiente que la rodea, el patrón genético es fijo para una planta dada y determina su potencial para un máximo crecimiento en medio de un ambiente favorable. Por esto se puede decir que el crecimiento de la planta es una función de los factores ambientales o factores de  crecimiento externos, los cuales pueden ser considerados como variables, y cuya magnitud y combinación determinarán el crecimiento que pueda alcanzar dicha planta. Simbólicamente, esto puede ser expresado de la siguiente manera:

                        C = f(X1,X2,X3,...Xn)

Donde:
C= Medida del crecimiento
X1,X2,X3,...Xn = Factores que afectan el crecimiento

Por otro lado, los factores genéticos van a determinar la máxima capacidad de crecimiento de una planta y pueden ser modificados por medio del mejoramiento genético, para darle al vegetal una serie de características que le permitan tolerar mejor las condiciones ambientales. El aporte de la genética a la agricultura ha sido muy amplio y vemos como cada día se liberan al mercado nuevos híbridos con alta capacidad de rendimiento, productos de mejor calidad, plantas con mayor amplitud de resistencia a plagas y enfermedades, de mayor eficiencia en el uso de nutrientes, con mayor resistencia a la sequía y a las condiciones de acidez de los suelos, etc.

La genética continúa con la posibilidad de seguir dando aportes significativos al desarrollo agrícola a través de la biotecnología, que permite la propagación clonal para la multiplicación rápida de plantas con características deseables; la obtención de plantas libres de virus; la producción de plantas haploides a partir del cultivo de granos de polen y anteras; la fusión de protoplastos procedentes de diferentes plantas para lograr la hibridación interespecífica. Otra vía importante está basada en recombinaciones del ADN para manipular directamente, en fitomejoramiento, el material hereditario. En el campo de la microbiología se suceden logros importantes en el desarrollo de nuevos tipos de microorganismos, especialmente bacterias y micorrizas, que en asociación con las plantas cultivadas o libres en el suelo, permitan una más eficiente fijación y utilización del nitrógeno atmosférico y del suelo, y de otros nutrientes esenciales. Directamente en plantas, la producción de organismos genéticamente modificados que han servido para mejorar las prácticas agrícolas en algunos cultivos, siendo uno de los más conocidos el de variedades de soya a las que se le ha incorporado el carácter de resistencia a los herbicidas del grupo de los glifosatos, facilitando el combate de malezas en este cultivo con su efecto directo en el mejoramiento de los rendimientos y en la disminución de los costos de producción.

En relación a la planta, como centro de estos sistemas, podemos decir que la agricultura venezolana utiliza, con excepción de las variedades transgénicas, los mejores cultivares del mundo que se adaptan mejor a nuestras condiciones. En maíz tenemos cultivares, en su mayoría híbridos, propios y foráneos, con las mayores capacidades de rendimiento en nuestros sistemas; en sorgo granífero hemos desarrollado cultivares tan excelentes que hasta han sido requeridos por países vecinos para su siembra; en arroz me he llevado la sorpresa de que la Fundación DANAC está desarrollando híbridos, lo cual implica una tecnología bastante complicada y novedosa para mejorar la productividad de este cultivo, que se están sembrando en nuestras regiones arroceras con mucho éxito; en soya los persistentes agricultores de Portuguesa están abriendo lo que han llamado la “ruta de la soya”, en unas condiciones que siempre se han considerado difíciles para este cultivo pero con variedades creadas en UCLA y en DANAC, además de una variedad brasilera, que se muestran promisorias para este proyecto; en hortalizas se emplean las mejores semillas y cultivares con un buen número de híbridos, lo mismo ocurre con algunos frutos como melón, patilla y lechosa; en forrajes se han estado sembrando un gran número de cultivares, híbridos y variedades, cada uno ubicado en condiciones muy particulares por su adaptabilidad. Así como estos casos, podemos encontrar otros ejemplos del modernismo de nuestra agricultura en lo que se refiere a la planta como centro de los sistemas suelo-planta-clima.

Estamos a la expectativa de que ocurra un cambio en la legislación que impide a los agricultores venezolanos utilizar semillas de cultivares transgénicos, para comenzar a evaluarlos, producirlos y utilizarlos en nuestras siembras.

Las plantas, además, necesitan ser protegidas de la competencia o daño por malezas, insectos plaga y enfermedades, para lo cual en nuestra agricultura se utilizan todo tipo de biocidas, de última generación, complementado con un desarrollo nacional de productos biológicos basados principalmente en el uso de insectos que parasitan otros insectos y hongos que parasitan insectos y pueden también controlar otros hongos.

El clima: en el componente clima se incluyen algunos factores que van a determinar el entorno donde se desarrolla la planta, exceptuando el suelo. Los más importantes para la agricultura son temperatura, lluvias y luz o radiación, los cuales no son totalmente controlables para la producción agrícola, pero se pueden manejar con algunas acciones directas o indirectas para tratar de adaptarlos a los requerimientos de las plantas cultivadas.

La temperatura afecta directamente las funciones de fotosíntesis, respiración, absorción de agua y nutrientes, transpiración, actividad enzimática, entre otras, lo cual se refleja en el crecimiento de las plantas. En nuestras condiciones tropicales, aparentemente no existen limitaciones de temperatura para el crecimiento de las plantas, ya que sus rangos de variación están entre límites normales. Para aquellas especies que requieren bajas temperaturas para la inducción de la floración y la consecuente fructificación, se busca ubicarlas en zonas donde por razones de altitud se logran esas condiciones. Es el caso de importantes centros de producción de flores, fresas, duraznos, algunas hortalizas, etc., ubicados en la Región Andina y sectores montañosos de las Regiones Central y Centro Occidental. En este caso, se está manejando el factor temperatura con la ubicación de los cultivos en el paisaje.

Las lluvias van a ser determinantes de la disponibilidad de humedad edáfica. El crecimiento de las plantas, con algunas excepciones de plantas acuáticas o aquellas tolerantes a condiciones de sequía, tiende a reducirse por excesos o por defectos de humedad edáfica. Las plantas necesitan el agua para la producción de carbohidratos, mantener la hidratación del protoplasma y como un vehículo para el transporte interno.

La mayor parte de la producción agrícola del país proviene de la agricultura de secano, que es la que depende de la cantidad y distribución de las lluvias en cada ciclo anual. En este tipo de agricultura, pueden ocurrir irregularidades en la suplencia de agua a las plantas por exceso o insuficiencia de las lluvias; por mala distribución de las mismas en el tiempo; o porque los suelos tengan una baja capacidad de almacenamiento de agua y lleguen fácilmente a niveles de marchitez permanente, o sean muy pesados con mal drenaje y se aguachinen en períodos cortos de tiempo.  

El mejor aprovechamiento de los ciclos de lluvia en la agricultura de secano, se logra con adecuadas fechas de siembra y poblaciones de plantas, según la humedad edáfica disponible durante el ciclo de vida. Cuando hay excesos se construyen drenajes para avenar convenientemente los campos y cuando hay defectos se busca mejorar  la infiltración del agua en el suelo.

La agricultura bajo riego proporciona una gran seguridad para el éxito de la producción de los cultivos. En Venezuela disponemos de sistemas de riego para cientos de miles de hectáreas que se utilizan principalmente en arroz y caña de azúcar. Muchos de nuestros productores de arroz utilizan modernos sistemas de nivelación, con rayos laser, para lograr sembrar con pendientes mínimas y el mínimo gasto de agua posible, lo cual permite incrementar las áreas de siembra con la misma disponibilidad de agua. También existen desarrollos de riego recientes, en su mayoría por particulares y especialmente para la producción de hortalizas, que se han orientado hacia el uso del concepto de riego localizado, con la aplicación simultánea de la fertirrigación, que es uno de los métodos de aplicación de fertilizantes más modernos y eficientes que existen en la actualidad. Estos sistemas de riego localizado se han instalado tanto para agricultura a cielo abierto como para agricultura protegida en invernaderos, donde también es posible controlar luz y temperatura. En muchos de ellos se han instalado los dispositivos para automatizar todo el manejo del sistema, aportando eficiencia y disminución de costos por menor cantidad de mano de obra empleada.

La luz es un factor muy importante ya que es determinante para que ocurra la fotosíntesis, y por consiguiente, para el crecimiento de las plantas. Por supuesto, existen diferencias en los requerimientos de luz de las plantas ya que hay especies que tienen un punto de saturación de luz muy bajo y otras muy alto. En la producción de cultivos es importante lograr poblaciones de plantas adecuadas en cada uno de ellos, para obtener una eficiente intercepción y utilización de la luz por las plantas. Cuando las poblaciones son muy bajas, una buena proporción de la energía radiante incidente no puede ser interceptada por las hojas y se pierde; por otro lado, existe un punto por encima del cual un incremento en la población de plantas de un cultivo no produce mayores rendimientos, entre otras cosas, porque ocurre una fuerte competencia entre las plantas por agua, luz y nutrientes.

Hay un aspecto asociado a la suplencia de luz de gran importancia en agricultura, el cual se refiere a la duración diaria del período de claridad u oscuridad, o lo que se ha denominado longitud del día o de la noche. El comportamiento de la planta en relación a la longitud del día es llamado fotoperíodo, y en nuestras condiciones, aún cuando a lo largo del año la diferencia entre el día más largo y el más corto es aproximadamente una hora, tiene gran trascendencia en el comportamiento de muchas especies, particularmente en lo que se refiere a la inducción de la floración. Por eso es un factor que se toma en consideración para establecer las fechas de siembra de los cultivos.

El suelo: es un cuerpo natural donde se arraigan las plantas, y entre otras cosas,  es fuente de los nutrientes que éstas necesitan para su normal desarrollo. El suelo tiene características que se agrupan en físicas, químicas, físico-químicas y biológicas, las cuales en una u otra forma afectan el crecimiento de las plantas.

Las características físicas textura, estructura y porosidad del suelo son determinantes en el almacenamiento de agua y nutrientes, movilidad de iones en la fase líquida, y principalmente, en las pérdidas de nutrientes (contenidos en el suelo o adicionados con los fertilizantes) por los procesos de lixiviación o de arrastre por acción de la erosión.

Las características químicas están relacionadas con la naturaleza de los minerales y la disponibilidad de nutrientes del suelo, tanto en forma intercambiable como en solución. El instrumento de diagnóstico más utilizado con la finalidad de conocer estas características y por ende, el estado nutritivo del suelo, es el análisis químico de suelos lo cual se realiza en laboratorios especializados.

Las características físico-químicas se refieren principalmente a la capacidad de intercambio catiónico (CIC) y al pH del suelo. La CIC refleja la capacidad del suelo para retener cationes y se relacionan con ella la CIC efectiva, CIC a pH 7,0, saturación con aluminio, saturación con bases, acidez potencial.

Con el conocimiento o la consideración del sistema suelo-planta-clima, se pueden establecer las prácticas de manejo para mantener niveles adecuados de nutrientes en la solución del suelo, hacer un uso eficiente de los fertilizantes, y asegurar una nutrición adecuada y balanceada para las plantas. Desafortunadamente, por lo menos durante los últimos diez años, en Venezuela no se ha podido aplicar cantidades suficientes de fertilizantes, ya que el gobierno asigna una dosis única, de una fórmula única, para todos los sistemas suelo-planta-clima del país. Esas dosis son erradas e insuficientes.

