martes, 10 de noviembre de 2020

Una nota a los fertilizantes

 

Recientemente se escucha o se lee mucha información que critica severamente al uso de fertilizantes químicos. Debemos empezar por indicar que la fertilización, práctica agrícola basada en la aplicación de sustancias que enriquecen el suelo químicamente, físicamente y biológicamente, necesita utilizar muchas veces en forma complementaria, biofertilizantes, fertilizantes químicos y microorganismos eficientes en la fertilización biológica.

 

En algunas ocasiones se debe mejorar la vida del suelo, entonces son muy útiles los biofertilizantes y la amplia gama de microorganismos que favorecen la vida del suelo. Otras veces se requiere mejorar algunas propiedades físicas como estabilidad estructural, porosidad, retención de humedad, en cuyos casos son de gran utilidad los biofertilizantes. En otras oportunidades el suelo está muy empobrecido en algunos nutrientes esenciales, tenemos cultivos con altos requerimientos nutritivos para producir abundantes cosechas y grandes superficies para cultivar, entonces los fertilizantes químicos son, hasta ahora, insustituibles.

 

Un ejemplo típico de la importancia de complementar los recursos disponibles para la fertilización de cultivos, es el caso de las leguminosas con la “fertilización nitrogenada biológica” complementada con fertilizantes químicos. Consideremos el cultivo de soya, en el cual se aplica la diazotrofía inoculando las semillas con bacterias Bradyrhizobium japonicum, capaces de fijar todo el nitrógeno que estas plantas requieren. Pero la fertilización no termina allí porque es necesario cubrir los requerimientos de los demás nutrientes esenciales. Consideremos el caso del potasio con el cual la soya produce unos 20 kg de granos por kg de K2O acumulado, por lo que para producir 3.000 kg de granos/ha debe acumular alrededor de 150 kg de K2O/ha. Pocos suelos agrícolas están en capacidad de suministrar todo ese potasio durante un ciclo de unos 120 días. Supongamos que el suelo es pobre y solo puede suministrar 30 kg de K2O/ha, entonces los otros 120 kg se pueden aplicar con 200 kg de cloruro de potasio/ha. Si intentamos aplicar por ejemplo un estiércol de bovinos, que en las mejores condiciones puede contener 2,5% de K2O, se necesitarían 4.800 kg/ha. Supongamos que se sembrarán 100 ha, se debe aplicar 480 toneladas de estiércol de bovinos. Se necesitan unas 30 gandolas para transportar el producto a la finca y varios días para su aplicación en el campo.

 

Se aprecia claramente que la fertilización nitrogenada biológica sustituye solamente al fertilizante nitrogenado, pero el resto de nutrientes se debe aplicar utilizando los fertilizantes químicos disponibles en el mercado. Ambos recursos se complementan para lograr una sana nutrición del cultivo y esperar obtener altos y favorables  rendimientos. Tengamos siempre presente que “el suelo no es otro instrumento en la producción de cultivos como son los plaguicidas, fertilizantes o tractores. Por el contrario, el suelo es un medio complejo, viviente y frágil que tiene que ser protegido y alimentado para asegurar su estabilidad y productividad a largo plazo”. Generalmente su alimentación se logra aplicando fertilizantes químicos.

 

Afortunadamente, cada día se trabaja incansablemente en la búsqueda de mejoras en todas esas fuentes de nutrientes para los suelos. Se perfecciona la simbiosis leguminosas-rizobios, se estudian nuevos diazotrofos de vida libre, se identifican micorrizas específicas para determinadas especies de plantas cultivadas, se cuantifica el efecto de bacterias solubilizadoras de fosfatos; se evalúan nuevos sistemas de compostaje, se perfecciona la producción y uso de biochar y bocashi, se descubren vías para el procesamiento de estiércol y otras fuentes de materias primas para elaborar biofertilizantes; se producen nuevas formulaciones de fertilizantes químicos, se llevan al mercado fertilizantes con liberación controlada de nutrientes y con inhibidores de la nitrificación; en fin, se trabaja arduamente para disponer de sustancias enriquecedoras de los suelos procurando el menor daño posible al ambiente en general. Todas estas opciones han evolucionado con el tiempo, y se originaron más o menos de la siguiente manera:

 

-El hombre se dio cuenta que las plantas que crecían donde se acumulaba el estiércol, eran más verdes y más grandes, y sus frutos eran más jugosos y más abundantes………..y comenzó la historia de los abonos orgánicos.

 

-El hombre se dio cuenta también, que cuando los huesos se molían y se trataban con ácido, y luego se aplicaban al suelo donde crecían las plantas, éstas eran más verdes y más grandes, y sus frutos más jugosos y más abundantes………..y comenzó la historia de los abonos fosfatados químicos.

 

-El hombre descubrió que el nitrógeno es el principal componente del aire que respiramos, que en la naturaleza existen microbios que fijan ese nitrógeno del aire al suelo para que lo utilicen las plantas. Y el hombre fue capaz de imitar a esos microbios y logró fijar el nitrógeno atmosférico, y sintetizó el amoníaco, gas maravilloso precursor de todos los fertilizantes nitrogenados y de otros compuestos…..……y comenzó la historia de los abonos nitrogenados químicos.

 

-Y se pudieron suceder revoluciones verdes, y se pudo intentar alimentar al mundo.

 

Para alimentar los suelos, y por consiguiente, para lograr suelos sanos y cosechas abundantes, se debe promover y utilizar todos los recursos posibles de una manera racional.

2 comentarios:

  1. Ing.SOLORZANO, muy actualizados sus comentarios sobre los fertilizantes quimicos, biofertilizantes y biologicos aplicados al suelo, pero nos extraña que obvie la importancia de las aplicaciones foliares de los fertilizantes solubles quelatados, para complementar la nutricion vegetal y solventar deficiencias de algunos minerales y nutrientes, tal es el caso de los METALOSATES que son quelatos de aminoscidos y los NANOFERTILIZANTES, como el NANOSIL que ha sido desarrollado en los laboratorios de la UCV y que ha demostrado su eficacia en cultivos de LEGUMINOSAS (Soya) en la zona agricola de TUREN

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  2. Ing. SOLORZANO, muy actualizados sus comentarios sobre el uso de fertilizantes quimicos, biologicos y biofertilizantes aplicados al suelo, pero nos extraña que obvie la importancia de los fertlizantes foliares para complementar alguna deficiencia nutricional de la planta, como es el caso de los METALOSATES, que son quelatos de aminoacidos y los NANOFERTILIZANTES, como el NANOSIL, desarrollado en los laboratorios de la UCV y cuya eficacia ha sido demostrada en los cultivos de leguminosas (Soja) en la zona agricola de TUREN

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