Venezuela no puede ser considerada una potencia
mundial en deportes, pero hemos tenido insignes deportistas en muy variadas
especialidades. Sin embargo, el deporte más prolífico ha sido el béisbol,
ninguno como el béisbol.
El atletismo venezolano ha tenido estrellas
rutilantes, comenzando con Asnoldo Devonish quien a los 20 años de edad ganó la
primera medalla olímpica para Venezuela, bronce en salto triple en los Juegos
Olímpicos de Helsinki, 1955. Luego vinieron los superdotados, aquel grupo que
se coronó en los Juegos Iberoamericanos en Madrid el año 1962, donde estaban
Horacio Esteves, Teófilo Davis Bell, Rafael Romero, Arquímedes Herrera,
Arístides Pineda, Lloyd Murad, Juan Muñoz, Hortencio Fucil, Héctor Thomas,
Roberto Caravaca, Andrés Fawre, Victor Maldonado, Jesús Rodríguez, Lancelot Bob
y otros. Hoy tenemos dos damas medallistas en el Campeonato Mundial de Atletismo
de Londres de este año, Robeilys Peinado con bronce en salto con garrocha y
Yulimar Rojas con oro en salto triple. Pero el atletismo no ha tenido la
proyección mundial del béisbol.
En motociclismo descollaron Johnny Cecotto, los
hermanos Lavado y otros. En Baloncesto alcanzaron la NBA Carl Herrera, Oscar
Torres y ahora Greivis Vázquez. En volibol hemos tenido equipos que han
competido con los mejores del mundo. El boxeo nos ha proporcionado grandes
emociones con Morochito Rodríguez y Pedro Gamarro ganando oro y plata
olímpicos; y en boxeo profesional con Victor “Sony” León y Ramón Arias, y
campeones mundiales de la talla de Carlos “Morocho” Hernández, Betulio González,
Luis “Lumumba” Estava, Antonio Esparragosa y otros. También hemos tenido
grandes exponentes en esgrima, natación, tiro, judo, futbol y otros deportes,
tanto en las filas masculinas como en las femeninas. Pero ningún deporte con la
proyección mundial del béisbol.
La fiebre del béisbol comienza en Venezuela el 22 de
octubre de 1941, cuando el equipo nacional conquista el Campeonato Mundial de
Béisbol Amateur en la ciudad de La Habana, despertando tantas emociones que el
Presidente de la República, Isaías Medina Angarita, decretó esa fecha para
celebrar el Día Nacional del Deporte. En aquel grupo estaban José Antonio
Casanova, Daniel “Chino” Canónico, Luis Romero Petit, Jesús “Chucho” Ramos,
Guillermo Vento, Dalmiro Finol, entre otros. A partir de aquella hazaña
deportiva comienza todo el mundo a jugar pelota, de todas las edades, en
organizaciones formales, en las calles, patios, cualquier terreno era bueno
para disfrutar una caimanera; con guantes, pelotas y bates, o con peloticas de
goma, o con chapitas de refrescos. La fiebre del béisbol comenzó a apoderarse
de nuestros jóvenes.
Por supuesto, como consecuencia de aquel fanatismo
despertado hacia el béisbol no tardaron en comenzar a aparecer extraordinarios
jugadores como Alfonso “Chico” Carrasquel, quien nació en 1928 y debutó en
grandes ligas en 1950. Fue el primer jugador de origen latino en participar en
el All Star Game (ASG o juego de estrellas) por su gran calidad de fildeador en
el campo corto, participando posteriormente en tres ASG más.
En 1934 nació Luis Ernesto Aparicio Montiel quien por
su excelente trayectoria de 18 años en las mayores, participando en 13 ASG,
ganando la Serie Mundial de 1966, Novato del Año de la Liga Americana en su
debut el año 1956, 9 guantes de oro, 9 temporadas consecutivas como líder
estafador de bases en la Liga Americana, fue exaltado al Hall of Fame (Hall de
la Fama de la MLB) en 1984, a los 50 años de edad. Durante toda su carrera no
jugó otra posición diferente al campo corto. Esa trayectoria también le hizo merecedor
a ser incluido en el libro “The 100 Greatest Baseball Players of All Time”
escrito por Lawrence Ritter y Donald Honig, y a que la MLB lo incluyera como
uno de los 100 nominados para el All-Century Team. Imagínense el error que
cometió Hank Greenberg, Gerente General de los Indios de Cleveland, primer
equipo que intentó firmar al venezolano, cuando lo descalificó por ser muy
pequeño para jugar en la MLB, siendo firmado luego por los Medias Blancas de
Chicago siguiendo la recomendación de Alfonso Carrasquel. En Chicago Aparicio
se hizo famoso como Little Louis (Pequeño Luis) debido a su baja estatura.