Finalmente, todo ese manejo de los sistemas agrícolas, la realización de muchas labores, se realiza con el concurso de maquinarias y equipos agrícolas, que en la mayoría de los casos son de los más modernos del mercado internacional, pero deben recuperarse por encontrarse en mal estado por falta de repuestos y mantenimiento adecuado

En relación al clima en particular, vale la pena mencionar que por lo menos en Acarigua, los agricultores organizados disponen diariamente de la información meteorológica al momento, así como el pronóstico para el futuro inmediato, de tal manera que puedan programar mejor sus actividades. Igualmente, ya se encuentran utilizando drones para la evaluación de los campos cultivados, de una forma más rápida y económica que la forma tradicional de visitar los diferentes confines de cada finca.

En conclusión, podemos decir que en Venezuela hay una agricultura moderna, que necesita el apoyo de políticas adecuadas para su recuperación y crecimiento tanto vertical como horizontal. Hemos visto la complejidad  de la agricultura, los riesgos que existen en la actividad, y hemos visto que solo se logra producir alimentos, fibras y otros bienes provenientes del mundo vegetal, conociendo los factores de producción y manejándolos en el campo. No se produce alimentos diagnosticando las calorías necesarias por las personas ya que eso es asunto de los nutricionistas, ni se produce alimentos asignando recursos monetarios que luego son mal invertidos o no se invierten en el sector, solo se produce alimentos trabajando en el campo con dedicación, con apoyo financiero suficiente y oportuno, y con apoyo científico y tecnológico.

Agosto de 2016


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jueves, 25 de agosto de 2016

III.-INFRAESTRUCTURA PARA LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

RECUPERACIÓN DE LA AGRICULTURA VENEZOLANA POSTSOCIALISMO DEL SIGLO XXI
Pedro Raúl Solórzano Peraza

III.-INFRAESTRUCTURA DE APOYO A LA AGRICULTURA (Resumen del original)

En el caso de la agricultura existen al menos cinco aspectos de infraestructura fundamentales para apoyarla:
-Vialidad agrícola
-Electrificación rural y servicio de agua potable
-Sistemas de riego
-Centros poblados
-Centros de recepción y almacenamiento de cosechas.

-Vialidad agrícola: si las carreteras nacionales están descuidadas y muy deterioradas, la vialidad agrícola está en peores condiciones.

-Electrificación rural y servicio de agua potable: la electrificación rural permite accionar motores de diversa utilidad en las fincas y favorece el confort para la vida del agricultor dentro de su unidad de producción. Así mismo, es imprescindible que en el campo las personas puedan disfrutar de un saludable servicio de agua potable.

Hoy en día, cuando estos dos servicios básicos son precarios en las grandes ciudades del país, lógicamente están en peores condiciones en el “campo” venezolano.

-Sistemas de riego: en Venezuela, la mayor actividad agrícola corresponde a agricultura de secano, la cual es aquella que depende de los ciclos de lluvia para el crecimiento y desarrollo de los cultivos. Estos ciclos pueden ser muy erráticos, tanto por la cantidad de agua que cae durante cada temporada de lluvias, como por la distribución de las mismas. Éste es uno de los grandes riesgos de la agricultura de secano.

Con la agricultura bajo riego se evitan los riesgos de las irregularidades de los ciclos de lluvia, se dispone de agua para aplicarla a los terrenos sembrados según sus requerimientos y asegurar, en lo que al agua se refiere, un suministro adecuado para poder aspirar a una buena cosecha. Además, al disponer de riego se puede hacer un uso más intensivo de los suelos ya que se pueden cultivar prácticamente durante todo el año.

-Centros poblados o vivienda rural: disponer de una vivienda suficientemente cómoda, con servicios básicos eficientes, en una localidad donde se pueda acceder con facilidad a expendios de alimentos y de medicinas, con facilidades de atención médica primaria, escuelas, transporte para dirigirse a otros poblados o ciudades cercanas, entre otras condiciones, es fundamental en el campo para la estabilidad de las familias, y para que puedan llevar una vida agradable tanto parceleros que tengan sus terrenos aledaños a estos centros poblados, como las personas que trabajen en las unidades de producción de la zona o que  presten servicios diversos a la población.

-Centros de recepción, tratamiento y almacenamiento de cosechas: los productos agrícolas, en general, son perecederos en el corto plazo cuando están expuestos a condiciones normales de alta temperatura y elevada humedad ambiental. Los granos en general, son más susceptibles al deterioro cuando su contenido interno de humedad es elevado. Por lo tanto, debe existir una satisfactoria capacidad para la recepción, tratamiento y almacenamiento de cosechas lo suficientemente cerca de los sitios de producción, bien sea con silos de almacenamiento de granos, o frigoríficos para la recepción y almacenamiento en frío de hortalizas y frutos.

ALGUNAS SOLUCIONES

VialidadAgrícola

-Disponer de una Dirección de Vialidad Agrícola para la coordinación de todas las acciones para la construcción y mantenimiento permanente de la vialidad agrícola del país. El mantenimiento de la vialidad agrícola que requiera trabajos de pequeña y mediana magnitud puede ser responsabilidad, al igual que de las carreteras nacionales, de los cuerpos de gobierno regional y local.

-Es necesario el concurso obligatorio de las asociaciones de productores y de agricultores independientes que se puedan beneficiar de estas labores de mantenimiento.

-El tránsito por estas vías rurales debe ser regulado para evitar su deterioro y hasta su destrucción por un mal uso. En casos de daños por imprudencia u otras causas fuera de lo normal, los causantes de tales irregularidades deben hacerse cargo de las reparaciones a que hubiere lugar.

Electrificación rural: evaluación del servicio existente para acondicionarlo adecuadamente y decidir si es necesario hacer nuevos tendidos eléctricos. Este servicio debe llegar a todas las regiones agrícolas por medio de nuevas acometidas a partir de las grandes líneas existentes, o con el apoyo de plantas eléctricas. En fincas aisladas, el servicio puede ser responsabilidad del mismo agricultor utilizando plantas propias para cubrir sus necesidades de electricidad.

Servicio de agua potable: es fundamental y es responsabilidad del gobierno satisfacer su suministro a todos los ciudadanos que ocupen cualquier tipo de desarrollo habitacional. Se debe evaluar el estado actual de los acueductos rurales, mejorarlos y ampliar el servicio a todos los centros poblados ubicados en las zonas de producción agrícola con la instalación de acometidas desde líneas existentes que puedan utilizarse, o con la perforación de pozos e instalación de las plantas de tratamiento para asegurar un suministro de agua de calidad a los habitantes.

Sistemas de riego: dentro de los elementos de infraestructura de mayor impacto en la agricultura están las obras de riego y drenaje. El Estado Venezolano a lo largo de diversos períodos durante el siglo XX, construyó importantes obras de riego y drenaje, algunas grandes obras que podían servir a miles de hectáreas y otras de menores dimensiones hasta llegar a lo que se denominó Pequeños Sistemas de Riego.

Entre las grandes obras destaca el Sistema de Riego Rio Guárico, el Sistema de Riego Cojedes-Sarare en el estado Portuguesa, conocido popularmente como Las Majaguas. Además de esas grandes obras, se han construido otras de menor envergadura pero no por ello menos importantes en los estados Cojedes, Aragua, Zulia, Falcón, Yaracuy, Sucre, Trujillo, Portuguesa, Barinas y otros.

Algunos de estos sistemas de riego no almacenan agua de los ríos si no que éstas son derivadas hacia las zonas de regadío por medio de canales y tuberías, por lo cual se llaman sistemas por derivación. Dos de los más importantes sistemas de estas características son el del Rio Boconó y el del rio Guanare

Otra opción de la agricultura bajo riego que se implementó en el país, fue la de los Pequeños Sistemas de Riego, los cuales consistían en dotar de riego a algunos asentamientos campesinos de la reforma agraria que tuvieran las condiciones para ello. Sus resultados iniciales fueron excelentes, pero ha sido otra política abandonada por los entes gubernamentales.

Muchos sistemas de riego del país no operan a su total capacidad por problemas de infraestructura dañada, errores de diseño o porque la infraestructura quedó incompleta desde el momento de su construcción. Hacia finales del siglo pasado, por medio del MAC se evaluó el estado actual de la infraestructura de algunos sistemas de riego, para reacondicionarlos, corregir las fallas de infraestructura que afectaran su operación y luego transferir legalmente su administración, operación y mantenimiento bajo la responsabilidad de los usuarios debidamente organizados.

Esa actividad no pasó de los estudios previos ya que ocurrió el cambio de gobierno, de la democracia representativa que veníamos disfrutando desde 1958 al régimen de Socialismo del Siglo XXI que impera desde el año 1999, el cual abandonó estos proyectos. Éste es un camino que debe revisarse.

Otra acción que pudiera tomarse para mejorar y ampliar la agricultura de riego en el país es revisar y continuar con los proyectos de pequeños sistemas de riego, hoy en día con la posibilidad de utilizar sistemas de riego localizado.

La mayor superficie regada actualmente en Venezuela se debe a desarrollos de particulares, quienes han establecido sus propias obras de riego. En los últimos años estos riegos desarrollados por particulares se han orientado hacia el uso del riego localizado, con la aplicación simultánea de la fertirrigación.

Para los nuevos desarrollos de riego localizado con fertirrigación, se deben realizar entrenamientos y cursos teóricos y prácticos, para ilustrar a los futuros usuarios en este novedoso y eficiente método para regar y fertilizar al  mismo tiempo.

Centros poblados: deben actualizarse los centros poblados existentes, ya que fueron construidos con todos sus servicios funcionando adecuadamente pero que en la actualidad están muy deteriorados.

Es grave la falta de atención médica, el abandono o mal funcionamiento de las escuelas, la ausencia de un transporte confiable, la inexistencia de sistemas para evitar que la basura y las aguas negras se conviertan en  problemas ambientales, y los problemas de inseguridad personal y de mal estado de la vialidad a los que ya hemos hecho referencia en capítulos anteriores.

Para los casos de basura y efluentes domésticos, colocar  alguna solución para la basura y sistemas de pozos sépticos y lagunas de oxidación  para las aguas negras producidas.

Se debe evaluar la necesidad de construir nuevos centros poblados. En nuevos caseríos y villorrios que van creciendo desordenadamente, iniciar sustitución de ranchos por vivienda rural mejorada, y apoyarlos para que dispongan de los servicios mínimos necesarios para llevar una vida lo más agradable posible.

En conclusión, la vivienda debe ser prioritaria en la vida campesina, porque las condiciones naturales y las obligaciones de las personas como trabajadores, o como padres, o como amas de casa, son bastante más duras que cuando se vive en las ciudades rodeado de recursos para tener mayores comodidades y una mejor formación y desarrollo intelectual. La vivienda en el campo tiene gran importancia en la estabilidad familiar.

Centros de recepción y almacenamiento de cosechas: la producción agrícola no termina con la recolección de los frutos de los cultivos, ya que hay una serie de actividades post cosecha que deben ser cubiertas.

Los granos se recolectan con una humedad superior al 12% (humedad de almacenamiento), por lo que deben ser llevados a un centro de recepción para ser secados y luego almacenados para ir distribuyéndolo gradualmente a los centros de consumo. Este secado y almacenamiento son necesarios  porque la producción en el campo es estacional pero el consumo es durante todo el año.

