El concepto
de agricultura conservacionista puede ser muy amplio e incluir múltiples
modalidades de prácticas aplicadas a la producción agrícola. Dos de estas
prácticas son conocidas por la gran mayoría de los agricultores: la primera, la
siembra con cero labranza, mínima labranza, labranza reducida o siembra directa,
que es el término con el cual han popularizado esta manera de sembrar, con una
mínima o ninguna alteración del suelo; y la segunda, la rotación de cultivos,
que considera la siembra alternada de especies con diferentes hábitos de
crecimiento y diversos requerimientos, para lograr campos más sanos, mejor
reciclaje de nutrientes y en fin, una mejor exploración del suelo por parte de
las raíces de las plantas.
La cero
labranza del suelo o siembra directa, ha tomado mucho auge por una serie de
razones, siendo la más importante, en mi opinión, el gran ahorro que se obtiene
en mecanización, y hoy en día es común ver en las diferentes regiones agrícolas
del país que muchos terrenos se siembran de esta manera. Sin embargo, la
rotación de cultivos ha sido difícil de popularizar en el ambiente agrícola
venezolano, y una de las razones más importantes ha sido la falta de un cultivo
que permita los beneficios de la rotación, pero que al mismo tiempo sea un
cultivo rentable.
Combinando
la cero labranza del suelo y un acertado plan de rotación de cultivos con otras
prácticas conservacionistas como siembras en hileras perpendiculares a las
pendientes, siembra de cultivos de cobertura, cultivos asociados, construcción
de drenajes, etc., se logran grandes beneficios como los siguientes:
-Incremento
de la infiltración, con lo cual se eleva el porcentaje de agua aprovechable
para los cultivos, se disminuye la escorrentía protegiendo al suelo de riesgos
de erosión hídrica y de acumulación de excesos de agua en algunos lugares de
los campos.
-Protección
contra la erosión eólica, que puede ser muy acentuada en algunas regiones
agrícolas del país durante ciertas épocas del año.
-Protección
del suelo contra el impacto de las gotas de lluvia, las cuales al caer sobre el
suelo desnudo son capaces de dispersar las diferentes partículas de la fase
sólida promoviendo el sellado superficial. Eso a la vez, conduce a disminución
de la infiltración, mal aprovechamiento del agua de lluvias, e incremento de la
escorrentía o del encharcamiento dependiendo de las pendientes del terreno.
-Se mejora
el ambiente y los recursos para la parte viva del suelo, que son consecuencia
de un incremento progresivo del contenido de materia orgánica, tan importante
por sus beneficios sobre la estabilidad de la estructura, porosidad, relaciones
agua-aire, retención de humedad, quelatación y protección de nutrientes, entre
otros.
-Al sembrar
cultivos con diferentes hábitos de crecimiento y variados requerimientos
nutritivos, se evita el drástico empobrecimiento del suelo; se disminuye
progresivamente la presión de determinadas malezas, porque cada cultivo en una
rotación va a tolerar diferentes tipos de control químico, que a la larga va a
disminuir la cantidad de herbicidas aplicados; se disminuyen los controles
químicos de insectos plaga y de algunas enfermedades, ya que al sembrar en
forma alterna especies diferentes, se van rompiendo los ciclos biológicos de
insectos y patógenos.
-En
relación a la fertilización de los cultivos, hay dos aspectos fundamentales.
Uno, referido a la disminución en la aplicación de fertilizantes nitrogenados
cuando en una rotación se incluye una especie leguminosa, que va a incrementar
los niveles de este nutriente en el suelo y puede ser utilizado por el cultivo
sucesivo. El otro aspecto se refiere a que al alternar especies con diferentes
hábitos de crecimiento radical, se exploran diferentes secciones del perfil del
suelo y los nutrientes que se van acumulando en los tejidos, al morir e
incorporarse a la materia orgánica del suelo, representan un reciclaje de
nutrientes de todo el perfil que se van acumulando en la capa arable y las
necesidades de fertilizantes se hacen menores para cubrir los requerimientos de
los cultivos.
-Las
especies de plantas que se incluyen en un programa de rotación de cultivos, van
a excretar diferentes tipos de metabolitos a través de sus raíces, creando
ambientes muy particulares a nivel de la rizósfera, lo que diversifica las
poblaciones de microorganismos benéficos y promueve la disolución y
aprovechamiento de una variada gama de nutrientes.
En
Venezuela, en la actualidad, con el nuevo impulso que tiene la soya por parte
de los agricultores, se va a poder contar con un excelente cultivo para
programas de rotación con cereales, ya que necesitamos sembrar más de 500.000
hectáreas para acercarnos a cubrir nuestros requerimientos actuales de este
grano. La soya es una leguminosa, con la cual además, se ha desarrollado una
amplia investigación que ha permitido que sea uno de los cultivos con mayor
capacidad de fijación de nitrógeno atmosférico, y se ha comprobado el efecto
favorable de este nitrógeno acumulado en el suelo sobre los rendimientos de
sucesivos cultivos de cereales. Con la rotación de cultivos, además, se ofrece
mayor diversidad de alimentos a la población.
Sin fertilizantes es imposible producir la cantidad de
alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.
En Amazon
está a la venta el libro del autor: “Fertilidad de suelos y su manejo en la
agricultura venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar la práctica de
fertilización de los cultivos, con miras a una mayor productividad y a un mejor
trato a los suelos y al ambiente en general,
https:/www.amazon.com/dp/1973818078/
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Abril de 2018
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