viernes, 3 de noviembre de 2023

INTERFASE ATMÓSFERA-LITÓSFERA, LA RIQUEZA NUTRITIVA DE LOS SUELOS Y LOS FERTILIZANTES

 

INTERFASE ATMÓSFERA-LITÓSFERA, LA RIQUEZA NUTRITIVA DE LOS SUELOS Y LOS FERTILIZANTES.

 

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza

Noviembre de 2023

 

La interfase atmósfera-litósfera está acompañada de la hidrósfera y la biósfera, las cuales en conjunto son promotoras de la formación de los suelos. La pedogénesis (formación del suelo) comienza con la meteorización de rocas y minerales de la litósfera, sobre los cuales actúan la atmósfera, la hidrósfera y la biósfera; estas fases, junto con el clima, el relieve y el tiempo, completan los factores formadores de suelos y promueven el desarrollo de una serie de procesos que conducen a la definición final de los suelos.

 

En esta interfase atmósfera-litósfera-hidrósfera, se encuentra entonces todo lo necesario para que exista la vida en nuestro planeta. La litósfera contribuye con rocas y minerales esenciales para la vida de los seres vivos. La atmósfera aporta los gases necesarios para mantener una temperatura adecuada para la supervivencia debido al efecto invernadero que causan, y además, es fuente de oxígeno (O2) dióxido de carbono (CO2), nitrógeno (N2) y otros gases en menor concentración. La hidrósfera representa el agua, fuente de hidrógeno (H) e indispensable en la formación de los tejidos de los seres vivos, y fundamental para que ocurran una serie de reacciones que van a representar procesos formadores de suelos. En medio de esta interfase se desarrolla la biósfera, representada por la vida en la tierra.

 

El inicio de la pedogénesis es la meteorización química de los minerales, que luego es ayudada por los procesos biológicos debido a la invasión de líquenes y musgos asociados con algas, hongos y bacterias, cuyos segregados contribuyen en la descomposición de los minerales y en la liberación de sus componentes, incluyendo los nutrientes, esenciales para plantas y animales. Luego viene la invasión de macroorganismos, se comienzan a establecer plantas superiores y una variada fauna de herbívoros y carnívoros, incluyendo animales que viven en el suelo como es el caso de las lombrices que favorecen la aireación del suelo y convierten residuos orgánicos en humus.

 

El suelo es, consecuentemente, un cuerpo natural donde los nutrientes esenciales para la vida provienen de la naturaleza. El fósforo no es sintetizado por el hombre ya que deriva de las apatitas; el potasio tampoco es sintetizado por el hombre, deriva de varios minerales potásicos como micas y feldespatos, y entre otros, de la silvita que se acumula en yacimientos. El nitrógeno proviene del aire, de la atmósfera, y para convertirse en nutriente es fijado al suelo, principalmente por procesos biológicos, y tiene que mineralizarse para ser aprovechado por las plantas. El hombre copió a los microorganismos fijadores de N2 del aire y desarrolló métodos para también fijar el nitrógeno atmosférico y producir fertilizantes y otros productos. El hombre no sintetiza ningún nutriente esencial, son productos de la naturaleza.

 

Por ser cuerpos naturales, los suelos tienen una gran variabilidad espacial en el paisaje, pueden ser ricos o pobres en nutrientes dependiendo, entre otros factores, de la riqueza en minerales de la roca madre. De esta manera, en cada sistema se establecerán plantas que requieren o toleran sus condiciones de clima y riqueza nutritiva, y se formarán hábitats diferentes, como por ejemplo bosques y sabanas. En cada uno se desarrollará una determinada diversidad de plantas y se establecerá una fauna que requieran esas condiciones.

 

Esos hábitats en su condición natural están en equilibrio; hay una población de las especies presentes tanto animales como vegetales, hay un aprovechamiento del agua disponible, un reciclaje de nutrientes, y otros factores que mantienen ese equilibrio. Cuando esos hábitats se intervienen para un determinado uso, especialmente para la agricultura, se rompe el equilibrio natural. Se comienzan a establecer cultivos y a retirar cosechas que extraen elevadas cantidades de nutrientes y el suelo se va empobreciendo, lo que causa que los rendimientos de las futuras cosechas sean cada vez menores por deficiente nutrición de las plantas.

 

Cuando el suelo se empobrece en nutrientes por causa de su uso en agricultura, la naturaleza no tiene la capacidad para regenerarlo en el corto o mediano plazo para que pueda producir rendimientos aceptables en cosechas sucesivas. En esta situación, recuperar buenas condiciones de fertilidad en cuanto al suministro de nutrientes esenciales para las plantas, tiene que ser por medio de programas eficientes y racionales de fertilización, en los cuales se deben aplicar las opciones que sean posibles en cada sistema suelo-planta-clima, opciones que son: aplicación de fertilizantes químicos o sintéticos, aplicación de fertilizantes orgánicos, fertirrigación, fertilización foliar, y fertilización biológica.

 

En este grupo de opciones, los fertilizantes químicos o sintéticos, que como ya hemos visto son productos que existen en la naturaleza y se reciclan en forma de fertilizantes, su aplicación favorece a las plantas cultivadas, a la vegetación que se desarrolla de la gran cantidad de semillas que va quedando en el suelo para mantener la biodiversidad, a los microorganismos del suelo que requieren estos nutrientes esenciales para incrementar sus poblaciones y sus actividades en pro del crecimiento vegetal. Así podemos apreciar las bondades de los fertilizantes químicos, que como fue mencionado anteriormente, con programas de fertilización racionales y eficientes, van a mejorar la vida del suelo, van a promover rendimientos adecuados de los cultivos y tendrán un mínimo efecto negativo sobre el ambiente, de fácil recuperación en el corto y mediano plazo.