Algo parecido ocurre con las hortalizas ya que en la mayoría de las ocasiones deben ser almacenadas para su posterior comercialización pero con temperatura y humedad relativa controladas. Otra infraestructura que puede convivir en las áreas agrícolas son industrias procesadoras de productos agrícolas


Es preciso evaluar la capacidad actual de recepción, tratamiento y almacenamiento de cosechas, y de ser necesario recuperarlos a su máxima capacidad, y decidir si se requieren nuevos desarrollos de este tipo de infraestructura. 

lunes, 22 de agosto de 2016

CAPÍTULO II.- LOS RECURSOS SUELO Y AGUA

RECUPERACIÓN DE LA AGRICULTURA VENEZOLANA POST SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
Pedro Raúl Solórzano Peraza

II.-LOS RECURSOS SUELO Y AGUA (Resumen del original)

Dos de los recursos naturales renovables de mayor importancia en la agricultura son, indudablemente, el suelo que es asiento para el crecimiento y desarrollo de las plantas y el agua que es el componente principal de los vegetales.

El suelo es un cuerpo natural y por lo tanto, de una gran variabilidad espacial, es por eso que en pocos metros de distancia sobre un terreno pueden existir suelos de muy diferentes características. Esto quiere decir que existen suelos muy diferentes entre sí, cada uno de los cuales tiene especiales condiciones para determinado uso, por lo que para utilizarlos lo mejor posible deben ser estudiados y clasificados.

Muchas personas, especialmente los políticos, algunas veces dicen que en Venezuela tenemos millones de hectáreas para la agricultura porque creen que por poseer un vasto territorio ocupado por solo treinta millones de personas, es suficiente la superficie que corresponde per cápita para que se pueda producir excesos de alimentos. Pero el suelo va mucho más allá de lo que vemos sobre la superficie terrestre

Para ejemplo de lo anterior, tomemos la información de Comerma, J. y  R. Paredes. 1978. Principales limitaciones y potencial agrícola de las tierras en Venezuela. Agron. Trop. 28:71-85, quienes señalan que solo un 2% del territorio nacional puede ser considerado sin limitantes para la producción agrícola. Quiere decir que de 91,2 millones de hectáreas que aproximadamente tiene el país, solamente un poco más de 1,8 millones de hectáreas se pueden utilizar en agricultura sin ninguna limitación. Sin embargo, buena parte de esa superficie ha sido inutilizada al ser ocupada por desarrollos viales, urbanísticos e industriales; y otra parte se ha degradado por erosión, salinidad, alcalinidad, compactación, acidez y otros factores, como consecuencia de un mal uso de esos suelos. Por lo tanto, actualmente disponemos de mucho menos que esas 1,8 millones de hectáreas.

Los mismos autores hicieron una prospección del uso de la tierra, y aplicando tecnologías ya probadas por investigadores y productores avanzados en 1978, la situación es que dispondríamos de 4% de áreas con amplia gama de uso agrícola, 14% con una limitada gama, 30% para uso ganadero, 41% para bosques, recreación y reservas hidráulicas y 11% que posee una asociación de áreas con limitada gama de uso agrícola y zonas limitadas a bosques y recreación.

Es decir, tendríamos 3,6 millones de hectáreas con amplia gama de uso agrícola y 14% para uso con cultivos específicos, como por ejemplo los suelos con mal drenaje, anegadizos, para producir arroz y algunas forrajeras, y suelos de elevadas pendientes para producir café, pero siempre aplicando prácticas agronómicas específicas para evitar el deterioro de esos suelos.

Como corolario a lo anterior es obvio que se deben aplicar una serie de conocimientos científicos y tecnológicos para manejar los suelos, para recuperar aquellos que tienen algunas limitaciones para su uso agrícola y para conservarlos en el tiempo, ya que se pueden deteriorar con facilidad. Quiere decir que los suelos deben ser estudiados, para conocerlos y poder utilizarlos  adecuadamente.

Durante la primera mitad el siglo XX, en Venezuela se realizaron algunos estudios de suelos, sin embargo, a partir de la década de 1960 y quizás hasta los años ochenta, estos estudios se intensificaron tratando de cubrir la mayor parte del territorio nacional. Posteriormente, poco a poco fue disminuyendo la intensidad de estos estudios, hasta llegar el momento actual cuando prácticamente no se han continuado. Paralelo a esto, toda esa información generada por años no ha estado a buen resguardo y se han perdido algunos estudios total o parcialmente, especialmente lo correspondiente a los mapas que complementan los estudios de suelos.

En relación al agua, no se han realizado más obras para su almacenamiento, control de cauces, utilización en riego, generación de electricidad, saneamiento de cuerpos de agua; por el contrario, se han realizado muchas actividades destructivas de algunas cuencas hidrográficas importantes, para lo cual basta con señalar lo que ocurre en amplios sectores de Guayana, región que recoge nuestra mayor riqueza hidrológica, donde se permite la  devastadora minería ilegal sin ningún control oficial y se destruyen las márgenes de los grandes ríos, sus nacimientos, se contamina el agua, en fin, se está destruyendo este importante recurso natural.

Sumado a la destrucción de la gran cuenca hidrográfica guayanesa como un todo, que pudiera afectar en el mediano plazo el suministro de agua de calidad a las industrias de hierro y aluminio tan importantes de la región, a los desarrollos urbanos que tanto han crecido en los últimos cincuenta años y a la agricultura; se puede destruir y casualmente en este año 2016 lo estamos viendo, la generación de la electricidad que ilumina a la mayor parte del territorio nacional.

Además de la necesidad de estudiar suelos y agua, se requiere disponer de información de algunas variables meteorológicas. Los registros de clima en Venezuela han disminuido enormemente, parte de las estaciones meteorológicas están abandonadas y no se generan suficientes datos de apoyo a la planificación del uso de los recursos suelo y agua. Los planes de ordenamiento del territorio no se han continuado y cuando existen, es frecuente que no se tomen en consideración al momento de decidir el uso de los recursos naturales.

Otro aspecto lamentable, ligado al uso de los recursos naturales, ha sido eliminar el ministerio que debe manejar todo lo relacionado con dichos recursos y convertirlo en una oficina dentro de otro ente del Poder Ejecutivo, demostrando la poca importancia que este régimen dedica  al uso y  conservación de suelos, agua, flora y fauna. Paradójicamente, se ha creado un Ministerio de Agricultura Urbana, lo cual no pasa de ser otra burla en la organización del Poder Ejecutivo, ya que ésa si es una materia que no debería ir más allá de una oficina dentro del Ministerio de Agricultura y Tierras.

ALGUNAS SOLUCIONES

Un punto de partida para una agricultura exitosa, en cualquier parte y circunstancia, es conocer cabalmente los recursos naturales renovables suelos y agua, y disponer de una información meteorológica confiable, para darle el mejor uso posible a esos recursos. Esto conllevaría a rendimientos elevados de los cultivos y a que a pesar de utilizar los suelos y el agua en agricultura, se conserven en buenas condiciones en el tiempo infinito y puedan rendir frutos a generación tras generación.

Hay un arduo trabajo con los estudios de suelos:

Recuperar los  estudios realizados cuyos informes no se encuentren en las oficinas públicas y que pudieran estar en manos de particulares (personas naturales y jurídicas).

Al recuperarlos reproducir textos y mapas de suelos, disponerlos en las oficinas gubernamentales correspondientes y controlar su consulta por parte de los usuarios interesados.

Los estudios recuperados se reunen con los que existen en las organizaciones oficiales autorizadas, se hace inventario y se decide por los estudios faltantes para programar continuarlos hasta tener un mapa de suelos de todo el país, con el grado de detalle que amerite cada región en particular.

Con el recurso agua es fundamental establecer manejos adecuados de las cuencas hidrográficas del país, destacando obras y prácticas necesarias para su protección y su recuperación.

Emprender programas de descontaminación de cuerpos de agua que posteriormente puedan ser utilizados no solo en agricultura, si no con fines recreativos, urbanos e industriales. 

Retomar las mediciones de los cauces de ríos de cierta magnitud, que ayuden en programas de almacenamiento o derivación de esos ríos según sus caudales máximos para preparar programas tendientes a evitar posibles desastres naturales causados por el agua, o según su caudal de estiaje para su posible uso en riego.

En lo que respecta a la información climatológica, es preciso recuperar las estaciones meteorológicas existentes en el país, construir las que sean necesarias, utilizar todos los recursos incluyendo los satelitales, hasta disponer de una información completa, actualizada, permanente y confiable.

Conocer suelos, recursos hídricos y clima de las regiones potencialmente agrícolas del país, es fundamental para el éxito de cualquier programa agrícola que se quiera adelantar, ya que permite establecer los sistemas suelo-planta-clima-manejo más adecuados a cada espacio en cada región agrícola.

Es fundamental disponer nuevamente de un ministerio que se encargue del estudio y planificación del uso de los suelos, del agua y demás recursos, que dicte las políticas necesarias para el mejor conocimiento, utilización, recuperación y conservación de los recursos naturales renovables en todo el territorio nacional.


pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com

martes, 16 de agosto de 2016

RECUPERACIÓN DE LA AGRICULTURA VENEZOLANA POST SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

Pedro Raúl Solórzano Peraza

I.-INSEGURIDAD PERSONAL Y JURÍIDICA (Resumen del original)

Este es un problema de alcance nacional, ya que en todas las instancias de la vida del ciudadano venezolano, habitante de este país llamado Venezuela, existe un peligro permanente de inseguridad personal y de inseguridad jurídica. Crímenes, secuestros, robos, expoliaciones de propiedades, son sucesos cotidianos en nuestras ciudades, pero también al “campo” venezolano ha llegado esta situación de inseguridad personal y jurídica,  afectando profundamente la producción agrícola.

INSEGURIDAD PERSONAL

1.-Riesgos en las carreteras nacionales

Las carreteras nacionales son las vías que utilizan todos los ciudadanos para movilizarse dentro del territorio nacional. Eso incluye la movilización hacia y desde las unidades de producción agrícola ubicadas en todos los confines de nuestra geografía, o para dirigirnos hacia los centros de servicio que apoyan la actividad agrícola. Para nadie es un secreto la cantidad de riesgos a los que estamos expuestos los ciudadanos venezolanos al transitar por las diversas autopistas, troncales y otras vías que unen las principales ciudades, pueblos, villorrios y toda clase de poblados existentes en el país. Algunas de estas situaciones de riesgos son las siguientes:
1.a.-Calidad de la vialidad
1.b.-Escasez de vigilancia y de equipos de apoyo vial
1.c.-Reductores de velocidad

Al llegar a las fincas por esas carreteras nacionales, con todos los peligros que ofrecen a los usuarios, los agricultores y visitantes comienzan a enfrentar los riesgos que existen en esas unidades de producción, que han transformado la otrora tranquilidad  del campo en sitios de inseguridad, de incertidumbre.

