Recientemente,
los agricultores venezolanos están prestando atención al concepto de sistema
suelo-planta-clima-manejo, y su importancia en la agricultura. Sobre esa base,
he decidido actualizar esta información que preparé hace un par de años, con la
intención de colaborar en el conocimiento de estos sistemas, por parte de las
personas que se encuentran en las regiones agrícolas luchando por producir
alimentos para la población.
La
agricultura venezolana atraviesa por una crisis sin precedentes, por lo que
para intentar superar la carestía de los alimentos básicos necesarios para
cubrir los requerimientos de la población, la producción agrícola tiene que ser
recuperada. A pesar de todas las limitaciones actuales, en Venezuela hace mucho
tiempo que dejamos la agricultura de subsistencia y tenemos una agricultura
moderna, gracias entre otros, a los centros de investigación y a un buen número
de agricultores de avanzada que han estado pendientes de los últimos adelantos
para mejorar esta actividad. Por supuesto, estos años de indolencia e
ignorancia por parte de los gobernantes, han deteriorado ese modelo que tenemos
que actualizar de manera generalizada. Cualquier camino que se tome en ese
sentido, cualquier modelo agrícola que se intente establecer para el país,
tiene que basarse sobre el cabal conocimiento de los diferentes sistemas
suelo-planta-clima de nuestras regiones agrícolas y cómo manejarlos
adecuadamente para obtener la mayor productividad posible de dichos
sistemas. Todo ese esfuerzo acompañado de políticas agrícolas que abarquen
aspectos sociales, económicos y geopolíticos.
¿Qué es un sistema
suelo-planta-clima? Es una aproximación donde concurren
una serie de factores de suelo y de clima que pueden afectar el crecimiento de
las plantas. El
crecimiento de una planta no puede considerarse en una forma aislada, ya que el
mismo va a depender tanto de sus características propias determinadas por su
código genético, como de los factores externos de suelo y clima predominantes
en un momento y un lugar determinados. Se debe considerar entonces el
crecimiento como una resultante de las interacciones que ocurren dentro del
sistema suelo-planta-clima, donde concurre un cuarto factor que es el manejo
que se le pueda brindar a esos factores, con el objeto de lograr las mejores
condiciones para el desarrollo de las plantas.
La planta: en agricultura, nuestro
fin primordial es lograr los mayores rendimientos y beneficios de un cultivo,
lo cual va a depender de que las plantas se puedan desarrollar normalmente, y
para lograrlo, es necesario conocer los factores que afectan su crecimiento. La
planta es un producto de su constitución genética y el ambiente que la rodea,
el patrón genético es fijo para una planta dada y determina su potencial para
un máximo crecimiento en medio de un ambiente favorable. Por esto se puede
decir que el crecimiento de la planta es una función de los factores
ambientales o factores de crecimiento
externos, los cuales pueden ser considerados como variables, y cuya magnitud y
combinación determinarán el crecimiento que pueda alcanzar dicha planta.
Por otro lado, los factores
genéticos van a determinar la máxima capacidad de crecimiento de una planta y
pueden ser modificados por medio del mejoramiento genético, para darle al
vegetal una serie de características que le permitan tolerar mejor las
condiciones ambientales.
En relación a la planta, como
centro de estos sistemas, podemos decir que la agricultura venezolana utiliza,
con excepción de las variedades transgénicas, los mejores cultivares del mundo
que se adaptan mejor a nuestras condiciones. En maíz tenemos cultivares, en su
mayoría híbridos, propios y foráneos, con las mayores capacidades de
rendimiento en nuestros sistemas. En sorgo granífero hemos desarrollado
cultivares tan excelentes que hasta han sido requeridos por países vecinos para
su siembra. En arroz me he llevado la sorpresa de que la Fundación DANAC está
desarrollando híbridos, lo cual implica una tecnología bastante complicada y
novedosa para mejorar la productividad de este cultivo. En soya, los
persistentes agricultores de Portuguesa están abriendo lo que han llamado la
“Ruta de la Soya”, en unas condiciones que siempre se han considerado difíciles
para este cultivo pero con variedades creadas en UCLA y en DANAC, además de unas
variedades de Brasil y otros países, que se muestran promisorias para este
proyecto. En hortalizas se emplean las mejores semillas y cultivares con un
buen número de híbridos, lo mismo ocurre con algunos frutos como melón, patilla
y lechosa. En forrajes se han estado sembrando un gran número de cultivares,
híbridos y variedades, cada uno ubicado en condiciones muy particulares por su
adaptabilidad. Así como estos casos, podemos encontrar otros ejemplos del
modernismo de nuestra agricultura en lo que se refiere a la planta como centro
de los sistemas suelo-planta-clima.