 

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza

Noviembre 2023

martes, 10 de octubre de 2023

HACIA UNA AGRICULTURA SOSTENIBLE Y SUSTENTABLE

 


¿Por qué los esfuerzos para lograr la soberanía y la seguridad alimentaria en el mundo, cumpliendo con uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la FAO que es Hambre Cero, deberían estar orientados hacia desarrollar una Agricultura Sostenible y Sustentable?

 

Para explicar esta pregunta, es conveniente recordar estos dos conceptos relativos a la agricultura:

 

-Agricultura Sostenible es referida a que se pueda mantener esta actividad durante tiempo infinito al no agotar los recursos utilizados y sin causar grave daño al medio ambiente.

 

-Agricultura Sustentable es referida a que sea capaz de proveer o suministrar a alguien el alimento necesario para que disfrute de una buena nutrición.

 

Para defender a la Agricultura Sostenible se ha promovido el concepto de una agricultura ecológica, orgánica o regenerativa, pero a la vez tratando de descartar a la agricultura convencional o química. Esta Agricultura Sostenible se fundamenta en el uso de la naturaleza, con todo el mundo vivo que albergan los suelos, sin agotar los recursos utilizados y sin dañar al medio ambiente para que se mantenga en el tiempo. Pero, ¿estamos seguros que en los momentos actuales, año 2023, una actividad de este tipo puede ser Sustentable?

 

Durante milenios la agricultura ha estado ayudando a la naturaleza para que sea cada vez más productiva. Como ejemplos tenemos el uso del arado en Mesopotamia desde el año 4 000 a.C. para surcar y acondicionar el suelo antes de la siembra, y la aplicación de abonos orgánicos a los suelos. Luego, desde hace varios siglos, en el período Prehispánico en América se descubrió que hay una serie de productos químicos, naturales, que mejoran abundantemente el crecimiento de las plantas y el rendimiento de los cultivos, como fue el mineral de nitrato de soda nativo de las provincias de Tarapacá y Antofagasta, empleado como fertilizante agrícola por los nativos de esa región (este producto es hoy en día el Salitre Chileno).

 

Más recientemente, a finales de 1 800, en Europa y Estados Unidos se interesan en el salitre que rápidamente comenzó a escasear, lo cual motivó que a principios del siglo XX, los alemanes comenzaran a sintetizar el amoníaco, base para elaborar material bélico pero también base de todos los fertilizantes nitrogenados. Así comienza un uso importante de estos fertilizantes químicos para mejorar la agricultura.

 

Otros avances importantes, para el incremento de los rendimientos de los cultivos incluyen el mejoramiento genético para producir genotipos de mayor productividad y más fuertes ante las condiciones ambientales de los sistemas suelo-planta-clima, la aplicación de riego, la mecanización y la síntesis de plaguicidas para la protección de las plantas. Todo esto fue el nacimiento de la Revolución Verde, iniciada en la década de 1 940 por Norman Borlaug y que con el gran incremento de los rendimientos de cultivos clave como trigo y arroz, se logró salvar millones de vidas en Asia, África y América Latina, en contraposición a la Teoría de Malthus quien proponía solucionar el hambre en el mundo con el control de la natalidad.

 

Norman Borlaug, agrónomo norteamericano, obtuvo el Premio Nóbel de la Paz en 1 970 como reconocimiento en mejorar la seguridad alimentaria y disminuir la pobreza en las regiones del mundo más necesitadas. Posteriormente, comenzaron movimientos dudando de las prácticas que facilitaron esta Revolución Verde. Estos movimientos se respaldaron con la aparición del libro “Primavera Silenciosa” de Rachel Carson, que advertía de los efectos perjudiciales de los plaguicidas en el medio ambiente. Con este respaldo se inspiraron los movimientos ecologistas que fueron muy positivos, ya que se logró que el Departamento de Agricultura de USA revisara su política sobre plaguicidas y se iniciara una mejora importante para evitar daños al ambiente aplicando estos productos, así como también con la aplicación de fertilizantes químicos.

 

Estos movimientos ecologistas actuales son defensores de prácticas agrícolas regenerativas y agroecológicas, alejadas de la agricultura química, y que sean más parecidas a los métodos tradicionales, para insistir en la conservación de los recursos naturales, el fomento de la salud del suelo y la mejora de la biodiversidad. Esta visión, en la actualidad, tan sesgada hacia la criminalización de la agricultura química debe ser considerada con mucha cautela, ya que se puede desembocar en una gran falta de alimentos para la humanidad. Por ejemplo, veamos lo ocurrido en Sri Lanka hace unos cuatro años:

 

En el año 2 019, el presidente de Sri Lanka Gotabaya Rajapaksa, prometió al país cultivos “libres de tóxicos” en 10 años. Con este propósito, en el año 2 021 se eliminaron las importaciones de fertilizantes y de plaguicidas químicos, lo cual condujo a disminución acelerada de los rendimientos de los cultivos, que en el caso del arroz, alimento básico de ese país, redujo su producción en 40%. Por supuesto, esta crisis trajo consecuencias nefastas como descontento y revueltas populares, hambre en millones de familias, más de dos millones de niños sufriendo malnutrición, y otra cantidad de problemas económicos, todo lo cual culminó con la renuncia del presidente Rajapaksa.

 

Evidentemente, esa tragedia alimentaria en Sri Lanka no fue originada únicamente por la adopción de la agricultura orgánica o ecológica. Se realizaron muchas improvisaciones y existieron otros problemas socioeconómicos y políticos que afectaron negativamente este “experimento”.