2.-Riesgos en las unidades de producción
El origen de estos riesgos, está nuevamente basado sobre la falta de vigilancia oficial. Dicho de otra manera, son riesgos alimentados por la ausencia de los cuerpos de seguridad del Estado en las regiones agrícolas, o por su presencia timorata y hasta posiblemente cómplice con las bandas irregulares que hacen vida en las áreas campesinas de nuestro país. Algunos de estos riesgos son:
2.a.-Robo de maquinarias y equipos 
2.b.-Robos de cultivos y ganado 
2.c.-Peligros de secuestros o asaltos
2.d.-Cobro de “vacunas”

INSEGURIDAD JURÍDICA. La mejor expresión de la inseguridad jurídica  son las expropiaciones, que no han sido más que expoliaciones. Las fincas expoliadas que antes eran productivas hoy en día se han transformado en terrenos abandonados, yermos.
La inseguridad jurídica ha causado que las inversiones que se realizan en las fincas con miras a un mejoramiento de la producción y de las condiciones de la vida familiar dentro de estas propiedades, no se lleven a cabo y se mantenga la propiedad un poco disfrazada. Esto, para evitar tentaciones de ser confiscadas por entes gubernamentales o por personeros del gobierno
La inseguridad jurídica también ha invadido la agroindustria. Estas empresas, que trabajaban a gran capacidad han sido expoliadas y llevadas a niveles de producción muy por debajo de sus niveles originales.

ALGUNAS SOLUCIONES

Riesgos en las carreteras nacionales:

-Campañas para el asfaltado, reparación y mantenimiento general de las vías,  retornar la responsabilidad de estas acciones a los gobiernos regionales y locales. En el país se tiene experiencia de esto con buenos resultados y con la posibilidad de que los ciudadanos tengan mayores oportunidades de reclamar, en esas instancias cercanas como son las gobernaciones y alcaldías, las necesidades de atención a la vialidad.  
-Vigilancia y apoyo vial: aumentar patrullaje de seguridad durante 24 horas al día, disponer vehículos oficiales de apoyo vial y facilitar el trabajo de particulares que generalmente han realizado estas labores de apoyo.
-Reductores de velocidad: son ilegales porque son obstáculos que se colocan en la vía y, en caso de obtener permisos para su uso, se deben restringir a puntos muy bien justificados. Usar diseños que no dañen los vehículos, identificarlos muy bien con la pintura reglamentaria, colocar anuncios claros y visibles para que los conductores tomen las precauciones del caso, y eliminar los ventorrillos y otros usos de esos puntos que pudieran conducir a malas acciones contra la población.

Riesgos  en las unidades de producción:
 
Robos, asaltos, secuestros y cobros de “vacunas”: es necesario emprender serios programas contra la delincuencia en general en todos los ámbitos del país. En el caso específico de las regiones agrícolas se pudiera revisar la experiencia de los Comandos Rurales de las Fuerzas Armadas y crear otros comandos que se encarguen del verdadero resguardo de las fronteras. Control de la infiltración de cualquier tipo de guerrillas y procurar eliminar los focos existentes, tanto de guerrillas importadas como de los grupos que se han estado organizando por nuestros propios compatriotas.

Los problemas de inseguridad jurídica, para su solución, requieren que los ciudadanos afectados tengan un interlocutor dentro del Poder Judicial, que los atienda con honestidad, a quien puedan presentar sus denuncias y adelantar juicios, con la intención de recuperar sus propiedades si éstas no hubieran sido correctamente expropiadas o procurar el cobro de sus bienes confiscados. Indudablemente, esto no es posible con un régimen donde el Poder Judicial está supeditado al Poder Ejecutivo que es el que ordena y autoriza las expoliaciones.
Este régimen de corte comunista, lógicamente ha buscado durante los últimos quince años ser el dueño de todos los bienes y recursos del país.
Se vive bajo una constante indefensión institucional.



jueves, 4 de agosto de 2016


LOS FERTILIZANTES QUÍMICOS Y SU USO EN VENEZUELA

Pedro Raúl Solórzano Peraza. Agosto 2016.

INTRODUCCIÓN.

En el mundo entero, especialmente desde la segunda mitad del siglo XX hasta hoy, los fertilizantes químicos han sido un valioso instrumento para mejorar espectacularmente los rendimientos de la mayoría de los cultivos que producen alimentos y fibras para la humanidad. Esta situación se mantiene en el tiempo, y hasta se hace más importante cada día, ya que por medio del mejoramiento genético permanentemente se están produciendo cultivares de mayores rendimientos, de mejores cualidades, pero a la vez de mayores exigencias especialmente en los aspectos de nutrición vegetal; por lo cual, el uso de fertilizantes químicos como fuentes de esos nutrientes esenciales, es cada día más determinante en la producción agrícola.

Por supuesto, Venezuela no ha sido ajena a ese impacto de la aplicación de fertilizantes a los cultivos, y desde 1960 en adelante, con ciertos altibajos, han ocurrido incrementos sustanciales en el consumo de fertilizantes a nivel nacional, con tendencia a estabilizarse en los últimos cinco años en un consumo alrededor de 800.000 toneladas anuales. Sin embargo, y a pesar que esas cifras revelan que la fertilización ha llegado a convertirse en una práctica popular, indispensable en la mayoría de nuestros sistemas suelo-planta-clima, la aplicación de fertilizantes por variadas razones, principalmente por razones de políticas agrícolas, no se realiza de la mejor manera posible, no se realiza siguiendo recomendaciones técnicas específicas, por lo cual se puede considerar que su eficiencia es baja y que además, pudiera ser responsable de que muchos cultivares no manifiesten su máxima capacidad de producción, y responsable de una nefasta contaminación ambiental al promover incrementos en la concentración de nitratos en aguas subterráneas, y al promover la eutrofización en cuerpos de agua superficiales como lagos, lagunas y embalses.

La práctica de fertilización en nuestros campos agrícolas, ha venido acompañada de una industria nacional de fertilizantes químicos que comenzó desde el año 1956, con la fundación del Instituto Venezolano de Petroquímica que hoy es responsabilidad de Pequiven, produciendo en la actualidad principalmente fosfatos de amonio, algo de fertilizantes complejos tipo N-P-K, sulfato de amonio y el producto emblemático de esa industria que es la urea. Al mismo tiempo se han realizado grandes y permanentes esfuerzos para mejorar las prácticas de fertilización por medio de ponencias en congresos auspiciados por la Sociedad Venezolana de la Ciencia del Suelo, en reuniones técnicas, en campañas de extensión agrícola, en publicaciones técnicas y divulgativas; esfuerzos que han sido orientados a mejorar y hacer más eficiente la aplicación de fertilizantes a los cultivos, pero desafortunadamente, las decisiones de carácter político han obstaculizado estas buenas intenciones.

Lo anterior nos está indicando que debemos seguir insistiendo en mejorar la práctica de fertilización en el país, que ésta es un área que amerita que sigamos apoyándola, por lo que he considerado de gran importancia preparar este documento sobre los fertilizantes químicos y su uso en Venezuela para la fertilización de cultivos, procurando cubrir su pasado, su presente y su futuro.

POR QUÉ LOS FERTILIZANTES QUÍMICOS.

El hombre, al inicio de su presencia en la tierra, se alimentaba de vegetales que recolectaba en la naturaleza. Así, poco a poco fue descubriendo las especies de mejor sabor, las que no ofrecían problemas de toxicidad para el organismo y que tenían valor alimenticio porque saciaban su hambre y lo ayudaban a mantenerse saludable.

Con el transcurrir del tiempo llega un momento en el cual comienza a nacer la agricultura, ya que los vegetales recolectables se iban haciendo escasos, el proceso de obtenerlos implicaba caminar cada vez mayores distancias y mayores exposiciones a peligros, y el hombre entonces comienza a cultivar esas especies útiles con el objeto de concentrar su producción en áreas pequeñas y de fácil acceso. Consecuentemente, el hombre comienza a establecerse en sitios más o menos fijos, a domesticar y a criar animales comestibles y útiles para el trabajo,  desarrollando centros poblados; así van naciendo las grandes ciudades de la antigüedad, y el hombre nómada comienza a ser más sedentario.

Si prestamos atención a la localización de esas grandes ciudades, podemos apreciar que se desarrollaban a orillas de importantes cursos de agua potable, de ríos imponentes que permitían completar las dietas de la época con el agua y la rica fauna acuática que era fundamental en la alimentación del ser humano. Esas mismas fuentes de agua comenzaron a ser utilizadas también para regar las plantas que el hombre cultivaba, ya que se dio cuenta que durante la época seca, sin lluvias o con precipitaciones insuficientes, las plantas agradecían la aplicación de agua, y esto vino a ser el inicio de lo que hoy se conoce como agricultura de riego.

Así se fueron desarrollando civilizaciones, y fueron creciendo las poblaciones y hubo necesidad de comenzar a incrementar la producción de alimentos. Ante esta situación, el hombre también comenzó a percatarse que las plantas cultivadas en ciclos sucesivos en un mismo sitio cada vez crecían menos, que iban perdiendo progresivamente vigor y el verdor natural de las plantas sanas en la medida que se cultivaban los mismos terrenos año tras año, cayendo la producción de alimentos por unidad de superficie en forma alarmante.

Por supuesto, el hombre que ahora tenía más tiempo para pensar, empezó la búsqueda de soluciones a esta disminución del crecimiento de las plantas. Una de sus primeras observaciones fue cuando tuvo que comenzar a invadir nuevos terrenos en áreas vírgenes para establecer sus cultivos, y observó que en esos suelos recién incorporados a la producción de alimentos las plantas cultivadas volvían a crecer sanas y robustas, recuperando el verdor característico de su follaje. En este momento podemos decir que comienza la agricultura itinerante, una actividad prácticamente ambulante que permitía que los terrenos una vez cultivados fuesen abandonados temporalmente, descansaran y se recuperaran con el tiempo para poder ofrecer de nuevo la riqueza necesaria para que los cultivos volvieran a producir cosechas abundantes. Esto ocurre porque las plantas extraen los nutrientes del suelo para incorporarlos a sus tejidos u otros compuestos, luego, cuando se realiza una cosecha más intensiva que la natural recolección que antes realizaba el hombre y los nutrientes se retiran en los productos cosechados en cantidades relativamente altas, comienzan a disminuir las reservas nutritivas del suelo, éstos se van empobreciendo y consecuentemente la nutrición de las plantas comienza a ser deficiente, originándose todas esas situaciones de pobre crecimiento que hemos mencionado.

Esa agricultura itinerante también dio inicio a la aplicación al suelo de toda clase de residuos orgánicos, para ayudar a recuperar los suelos,  dándole mejores condiciones a las plantas para un mayor crecimiento, mayor rendimiento y productos de mejor calidad. Así el hombre fue descubriendo los mejores residuos y comenzó a explorar y evaluar todo lo que podría serle útil con esta finalidad, hasta que llegó a descubrir entre otras, dos cosas muy importantes. Una, el gran valor de los excrementos animales como fuentes de nutrientes y como mejoradores del suelo, que lo llevó a utilizar excrementos de muy variadas especies animales incluyendo favorablemente los de las especies que comenzaba a domesticar, lo cual además lo llevó hasta explotar, aplicar y agotar las grandes concentraciones mundiales de excrementos de aves y murciélagos conocidas genéricamente como “guanos”. La otra, que fue la base para el posterior nacimiento de la industria de fertilizantes fosfatados, fue observar el gran efecto positivo que sobre el crecimiento de las plantas ejercía la incorporación al suelo de huesos molidos o calcinados.

