ACTUACIÓN INDECOROSA
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Marzo de 2017.
A raíz de la locura
que significó la participación del venezolano Adrián Solano en un campeonato
mundial de esquí sobre nieve, he leído muchas opiniones al respecto, pero
algunas de ellas me han dado la impresión de querer justificar aquella
barrabasada; de querer endosarle un mérito que no tiene; de querer mostrar que
fue un acto de valentía, de arrojo. Yo lo veo desde el punto de vista del
deporte nacional y estoy convencido que eso no fue más que una actuación
indecorosa que irrespeta y deshonra la tradición de nuestros atletas, que
atenta contra el pundonor de quienes han levantado pasiones deportivas, de
quienes han permitido que nuestro himno retumbe en variados escenarios del
mundo, de quienes han sido ejemplo para nuestros niños y jóvenes con
inquietudes deportivas. Por eso, y aunque no quisiera seguir prestándole
atención a esa situación, he decidido escribir estas líneas.
Quizás porque fui
deportista desde mi infancia hasta que la madurez y las ocupaciones
profesionales y domésticas me comenzaron a limitar las habilidades y el tiempo;
o porque practiqué deportes organizados desde mi etapa juvenil hasta competir
en categorías de “mayores”, y luego me
he dedicado a seguir el deporte en casi
todas sus expresiones por los diversos medios de comunicación o asistiendo a
los escenarios correspondientes; quizás por eso me ha indignado profundamente
esta aventura del joven venezolano ofensor de los esquiadores y de los
deportistas en general.
Venezuela, aunque no
lo parezca, ha sido cuna de insignes deportistas en muy variadas
especialidades, y no lo parece porque con excepción del béisbol, en general no
hay continuidad en los éxitos alcanzados. La fiebre del béisbol en Venezuela
comienza en el año 1941, con lo que se ha considerado el primer gran triunfo
internacional del deporte nacional como fue la obtención del título de
Campeones Mundiales de Béisbol Amateur, el 22 de octubre de ese año, en la
propia ciudad de La Habana, derrotando a la invencible Cuba de la época con
marcador de 3 a 1. Ese día hubo fiesta en el país y el presidente Isaías Medina
Angarita lo decretó como Día Nacional del Deporte. José Antonio Casanova,
Daniel “Chino” Canónico, Luis Romero Petit, Jesús “Chucho” Ramos, Guillermo
Vento, Dalmiro Finol, entre otros integrantes de aquel trabuco del 41, fueron
verdaderos héroes del deporte venezolano. A partir de allí siguieron
destacándose peloteros en las ligas venezolanas y en algunas ligas caribeñas,
hasta que comienzan a surgir en la MLB (Major Ligue Baseball) grandes estrellas
con Alfonso “Chico” Carrasquel, el Hall de la Fama Luis Aparicio y luego
decenas de flamantes peloteros que han marcado récords en este competido
deporte, como por ejemplo, la Triple Corona ganada recientemente por José
Miguel Cabrera y todas las marcas de Omar Vizquel.
El atletismo ha visto
competir figuras rutilantes en diversas modalidades de pista y campo, que
comenzaron con Asnoldo Devonish, un desgarbado joven de 20 años que conquistaba
la primera medalla olímpica de nuestra historia, bronce en salto triple con
marca de 15m 52cm en las olimpíadas de Helsinki. Para la época, el rey de esta
competencia era el brasileño Adhemar Da Silva, quien luego de los Juegos
Panamericanos de 1955 dijo a la prensa internacional: ese muchacho pronto será
campeón mundial y olímpico. Pero una suspensión, quizás exagerada, por la
Federación Venezolana de Atletismo, truncó su meteórico ascenso en el concierto
mundial. Después de Devonish surgieron muchos atletas, quienes lograron
reunirse, a principio de los años sesenta, logrando un triunfo tan resonante
como el de Campeones Iberoamericanos de Atletismo en el año 1962, en
competencias desarrolladas en Madrid,
España. En ese grupo, bautizado como “Los Superdotados”, se encontraba Horacio
Esteves, quien compartía con el alemán Armin Hary la plus marca mundial de 100m planos con tiempo de 10
segundos exactos; Rafael Romero, la flecha maracucha y rey de los 100 y 200m
planos; Arquímedes Herrera, Arístides Pineda, Lloyd Murad, Juan Muñoz,
Hortensio Fucil, Hector Thomas, Roberto Caravaca, Jesús Rodriguez, Teófilo
Davis Bell, Andrés Fawre, Victor Maldonado, Lancelot Bob, y otros tantos que se
me pierden en el recuerdo. Anecdótico de aquellos juegos fue cuando Venezuela
ganó oro en relevo 4 x 400 rematando
Hortensio Fucil, con unos puntos que fueron decisivos para el triunfo
final, y uno de los brasileños que competía en este relevo y que para Brasil
hubiera sido suficiente para ganar los juegos, dijo refiriéndose a nuestro
rematador: ese negro no es un “fusil”, eso es una bala.
Después de este
grupo, que destacó también en juegos olímpicos cuando llevaron el relevo 4 x
100 y el decathlon hasta las pruebas finales, y otras intervenciones decorosas,
solo han surgido unos pocos atletas de pista y campo excelentes pero sin llegar
al nivel de esos superdotados.
En actividades como
motociclismo con Johnny Cecotto, los hermanos Lavado y otros; en volibol con un
equipo mundialista por varios años; en
baloncesto con aquel famoso grupo de Iván, Rostin, Estaba, Carl, el “Mago” Sam y otros que sudaron para llegar hasta los
juegos olímpicos; boxeadores de la talla de “Morochito Rodriguez” y Pedro
Gamarro con oro y plata respectivamente en juegos olímpícos y Carlos “Morocho”
Hernández, Betulio, “Lumumba”, Esparragosa y otros que fueron campeones
mundiales en las filas del boxeo profesional; y en deportes como esgrima, judo,
ciclismo, natación, tiro y otros, tanto en masculino como en femenino, hemos
tenido destacados exponentes del deporte nacional.
Todos esos atletas,
deportistas esforzados por hacer siempre
lo mejor, hoy deben sentirse ofendidos con la actuación indecorosa de este
joven, que intentó esquiar en las montañas nevadas de Finlandia y que en lugar
de tratar de emular a esos adalides de nuestra vida deportiva, lo que hizo fue
equipararse con las mayores burlas al deporte mundial como Eric Mossambani de
Guinea Ecuatorial que casi se ahoga en la piscina olímpica de Sydney durante los
juegos del año 2000 y que días antes había comenzado a aprender a nadar en los
ríos de su país; o como Philip Boit de Kenya quien también intentó esquiar en
Finlandia pero patrocinado por una gran empresa de equipos deportivos; o como
también con participantes de Samoa, de Mongolia y otros, que menoscaban la
gallardía y el orgullo de los verdaderos deportistas. Adicional a esto,
nuestros gobernantes, como en todos sus actos durante los recientes años, lo
que hicieron fue buscar culpables donde no los hay y se dirigieron al gobierno
francés reclamándole mal trato con este joven, lo que no le permitió entrenar
adecuadamente. Qué riñones……..
Pedro Raúl Solórzano
Peraza
10 de marzo de 2017.
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