Según la
mitología romana cuando Rómulo fundó Roma, para construirla, llevó algunos
hombres de regiones vecinas, lo que posteriormente originó una escasez de
mujeres que tenía que ser solucionada. Para ello, Rómulo quien era el rey de
Roma, organizó unas actividades deportivas en honor al dios Neptuno, invitando
a los pueblos vecinos. Entre los invitados estaban los pobladores de Sabinia
que ocupaban la vecina colina de Quirinal, quienes eran personas muy solidarias
y asistieron al evento en compañía de sus familiares. Las mujeres de esta tribu
eran las más bellas de la región, por lo que fueron las escogidas para ser
tomadas por los romanos y contribuir a poblar la nueva ciudad. Cuando las
competencias y otras actividades estaban en su mejor momento y los invitados se
estaban saturando con el licor obsequiado, a una señal establecida previamente
cada romano debía raptar una mujer de las sabinas, y luego de cumplirse esto,
echaron a los hombres fuera de Roma. A la larga, los romanos se fueron casando
con las sabinas elegidas, quienes pusieron algunas condiciones, dentro de las
cuales estaba que debían tener una servidumbre suficiente para realizar las
labores domésticas.
Por supuesto,
los sabinos estaban indignados con aquella traición y por años estuvieron
planificando la forma de vengarse y recuperar a sus mujeres. Llegó el momento,
se presentó la oportunidad para los sabinos de ejecutar su venganza, cuando una
romana celosa y avariciosa de nombre Tarpeya, se prestó para franquear la
entrada de Roma a los sabinos a cambio de sus brazaletes de oro y otras joyas. La
suerte de Tarpeya fue muy trágica, ya que dice la leyenda que los romanos
descubrieron su traición, y la castigaron tirándola desde una roca muy elevada
siendo imposible que sobreviviera. Desde ese momento, se acostumbró lanzar
desde esa roca a los convictos acusados de algún delito, y aquel sitio, después
de ese episodio, se denominó Roca Tarpeya.
No conozco el
origen del nombre de Roca Tarpeya a ese sitio donde confluyen tres importantes avenidas
de Caracas: Nueva Granada, Presidente Medina Angarita (antes Avenida Victoria)
y Fuerzas Armadas. En el sitio donde estas avenidas se saludan, se encuentra
una elevación rocosa, que fue bautizada Roca Tarpeya, y por ser un punto
estratégico de la ciudad, se elaboró un proyecto para construir una obra impresionante, majestuosa, funcional,
hermosa, concebida por el genio de un grupo de arquitectos e ingenieros
venezolanos, que por su forma geométrica fue identificada como El Helicoide.
El proyecto de
El Helicoide comienza a tomar forma en 1956, pero todo se detiene al ocurrir el
cambio político que acaba con el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, para dar
paso a la era democrática venezolana del siglo XX, que tuvo una duración de
apenas 41 años. Pero ese cambio político aparentemente también acabó con este
grandioso proyecto, que quedó a medio construir, y ojalá algún día pueda
terminarse para el bien de la ciudad. Sin embargo, El Helicoide ha sido
utilizado en su parte construida, y los usos más resaltantes que se le ha dado
es ser sede de las organizaciones de policía política del país, primero la mal
recordada y atemorizante Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención
(DISIP), y actualmente el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN),
el cual no se le queda atrás a ninguna Gestapo ni a ninguna KGB en cuanto a persecución
y crueldad.
Algunos de los
locales que fueron construidos en El Helicoide se han acondicionado para
convertirlos en calabozos, para alojar y torturar a presos políticos que en su
mayoría han sido inculpados de actos fantasiosos. Entonces, la Roca Tarpeya
caraqueña, cubierta por el fantasma del proyecto El Helicoide, se ha
convertido, al igual que la Roca Tarpeya romana, en un sitio de muerte.
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