Cuando el guano comienza a agotarse el hombre echa mano a otro descubrimiento que transitoriamente le iba a solucionar su problema de suministro de nutrientes a las plantas cultivadas, el cual fue la ubicación de yacimientos de salitre en varias partes del mundo, pero mayormente concentradas al norte de Chile, por lo que se ha conocido como “salitre chileno”. Este producto es una mezcla de nitratos, entre los cuales predomina abiertamente el nitrato de potasio, por lo que dicho producto vino a ser fuente de los dos nutrientes que la mayoría de las plantas requieren o acumulan en mayores cantidades, el nitrógeno y el potasio.

Al conocerse la existencia y las bondades del salitre, comienza su explotación intensiva en el siglo antepasado para ser utilizado como fertilizante en la agricultura de Europa y USA, que se convierten en los grandes consumidores de este producto. Sin embargo, la rápida explotación de los yacimientos de salitre no ocurrió debido solamente a su uso como fertilizante, sino que comenzaron a descubrirse otros usos del mismo, destacando su utilidad para la fabricación de explosivos y municiones.

El uso bélico del salitre fue determinante para que pronto comenzara a escasear. Esa escasez, unida a las dificultades de Alemania para obtenerlo durante la Primera Guerra Mundial a comienzos del siglo XX, debido a que los ingleses controlaban y bloqueaban el paso de los buques hacia el norte de Europa, vino a ser causa de otro de los grandes avances tecnológicos del hombre: la fijación artificial del nitrógeno atmosférico para la síntesis de amoníaco.

Esos hallazgos, esos avances tecnológicos, también los comienza a utilizar el hombre en la producción de otros materiales, entre los cuales destacan los fertilizantes nitrogenados. Estos fertilizantes van a favorecer aumentos considerables de los rendimientos en la moderna actividad de producción de alimentos, que han sido particularmente necesarios después de la II Guerra Mundial, cuando comienza a incrementarse la población mundial aproximándose a una tendencia exponencial, como lo planteaba a finales del siglo XVIII el tan nombrado economista británico Thomas Robert Malthus (1776-1834). Sin embargo, la solución maltusiana fue recomendar la restricción voluntaria de nacimientos de niños, mientras que los fertilizantes van por otra vía, que es la de favorecer el incremento de la producción de alimentos para procurar satisfacer los requerimientos de esa población en franca expansión.

Cuando por un lado la aparición masiva de fertilizantes sintéticos nitrogenados comienza a ser considerada una bendición para el segmento de la sociedad comprometida en la producción de alimentos, por otro lado comienza a evolucionar un segundo segmento de la sociedad que critica abiertamente el uso de estos productos, alegando que son causa de contaminación ambiental por las razones siguientes: en primer lugar se afecta la calidad potable de las aguas subterráneas por recibir excesos de nitratos, que al ser consumidos en dosis elevadas en agua y alimentos contaminados, pueden causar hasta la muerte por cianosis, o metahemoglobinemia, o “síndrome del bebé azul”. En segundo lugar porque contaminan cuerpos de agua superficiales causando su eutrofización, que atenta contra la vida de la fauna acuática de esos lagos, lagunas y embalses.

Esas banderas de la agroecología, de la agricultura sustentable, y de otras expresiones que utilizan los miembros de los grupos que defienden apasionadamente al ambiente, son izadas para sugerir, para recomendar, y hasta para llegar a obligar al uso de abonos orgánicos en sustitución de los fertilizantes sintéticos, como medida proteccionista, salvadora de la existencia del hombre sobre el planeta.

Estos puntos de vista tienen muchas debilidades, una de ellas es referida a que el nitrógeno proveniente de los productos orgánicos tiene el mismo destino que el nitrógeno de los fertilizantes sintéticos. Por lo tanto, el nitrógeno orgánico al llegar al suelo tiende a mineralizarse con la formación de amonio (NH4+) y éste, una vez en condiciones favorables de aireación o presencia de oxígeno y la acción de las bacterias nitrificadoras (de los géneros Nitrosomonas y Nitrobacter), tiende a nitrificarse o transformarse en nitratos (NO3-). Una vez en forma de nitratos, este nitrógeno que llegó al suelo originalmente en abonos o productos orgánicos, puede seguir la ruta de contaminar las aguas subterráneas y superficiales tal cual lo hace el nitrógeno proveniente de los fertilizantes nitrogenados sintéticos; es decir, lavarse a través del perfil del suelo hacia las profundidades de la tierra o erosionarse hacia los cuerpos de agua superficiales, sin distinción de si el origen de estos nitratos es orgánico, o es proveniente de esos tan cuestionados pero tan necesarios fertilizantes creados por el hombre.

En la actualidad, con el desarrollo científico y tecnológico alcanzado, lo que han llamado agricultura sustentable también debe ser capaz de sustentar a la población mundial. Esa agricultura sustentable la han asociado a agricultura orgánica o ecológica, donde plaguicidas y fertilizantes sintéticos son considerados enemigos. Sin embargo, para poder sustentar a la población mundial, los fertilizantes químicos utilizados racionalmente jugarán un papel muy importante por largo tiempo o hasta que la ciencia logre hallazgos capaces de sustituirlos totalmente.

Sin esos fertilizantes sintéticos, y otros provenientes de la explotación de minas o yacimientos repartidos por el mundo entero, la productividad de los suelos disminuiría marcadamente y probablemente, para producir la cantidad de alimentos que logramos hoy en día en el mundo o para incrementar la producción de biocombustibles que se asocian indirectamente como productos de protección ambiental ya que permitirían disminuir el uso de combustibles fósiles, tendríamos que incrementar significativamente las áreas bajo cultivo, quizás duplicar o aún más la cantidad de hectáreas que hoy se dedican a la producción agrícola.

Los mejores suelos del mundo ya se encuentran dedicados a la producción agrícola, entonces, para incrementar las áreas bajo cultivo se tendrían que incorporar a la producción espacios de habitat silvestre, suelos cada vez más marginales para la agricultura, áreas boscosas, márgenes de ríos, zonas protectoras, etc., lo cual tendría un tremendo impacto negativo sobre el ambiente, especialmente porque conduciría a disturbar la fauna y la flora silvestres, a favorecer pérdidas de suelo por erosión, al agotamiento de fuentes de agua, de ríos, de lagos y lagunas, con todas las consecuencias que esto conlleva sobre la vida acuática continental, sobre la generación de energía hidroeléctrica y favoreciendo la colmatación de embalses, entre otros.

Finalmente, se debe enfatizar que no es procedente disminuir la productividad de los suelos, la productividad del proceso agrícola; por el contrario, la producción de alimentos  y otros productos agrícolas deben continuar creciendo verticalmente. Es decir, los rendimientos deben ser cada vez mayores, lo cual hoy en día sería imposible de lograr sin el concurso de algunos recursos disponibles para la agricultura, donde destacan los fertilizantes.

Los fertilizantes orgánicos y químicos se aplican a los suelos para asegurarle a las plantas cultivadas un adecuado suministro de los nutrientes esenciales. La disponibilidad de productos orgánicos manejables en agricultura como abonos y enmiendas, está muy lejos de poder cubrir las necesidades nutritivas actuales de los diferentes sistemas suelo-cultivo del mundo. Existe una gran brecha entre la oferta de nutrientes en los fertilizantes orgánicos y las necesidades de los cultivos, por lo que es indispensable la aplicación de grandes cantidades de fertilizantes químicos sintéticos para intentar alimentar a la vertiginosamente creciente población sobre la tierra. Estos fertilizantes, al ser utilizados racionalmente, no ofrecen mayores amenazas para el ambiente y por el contrario, ofrecen la posibilidad de producir mayor cantidad de alimentos.

LOS FERTILIZANTES QUÍMICOS EN VENEZUELA HASTA 1966.

Venezuela tiene una tradición relativamente reciente en el uso de fertilizantes químicos para la producción agrícola. Posiblemente, fue a finales de la década de los años cuarenta cuando los fertilizantes químicos comienzan a ser importados, en pequeñas cantidades, por algunas empresas comerciales que apoyaban la agricultura. En una publicación anterior (Solórzano, P. 1997. Fertilidad de suelos, su manejo en la producción agrícola. Alcance 51. Facultad de Agronomía. Universidad Central de Venezuela. Maracay. Venezuela. 207 p.) presenté una breve reseña de la industria de fertilizantes químicos en el país, comenzando desde 1953 cuando se crea la industria petroquímica nacional que pasa a Instituto Venezolano de Petroquímica (IVP) en 1956, para comenzar la producción interna de fertilizantes sobre la base de la existencia de recursos como gas natural y roca fosfórica, elementos fundamentales para la producción de fertilizantes nitrogenados y fosfatados respectivamente. En 1957 se concluye la construcción de una pequeña planta mezcladora para la producción de mezclas y de fórmulas complejas en polvo.

Los fertilizantes a base de potasio y de micronutrientes se importaban desde que comenzó la industria nacional. En el caso del potasio porque en el país no existen fuentes de este nutriente que puedan explotarse para ser utilizados en esta industria, y en el caso de los micronutrientes, no se le daba la importancia que en realidad tienen y se importaban según las necesidades.

COPLANARH (COPLANARH. 1974. La agricultura y los recursos hidráulicos. La agricultura deseable. Una prospección del año 2000. Publicación N° 19. Caracas. 520 p.) señala que hasta mediados de los años sesenta, los cultivos en los cuales se aplicaban las mayores cantidades de fertilizantes eran caña de azúcar, tabaco, hortalizas y frutales, ya que eran rubros manejados con la mejor tecnología de entonces, y se hacía un buen control de las aplicaciones de abonos para obtener buenos rendimientos y productos de calidad.

En cuanto al consumo anual de fertilizantes en el país, se señala que para 1963 se aplicaba en promedio 14 kg de abonos químicos por persona. Éste es un índice muy representativo de la poca tradición que tenía la fertilización de los cultivos por parte de nuestros agricultores, pero se fue incrementando con los años hasta llegar a valores más aceptables. Así mismo, hay reportes que indican que para 1965, en el país se aplicaban 8,5 kg de nutrientes/ha, cifra que también se ha incrementado significativamente con los años.

Con respecto a los precios de los fertilizantes, éstos permanecieron casi invariables desde 1956, cuando se inician importaciones de cierta magnitud y comienza una pequeña producción nacional. La principal razón para esa estabilidad de los precios, era que la inflación durante esos años era casi nula y posteriormente, se han venido estabilizando los precios aplicando políticas de subsidio a estos productos.

Para el año 1960, ya operaban en el país algunos laboratorios para análisis de suelos, que permitían orientar las recomendaciones de fertilizantes para variados cultivos en diversos sistemas suelo-clima de la geografía nacional. Así, al laboratorio de suelos del Ministerio de Agricultura y Cría (MAC), ubicado en el Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA) en Maracay, se le van uniendo otros laboratorios del ministerio ubicados en otros centros de investigación ubicados en los Llanos Occidentales, Llanos Centrales, Oriente y Zulia; el laboratorio de suelos del Servicio Shell para el Agricultor; los laboratorios edafológicos del Ministerio de Obras Públicas (MOP) que se inician con un gran laboratorio en la ciudad de Guanare; y los laboratorios de suelos de las universidades, donde para la época destacaba el laboratorio de suelos de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela.