 

La Revolución Verde salvó millones de vida con una mejor alimentación y menos pobreza en el mundo. La tecnología base de esta revolución agrícola, con los años ha ido mejorando, entre otras cosas, con la ingeniería genética se han desarrollado nuevos genotipos de alto rendimiento y que, además, utilizan muy pocos plaguicidas; se ha mejorado la maquinaria e implementos agrícolas para que su uso afecte lo menos posible a los suelos; se han desarrollado fertilizantes más eficientes como los inhibidores de la nitrificación para disminuir dosis y pérdidas de N al ambiente; se han desarrollado plaguicidas de nueva generación de menor persistencia en los suelos; se han diseñado nuevos métodos de riego para ahorrar agua; se ha estado creando conciencia en hacer un uso más racional de los insumos y otros recursos, para que el impacto sobre el ambiente sea mínimo y recuperable en el corto plazo. En fin, la tecnología se ha orientado hacia la búsqueda de soluciones para poder disponer de una Agricultura Sostenible y Sustentable.

 

El intento en Sri Lanka, de adoptar la agricultura orgánica o ecológica, tuvo un efecto contrario al de la Revolución Verde, se generó más hambre y miseria en un alto porcentaje de la población de ese país. Se pone en evidencia que falta mucho por conocer respecto a la aplicación de prácticas agroecológicas, y que no se debe separar la agricultura química de la orgánica para poder tener una Agricultura Sostenible en el tiempo pero Sustentable para evitar el hambre en el mundo, para cumplir el ODS de FAO: Hambre Cero.

 

¿El fracaso de la agricultura orgánica en Sri Lanka ha sido una oportunidad para ir en defensa de la agricultura química y desacreditar a los movimientos ecologistas y a la agricultura regenerativa? No debería ser.

 

¿Las consecuencias negativas de la Revolución Verde fue una oportunidad para tratar de prohibir la agricultura química? No debería ser.

 

Ambos casos han sido oportunidades para mejorar, para darnos cuenta que se necesitan enfoques tecnológicos de la agricultura química junto a métodos agroecológicos, aplicables a las condiciones de cada sistema suelo-planta-clima, para poder ir hacia una Agricultura Sostenible y Sustentable y procurar la seguridad alimentaria de la humanidad.

 

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza

Octubre 2023

martes, 3 de octubre de 2023

La agricultura regenerativa. II.-Malthus y la Revolución Verde

 

 

Una de las primeras referencias que tratan el problema de la alimentación de la población mundial, o quizás la primera, es la de Thomas Robert Malthus (1776-1834), un filósofo y clérigo inglés cuya obra principal fue: “Ensayo sobre el principio de la población”, en la cual afirma que la población tiende a crecer en progresión geométrica, mientras que la producción de alimentos solo aumenta en progresión aritmética, por lo que la población se encuentra siempre limitada por los medios de subsistencia. En relación a esto, escribió: “Un hombre que nace en un mundo ya ocupado, si sus padres no pueden alimentarlo y si la sociedad no necesita su trabajo, no tiene ningún derecho a reclamar ni la más pequeña porción de alimento (de hecho, ese hombre sobra). En el gran banquete de la naturaleza no se le ha reservado ningún cubierto. La naturaleza le ordena irse y no tarda mucho en cumplir su amenaza”.

 

El pensamiento de Malthus mostraba, que el control de los nacimientos, permitiría superar el hecho de que la limitación de los medios de subsistencia pudiera conducir a una hambruna mundial.

 

Algo más de un siglo después de la muerte de Malthus, aparecen los trabajos de Norman Ernest Borlaug (1914-2009), un ingeniero agrónomo estadounidense considerado el padre de la agricultura moderna y de la Revolución Verde, y llamado por otros como “el hombre que salvó mil millones de vidas”. Los trabajos de Borlaug y su equipo, consistieron básicamente en el mejoramiento genético de especies de trigo, maíz y arroz, para producir cultivares más resistentes a climas extremos y a plagas; además del uso de maquinarias y equipos agrícolas, y la aplicación de fertilizantes, plaguicidas y riego. Con esos avances, a partir de los años cincuenta del siglo XX, se logró incrementar considerablemente la productividad agrícola y la producción de alimentos. En conclusión, entre 1940 y 1984, la producción mundial de granos aumentó en 250%.

 

Entonces, la Revolución Verde ha sido una respuesta contundente a la teoría de Malthus, y en lugar de buscar una solución al desabastecimiento de alimentos por la vía del control de la natalidad, se busca la vía de producir mayor cantidad de alimentos por unidad de superficie, para poder saciar las necesidades de una población en crecimiento.

 

Sin embargo, tan pronto las nuevas tecnologías (incluyendo ahora el uso de organismos transgénicos) logran todos esos resultados positivos, comienzan a aparecer movimientos que luchan por la disminución del uso de agroquímicos; y a criticar la Revolución Verde desde los puntos de vista ecológico, económico, cultural y nutricional. De inmediato Borlaug responde a esos grupos de presión ambiental, lo cual se puede resumir de la siguiente manera:

        

“algunos de los grupos de presión ambiental de las naciones occidentales son la sal de la tierra, pero muchos de ellos son elitistas. Nunca han experimentado la sensación física de hambre. Ellos hacen su trabajo de cabildeo desde cómodas suites de oficina en Washington o Bruselas…..Si vivieran solo un mes en medio de la miseria del mundo en desarrollo, como he hecho por cincuenta años, estarían clamando por tractores y fertilizantes y canales de riego y se indignarían que elitistas de moda desde sus casas les estén tratando de negar estas cosas”.

