RECUPERACIÓN DE LA AGRICULTURA
VENEZOLANA POST SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
Pedro Raúl Solórzano Peraza
II.-LOS RECURSOS SUELO Y AGUA (Resumen del original)
Dos de los recursos
naturales renovables de mayor importancia en la agricultura son,
indudablemente, el suelo que es asiento para el crecimiento y desarrollo de las
plantas y el agua que es el componente principal de los vegetales.
El suelo es un cuerpo
natural y por lo tanto, de una gran variabilidad espacial, es por eso que en
pocos metros de distancia sobre un terreno pueden existir suelos de muy
diferentes características. Esto quiere decir que existen suelos muy diferentes
entre sí, cada uno de los cuales tiene especiales condiciones para determinado
uso, por lo que para utilizarlos lo mejor posible deben ser estudiados y
clasificados.
Muchas personas,
especialmente los políticos, algunas veces dicen que en Venezuela tenemos
millones de hectáreas para la agricultura porque creen que por poseer un vasto
territorio ocupado por solo treinta millones de personas, es suficiente la
superficie que corresponde per cápita para que se pueda producir excesos de
alimentos. Pero el suelo va mucho más allá de lo que vemos sobre la superficie
terrestre
Para ejemplo de lo
anterior, tomemos la información de Comerma, J. y R. Paredes. 1978. Principales limitaciones y
potencial agrícola de las tierras en Venezuela. Agron. Trop. 28:71-85, quienes
señalan que solo un 2% del territorio nacional puede ser considerado sin
limitantes para la producción agrícola. Quiere decir que de 91,2 millones de
hectáreas que aproximadamente tiene el país, solamente un poco más de 1,8
millones de hectáreas se pueden utilizar en agricultura sin ninguna limitación.
Sin embargo, buena parte de esa superficie ha sido inutilizada al ser ocupada
por desarrollos viales, urbanísticos e industriales; y otra parte se ha
degradado por erosión, salinidad, alcalinidad, compactación, acidez y otros
factores, como consecuencia de un mal uso de esos suelos. Por lo tanto,
actualmente disponemos de mucho menos que esas 1,8 millones de hectáreas.
Los mismos autores
hicieron una prospección del uso de la tierra, y aplicando tecnologías ya
probadas por investigadores y productores avanzados en 1978, la situación es
que dispondríamos de 4% de áreas con amplia gama de uso agrícola, 14% con una
limitada gama, 30% para uso ganadero, 41% para bosques, recreación y reservas
hidráulicas y 11% que posee una asociación de áreas con limitada gama de uso
agrícola y zonas limitadas a bosques y recreación.
Es decir, tendríamos
3,6 millones de hectáreas con amplia gama de uso agrícola y 14% para uso con
cultivos específicos, como por ejemplo los suelos con mal drenaje, anegadizos,
para producir arroz y algunas forrajeras, y suelos de elevadas pendientes para
producir café, pero siempre aplicando prácticas agronómicas específicas para
evitar el deterioro de esos suelos.
Como corolario a lo
anterior es obvio que se deben aplicar una serie de conocimientos científicos y
tecnológicos para manejar los suelos, para recuperar aquellos que tienen
algunas limitaciones para su uso agrícola y para conservarlos en el tiempo, ya
que se pueden deteriorar con facilidad. Quiere decir que los suelos deben ser
estudiados, para conocerlos y poder utilizarlos
adecuadamente.
Durante la primera
mitad el siglo XX, en Venezuela se realizaron algunos estudios de suelos, sin
embargo, a partir de la década de 1960 y quizás hasta los años ochenta, estos
estudios se intensificaron tratando de cubrir la mayor parte del territorio
nacional. Posteriormente, poco a poco fue disminuyendo la intensidad de estos
estudios, hasta llegar el momento actual cuando prácticamente no se han
continuado. Paralelo a esto, toda esa información generada por años no ha
estado a buen resguardo y se han perdido algunos estudios total o parcialmente,
especialmente lo correspondiente a los mapas que complementan los estudios de
suelos.
En relación al agua,
no se han realizado más obras para su almacenamiento, control de cauces,
utilización en riego, generación de electricidad, saneamiento de cuerpos de
agua; por el contrario, se han realizado muchas actividades destructivas de
algunas cuencas hidrográficas importantes, para lo cual basta con señalar lo
que ocurre en amplios sectores de Guayana, región que recoge nuestra mayor
riqueza hidrológica, donde se permite la
devastadora minería ilegal sin ningún control oficial y se destruyen las
márgenes de los grandes ríos, sus nacimientos, se contamina el agua, en fin, se
está destruyendo este importante recurso natural.