En esos laboratorios se generaba información sobre las virtudes de determinadas metodologías, de soluciones extractoras, y los resultados de sus extracciones se fueron calibrando con evaluaciones de invernadero y campo, para validar adecuadamente esos resultados analíticos que luego eran la base para recomendaciones de fertilización en determinados cultivos. En esa época, utilizando recursos de extensión agrícola para promover las bondades de esos análisis, se logra que muchos agricultores en algunas regiones de Venezuela comenzaran a solicitar análisis de suelos con fines de fertilidad, buscando hacer aplicaciones de fertilizantes más eficientes.

EVOLUCIÓN DE LA INDUSTRIA DE FERTILIZANTES QUÍMICOS EN VENEZUELA Y EL CONSUMO INTERNO DURANTE EL PERÍODO 1966-2016.

-Evolución de la industria de fertilizantes químicos, período 1966-2016: la industria de fertilizantes en el país, iniciada en 1956, ha continuado evolucionando en el tiempo, produciendo parte de la demanda interna y comercializando los fertilizantes que se importan para cubrir el total de las necesidades nacionales, que tuvieron un incremento progresivo pero con altibajos hasta 1988, año en el cual se alcanza la cifra record de más de 1.400.000 toneladas de fertilizantes vendidos. A partir de ese año comienzan a disminuir las ventas hasta 1999 cuando se comercializaron apenas unas 366.000 toneladas. Luego ocurrieron incrementos progresivos de la oferta de fertilizantes en el país, hasta llegar a los años recientes con movimientos anuales de unas 800.000 toneladas.

La evolución de la industria nacional llevó a que para 1990 la producción anual de urea en la planta de El Tablazo (estado Zulia) superara las 700.000 toneladas, y en la planta de Morón (estado Carabobo) las producciones aproximadas fueron de 240.000 toneladas de urea, 360.000 toneladas de granulados N-P-K y unas 75.000 toneladas de sulfato de amonio. Para esta época, buena parte de la urea producida era para exportación.

A pesar de que Venezuela tiene una capacidad potencial de producción de fertilizantes nitrogenados y fosfatados bastante grande, es muy desalentador ver como la producción real ha venido disminuyendo progresivamente por problemas en las plantas productoras, especialmente falta de mantenimiento oportuno y escasez de materia prima, como es el caso de suministro insuficiente de gas natural a la planta de nitrogenados de El Tablazo. Así, para el año 2004, Venezuela llega a tener una capacidad potencial de producción de abonos nitrogenados de 2.510.000 toneladas, que representa el 32% de la capacidad de producción de toda Latinoamérica, pero ese año solamente se produjeron unas 370.000 toneladas, lo que representó aproximadamente el 15% del potencial de producción. Ese mismo año, solamente se llegó a procesar 350.000 toneladas de roca fosfórica micronizada para producir ácido fosfórico, fosfato diamónico especial (conocido en el mercado como DAPITO), y roca fosfórica parcialmente acidulada (conocida en el mercado como Superphosfertil), cifras que están muy por debajo de la capacidad potencial de producción de fertilizantes fosfatados.

Lo anterior es indicativo del deterioro que ha sufrido la industria de fertilizantes químicos en el país, la cual en lugar de continuar creciendo ha visto como van disminuyendo las capacidades de producción; como van dejando de operar algunas plantas; como se ha tenido que utilizar la urea granulada de la empresa Fertinitro en el mercado interno, a pesar que inicialmente esta planta se estableció para exportar el producto hacia mercados internacionales; como se han realizado nuevas inversiones faraónicas en nuevas plantas para sintetizar amoníaco y producir urea, las cuales no están trabajando a su máxima capacidad si no a una muy pequeña fracción de la misma, en lugar de primero repotenciar la infraestructura existente y ponerla a funcionar correctamente.

En el caso de los fertilizantes fosfatados también ha ocurrido algo parecido, ya que la planta de Morón enfrenta un problema de insuficiente suministro de roca fosfórica, porque las minas de Riecito en Falcón están agotando sus reservas. Sin embargo, el gobierno nacional inició la construcción de una planta para producir superfosfatos y eventualmente fosfatos de amonio, explotando las minas de Navay en el estado Táchira. Este proyecto se inició hace unos diez años y no se vislumbra que sea terminado en un futuro cercano.

Ésa es la ruta que conduce hacia el futuro de la fertilización de los cultivos en Venezuela y de la industria de los fertilizantes, hacia una merma progresiva de la producción y mayor dependencia de importaciones, tanto de fertilizantes como de alimentos, a menos que se produzca un cambio en las políticas que definen esta materia.

Durante estos años se han fundado nuevos laboratorios para análisis de suelos, aguas y plantas, pero parece que la información que muchos de ellos suministran en sus resultados, no es suficientemente satisfactoria para orientar una buena recomendación de fertilización. Otro problema que se presenta es que cada laboratorio reporta las variables que consideran mejores para una adecuada interpretación, no hay uniformidad en la información suministrada, lo cual no favorece ni la preparación de programas de fertilización ni la confianza de los agricultores que son los principales usuarios de estos resultados.

En 1977 la industria nacional de fertilizantes pasa a responsabilidad de Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA). En 1990, D´Elia (D´Elia, T. 1990. Política de precios y subsidios para los fertilizantes en Venezuela. Palmaven, S.A. Seminario de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Panamá. Septiembre 1990. 49 p.) señala en la evolución de la industria de fertilizantes, que uno de los objetivos de PEQUIVEN es realizar las funciones de producción y exportación de los fertilizantes, y paralelamente responsabiliza de las funciones de distribución y comercialización, comprando la producción nacional e importando lo faltante, a la Venezolana de Fertilizantes (VENFERCA), empresa adscrita al Ministerio de Agricultura y Cría. A fines de 1981, PEQUIVEN absorbe las funciones de VENFERCA, la cual desaparece, realizándose la distribución y comercialización de los fertilizantes, en el mercado nacional, a través de su filial PALMAVEN, S.A.

A partir del año 2006, todas las funciones de producción, importación y distribución de los fertilizantes en el territorio nacional pasan a la responsabilidad de PEQUIVEN, empresa que conjuntamente con el Ministerio de Agricultura y Tierras y otros organismos del sector oficial, estiman las necesidades anuales de fertilizantes según las áreas a sembrar programadas para cada cultivo.

Los precios de venta de los fertilizantes a los agricultores permanecieron casi fijos, con muy pocas variaciones, desde 1956 cuando se inicia una importación de cierta magnitud, hasta 1981. Al principio de ese período, la estabilidad de los precios se atribuye a la baja o casi nula inflación, y más adelante, fue consecuencia de un permanente subsidio oficial aplicado a los fertilizantes. A partir de marzo de 1981, el ejecutivo nacional elimina abruptamente ese subsidio y el precio interno de venta de los fertilizantes pasa a ser cercano al que rige para el momento en los mercados internacionales. Esta situación, conjuntamente con políticas posteriores de restitución del subsidio y su eliminación progresiva, son quizás los aspectos que más han influido en las variaciones de la demanda de los fertilizantes en Venezuela durante los años ochenta y noventa. En los últimos años, quizás desde el 2004 en adelante, el consumo nacional de fertilizantes en tipo y cantidades, ha sido definido por el gobierno nacional a través de las organizaciones oficiales correspondientes.

-Consumo de fertilizantes convencionales de aplicación edáfica directa, en Venezuela, desde el año 1966: históricamente, el consumo de fertilizantes convencionales de aplicación edáfica directa en Venezuela, ha estado ligado íntimamente a los subsidios oficiales y a otras políticas agrícolas que determinan en buena parte la magnitud del área sembrada anualmente en el país. La conjugación de estos aspectos ha determinado que las oscilaciones en el consumo de fertilizantes sigan la misma tendencia de las variaciones de la superficie sembrada, tal como se aprecia en los datos del cuadro 1 en la página siguiente.

Allí claramente se aprecia que la venta de fertilizantes oscila de la misma manera como oscila la superficie sembrada cada año. Los datos también indican que la dosis de fertilizante por hectárea fue aumentando progresivamente a través de los años, llegando a un valor tan alto como 574 kg de fertilizante/ha en el año 1988. En este punto es bueno aclarar que el subsidio a los fertilizantes trajo consigo otro problema, que fue el contrabando de extracción hacia Colombia, por lo que esos datos de dosis de fertilizantes aplicados pueden estar magnificados por esta situación.

En los datos también destaca el año 1988 con la mayor superficie sembrada, la mayor venta de fertilizantes dentro del país, y la mayor dosis; estos valores han quedado como record hasta el año 2015, cuando se estimó una venta de fertilizantes en el mercado interno que es un poco más del 54% de lo vendido ese año de 1988 (800.000 toneladas versus 1.474.000 toneladas). Esas variaciones, esos incrementos en el consumo de fertilizantes, obedecieron a la nueva implantación del subsidio a los fertilizantes y otras políticas agrícolas que comenzaron en 1984.

Cuadro 1.-Variaciones de la superficie sembrada y ventas de fertilizantes realizadas en Venezuela durante el período 1980-1993.

             Superficie                Venta de               Fertilizante
Año       sembrada (ha)       fertilizantes            aplicado
                                          (ton x 1.000)            (kg/ha)
1980          1.941.500                 554                          285
1981          1.835.900                 355                          193
1982          1.800.700                 357                          198
1983          1.752.958                 359                          205
1984          1.750.288                 607                          347
1985          2.040.347                 888                          435
1986          2.367.301               1.105                          467
1987          2.522.531               1.323                          524
1988          2.566.611               1.474                          574
1989          2.271.492               1.212                          534
1990          2.166.065                 872                          403
1991                                        839
1992                                        756ª
1993                                        512ª
ªVentas de Palmaven, S.A. no se incluyen las ventas de otras compañías que se estiman para 1993 alrededor de 50.000 toneladas.
Fuente: Palmaven. Gerencia de Planificación Corporativa y Gerencia de Ventas.

En 1989 ocurren nuevos cambios en la política agrícola nacional, se vuelve a plantear eliminar el subsidio a los fertilizantes pero de manera progresiva para que en 1993 haya desaparecido totalmente. Unido a esto, las políticas agrícolas no son favorables para algunos cultivos como maíz y sorgo granífero que son consumidores de altas cantidades de fertilizantes, y ocurre una disminución progresiva de la superficie sembrada a nivel nacional y de la venta de fertilizantes, que llega en 1993 a un total aproximado de 562.000 toneladas.

En 1992, en un trabajo que me encomendó Palmaven, S.A. (Solórzano, P. 1992. Demanda de fertilizantes N-P-K para Venezuela a corto y mediano plazo en función de los cultivos y suelos del país. Trabajo realizado para Palmaven, S.A. 65 p.) se presenta una proyección de la superficie a ser sembrada y fertilizada en el período 1992-2000. La proyección de la superficie a sembrar se estimó a partir de las áreas sembradas en 1990 con la aplicación de una tasa de crecimiento interanual por cada cultivo hasta el año 2000. Para la proyección de la superficie fertilizada se usaron unos índices relativos de fertilización que referidos a la proyección de la superficie sembrada permite calcular la superficie fertilizada y en base a la categoría de los suelos se calcularon las demandas de N, P2O5 y K2O para el período en cuestión.

