La soya, Glycine
max (L) Merril, es una especie originaria de China, donde por su alto valor
nutritivo que la convierten en la carne vegetal y por ofrecer una gran
versatilidad en su uso por la variedad de productos que se derivan de su grano,
para los chinos ha sido, fundamentalmente, un grano para consumo humano. Su
expansión por el mundo ha hecho que se multipliquen los usos de la soya, utilizándose
en alimentación animal, como proteína para consumo humano y como fuente de
aceite comestible. En la actualidad, su calidad ha favorecido que la soya sea
la oleaginosa más importante del mundo, a la vez que es la primera fuente de
proteína en la formulación de alimentos balanceados para animales.
El valor nutritivo de la soya se refiere al elevado
contenido de proteína de su grano que es alrededor de 35%, y al contenido de
aceite que es aproximadamente 17-20% y de excelentes características. Vale la
pena destacar, que la calidad de la proteína de la soya se manifiesta porque en
las cadenas proteicas están presentes los aminoácidos esenciales valina,
leucina, metionina, arginina, triptófano, isoleucina, treonina, fenilalanina,
lisina e histidina, y además, en cantidades bastante adecuadas. Por estas
razones de la calidad del grano de soya, y por las ventajas de poder
incorporarla en programas agrícolas de rotación de cultivos para mejorar la
sanidad de los campos y su fertilidad nitrogenada, en muchos países del mundo
la soya ha sido incluida directa o indirectamente en la dieta diaria, y como
cultivo ha sido permanentemente el centro de vastos programas de investigación
y promoción, para tratar de incrementar su producción y productividad.
En Venezuela tenemos un requerimiento actual de soya,
que según manifestaciones de productores de la Ruta de la Soya, ronda 1.400.000
toneladas de grano, que se utilizarían para la extracción de aceite y cubrir
las necesidades internas de aceites comestibles, y el subproducto de esa
operación que es la harina de soya, para cubrir las necesidades de las
industrias de alimentos balanceados para animales, especialmente aves y cerdos.
Todo ese requerimiento se debe cubrir con importaciones, ya que la producción
nacional es muy pequeña.
Actualmente, debido a la situación complicada del
suministro de alimentos balanceados para animales, por su escasez eventual y el
alto precio del producto, que en las condiciones de la economía de hoy es casi
imposible que los criadores puedan adquirirlos, también se está promocionando
el uso de la soya integral para formular alimentos para animales a nivel de
finca. Aquí es donde es necesario considerar que la soya, a pesar de su alto
tenor de nutrientes, también contiene antinutrientes, que deben ser eliminados
o disminuidos para que los animales consumidores puedan aprovechar cabalmente
la riqueza proteica de este maravilloso grano.
De una manera muy sencilla se puede decir que las
proteínas son cadenas largas de aminoácidos, que deben romperse para que puedan
ser absorbidos a través de la pared intestinal y se conviertan en verdaderos
nutrientes para el consumidor. En el organismo se producen enzimas que activan
la degradación de las proteínas, cuyo nombre genérico es proteasas, pero la
soya contiene un inhibidor de una de estas enzimas, la tripsina, conocido como
SBTI (Soybean Tripsine Inhibitor), que bloquea su acción e impide el
aprovechamiento de las proteínas. Por eso se consideran antinutrientes, ya que
causan molestias gástricas, reducida digestión de las proteínas y deficiencias
crónicas en la absorción de los aminoácidos. A lo largo de la cadena de las
proteínas, la tripsina se activa en las terminaciones de los aminoácidos lisina
y arginina.
Si un agricultor utiliza el grano de soya para
preparar raciones para animales sin eliminar esos antinutrientes, los animales
que las consuman no van a aprovechar las proteínas del alimento y, además, se
van a producir problemas como los mencionados anteriormente. Por ello, antes de
incorporar soya a las raciones, se debe realizar lo que se denomina
desactivación de la soya, que no es más que la eliminación de esos
antinutrientes, la eliminación de los inhibidores que bloquean la acción de las
proteasas. Para la desactivación de la soya a nivel de finca, en el país se han
desarrollado equipos relativamente sencillos, que aplican el método de
desactivación en húmedo con temperaturas entre 110 y 120°C, cuyo diseño y
funcionamiento puede ser apreciado por medio de un video, preparado por jóvenes
que colaboran en ese interesante programa identificado como ”La Ruta de la
Soya”. Creo que información al respecto se puede obtener contactando al
Ingeniero Ramón Bolotín, en la asociación de productores de Turén o en
Fedeagro.
Siempre se escribe en relación a las bondades de la soya y su valor
nutritivo, pero pocas veces se alerta a los productores sobre su contenido de
antinutrientes y los riesgos que se pueden enfrentar por el desconocimiento de
su presencia. Tampoco se divulga mucho sobre lo relativamente fácil que puede
ser acondicionar el grano para su uso adecuado en raciones de alimentos para
animales. Por eso celebro que la soya en el país está siendo atendida por estos
grupos de ruteros de la soya, quienes están logrando una motivación muy amplia,
para que este cultivo sea de interés en todas nuestras regiones agrícolas con
potencial para su producción y, de esta manera, contribuir a la sustitución de
importaciones de alimentos y diversificar nuestra frontera agrícola. Muchos de
los campos donde se producen cereales, pueden ser considerados en programas de
rotación de cultivos con soya, con el objeto de disminuir la presión de
insectos plaga, malezas y enfermedades, y a la vez mejorar los niveles de
nitrógeno del suelo para aprovechamiento por los cultivos sucesivos.
Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de
alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.
En Amazon
está a la venta el libro del autor: “Fertilidad de suelos y su manejo en la
agricultura venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar la práctica de
fertilización de los cultivos, con miras a una mayor productividad y a un mejor
trato a los suelos y al ambiente en general,
https:/www.amazon.com/dp/1973818078/
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Marzo de 2018.
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