 

Para evitar una hambruna nacional, tenemos que ir inmediatamente al campo y tratar de ser muy eficientes para lograr altos rendimientos y proteger al máximo el ambiente. Aplicar, racionalmente, las mejores tecnologías que disponga cada agricultor. No es momento para discutir sobre el impacto ambiental de los fertilizantes y plaguicidas, ya que si se utilizan racionalmente, su impacto es mínimo y tolerable. Quizás sea necesaria una revolución agrícola, la cual además de aplicar los mejores desarrollos tecnológicos del momento, aplique políticas que conduzcan a un crecimiento de la producción de alimentos y su distribución en todo el territorio nacional.

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza

Octubre 2023

 

 

sábado, 23 de septiembre de 2023

AGRICULTURA ECOLÓGICA versus AGRICULTURA QUÍMICA

 


Si queremos que en las próximas décadas no ocurra una hambruna en las regiones más vulnerables del mundo en cuanto a su alimentación, no se debe plantear un encuentro, una guerra, entre lo que se ha denominado agricultura ecológica, conservacionista, regenerativa, orgánica y otras, contra lo que se ha denominado agricultura química, sintética o convencional. Cada una necesita de la otra para mejorar los rendimientos de los cultivos, recuperar regiones degradadas, mejorar el trato al ambiente, especialmente a los suelos, para prolongar la utilidad de los recursos en el tiempo infinito.

 

Parece ser que en estos enfrentamientos existen intereses económicos y políticos, lo cual no puede estar por encima del bienestar de la creciente población mundial. En lugar de guerras entre estos dos conceptos de agricultura, lo que debe existir y promoverse es una conciliación. Uno de los insumos de uso casi obligatorio en la agricultura química son los fertilizantes, responsables de grandes incrementos de los rendimientos de los cultivos durante décadas, que en estas guerras han sido descalificados debido a su supuesto maltrato al ambiente y todas las consecuencias que ello acarrea.

 

La producción agrícola tiene que utilizar los recursos naturales para sobrevivir en el planeta, y los viene aprovechando con cierto orden desde hace milenios, desde el inicio de la evolución de la agricultura en el Período Neolítico (desde el año 6 000 hasta el año 3 000 a.C.). En este inicio, el arado ha sido un protagonista especial, ya que se conoce que desde el año 4 000 a.C. era utilizado, en Mesopotamia, para surcar y remover el suelo antes de sembrar. Hoy el arado y otros implementos de labranza son considerados desfavorables porque su aplicación excesiva, irracional, ha causado una serie de problemas al dejar el suelo desnudo a la intemperie y favorecer procesos erosivos y, además, promover compactación en el subsuelo. Esto ha llevado a que se busquen opciones diferentes, una de las cuales, que ha tenido gran arraigo entre los agricultores, es la labranza reducida hasta llegar a labranza cero. Sin embargo, hay sistemas suelo-planta-clima en los cuales en algunas oportunidades es necesario el uso de implementos de labranza por lo que no deben ser descartados totalmente.

 

En cuanto al uso de fertilizantes, en América, desde el Período Prehispánico antes de la conquista y la colonización españolas, ya el caliche o nitrato de soda, nativo de las provincias de Tarapacá y Antofagasta había sido empleado como fertilizante agrícola por los nativos de esa región. Atacames, Coyas e Incas fertilizaban sus tierras con el caliche pulverizado. A comienzos y mediados del siglo XIX se demostró que el crecimiento de las plantas dependía en buena medida de los aportes de nitrógeno, y comenzó la exportación del salitre hacia Inglaterra y Escocia, producto que comenzó a escasear rápidamente. Esto derivó en el desarrollo de los fertilizantes nitrogenados sintéticos debido a la escasez de productos naturales orgánicos para la agricultura como era el guano, y a lo limitado del suministro del salitre natural para la agricultura.

 

Estos dos casos, el uso histórico del arado y de los fertilizantes químicos, muestran que la naturaleza en equilibrio, sin disturbar, es capaz de mantener una producción de biomasa vegetal hasta cierto nivel de productividad; sin embargo, para incrementar esa producción, lo cual es reclamado cada vez más por el crecimiento desmedido de la población mundial, se debe ayudar al recurso suelo en cuanto a su capacidad de suministrar nutrientes para las plantas. Esto, históricamente se ha logrado, primero con el uso de fertilizantes orgánicos, que por su escasez abrieron las puertas al uso de los fertilizantes químicos naturales como el salitre y posteriormente a los fertilizantes químicos sintéticos, pero después de siglos, aplicar estos productos para enriquecer los suelos, en lugar de ser beneficiosos para la agricultura, son considerados dañinos para el medio ambiente y hasta han llegado a proponer que están “matando” al suelo.

 

Considerando esta situación, en este artículo trataré de explicar por qué es necesaria la ligazón entre la agricultura química y la agricultura orgánica:

 

Cuando se elaboran programas de fertilización de cultivos se deben considerar todas las opciones posibles, eso permite que se obtenga un verdadero programa racional y eficiente. Estas opciones son:

 

1.-Fertilización edáfica convencional química y orgánica.

2.-Fertirrigación.

3.-Fertilización foliar.

4.-Fertilización biológica.

 

1.-Fertilización edáfica convencional química y orgánica: consiste en incorporar al suelo fertilizantes químicos y orgánicos (bio fertilizantes). Cuando se consideran cultivos que cubren miles de hectáreas, los fertilizantes orgánicos solo pueden ser rentables si se generan cantidades suficientes para esas superficies, y en las propias unidades de producción o en lugares cercanos donde el transporte no los encarezca a niveles antieconómicos.

 

Algunos ejemplos de la aplicación de fertilizantes orgánicos o bio fertilizantes: Uso de la cachaza, sub producto de la industria azucarera, utilizado como fertilizante en siembras de caña aledañas a los centrales azucareros. Otro ejemplo más reciente ha sido el uso del bagazo resultante de la cosecha de los racimos de la palma aceitera, como abono orgánico para este cultivo, en plantaciones del Sur de El Lago de Maracaibo. Es un producto generado en las mismas unidades de producción, y por eso su facilidad y disponibilidad para la fertilización de las plantas en esas fincas. Sin embargo, este fertilizante orgánico o bio fertilizante, es complementado con fertilizantes químicos para cubrir la oferta de nutrientes esenciales para altos rendimientos.

