LA
LEJANÍA, LA PLUMA Y ECUADOR
Pedro
Raúl Solórzano Peraza
Febrero
de 2017
En
los pocos años que han transcurrido del siglo XXI, Venezuela ha estado viviendo,
en lo relativo a las migraciones, una situación contraria a lo ocurrido durante
la segunda mitad del siglo pasado. Nuestro país desde los años treinta y cuarenta fue receptor
de migrantes, particularmente europeos, que huían de las consecuencias de las
guerras; luego, de ciudadanos del sur de nuestro continente y de la región del
Caribe, impulsados éstos por problemas de índole político o por limitaciones
económicas en sus respectivos países. La mayoría de esas personas vino a llenar
un vacío que existía en nuestra sociedad al ocupar sitios importantes en la
educación media y superior, así como en otras profesiones y en el desarrollo de
muchos oficios fundamentales en la cotidianidad del país. Esto cambió
drásticamente desde comienzos del nuevo milenio, y hoy, cientos de miles de
venezolanos, son como esas aves migratorias que viajan buscando en otros
lugares lejanos los recursos que necesitan para vivir, son como sombras
trashumantes que se dirigen a cualquier parte del planeta para mejorar sus
condiciones de vida que le son negadas en su propia patria.
Entonces
hoy, cientos de miles de venezolanos estamos fuera del país en contra de
nuestra voluntad, pero colaborando desde lejos para que nuestro pueblo se
mantenga luchando en esta nueva gesta emancipadora. Por ejemplo, hace pocos días,
el sábado 18 de febrero, fecha insignia de la protesta popular contra el cruel
régimen que nos gobierna, vimos como en muchos países del mundo, los
venezolanos sometidos a tan triste y algunas veces tan complicado exilio, manifestaron
su desacuerdo con el gobierno actual, especialmente por la existencia de
numerosos presos y exiliados políticos.
En
el país, por supuesto, esas manifestaciones fueron numerosas y en algunos casos
podemos considerarlas multitudinarias. Sirvieron, además, para estrenar la
nueva concepción de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), nueva tanto en su
estructura como en sus planes de acción pero siempre con una sola meta:
terminar con este sistema de gobierno destructivo y comenzar la recuperación de
Venezuela.
Algunos
exiliados o expatriados no disponemos de las condiciones espaciales adecuadas
para manifestar, sin embargo, nos queda el recurso de la palabra escrita, cuya
importancia es realzada por la frase: “the pen is mightier than the sword” (la
pluma es más poderosa que la espada), acuñada por el insigne escritor inglés
del siglo XIX, Edward Bulwer-Lytton. De tal manera que con esta pluma moderna
que es mi PC, quiero pedir a mis conterráneos apoyo para la MUD por encima de
tantos desacuerdos, colaboración para que sus movimientos y decisiones, hoy
derivados de la participación de una gran amplitud de participantes, puedan
terminar con resultados favorables para el logro de la gran meta final. Parece
que se está masificando la desobediencia pacífica, parece que el apoyo internacional
está surtiendo efecto, parece que en las Fuerzas Armadas comienzan a
manifestarse escisiones de vieja data. Por todo eso y mucho más que está
ocurriendo en nuestro país y el mundo, hoy debemos permanecer más unidos que
nunca.
Mucho
se escribe sobre esta necesaria unidad de la oposición venezolana, pero también,
algunos partidarios del gobierno y peor aún, algunos de las filas de la oposición,
escriben con argumentos intrigantes que atentan contra esa unidad. Creo que la
experiencia ecuatoriana de las elecciones presidenciales del domingo pasado,
debe alertarnos sobre la importancia de permanecer unidos con una sola meta. En
Ecuador, donde hay un gobierno de tendencia autoritaria, lo cual se manifiesta
por ejemplo en la limitación absoluta de la libertad de expresión, tenían este
domingo la oportunidad de lograr ese anhelado cambio de régimen por la vía
pacífica del voto. Sin embargo, la atomización de las fuerzas opositoras ha permitido
que aún no se sepa quién será el vencedor y no se tenga certeza de si van o no
a una segunda vuelta electoral; ha permitido que las autoridades electorales de
ese país anuncien que hasta tres o más días después de las elecciones no se
darán resultados oficiales, a pesar que ya el escrutinio debería estar terminado
y totalizado. Todo eso comienza a fomentar pensamientos de fraude. En fin, por
la falta de unidad de la oposición, se ha perdido la oportunidad de derrotar
pacíficamente y fácilmente el autoritarismo encabezado por el actual presidente
Rafael Correa.
Todos
los venezolanos que queremos cambio, radicados en el país o fuera de él,
debemos mantener nuestras actividades de lucha con la esperanza del triunfo, ya
que la permanencia en el tiempo de estas manifestaciones continuará tambaleando
los débiles cimientos del régimen. A los exiliados en particular, que la
lejanía siga inspirándonos y motivándonos para contribuir con nuestra cuota de
participación en la victoria decisiva.
Pedro
Raúl Solórzano Peraza.
Febrero
de 2017.
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