Sumado a la
destrucción de la gran cuenca hidrográfica guayanesa como un todo, que pudiera
afectar en el mediano plazo el suministro de agua de calidad a las industrias
de hierro y aluminio tan importantes de la región, a los desarrollos urbanos
que tanto han crecido en los últimos cincuenta años y a la agricultura; se
puede destruir y casualmente en este año 2016 lo estamos viendo, la generación
de la electricidad que ilumina a la mayor parte del territorio nacional.
Además de la necesidad
de estudiar suelos y agua, se requiere disponer de información de algunas
variables meteorológicas. Los registros de clima en Venezuela han disminuido
enormemente, parte de las estaciones meteorológicas están abandonadas y no se
generan suficientes datos de apoyo a la planificación del uso de los recursos
suelo y agua. Los planes de ordenamiento del territorio no se han continuado y
cuando existen, es frecuente que no se tomen en consideración al momento de
decidir el uso de los recursos naturales.
Otro aspecto
lamentable, ligado al uso de los recursos naturales, ha sido eliminar el
ministerio que debe manejar todo lo relacionado con dichos recursos y
convertirlo en una oficina dentro de otro ente del Poder Ejecutivo, demostrando
la poca importancia que este régimen dedica
al uso y conservación de suelos,
agua, flora y fauna. Paradójicamente, se ha creado un Ministerio de Agricultura
Urbana, lo cual no pasa de ser otra burla en la organización del Poder
Ejecutivo, ya que ésa si es una materia que no debería ir más allá de una
oficina dentro del Ministerio de Agricultura y Tierras.
ALGUNAS SOLUCIONES
Un punto de partida
para una agricultura exitosa, en cualquier parte y circunstancia, es conocer
cabalmente los recursos naturales renovables suelos y agua, y disponer de una
información meteorológica confiable, para darle el mejor uso posible a esos
recursos. Esto conllevaría a rendimientos elevados de los cultivos y a que a
pesar de utilizar los suelos y el agua en agricultura, se conserven en buenas
condiciones en el tiempo infinito y puedan rendir frutos a generación tras
generación.
Hay un arduo trabajo
con los estudios de suelos:
Recuperar los estudios realizados cuyos informes no se
encuentren en las oficinas públicas y que pudieran estar en manos de
particulares (personas naturales y jurídicas).
Al recuperarlos
reproducir textos y mapas de suelos, disponerlos en las oficinas
gubernamentales correspondientes y controlar su consulta por parte de los
usuarios interesados.
Los estudios
recuperados se reunen con los que existen en las organizaciones oficiales
autorizadas, se hace inventario y se decide por los estudios faltantes para
programar continuarlos hasta tener un mapa de suelos de todo el país, con el
grado de detalle que amerite cada región en particular.
Con el recurso agua es
fundamental establecer manejos adecuados de las cuencas hidrográficas del país,
destacando obras y prácticas necesarias para su protección y su recuperación.
Emprender programas de
descontaminación de cuerpos de agua que posteriormente puedan ser utilizados no
solo en agricultura, si no con fines recreativos, urbanos e industriales.
Retomar las mediciones
de los cauces de ríos de cierta magnitud, que ayuden en programas de almacenamiento
o derivación de esos ríos según sus caudales máximos para preparar programas
tendientes a evitar posibles desastres naturales causados por el agua, o según
su caudal de estiaje para su posible uso en riego.
En lo que respecta a
la información climatológica, es preciso recuperar las estaciones
meteorológicas existentes en el país, construir las que sean necesarias,
utilizar todos los recursos incluyendo los satelitales, hasta disponer de una
información completa, actualizada, permanente y confiable.
Conocer suelos,
recursos hídricos y clima de las regiones potencialmente agrícolas del país, es
fundamental para el éxito de cualquier programa agrícola que se quiera
adelantar, ya que permite establecer los sistemas suelo-planta-clima-manejo más
adecuados a cada espacio en cada región agrícola.
Es fundamental
disponer nuevamente de un ministerio que se encargue del estudio y
planificación del uso de los suelos, del agua y demás recursos, que dicte las
políticas necesarias para el mejor conocimiento, utilización, recuperación y
conservación de los recursos naturales renovables en todo el territorio
nacional.
pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com
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