Estamos a la expectativa de que
ocurra un cambio en la legislación que impide a los agricultores venezolanos
utilizar semillas de cultivares transgénicos, para comenzar a evaluarlos,
producirlos y utilizarlos en nuestras siembras.
Las plantas, además, necesitan
ser protegidas de la competencia o daño por malezas, insectos plaga y
enfermedades, para lo cual en nuestra agricultura se utilizan todo tipo de
biocidas, de última generación, complementado con un desarrollo nacional de
productos biológicos basados principalmente en el uso de insectos que parasitan
otros insectos y hongos que parasitan insectos y pueden también controlar otros
hongos.
El clima: en el componente clima se incluyen algunos factores
que van a determinar el entorno donde se desarrolla la planta, exceptuando el
suelo. Los más importantes para la agricultura son temperatura, lluvias y luz o
radiación, los cuales no son totalmente controlables para la producción
agrícola, pero se pueden manejar con algunas acciones directas o indirectas
para tratar de adaptarlos a los requerimientos de las plantas cultivadas.
En nuestras condiciones
tropicales, aparentemente no existen limitaciones de temperatura para el
crecimiento de las plantas, ya que sus rangos de variación están entre límites
normales. Para aquellas especies que requieren bajas temperaturas para la
inducción de la floración y la consecuente fructificación, se busca ubicarlas
en zonas donde por razones de altitud se logran esas condiciones. Es el caso de
importantes centros de producción de flores, fresas, duraznos, algunas
hortalizas, etc., ubicados en la Región Andina y sectores montañosos de las
Regiones Central y Centro Occidental. En este caso, se está manejando el factor
temperatura con la ubicación de los cultivos en el paisaje.
La mayor parte de la producción agrícola
del país proviene de la agricultura de secano, que es la que depende de la
cantidad y distribución de las lluvias en cada ciclo anual. En este tipo de
agricultura, pueden ocurrir irregularidades en la suplencia de agua a las
plantas por exceso o insuficiencia de las lluvias; por mala distribución de las
mismas en el tiempo; o porque los suelos tengan una baja capacidad de
almacenamiento de agua y lleguen fácilmente a niveles de marchitez permanente,
o sean muy pesados con mal drenaje y se aguachinen en períodos cortos de
tiempo.
El
mejor aprovechamiento de los ciclos de lluvia en la agricultura de secano, se
logra con adecuadas fechas de siembra y poblaciones de plantas, según la
humedad edáfica disponible durante el ciclo de vida. Cuando hay excesos se
construyen drenajes para avenar convenientemente los campos y cuando hay
defectos se busca mejorar la infiltración
del agua en el suelo.
La
agricultura bajo riego proporciona una gran seguridad para el éxito de la
producción de los cultivos. En Venezuela disponemos de sistemas de riego para
cientos de miles de hectáreas que se utilizan principalmente en arroz y caña de
azúcar. Muchos de nuestros productores de arroz utilizan modernos sistemas de
nivelación, con rayos laser, para lograr sembrar con pendientes mínimas y el
mínimo gasto de agua posible, lo cual permite incrementar las áreas de siembra
con la misma disponibilidad de agua. También existen desarrollos de riego recientes,
en su mayoría por particulares y especialmente para la producción de
hortalizas, que se han orientado hacia el uso del concepto de riego localizado,
con la aplicación simultánea de la fertirrigación, que es uno de los métodos de
aplicación de fertilizantes más modernos y eficientes que existen en la
actualidad.
