miércoles, 23 de noviembre de 2016

II.-CASO DEL MAIZ

CONSIDERACIONES ESPECIALES EN PROGRAMAS DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Noviembre de 2016


II.-CASO DEL MAIZ (Zea mayz).

El maíz es el cultivo más popular en el país, se puede decir que conocido por todos los agricultores y también por todos los consumidores, quienes a diario reclaman la arepa en sus comidas y en la actualidad luchan por conseguir aceite de maíz para cocinar y aderezar platos de la comida criolla, además de la cantidad de otros usos de este cereal. A pesar de esta popularidad y tradición, ya que ha sido una planta clave desde la época de las civilizaciones precolombinas de América Central y la zona del Mar Caribe, en Venezuela tenemos un marcado déficit en su suministro tanto para consumo humano directo (maíz blanco) como para uso forrajero (maíz amarillo).

Su producción se realiza prácticamente en todas nuestras regiones agrícolas, siendo los principales productores el estado Guárico en su sector centro-oriental; los estados de los Llanos Occidentales Portuguesa, Barinas, Cojedes; Yaracuy y los estados orientales Anzoátegui, Monagas y Bolívar. La producción es básicamente de secano mientras que la producción de semilla híbrida certificada de maíz se realiza con riego. Un alto porcentaje del maíz que se produce en Venezuela es blanco y destinado en su mayoría a la industria de harina precocida para alimentación humana; sin embargo, en la actualidad la producción de maíz amarillo que se utiliza en la elaboración de alimentos balanceados para animales, está tratando de superar la de maíz blanco debido a que existen genotipos de mayor capacidad de rendimiento y la relación costo/beneficio para el agricultor es más favorable en el caso del maíz amarillo.

La producción de harina precocida implica la extracción de la mayor parte del aceite del grano de maíz, por lo que paralelamente se producen en la industria unas 20.000 a 30.000 toneladas de aceite de maíz para consumo humano derivadas del procesamiento de unas 800.000 a 1.000.000 de toneladas de maíz al año, por lo que irónicamente, el maíz sin ser una oleaginosa se convierte en uno de nuestros principales cultivos suplidores de aceite vegetal. Casualmente, en estos días recientes, una de las noticias más frecuente es la falta de materia prima para esta industria, lo cual motivó al Dr. Pedro Piñate a escribir un artículo titulado “La arepa cuadrada”, que en lenguaje coloquial significa la ausencia de la arepa en las mesas venezolanas.

El maíz, además de ser el cultivo más  popular en el campo venezolano y en muchas partes del mundo, es quizás la especie vegetal en la cual se ha realizado el mayor número de investigaciones, con resultados que han permitido establecer un patrón tecnológico para su producción, adaptado a las diferentes regiones de nuestro territorio. Pero como permanentemente aparecen nuevas plagas y enfermedades, nuevos problemas de combate de malezas, nuevos sistemas suelo-clima que se incorporan a la producción de maíz y que tienen que ser cabalmente conocidos para poder aplicar el mejor manejo posible, como cada día llegan al mercado nuevos cultivares que tienen que ser evaluados en los diferentes sistemas suelo-clima para ajustar el patrón tecnológico para su producción, la investigación en este cultivo no puede detenerse. Los resultados de estas investigaciones permitirían mantener los programas de producción comercial con el mejor manejo para cada una de las regiones productoras.

Debido a la competencia existente entre producir maíz blanco o amarillo, es fundamental definir y aplicar políticas que motiven a  los agricultores a sembrar maíz blanco hasta cubrir nuestros requerimientos anuales, ya que por el mayor potencial de rendimiento y amplitud en la gama de cultivares ofrecidos de maíz amarillo, los productores tienen un justificado sesgo hacia su producción. Esto es muy importante en la programación de las siembras comerciales de maíz, ya que el grano blanco no tiene sustituto en la mesa venezolana, mientras que el amarillo puede combinarse o compensarse con otros granos forrajeros, como por ejemplo, el sorgo granífero.

Finalmente, para ir disminuyendo las importaciones de maíz, tanto blanco como amarillo, ya que históricamente hemos tenido déficit del primero para la industria de harina precocida y de amarillo para la industria de alimentos balanceados para animales, es preciso que con suficiente anticipación, se promuevan y organicen programas de producción comercial de este cereal, asegurando a los productores el suministro oportuno de todos los insumos que se requieren para el mejor manejo del cultivo, en especial semillas de los cultivares de mejor comportamiento en cada sistema suelo-clima del país.


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Noviembre de 2016

pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com



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