 

2.-Fertirrigación: es la aplicación de los fertilizantes junto con el agua de riego, se riega con soluciones nutritivas. Es un método muy eficiente de aplicar los nutrientes si se dispone de sistemas de riego localizado y productos hidrosolubles. Es muy utilizado en algunos cultivos hortícolas, en frutales como la lechosa donde ha dado excelentes resultados, y se considera que es imprescindible en invernaderos. En algunos cultivos exigentes se complementa la aplicación de fertilizantes hidrosolubles químicos con aplicaciones de materia orgánica, ya que esos cultivos responden muy bien a estos bio fertilizantes, casos de espárragos, papa, lechosa y otros.

 

3.-Fertilización foliar: se refiere a la aspersión de soluciones nutritivas sobre el follaje de las plantas. Se deben utilizar productos especialmente elaborados con este fin, los cuales generalmente contienen nutrientes y estimulantes del metabolismo vegetal, una mezcla de sustancias químicas con extractos de algas, principalmente. Se utilizan en particular para la aplicación uniforme de micronutrientes, para correcciones urgentes de alguna insuficiencia nutritiva, y para recuperación de plantas que padecen algún tipo de estrés. En la mayoría de los programas de fertilización, especialmente cuando hay niveles bajos de micronutrientes disponibles para las plantas, es casi obligatoria la aplicación de algún fertilizante foliar que contenga mezcla de estos micronutrientes esenciales, considerándose como un complemento a la fertilización de los cultivos.

 

4.-Fertilización biológica: la defino como la utilización y mejoramiento de procesos o fenómenos naturales donde intervienen seres vivos, que sirven para incrementar la disponibilidad y aprovechamiento de los nutrientes esenciales por parte de las plantas. Los casos de nitrógeno y fósforo son los más estudiados en cuanto a la fertilización biológica, en los cuales se dispone de información muy importante para su aplicación. Algunos de esos procesos consisten en utilizar la diazotrofía, las micorrizas, las bacterias promotoras del crecimiento (PGPR) y las bacterias solubilizadoras de fosfatos (BSP).

 

Fertilización nitrogenada biológica (FNB): se logra por medio de la diazotrofía, que es el proceso de fijación de nitrógeno atmosférico molecular (N2) al suelo por medio de la actividad de microorganismos simbiontes (con especies de plantas leguminosas) o de vida libre. Estos microorganismos fijadores de nitrógeno se denominan diazótrofos, y como ejemplos tenemos en el grupo de los rizobios a Rhizobium y Bradyrhizobium que son simbiontes; y Azospirillum y Azotobacter que son de vida libre. La FNB debe ser de aplicación obligatoria en cultivos de especies de plantas leguminosas.

 

Fertilización fosfatada biológica (FFB): en este caso del fósforo (P), ha tenido una gran significación el suministro de micorrizas a algunas especies de plantas. Estos hongos infectan las raíces causando una extensión del sistema radical por medio de sus hifas, permitiendo a la planta explorar un mayor volumen de suelo, y por lo tanto, mayor capacidad para absorber nutrientes, especialmente aquellos que tienen poca movilidad en el suelo como es el caso del fósforo. En el aprovechamiento de los fosfatos, también son importantes los microorganismos capaces de incrementar la solubilidad del P del suelo  (Bacterias Solubilizadoras de Fosfatos o BSP) como Bacillus megaterium var. Fosfaticum, y las bacterias promotoras del crecimiento (PGPR).

 

Las BSP y PGPR están presentes en los suelos y, lo que se busca, es incrementar sus poblaciones para que tengan un mejor efecto sobre la disponibilidad de los nutrientes del suelo para las plantas. Especialmente en cultivos de ciclo corto, hasta ahora no se ha logrado que a lo largo del breve periodo de crecimiento de estas plantas se obtengan suficientes cantidades de fósforo aprovechable, por lo que no pueden ser sustitutos absolutos de los fertilizantes químicos.

 

Para poder aprovechar estas cuatro opciones en forma integrada, es preciso tener un conocimiento básico del sistema suelo-planta-clima, mediante un análisis de suelo reciente, una buena información climatológica, y los requerimientos nutritivos de la planta. Considero que la integración de las opciones aplicables a cada sistema suelo-planta-clima es fundamental para lograr un programa de fertilización de cultivos eficiente y racional.

 

Si los fertilizantes químicos se aplican a los cultivos de manera racional, no tienen por qué “matar” al suelo. Al contrario, los fertilizantes químicos son fuente de nutrientes que necesitan tanto los macroorganismos como los microorganismos del suelo, para su nutrición y para poder incrementar sus poblaciones. Recordemos que los fertilizantes en su mayoría son productos naturales, provenientes de yacimientos que son fuente de la materia prima para elaborarlos, por ejemplo, minas de apatitas como fuente de P y de silvita como fuente de K. Igualmente, los nutrientes que contienen los suelos provenientes del material parental, también se liberan por la descomposición y meteorización de rocas y minerales. Por otro lado, el nitrógeno es el principal componente del aire, desde allí lo fijan al suelo los diazótrofos, al igual que lo fija la industria para la síntesis de amoníaco que es el punto de partida en la elaboración de los fertilizantes nitrogenados. Entonces, estos productos naturales vuelven al suelo por medio de los fertilizantes químicos, en un ciclo cerrado, para ser utilizados por las plantas.