La luz es un factor muy
importante ya que es determinante para que ocurra la fotosíntesis, y por
consiguiente, para el crecimiento de las plantas. En la producción de cultivos
es importante lograr poblaciones de plantas adecuadas en cada uno de ellos,
para obtener una eficiente intercepción y utilización de la luz por las
plantas. Cuando las poblaciones son muy bajas, una buena proporción de la
energía radiante incidente no puede ser interceptada por las hojas y se pierde;
por otro lado, existe un punto por encima del cual un incremento en la
población de plantas de un cultivo no produce mayores rendimientos, entre otras
cosas, porque ocurre una fuerte competencia entre las plantas por agua, luz y
nutrientes.
Hay un aspecto asociado a la
suplencia de luz de gran importancia en agricultura, el cual se refiere a la
duración diaria del período de claridad u oscuridad, o lo que se ha denominado
longitud del día o de la noche. El comportamiento de la planta en relación a la
longitud del día es llamado fotoperíodo, y en nuestras condiciones, aun cuando
a lo largo del año la diferencia entre el día más largo y el más corto es
aproximadamente una hora, tiene gran trascendencia en el comportamiento de
muchas especies, particularmente en lo que se refiere a la inducción de la
floración. Por eso es un factor que se toma en consideración para establecer
las fechas de siembra de los cultivos.
El suelo: es un cuerpo natural donde se arraigan las plantas, y
entre otras cosas, es fuente de los
nutrientes que éstas necesitan para su normal desarrollo. El suelo tiene
características que se agrupan en físicas, químicas, físico-químicas y
biológicas, las cuales en una u otra forma afectan el crecimiento de las
plantas.
Las características físicas
textura, estructura y porosidad del suelo son determinantes en el
almacenamiento de agua y nutrientes, movilidad de iones en la fase líquida, y
principalmente, en las pérdidas de nutrientes (contenidos en el suelo o
adicionados con los fertilizantes) por los procesos de lixiviación o de
arrastre por acción de la erosión.
Las características químicas
están relacionadas con la naturaleza de los minerales y la disponibilidad de
nutrientes del suelo, tanto en forma intercambiable como en solución. El
instrumento de diagnóstico más utilizado con la finalidad de conocer estas
características y por ende, el estado nutritivo del suelo, es el análisis
químico de suelos lo cual se realiza en laboratorios especializados.
Las características
físico-químicas se refieren principalmente a la capacidad de intercambio
catiónico (CIC) y al pH del suelo. La CIC refleja la capacidad del suelo para
retener cationes y se relacionan con ella la CIC efectiva, CIC a pH 7,0,
saturación con aluminio, saturación con bases, acidez potencial.
Con el conocimiento o la
consideración del sistema suelo-planta-clima, se pueden establecer las
prácticas de manejo más recomendables para mantener condiciones edáficas
favorables para cada cultivo, fijar las fechas de siembra y las poblaciones más
adecuadas en cada sistema para lograr un mejor aprovechamiento de las
condiciones climáticas, y seleccionar los mejores cultivares para cada región
en particular.
En conclusión, la agricultura
venezolana necesita el apoyo de políticas adecuadas para su recuperación y
crecimiento tanto vertical como horizontal. Sabemos de la complejidad de la agricultura, los riesgos que existen en
la actividad, y hemos visto que solo se logra producir alimentos, fibras y
otros bienes provenientes del mundo vegetal, conociendo los factores de
producción y manejándolos en el campo. No se produce alimentos diagnosticando
las calorías necesarias por las personas ya que eso es asunto de los
nutricionistas, ni se produce alimentos asignando recursos monetarios que luego
son mal invertidos o no se invierten en el sector. Solo se produce alimentos
trabajando en el campo con dedicación, con apoyo financiero suficiente y
oportuno, y con apoyo científico y tecnológico.
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