En el cuadro 2 se presenta esa proyección estimada, en la cual la superficie a sembrar aumentaría con una tasa interanual de 3,46% y la superficie a fertilizar a una tasa de 3,07%. Estas expectativas difieren mucho de la realidad ocurrida en los años 1992 y 1993, cuando se proyectó una necesidad de 1.250.000 toneladas de fertilizantes para el país y solo se vendieron 756.000 toneladas en 1992 y tan poco como 562.000 toneladas en 1993. Esto aparentemente muestra más bien un decrecimiento de la actividad agrícola nacional, si la medimos por el consumo de fertilizantes y consecuentemente por las superficies sembradas, ya que históricamente estas dos variables han oscilado de manera paralela.

Esta situación de decrecimiento y estancamiento de la actividad agrícola, estimada por el consumo de fertilizantes, se aprecia mejor con los datos del cuadro 3, los cuales muestran unas ventas reales de fertilizantes tan bajas como 366.000 toneladas en 1999, llegando apenas a 597.000 toneladas en el año 2003. A partir de este año, las ventas se comienzan a incrementar lentamente para llegar a valores cercanos a 1.000.000 de toneladas desde el 2008 al 2012. Estos valores aun están muy alejados de lo que pudo haberse esperado de una creciente y pujante actividad agrícola, en un país que necesita incrementar la producción interna de alimentos, ya que cada día tiene mayor dependencia de las importaciones arriesgando la seguridad alimentaria de la población.

Cuadro 2.-Proyección de la superficie a sembrar, superficie a fertilizar y necesidades de fertilizantes para Venezuela en el período 1992-2000.

                    Superficie              Superficie           Necesidades de
                    a sembrar             a fertilizar            fertilizantes
Año          (ha x 1.000)         (ha x 1.000)        (ton x 1.000)
1992            2.300                     1.900                            1.250 
1993            2.400                     2.000                           1.250
1994            2.500                     2.030                           1.500
1995            2.500                     2.100                           1.600
1996            2.600                     2.200                           1.700
1997            2.700                     2.250                            1.800
1998            2.800                     2.300                           1.900
1999            2.900                     2.350                           2.000
2000            3.000                     2.400                           2.200
Fuente: Solórzano, P.R. 1992.

Un índice importante que representa muy bien los vaivenes del consumo de fertilizantes en Venezuela, es el expresado como “kg de fertilizante aplicado/habitante/año” (kg/hab./año), los cuales se presentan en el cuadro 4.

Nuevamente se destaca que el mayor consumo histórico de fertilizantes en Venezuela hasta los  momentos (año 2016), ha ocurrido a mediados de los años ochenta, y en la actualidad tiende a mantenerse a un bajo tenor, cercano a 30 kg de fertilizante aplicado/habitante/año, ya que las ventas de fertilizantes se han estabilizado alrededor de 800.000 toneladas anualmente.

Cuadro 3.-Ventas de fertilizantes en Venezuela por grupo de productos durante el período 1999-2012 (valores en ton x 1.000).

Producto    1999   2003   2004    2007   2008   2010   2011   2012
Urea          162      241     304      289      428     307      350     429
SA               26        30       35       29        25       39        28      20
Fosfatados    36        55       70       31        26       52        31      46
Potásicos      29        55       69       78       107      98        86      64
NPK            109      214      367     405      556     406      548     551
Otros             4         2          1        1          1        1          1        1
Totales        366      597      846     833     1.143    903    1.044   1.111
Fuente: Base de datos de Pequiven, C.A.

                              
Cuadro 4.-Consumo de fertilizantes en Venezuela desde 1963, expresado como kg de fertilizante aplicado/habitante/año.

                    Año           Consumo de fertilizantes (kg/hab./año)
              -------------------------------------------------------------
                    1963                                       14
                 1980                                       35
                 1983                                       22
                 1984                                       33
                 1986                                       55
                 1988                                       74
                 1990                                       40
                 2003                                       24
                 2009                                       30
                 2012                                       35
                 2014                                       27
               ---------------------------------------------------------------------                                  Fuente: Cálculos propios
                
Vale la pena destacar que la eliminación del subsidio a los fertilizantes permitió que en 1992 una empresa europea de fertilizantes  (Norsk Hydro de Noruega) comenzara a introducirse en el mercado venezolano ofreciendo básicamente nitrato de calcio, nitrato de amonio y el complejo 12-12-17/2SP. Igualmente, a partir de 1994 se inicia en el país la comercialización de fertilizantes de la empresa BASF de Alemania, identificados como Nitrofoska. A partir de allí se fueron sumando otras empresas que en conjunto llegaron a representar más de 30% de la oferta nacional de fertilizantes, constituyendo un formidable apoyo a Pequiven y a la agricultura del país, tanto en el suministro como en la distribución de estos insumos. Esto continuó hasta el año 2006 cuando prácticamente el sector oficial se reservó la importación y comercialización de todos los fertilizantes edáficos convencionales. Hoy en día, aún tenemos una gran dependencia de la importación de fertilizantes que en el año 2004 llegó a 40% del total comercializado internamente, que fue cercano a 840.000 toneladas. En los últimos años (desde el 2013), se estima que en el país se comercializan alrededor de 800.000 toneladas de fertilizantes/año.

Esa participación de empresas privadas en el abastecimiento de fertilizantes para la agricultura venezolana, también permitió que se comenzara a utilizar en el país, a nivel comercial, fertilizantes nitrogenados con inhibidores de la nitrificación. Estos productos surgen como respuesta a los reclamos de contaminación por el mal uso de los fertilizantes, especialmente los nitrogenados, que son presentados por algunas organizaciones como causantes de impactos negativos al ambiente. Los fertilizantes nitrogenados con inhibidores de la nitrificación permiten utilizar menores dosis por hectárea, menor número de reabonos o de aplicaciones fraccionadas de nitrógeno, una mayor eficiencia en el uso del nitrógeno por parte de las plantas, y por supuesto, menores pérdidas por lixiviación que representan una disminución significativa de la contaminación de aguas continentales por excesos de nitratos.

En el país se utilizó un producto con el inhibidor de la nitrificación 3,4 DMPP, que es la molécula 3,4 dimetil pirazol fosfato, conocido comercialmente como ENTEC 26, el cual es sulfonitrato de amonio (conteniendo 19% de amonio y 7% de nitrato). Posteriormente, se inició la construcción de la infraestructura necesaria para instalar una planta para producir urea con 3,4 DMPP. Desafortunadamente, ese proyecto quedó inconcluso, perdiéndose la oportunidad de producir un fertilizante nitrogenado amigable con el ambiente, que se hubiera convertido en un producto muy especial de exportación, ya que en el continente americano solo había una planta de éstas en México atendiendo un mercado que es muy grande para ellos. Eso además, le daría un valor agregado muy importante a nuestra urea en los mercados internacionales.

Como un ejemplo del movimiento anual de fertilizantes por parte de la industria nacional, presentamos la gestión del año 2009, en el cual se vendió un total de 949.000 toneladas de fertilizantes. En el cuadro 5 se  presentan esas ventas por tipo de productos. Se aprecia que del total de fertilizantes vendidos en el país en el año 2009, un 43% correspondió a productos importados, básicamente los fertilizantes potásicos y la mayoría de los complejos N-P-K. Esta relación aproximada de 60% producción nacional y 40% de fertilizantes importados se ha mantenido por varios años.

Cuadro 5.-Movimientos de fertilizantes en Venezuela en el año 2009. Ventas internas e importación.

Producto                     Cantidad y Movimiento
Urea                          364.000 toneladas. Mercado nacional
NPK                           418.000 toneladas. Mercado nacional
                                 (320.000 toneladas. Fueron importadas)
Potásicos                      92.000 toneladas. Mercado nacional
                                   (92.000 toneladas. Fueron importadas)
Fosfatados                    49.000 toneladas. Mercado nacional
Sulfato de amonio          24.000 toneladas. Mercado nacional
Otros                             2.000 toneladas. Mercado nacional
Total                           949.000 toneladas. Mercado nacional
                                 (412.000 toneladas. Importadas) (43%)
Fuente: Base de datos de Pequiven.

Dentro de los N-P-K se incluye, además de los fertilizantes complejos, las mezclas físicas de fertilizantes. Estos productos, a pesar de algunas limitaciones como por ejemplo su posible desuniformidad en la aplicación, ofrecen importantes ventajas a los productores al permitir una amplísima gama de formulaciones, las cuales se pueden generar para satisfacer los requerimientos particulares de cada sistema suelo-planta-clima. Es lo que se ha denominado ofrecer una combinación de nutrientes a la carta para cada sistema.

En el país se han instalado plantas mezcladoras de fertilizantes en diferentes regiones agrícolas, pero los objetivos fundamentales de ofrecer los nutrientes a la carta sobre los resultados de análisis de suelos y del conocimiento de los requerimientos de los cultivos, no se han cumplido, por lo tanto, la aceptación de estos fertilizantes por parte de los usuarios no ha sido tan favorable como lo esperado. Además, muchas de estas plantas no han recibido un adecuado y oportuno servicio de mantenimiento, lo que ha conducido a su deterioro progresivo.

Ese mismo año 2009 se exportaron 592.000 toneladas de urea granulada desde la empresa mixta Fertinitro, y 160.000 toneladas de urea perlada producida en el complejo Morón. También se exportaron 101.000 toneladas de cloruro de potasio, que habían sido importadas por Venezuela, hacia la empresa mixta Monómeros Colombo-Venezolanos ubicada en la República de Colombia.

En cuanto a los cultivos en los cuales se aplican los fertilizantes, ya se mencionó que según COPLANARH (1974), en los años sesenta, la mayor proporción de fertilizantes se aplicaba a caña de azúcar, tabaco, hortalizas y frutales. Esta situación ha cambiado sustancialmente en la actualidad, ya que la mayor proporción (casi 60%) de demanda anual es aplicada a los cereales maíz, arroz y sorgo granífero. La razón es que estos cereales ocupan las mayores extensiones en todo el territorio nacional, en general se aplican altos recursos tecnológicos incluyendo híbridos y variedades con alta capacidad de rendimiento y por lo tanto, es necesario aplicar cantidades elevadas de fertilizantes según sus requerimientos internos. Por supuesto, aquellos rubros mencionados por COPLANARH como líderes del consumo de fertilizantes en los años sesenta, continúan consumiendo buena parte de los fertilizantes utilizados en el país actualmente, especialmente las hortalizas que son cultivos manejados muy intensivamente.

A partir de los años setenta hubo un incremento en el consumo nacional de fertilizantes, y desde mediados de los ochenta se considera como un insumo casi imprescindible en la agricultura venezolana, a tal punto que con la excepción de raíces y tubérculos (sin incluir el cultivo de la papa), la mayoría de los pastizales, algunos frutales y parte de la caraota negra y frijol, casi toda la superficie dedicada a la producción agrícola vegetal es fertilizada. En la medida en que la frontera agrícola ha ido ampliándose hacia áreas con suelos de menor calidad con mayores limitaciones de fertilidad y con la utilización de genotipos de mayor capacidad de rendimiento, pero a la vez con mayores requerimientos nutritivos; la necesidad de fertilizantes debería ser cada vez mayor para poder esperar rendimientos competitivos de los diferentes rubros. Sin embargo, como hemos visto, más bien las ventas de fertilizantes en Venezuela han venido disminuyendo progresivamente como indicativo de una actividad agrícola en decadencia.