 

Cada vez estoy más convencido que los fanatismos, y más aun cuando son respaldados por conflictos políticos y comerciales, no son favorables para una correcta fertilización de los cultivos. Así como se intenta castigar a los fertilizantes químicos como destructores del medio ambiente, en general se trata de imponer conceptos fuera de toda razón en relación a la agricultura ecológica, orgánica, regenerativa. La guerra entre Agricultura Química y Agricultura Ecológica debe terminar y ser sustituida por la conciliación entre ambos conceptos.

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza

Septiembre 2023

viernes, 15 de septiembre de 2023

LA AGRICULTURA REGENERATIVA I.-UNA OPCIÓN CONTROVERTIDA

 


Existe una profunda preocupación mundial por la necesidad de proteger el ambiente y recuperarlo cuando sea posible, para asegurar una vida sana a las generaciones futuras, para asegurar la supervivencia en el planeta. Una de las actividades más cuestionadas por su supuesto impacto ambiental negativo, es la agricultura convencional.

 

A esta agricultura tradicional, convencional o química como es denominada por algunas personas, heredada en algunas de sus prácticas desde hace más de cientos de años, se le cuestiona, entre otros aspectos, porque para esas personas es una actividad de altos costos energéticos, favorece la erosión del suelo, puede ser contaminante de fuentes de agua, ocurrir pérdida gradual de la productividad y ofrecer altos riesgos para la salud humana y la vida silvestre. Por supuesto, si se aplican las prácticas agrícolas racionalmente, esta agricultura convencional es amigable con el ambiente, su impacto negativo es mínimo y recuperable en periodos de tiempo relativamente cortos, y además, es una actividad indispensable para la alimentación de la humanidad.

 

En contraposición se promueve una agricultura alternativa, la cual está enfrentada con la química y otras tecnologías aplicadas en la agricultura convencional, incluyendo el uso de fertilizantes químicos sintéticos, herbicidas e insecticidas. Hoy en día, esta agricultura alternativa, orgánica o ecológica y vinculada a la Agricultura Regenerativa, es una opción controvertida porque su conceptuación permite que se manifiesten diversas opiniones, algunas veces armonizadas entre sí, pero otras veces contrapuestas. Hay quienes la defienden a ultranza, condenando a la agricultura convencional a desaparecer, pero no toman en cuenta que esa agricultura orgánica o ecológica no es capaz de satisfacer nuestras necesidades de alimentos, y menos aún, si se considera que cada día se incrementa, a una tasa increíblemente alta, el número de habitantes del mundo.

 

Por esas razones, una agricultura alternativa a la convencional tiene que tomar en cuenta la conservación y el mejoramiento del ambiente, la recuperación de los suelos degradados, pero además, debe ser rentable y  capaz de alcanzar elevados niveles de productividad.

 

El suelo es un componente importantísimo del ambiente en el cual se desarrollan los cultivos, muchos de esos suelos se han empobrecido por un uso inadecuado, y además, la necesidad derivada del incremento demográfico mundial ha llevado a incorporar a la producción agrícola suelos que en términos generales se denominan “marginales”, la mayoría de ellos muy pobres en su equilibrio de elementos nutritivos esenciales para las plantas. La fertilidad de estos suelos puede mejorarse a largo plazo, pero para lograrlo, y para que en el corto y mediano plazo se pueda obtener en ellos una producción agrícola rentable y de rendimientos aceptables, se requiere el concurso de los fertilizantes químicos sintéticos.

 

Gabe Brown, agricultor de Dakota del Norte en USA, pionero en la aplicación de la Agricultura Regenerativa, estableció cinco principios para la salud del suelo que es la base para este tipo de agricultura. Esos principios son:

 

1.-No labranza o mínima labranza

2.-Mantener el terreno cubierto

3.-Diversidad de especies de plantas y animales

4.-Dejar raíces vivas en el suelo tanto como sea posible

5.-Integración de animales en la producción agrícola

 

Todos esos principios se han estado aplicando por nuestros agricultores, cada uno en los sistemas suelo-planta-clima que lo permitan. Es el caso de la labranza cero o reducida, que mantiene el terreno cubierto y protegido contra la erosión. Esto es un ejemplo de la combinación de la agricultura convencional por el uso indispensable de herbicidas, con los principios de la agricultura regenerativa.

 

Uno de los grandes beneficios que ha encontrado Gabe Brown como resultado de la Agricultura Regenerativa ha sido un considerable aumento del contenido de materia orgánica de los suelos, incrementándose a más de 7%, con todas sus ventajas en cuanto a suministro de nutrientes y mejoramiento de las condiciones físicas y biológicas. Se debe tomar en cuenta que en nuestras condiciones tropicales es muy difícil logar incrementos significativos de la materia orgánica en suelos dedicados a la actividad agrícola. Este caso nos demuestra que es fundamental aplicar los principios y los resultados de la agricultura regenerativa, pero considerando la gran diferencia que puede llegar a existir en los sistemas suelo-planta clima del trópico, en comparación con los sistemas de zonas templadas donde hay un clima de cuatro estaciones cada año.

 

A pesar de los esfuerzos dedicados al desarrollo de lo que se ha denominado bio fertilizantes o fertilizantes orgánicos, y al mejoramiento de la fertilización biológica, una agricultura alternativa sustentable pero que al mismo tiempo sea capaz de sustentar a la población mundial, tiene que armonizar aspectos de la agricultura regenerativa, orgánica o ecológica con aspectos de la agricultura convencional, donde los fertilizantes químicos utilizados racionalmente juegan un papel indispensable.

