Existe una
profunda preocupación mundial por la necesidad de proteger el ambiente y
recuperarlo cuando sea posible, para asegurar una vida sana a las generaciones
futuras, para asegurar la supervivencia en el planeta. Una de las actividades
más cuestionadas por su supuesto impacto ambiental negativo, es la agricultura
convencional.
A esta
agricultura tradicional, convencional o química como es denominada por algunas
personas, heredada en algunas de sus prácticas desde hace más de cientos de
años, se le cuestiona, entre otros aspectos, porque para esas personas es una
actividad de altos costos energéticos, favorece la erosión del suelo, puede ser
contaminante de fuentes de agua, ocurrir pérdida gradual de la productividad y
ofrecer altos riesgos para la salud humana y la vida silvestre. Por supuesto,
si se aplican las prácticas agrícolas racionalmente, esta agricultura
convencional es amigable con el ambiente, su impacto negativo es mínimo y
recuperable en periodos de tiempo relativamente cortos, y además, es una
actividad indispensable para la alimentación de la humanidad.
En
contraposición se promueve una agricultura alternativa, la cual está enfrentada
con la química y otras tecnologías aplicadas en la agricultura convencional,
incluyendo el uso de fertilizantes químicos sintéticos, herbicidas e
insecticidas. Hoy en día, esta agricultura alternativa, orgánica o ecológica y
vinculada a la Agricultura Regenerativa, es una opción controvertida porque su
conceptuación permite que se manifiesten diversas opiniones, algunas veces
armonizadas entre sí, pero otras veces contrapuestas. Hay quienes la defienden
a ultranza, condenando a la agricultura convencional a desaparecer, pero no
toman en cuenta que esa agricultura orgánica o ecológica no es capaz de
satisfacer nuestras necesidades de alimentos, y menos aún, si se considera que
cada día se incrementa, a una tasa increíblemente alta, el número de habitantes
del mundo.
Por esas
razones, una agricultura alternativa a la convencional tiene que tomar en
cuenta la conservación y el mejoramiento del ambiente, la recuperación de los
suelos degradados, pero además, debe ser rentable y capaz de alcanzar elevados niveles de
productividad.
El suelo es
un componente importantísimo del ambiente en el cual se desarrollan los
cultivos, muchos de esos suelos se han empobrecido por un uso inadecuado, y
además, la necesidad derivada del incremento demográfico mundial ha llevado a
incorporar a la producción agrícola suelos que en términos generales se
denominan “marginales”, la mayoría de ellos muy pobres en su equilibrio de
elementos nutritivos esenciales para las plantas. La fertilidad de estos suelos
puede mejorarse a largo plazo, pero para lograrlo, y para que en el corto y
mediano plazo se pueda obtener en ellos una producción agrícola rentable y de
rendimientos aceptables, se requiere el concurso de los fertilizantes químicos
sintéticos.
Gabe Brown,
agricultor de Dakota del Norte en USA, pionero en la aplicación de la
Agricultura Regenerativa, estableció cinco principios para la salud del suelo
que es la base para este tipo de agricultura. Esos principios son:
1.-No
labranza o mínima labranza
2.-Mantener
el terreno cubierto
3.-Diversidad
de especies de plantas y animales
4.-Dejar
raíces vivas en el suelo tanto como sea posible
5.-Integración
de animales en la producción agrícola
Todos esos
principios se han estado aplicando por nuestros agricultores, cada uno en los
sistemas suelo-planta-clima que lo permitan. Es el caso de la labranza cero o
reducida, que mantiene el terreno cubierto y protegido contra la erosión. Esto
es un ejemplo de la combinación de la agricultura convencional por el uso
indispensable de herbicidas, con los principios de la agricultura regenerativa.
Uno de los
grandes beneficios que ha encontrado Gabe Brown como resultado de la
Agricultura Regenerativa ha sido un considerable aumento del contenido de
materia orgánica de los suelos, incrementándose a más de 7%, con todas sus
ventajas en cuanto a suministro de nutrientes y mejoramiento de las condiciones
físicas y biológicas. Se debe tomar en cuenta que en nuestras condiciones
tropicales es muy difícil logar incrementos significativos de la materia
orgánica en suelos dedicados a la actividad agrícola. Este caso nos demuestra
que es fundamental aplicar los principios y los resultados de la agricultura
regenerativa, pero considerando la gran diferencia que puede llegar a existir
en los sistemas suelo-planta clima del trópico, en comparación con los sistemas
de zonas templadas donde hay un clima de cuatro estaciones cada año.
A pesar de
los esfuerzos dedicados al desarrollo de lo que se ha denominado bio
fertilizantes o fertilizantes orgánicos, y al mejoramiento de la fertilización
biológica, una agricultura alternativa sustentable pero que al mismo tiempo sea
capaz de sustentar a la población mundial, tiene que armonizar aspectos de la
agricultura regenerativa, orgánica o ecológica con aspectos de la agricultura
convencional, donde los fertilizantes químicos utilizados racionalmente juegan
un papel indispensable.
Pedro Raúl
Solórzano Peraza
Agosto 2023.
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