Quizás una de las causas de las ventas limitadas de fertilizantes en el país, y de la mala práctica de la fertilización de los cultivos, sea la forma en que los organismos oficiales estiman las necesidades de estos productos para los programas agrícolas. En mi opinión, el criterio básico que priva en este caso es que se utilice la menor cantidad posible de fertilizantes en la agricultura, ya que son productos subsidiados que por lo tanto representan una enorme carga para el estado. En los años recientes, para cereales que son los mayores consumidores, se ha establecido una dosis única de aplicación en todos los sistemas suelo-planta-clima del país, y prácticamente con una sola fórmula fertilizante predominando la 10-20-20 CP.

Por supuesto, lo anterior anula todos los esfuerzos que puedan realizarse para hacer de la fertilización una práctica ajustada a los avances tecnológicos actuales; con estas condiciones de distribución y oferta de los fertilizantes a los agricultores no tiene sentido realizar análisis de suelos, ni de tejidos, ni se requieren programas de fertilización específicos para cada sistema suelo-planta-clima.

-Fertilizantes especiales: además de los fertilizantes convencionales, de aplicación edáfica directa, que son manejados en la actualidad por los organismos oficiales, existen otros tipos de fertilizantes que hasta los momentos, en su gran mayoría, han sido manejados por particulares en cuanto a su producción, importación previa autorización oficial, y comercialización. Estos productos los identificamos como fertilizantes especiales ya que tienen unas características de solubilidad muy particulares, son hidrosolubles, libres de cloruros y de calcio, y se aplican por medio de uno de los métodos de fertilización más eficiente como es la “fertirrigación”. Además de estos productos hidrosolubles, existe otro grupo de fertilizantes especiales, que son aquellos específicamente elaborados para aplicación foliar, es decir, para asperjarlos sobre el follaje de las plantas y ser absorbidos translaminarmente o a través de los estomas.

En relación a la fertirrigación, en una publicación anterior (Solórzano, P. 2003. Fertirrigación. Soluciones nutritivas para los cultivos. Agroisleña, C.A. Cagua. Venezuela.) describo que un buen programa de fertirrigación puede comprender tres etapas. Una primera etapa de correcciones previas si fuese necesario, la cual se realiza con fertilizantes convencionales de aplicación edáfica directa y con enmiendas como yeso, caliza, materia orgánica y otros. La segunda etapa corresponde al programa de fertirrigación propiamente dicho, el cual se realiza con fertilizantes hidrosolubles aplicados en soluciones nutritivas preferiblemente con riego localizado. Y la tercera etapa, que va paralela con la anterior, corresponde a la aplicación de fertilizantes foliares. Quiere decir que un programa de fertirrigación pudiera utilizar todo tipo de fertilizantes.

Estos dos grupos de fertilizantes especiales, los hidrosolubles y los de aplicación foliar, se utilizan en cultivos intensivos, especialmente en hortalizas. Los hidrosolubles se utilizan en fertirrigación con sistemas de riego localizado, aplicando soluciones nutritivas balanceadas según los requerimientos de los cultivos y con elevada frecuencia (diariamente, dos veces al día, etc.). Se pueden emplear sistemas de riego con emisores por goteo o con microaspersores, estos últimos más recomendados para frutales y por goteo más adaptados a cultivos hortícolas y flores.

La demanda por estos productos hidrosolubles va en franco ascenso en la medida que aumentan los sistemas de riego localizado y las áreas servidas, ya que bajo este manejo es fundamental la fertirrigación. Sin embargo, en muchas oportunidades la oferta de estos fertilizantes no ha estado a la altura de la demanda, ya que siendo en su mayoría importados se confrontan problemas de suministro de divisas que retardan o entorpecen, de alguna manera, el suministro oportuno de estos fertilizantes.

La fertilización foliar ha ido aumentando en la medida en que los productores han comprobado las bondades de esta práctica; además, porque en el mercado nacional existe una variada gama de productos de este tipo, muchos de los cuales son de excelente calidad. Destaca en este caso la aplicación foliar de micronutrientes, ya que se requiere aplicar pequeñas cantidades que pueden ser totalmente cubiertas con estos productos.

En la industria nacional de fertilizantes, por medio de la empresa mixta Tripoliven, C.A., donde por supuesto interviene Pequiven, se produce un fertilizante hidrosoluble de excelente calidad que es la urea-fosfato, el cual se expende con el nombre comercial de Urfos 44 y contiene 17% de N-ureico y 44% de P2O5. Esta empresa también ha producido,  eventualmente, un fosfato monoamónico hidrosoluble y algunas fórmulas N-P-K para fertirrigación.

Pequiven también forma parte de una empresa mixta que opera en la República de Colombia, identificada como Monómeros Colombo-Venezolanos, la cual produce algunos fertilizantes hidrosolubles expendidos bajo el nombre Nutrimón, de los cuales en Venezuela se comercializa el Nutrimón 13-03-43, que ha sido muy utilizado en los programas de fertirrigación a nivel nacional.

Ciertas empresas han comenzado a mezclar fuentes hidrosolubles simples para producir algunas fórmulas completas N-P-K, enriquecidas con micronutrientes, para ser utilizadas en fertirrigación.

En lo que respecta a los fertilizantes foliares, en el país algunos particulares han formulado ciertos productos, pero la mayoría de ellos son importados siendo elaborados mezclando nutrientes con  aminoácidos, extractos de algas, y otros derivados orgánicos, que aparentemente mejoran la fisiología de las plantas y coadyuvan al aprovechamiento de esos nutrientes aplicados por vía foliar, al favorecer su absorción y transporte dentro del vegetal.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES.

Algunas conclusiones y recomendaciones que se desprenden del texto de este documento, son las siguientes:

-La industria de fertilizantes nitrogenados de Venezuela, en lugar de decrecer en su producción debería continuar creciendo, ya que recientemente se ha puesto en funcionamiento parcial una nueva planta de amoníaco y urea en Morón, estado Carabobo. Posiblemente si se repotencian las plantas más antiguas de Morón y El Tablazo, se incrementaría la capacidad de exportación de este producto y se pudiera colocar oportunamente en la regiones agrícolas del país.

-Evaluar, y si es posible concluir la infraestructura para producir fertilizantes nitrogenados con inhibidores de la nitrificación, dentro de los cuales la urea, tanto perlada como granulada, serían los productos bandera para el mercado nacional y para la exportación a otros países del continente. La urea granulada con 3,4 DMPP o con cualquier otro inhibidor de la nitrificación de comprobada eficiencia, sería un componente excelente para la preparación de mezclas físicas de fertilizantes, y la urea perlada, permitiría mayor eficiencia en los reabonos nitrogenados.

-La planta de producción de fosfatos ubicada en el Complejo Morón ha tenido problemas de mantenimiento, y además, debe enfrentar en el corto y mediano plazo una limitación en el suministro de roca fosfórica, ya que las minas de Riecito en el estado Falcón, que actualmente aporta los fosfatos a esta planta, está agotando sus reservas. Por otro lado, el proyecto para la producción de fosfatos a partir de las rocas de las minas de Navay, en el estado Táchira, iniciado quizás hace unos diez años, no parece que pueda ser concluido en los próximos años. Todo esto implica que la producción de fertilizantes fosfatados por la industria nacional, no crecerá en el futuro inmediato a la misma tasa en que debería crecer la demanda de nuestra agricultura.

Se debe buscar la alternativa al suministro de roca fosfórica al Complejo Morón y evaluar el proyecto de la planta de fosfatos de las minas de Navay, intensificando su construcción si se demuestra su conveniencia.

-Los laboratorios, que actualmente ofrecen resultados de diferentes variables, deben ponerse de acuerdo para ofrecer una información homogénea, pero que contemple las determinaciones mínimas que puedan orientar unas buenas recomendaciones o programas de fertilización.

-Una de las conclusiones más dramáticas en esta área, es referida a las políticas agrícolas, las cuales son en buena parte responsables del mal uso que se hace de los fertilizantes y de la práctica de fertilización de los cultivos en nuestra agricultura.

En el pasado la política de subsidios a los fertilizantes, que aún permanece vigente y a niveles realmente exagerados, ha sido la causa por la cual los productores no siguen las recomendaciones adecuadas para la fertilización de cultivos; ha causado que se apliquen dosis mucho más elevadas que las normales y se trate este insumo, tan valioso para  la agricultura, con el mayor desprecio debido a su precio irrisorio, que casi raya en la gratuidad.

Hoy en día el subsidio permanece pero su impacto sobre el uso de los fertilizantes es diferente a lo ocurrido en el pasado. Las instituciones oficiales manejan producción, importación y distribución de los fertilizantes para los programas agrícolas. Los grandes consumidores de fertilizantes son los cereales, y para esos cultivos se establecen especies de cupos de fertilizantes. Por ejemplo, en los años pasados se estableció una dosis única para fertilizar arroz, maíz y sorgo granífero, en el orden de 200 kg de N-P-K/ha, de una misma fórmula fertilizante, independientemente del sistema suelo-clima. Esto obedece a que siendo un insumo muy subsidiado, ser importado en más de un 40%, se convierte en una carga para el estado, por lo tanto, se debe ahorrar. Pero lo insólito por irracional, es que se quiera ahorrar en función de un pésimo uso de los fertilizantes. Esto desvirtúa cualquier recomendación y cualquier esfuerzo que quiera hacerse para mejorar la práctica de fertilización de cultivos en el país.

Por supuesto, la recomendación para este punto se basa sobre el cambio de estas políticas por otras, que permitan que se puedan aplicar programas de fertilización específicos para cada sistema suelo-planta-clima de nuestro territorio, que de nuevo tengan sentido los análisis de suelo, que se consiga de manera oportuna y en cantidades suficientes una amplia gama de fertilizantes, que permitan recomendar soluciones a los problemas que tengan los agricultores en cuanto a la nutrición balanceada de sus cultivos.

-No se están produciendo suficientes mezclas físicas para la fertilización de cultivos. Se debe rescatar el concepto que encierra el uso de este tipo de fertilizante, que sencillamente se refiere a aplicar formulaciones de fertilizantes adecuadas para cada sistema suelo-planta-clima. Para ello, es preciso ampliar el número de plantas mezcladoras, distribuirlas estratégicamente en las regiones agrícolas del país, estableciendo programas de mantenimiento y servicio a estas plantas, solicitar  los análisis de suelo actualizados confiables y elaborar los programas de fertilización ajustados a cada caso.

Recordar que las mezclas físicas permiten, en primer lugar, elaborar un gran número de formulaciones de manera inmediata, adaptadas a los más variados sistemas suelo-planta-clima; en segundo lugar, permiten  preparar formulaciones muy específicas, más concentradas, por lo cual se utilizarían menores cantidades de fertilizantes por unidad de superficie y a un precio inferior al de los fertilizantes complejos.

-Los fertilizantes hidrosolubles y de aplicación foliar continuarán incrementando su consumo en la medida que siga creciendo el área sembrada con riego localizado. Es necesario que se apoye a las empresas que se han ocupado de su importación, pero también a los empresarios nacionales que tengan interés en la producción interna de estos productos. La mayoría de estos productos son actualmente importados y dependen de un adecuado y oportuno suministro de divisas para cubrir la demanda de los mismos.


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