 

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza

Agosto 2023.

miércoles, 9 de agosto de 2023

LA AGRICULTURA Y EL CALENTAMIENTO GLOBAL: CAUSA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

 

 

En la atmósfera del planeta existen una serie de gases de efecto invernadero (GEI) que son los responsables de la existencia de la vida, sin ellos, en adecuadas proporciones, la temperatura de la tierra sería de -18°C ya que no existiría freno para detener el escape del calentamiento de la tierra por efecto del calor del sol. Por lo tanto, el efecto invernadero es un proceso natural que permite a la tierra mantener condiciones necesarias para la vida. Entonces, los GEI son necesarios, pero el problema se presenta cuando por efecto principalmente de las actividades humanas, se aumenta la concentración de algunos de estos gases en la atmósfera reteniendo más calor que el necesario, provocando que la temperatura media del planeta aumente produciendo el calentamiento global, que es causa del cambio climático. Esto ha sido denominado como el Antropoceno o la nueva era geológica motivada por el impacto del ser humano en la tierra.

 

El CO2 es uno de los principales gases de efecto invernadero, y sus emisiones se han venido incrementando desde la aparición de la primera revolución industrial a mediados del siglo XVIII, siendo la quema de combustibles fósiles para generación de energía la fuente más importante de estos incrementos.

 

La vegetación puede ser la principal herramienta natural para capturar esos excesos de CO2 en la atmósfera y frenar su efecto invernadero, ya que las plantas absorben CO2 en el proceso de fotosíntesis y también lo emiten en el proceso de respiración, siendo la diferencia entre ellos lo que va a formar parte de los tejidos de las plantas y a quedar secuestrado. Sin embargo, la fotosíntesis es solo una parte de la situación ya que ese carbono en la vegetación puede regresar al aire después que los microbios, los animales y las personas consumen las plantas. Por esa razón, mantener el carbono en el suelo o encontrar otras formas de almacenarlo puede ser tan importante como capturarlo de la atmósfera.

 

Se considera que una de las mejores vías para la captura de carbono atmosférico son árboles y bosques. Como ejemplo, el Servicio Forestal de los Estados Unidos ha estimado que sus bosques son capaces de secuestrar 866 millones de toneladas de carbono anualmente, que es equivalente a alrededor de 16% de las emisiones totales de ese país cada año.

 

Cuando los árboles, al igual que todas las plantas realizan la fotosíntesis extraen CO2 del aire, lo transforman en azúcares y liberan oxígeno. Con esos azúcares los árboles construyen madera en tallos, ramas y raíces, y así el carbono se atrapa durante largos períodos de tiempo, ya que pueden permanecer por mucho tiempo como árboles en pie y tardar años en descomponerse después que mueren.

 

Los suelos forestales también pueden ser buenos para capturar carbono pero depende de algunos factores externos. El caso de la selva amazónica que pareciera ser un buen lugar para el secuestro de carbono porque tiene abundantes árboles de rápido crecimiento, no lo es porque ese carbono atrapado tiene poca permanencia. Estos árboles se descomponen rápidamente en el clima cálido y húmedo, la lluvia abundante también acelera la descomposición de la materia orgánica y lava el suelo arrastrando nutrientes.

 

En general, los suelos pueden ser una gran herramienta para secuestrar carbono, mitigar e incluso revertir el calentamiento global. Para ello, la restauración de los suelos puede ayudar en la reducción de las emisiones de carbono y potenciar su almacenamiento a largo plazo en el subsuelo, incrementando su permanencia secuestrado.

 

Una de las orientaciones en la investigación actual para incrementar el secuestro de carbono de la atmósfera por medio de la vegetación, es la edición genética en plantas para aumentar su capacidad de almacenamiento de carbono. La investigación ha tomado en cuenta a los cultivos agrícolas a pesar que la captura de carbono, como ya hemos señalado, se asocia con los árboles. Se inicia este programa con cultivos que ocupan grandes superficies como arroz y sorgo, y en el futuro se extenderá a trigo y maíz. Se centra esta investigación en mejorar la fotosíntesis a las plantas para ser más eficientes en la captura de carbono de la atmósfera, en optimizar tanto el desarrollo del sistema radical para incrementar la permanencia de ese carbono en suelos y subsuelos, como de los exudados a nivel de la rizósfera promotores del secuestro de carbono. Las plantas y los microbios, además de capturar carbono de la atmósfera, pueden almacenarlo en la biomasa y en los suelos de las tierras cultivadas que ocupan una tercera parte de la superficie terrestre. De allí una de sus grandes ventajas.

 

Entonces, los resultados de estas nuevas investigaciones con especies de plantas cultivadas, mejorando la fotosíntesis y la permanencia del carbono retenido en los tejidos, convertiría a la agricultura en un formidable recurso para disminuir la concentración de GEI en la atmósfera y contribuir en la desaceleración del calentamiento global.

 

En Venezuela podemos tomar el ejemplo de las sabanas del oriente del país, principalmente en los estados Anzoátegui y Monagas, donde en forma natural existe una vegetación muy escasa representada por un estrato de gramíneas de baja altura, y algunos árboles y arbustos dispersos en pequeñas áreas de los campos. En estas condiciones, las expectativas de secuestro de carbono atmosférico son muy bajas. Si se compara esta situación con el desarrollo agrícola que existe en algunos sectores de estas sabanas orientales, con algunas prácticas conservacionistas combinadas con otras de la agricultura convencional, con genotipos mejorados en su fotosíntesis y en su sistema radical, se incrementaría significativamente el balance de secuestro y permanencia del carbono en la biomasa producida. Esto sería un aporte de la agricultura para mitigar el cambio climático.