Después vino David Concepción, nacido en 1948 y
jugador del campo corto de los Rojos de Cincinnati durante 19 temporadas,
asistió a 9 ASG, ganó 2 series mundiales y 5 guantes de oro. Luego Omar
Vizquel, nacido en 1967 y jugador en la MLB durante 24 años, en los cuales se
incluyen cuatro décadas. Es considerado el campo corto más fino que ha pasado
por la MLB, participó en 3 ASG y ganó 11 guantes de oro. Posiblemente sea
nuestro próximo Hall of Fame.
Johan Santana, nacido en 1979 vino a romper esa
continuidad de estrellas del short stop (campo corto) ya que fue un excelente
lanzador zurdo que ganó dos veces el premio Cy Young, participó en 4 ASG y
logró su gran hazaña en algo muy poco común: ganar la triple corona del
“pitcheo” el año 2006, quedando además 3 veces líder en efectividad y 3 veces
líder en “ponches”. Finalmente, en 2012, lanzó el primer no hit no run de la
franquicia de los Mets de Nueva York en 51 años. En mi opinión, es otro
candidato al Hall of Fame.
Luego es necesario destacar a José Miguel Cabrera,
nacido en 1983, quien se ha destacado en la MLB como un excepcional bateador que
le ha permitido ser 2 veces MVP (jugador más valioso), 4 veces campeón de
bateo, 2 veces líder jonronero y 2 veces líder en carreras empujadas, ser
galardonado 7 veces con el Silver Slugger Award y 2 veces con el Hank Aaron
Award, todo en la Liga Americana. Ha asistido a 11 ASG y con 20 años de edad
ganó la Serie Mundial del año 2003. Además de su prolongada consistencia en sus
años de grandes ligas, su gran hazaña se puede considerar la obtención de la
triple corona de bateo el año 2012, lo que no ocurría desde 45 años antes. Por
supuesto, con esas credenciales, debería ser un seguro Hall of Fame.
Ahora llega José Altuve. Este diminuto pelotero nació
el año 1990, es decir, apenas tiene 27 años de edad. Debutó en las grandes
ligas en 2011 y no ha parado de batear desde las ligas menores hasta la MLB,
participando en 5 ASG y ganando la Serie Mundial de este año, fue el MVP de la
Liga Americana y de la postemporada y ganó por primera vez el Hank Aaron Award,
el Babe Ruth Award y el Lou Gehrig Award de la Liga Americana este mismo 2017.
Ha ganado un guante de oro, 4 Silver Slugger Award, 3 campeonatos de bateo y ha
sido dos veces líder de bases robadas en la Liga Americana. Su consistencia y
versatilidad son impresionantes si apreciamos que ha bateado más de 300 puntos
de promedio, ha conectado al menos 200 imparables y ha robado 30 o más bases
durante cuatro temporadas consecutivas. Su dedicación a los entrenamientos y su
concentración en el juego diario, presagian records ilimitados para este
extraordinario pelotero. No se sabe hasta dónde puede llegar.
Sin embargo, el inicio de Altuve no fue fácil, ya que
después de participar en una primera convocatoria de los Astros de Houston en
su granja en Venezuela para evaluar los prospectos, prácticamente fue
despachado porque su baja estatura lo descalificaba para jugar en la MLB. Pero
la insistencia del joven en seguir participando en las actividades de
evaluación logró que lo contrataran por un escuálido bono de US$ 15.000,00 y
posteriormente lo enviaran a los equipos de ligas menores de los Astros. Por
supuesto, ya sabemos la historia de su descomunal bateo en las menores y
rápidamente se instaló en las mayores para llenarse de temporadas exitosas. La
baja estatura de Altuve fue el mismo argumento que esgrimió el Gerente General
de los Indios de Cleveland con Aparicio. Esperemos que el Pequeño Altuve
continúe con ese maravilloso desempeño como pelotero, para que al igual que el
Pequeño Luis, en su oportunidad, logre el ingreso al Hall of Fame del béisbol
de las Grandes Ligas.
Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Noviembre de 2017
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