domingo, 2 de septiembre de 2018

El Gordias venezolano



Al igual que la región de Frigia, Venezuela necesitaba nombrar un nuevo rey, porque lo que gobierna en este país suramericano es una especie de monarquía, y para tomar tan importante decisión consultaron el oráculo. La respuesta del oráculo, el cual no era más que el moribundo rey barinés, fue que se seleccionaría al primer analfabeto que entrara por las puertas del palacio, con denso bigote y bastante alto. Al poco tiempo, entró al palacio un hombre que cumplía con la descripción del oráculo, era un individuo que había ocupado otros cargos de gran importancia en el gobierno, aunque su única y verdadera experiencia era haber sido chofer de autobús. Esto era suficiente credencial para optar a tan alto cargo. La población, la enfebrecida con el carisma del moribundo monarca, obedeció al oráculo y eligió a aquel habitante del país, cuyo nombre es Ni Cholas Más Duras, como su nuevo rey.

En los meses siguientes, el mandatario, que por su poca imaginación era fácil de manejar especialmente por expertos como los gobernantes cubanos actuales, siguiendo instrucciones conformó un equipo de personas, civiles y militares, comprados a costa de las riquezas materiales y morales del país, que le facilitasen la permanencia vitalicia en el poder. Así ha sido, así ha transcurrido el tiempo y este grupo, con el mandatario a la cabeza, ha ido minando, consumiendo poco a poco al pueblo, convirtiéndolo en miserable para que se alegre cuando le dan una migaja de pan o una aspirina, o cuando le dan un vaso de agua o le conectan la electricidad cada veinte días, o cuando lo incitan a saquear y robar instalaciones comerciales o a matar animales en fincas ganaderas, con la impunidad oficial y además protegidos por autoridades militares y policiales. También, en medio de su miseria, se alegran cuando le permiten destruir los recursos naturales del país en actividades mineras o de explotación de las riquezas hídricas y forestales, o cuando le permiten destruir la infraestructura que es de utilidad pública o asaltar y apoderarse de viviendas ajenas.

En fin, este nuevo monarca y su séquito de adulantes y vividores se han convertido en un verdadero obstáculo para el desarrollo y engrandecimiento del país, obstáculo difícil pero no imposible de salvar. Este mandatario viene siendo una especie de Gordias venezolano del siglo XXI, que nos ha colocado en el camino este Nudo Gordiano que es un freno para la felicidad de nuestro pueblo.

Después de varios años, es impostergable eliminar ese complicado nudo, que no es más que el gobierno comunista y arcaico que tenemos. Quien acabe con ese nudo abrirá las puertas para la reconstrucción de Venezuela. Allá en Gordios, Frigia, el Nudo Gordiano fue un reto para Alejandro Magno, dispuesto a conquistar el mundo pero según las leyendas, eso lo lograría quien desatara aquel nudo imposible de eliminar. Por supuesto, Alejandro aceptó el reto y luego de analizar el nudo, sacó su espada y con ella cortó las amarras diciendo: “Tanto monta cortarlo que desatarlo” significando que era lo mismo cortarlo que desatarlo. Nosotros no tenemos un nuevo Alejandro Magno, pero sí tenemos un pueblo cansado de tanta miseria que debe ser reunido, y como un solo hombre, enfrentar el reto de nuestro nudo, nuestro obstáculo, y eliminarlo para que se abran las puertas al desarrollo del país y a la felicidad de nuestra gente. Alejandro somos todos juntos, todo el pueblo de Venezuela agrupado y conducido por los líderes políticos, quienes sin egoísmo y sin apetencias personales trabajarán unidos hasta lograr y consolidar la libertad.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Septiembre de 2018.

pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com


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