Vuelve al tapete el problema del suministro de
fertilizantes para el ciclo agrícola de secano 2018, el cual es al mismo tiempo
el problema del suministro insuficiente de todos los insumos básicos para la
agricultura, que es el mismo problema del suministro de alimentos para la
población de un país que se alimenta de la basura. La incapacidad del régimen
para apoyar la producción agrícola nacional, queda manifestada año tras año en
todos los obstáculos que va colocando a los productores para la obtención de
sus insumos, y en los actuales momentos, se suma el problema para la
comercialización de los pocos productos que logran salir del campo, que quieren
ser confiscados por autoridades regionales para su repartición demagógica.
A esta incapacidad se une ahora la burla, cuando el
militar que está al frente del ministerio de agricultura dice que la producción
agrícola aumentó 67% el año pasado y hay comida de sobra, y cuando el vicepresidente
dice “tenemos que cesar las importaciones. Las divisas que se daban para
importar maíz, arroz, azúcar, soya, etc, serán destinadas para potenciar la
producción nacional. En los próximos meses Venezuela debe ser autosuficiente en
estos rubros”.
Al lado de esta alharaca gubernamental, aparecen hoy
dos informaciones en relación a los fertilizantes y la agricultura venezolana.
Una por el ingeniero agrónomo y productor agrícola Ramón Elías Bolotín
señalando que en el ciclo de norte-verano que
termina con el inicio del ciclo de lluvias, los cultivos se sembraron
sin fertilizantes y en girasol hubo una caída de 40% en los rendimientos. La
otra, por Carlos O. Albornoz, Presidente de FEDENAGA, quien advierte que “sin
fertilizantes no hay siembra”…….. Esta situación me llevó a recordar algunas
cifras que he trazado en anteriores oportunidades en relación a este tema, y
que creo vale la pena repetir, para que nuestra realidad, para el ciclo
agrícola de secano que comienza a mediados de abril (dentro de un mes), se
pueda apreciar con mayor claridad. Veamos:
Supongamos que queremos hacer realidad el sueño del vicepresidente de la
república de que en los próximos meses Venezuela debe ser autosuficiente en los
rubros maíz, arroz, azúcar, soya, etc. Para ello, debemos sembrar
inmediatamente, comenzando en abril, unos 4 millones de hectáreas con esos y
otros cultivos. Si se van a
sembrar 4 millones de hectáreas, aplicando un promedio de 0,4 toneladas de
fertilizantes por hectárea, se requieren 1,6 millones de toneladas de
fertilizante NPK. Si además se deben aplicar 200 kg de fertilizante nitrogenado
adicional, se requieren 800.000 toneladas de nitrogenado que es generalmente
urea. Por lo tanto, en total se requieren 2,4 millones de toneladas (2.400.000
toneladas) de fertilizantes para atender 4 millones de hectáreas.
Durante los pasados años se ha
distribuido en el país alrededor de 800.000 toneladas anuales de fertilizantes,
de las cuales 40% ha correspondido a productos importados y 60% productos
provenientes de nuestra industria, principalmente urea. Como esta tendencia no
va a variar ya que la industria de fertilizantes no ha mejorado en estos últimos
años, la producción nacional de fertilizantes seguirá siendo 60% de 800.000
toneladas o 480.000 toneladas. Quiere decir que para 4 millones de hectáreas se
debe importar 1.920.000 toneladas (2.400.000 – 480.000).
Esa cantidad de fertilizantes no
aparece por arte de magia en las fincas nacionales, el producto tiene que
negociarse en los mercados internacionales, luego es preciso contratar los
barcos para traerlo y después distribuirlo en todo el país. Para movilizar esa
cantidad de fertilizante se necesitan más de 63.700 viajes de gandolas, ya que
cada una puede transportar 30 toneladas. Si durante el tiempo que dure la
distribución de los fertilizantes por todo el país cada gandola puede realizar
10 viajes, habría que disponer de unas 6.500 gandolas en buenas condiciones.
Creo que finaliza el ciclo de
lluvias de este año y no se ha terminado de negociar ese fertilizante, mucho
menos se habrá contratado los fletes para traerlo a puertos venezolanos y menos
aún se habrá contratado y organizado las gandolas para toda esa movilización.
La situación se hace más crítica si tomamos en cuenta que para esos 4 millones
de hectáreas se requiere, como mínimo, disponer de unos 10 millones de unidades
(kg o litros) de herbicidas y unos 5 millones de litros de insecticidas, todo
eso sin incluir los millones de kilos de semillas. Por eso digo nuevamente, que
para el 2018 estamos ante el mismo cuento de todos estos funestos años que ha
tenido la agricultura venezolana.
Con esta improvisación
gubernamental no se puede llegar a ninguna parte. Programas agrícolas serios
tienen que ser elaborados en todas sus instancias por personas que conozcan de
la materia, no por estos paracaidistas que han estado volando de un ministerio
a otro durante las últimas dos décadas, como si estas dependencias oficiales
fuesen centros sociales, campos deportivos o cuarteles. Ante la pretensión de
querer que en los próximos meses Venezuela sea autosuficiente en el suministro
de alimentos para la población, y ante la incapacidad manifiesta del régimen
para apoyar la agricultura nacional, podemos decir que estamos pasando de la incapacidad
a la burla en esta materia.
Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de
alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.
En Amazon
está a la venta el libro del autor: “Fertilidad de suelos y su manejo en la
agricultura venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar la práctica de
fertilización de los cultivos, con miras a una mayor productividad y a un mejor
trato a los suelos y al ambiente en general, https:/www.amazon.com/dp/1973818078/
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Marzo de 2018.
Excelente apreciación sobre la situación real de la agricultura venezolana, con cifras claras que deben servir de guía para la toma urgente de las decisiones más apropiadas. Felicitaciones!!!
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