 

Como corolario a esta situación se puede señalar que para acabar con esta tragedia de eventos extremos sobre la tierra se debe respetar la naturaleza, aplicar técnicas de silvicultura para la gestión de cultivos de bosques orientadas, entre otras cosas, a la conservación del medio ambiente, a la protección de cuencas hidrográficas y a la producción de bienes para la sociedad. Acabar con la deforestación desordenada, reforestar áreas degradadas para su recuperación, aplicar las mejores prácticas agrícolas conservacionistas adaptadas a cada sistema suelo-planta-clima, regenerativas de los recursos naturales, utilizar más conscientemente las áreas agrícolas indispensables para la producción de alimentos y de otros bienes para la humanidad con genotipos mejorados. En fin, utilizar la agricultura y otras disciplinas afines como una solución y no como una causa del deterioro ambiental del planeta.

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza

Agosto 2023

sábado, 5 de agosto de 2023

LOS BOMBARDEROS DE TRUIS PARK

 

 

En el periodismo deportivo uno de los temas más apasionantes es el de los récords, de las marcas máximas o mínimas que son difíciles de superar. Además, en cada deporte hay eventos favoritos, como es el caso del home run, o jonrón, o cuadrangular en béisbol; las cestas de tres puntos en baloncesto; los 100 y 200 m planos en atletismo; etc.

 

Algunos de esos records han sido considerados imbatibles en el tiempo debido a su característica y a la evolución de los deportes. Ejemplos de esto es frecuente en los lanzadores del béisbol, debido a los cambios significativos que han ocurrido como es el caso de las limitadas entradas que lanzan al ser sustituidos por relevos tempranos, o por el número de partidos que inician por temporada. Algunos de estos casos aparentemente imbatibles son los 5.714 ponches y 7 no-hitter propinados por Nolan Ryan, cuando históricamente sus más cercanos competidores han sido dos fenómenos del montículo como Randy Johnson con 4.875 ponches y Sandy Koufax con 4 no-hitter. Otro ejemplo interesante es el de Cy Young con 511 victorias en Grandes Ligas.

 

En los 100 m planos del atletismo, la impresión que dejó el Jamaiquino Usain Bolt al correrlos en 9,58 segundos a una velocidad de 44,72 km/h es que parece que va a durar mucho tiempo; sin embargo, su otro record difícil de superar el impresionante 19,19 segundos en 200 m planos acaba de ser superado por un joven atleta de los Estados Unidos.

 

Volviendo al béisbol, en mi opinión hay otros records que parecen imbatibles. Es el caso de los 4.256 imparables conectados por Pete Rose en 24 temporadas, cifra que parece imposible de alcanzar si tomamos en cuenta que el más cercano ha sido Ty Cobb con 4.189 imparables también en 24 temporadas, y más recientemente, el gran Hank Aaron con 3.771 en 23 temporadas. Entre los venezolanos el record original fue de Luis Aparicio quien conectó 2.677 imparables en 18 temporadas para un promedio de 149 por año, luego superado por Omar Vizquel con 2.858 en 24 temporadas para un promedio cercano a 120 imparables por año.

 

En la actualidad, el record nacional lo mantiene Miguel Cabrera con 3.139 imparables en 21 temporadas, 2.762 encuentros y 10.223 turnos al bate; para un promedio alrededor de 1,14 imparables por encuentro y un imparable cada 3,3 turnos al bate. Este record puede ser muy duradero pero tiene dos acosos posibles, José Altuve y Ronald Acuña jr.

 

Altuve, en poco más de 12 temporadas ha logrado 1.978 imparables, participado en 1.618 encuentros y consumido 6.478 turnos al bate; con un promedio de 1,22 imparables por encuentro y un imparable cada 3,26 turnos al bate. Actualmente, Ronald Acuña jr., en 6 temporadas tiene 694 imparables, 621 encuentros y 2.409 turnos al bate, para promediar 1,18 imparables por encuentro y un imparable cada 3,47 turnos. Altuve tiene 33 años de edad pero Acuña tiene solamente 25.

 

Siguiendo con el béisbol existe un record muy sólido, el de Carl Ripken jr., quien participó en 2.632 encuentros en forma consecutiva entre el 30 de mayo de 1982 y el 19 de septiembre de 1998, más de 16 temporadas sin faltar a ningún encuentro. ¿Qué otro jugador de béisbol podrá ser tan saludable?

 

Regresemos a lo más apasionante del béisbol, el cuadrangular. En los sesenta, Roger Maris impuso una marca de 61 cuadrangulares en una temporada, record que se mantuvo, con deportistas totalmente aptos para los records deportivos, por más de 70 años. Sin embargo, en la temporada pasada de 2022, surgió Aaron Judge y terminó el año con 62 cuadrangulares. Lo que parecía muy difícil y duradero, un año después, ese record está en peligro con el acelerado ritmo jonronero de Oshei Ohtani en esta temporada de 2023.

 

Otro record de cuadrangulares que parecía difícil de superar es el de más cuadrangulares por un equipo en una temporada. Los NYY en el 2018 impusieron una marca de 267 cuadrangulares, pero apenas a la siguiente temporada, 2019, los Twins los superaron con 307. Ese mismo año los NYY llegaron a 306 cuadrangulares. Ahora están surgiendo los Bravos de Atlanta, equipo que en el 2022 conectó 243 cuadrangulares en 162 encuentros, para un promedio de 1,5 por encuentro. Este año, 2023, los Bravos han conectado 209 cuadrangulares en 107 encuentros para promediar 1,95 cuadrangulares por encuentro y una proyección de 316 en la presente temporada.

 

¿Los Bravos de Atlanta serán los nuevos Bombarderos de Truis Park, en sustitución de los Bombarderos del Bronx y de los Bombarderos de la Calle Blake donde hacía filas Andrés Galarraga? ¿Será Ohtani el sustituto inmediato de Judge?

 

Definitivamente, los records en el deporte existen para ser superados.

 

Pedro Raúl Solórzano Peraza

Agosto 2023