Como ya es costumbre, una vez que ha avanzado la
temporada agrícola de secano 2020 en todo el territorio nacional, y las
siembras que se realicen de ahora en adelante serán muy tardías y con
expectativas de pobres rendimientos, el régimen venezolano aparece con
propuestas para salvar la agricultura.
El propio presidente de la república, mal asesorado
como siempre, relanza la “Gran Misión Agrovenezuela” prometiendo recuperación
de la producción de alimentos después de ocho años de fracaso. Porque esta
misión fue creada y lanzada por primera vez hace ocho años, y ya hemos visto
que durante este periodo de tiempo la producción agrícola nacional ha ido de
mal en peor año tras año.
Para el ansiado éxito de la Misión Agrovenezuela, se
le dará rango de ley constitucional y se crearán nuevos organismos para darle
forma a una política agroalimentaria funcional. Una idea de lo que ha sido esta
misión la podemos apreciar remontándonos al momento de su creación, cuando
proponía: “garantizar el derecho a la seguridad alimentaria por medio de apoyos
e incentivos al productor para el crecimiento de la producción agrícola”. Ocho
años después nos encontramos con que solamente 3% de las familias venezolanas
se encuentran en situación de seguridad alimentaria.
El régimen, en su tradicional léxico con el cual nos
tiene acostumbrados a palabras sorprendentes como potencia, palancas, motores y
otras, ahora aparece una nueva: vértices. Así, aspiran dar nueva vida a la Misión
Agrovenezuela porque definieron nueve “vértices” que funcionarían de manera
conjunta para darle forma a un plan de producción. A la sazón de estos
acontecimientos, el militar que ocupa el ministerio de agricultura, indicó que
dichos vértices darían forma a un sistema que incentivaría la producción
privada, el financiamiento de proyectos, la protección de los cultivos e
incluso el uso de criptomonedas como el petro.
Desde que obtuve esta información relativa a la Misión
Agrovenezuela, estoy tratando de conocer cuáles son esos nueve vértices que van
a salvar la agricultura venezolana y van a contribuir para alcanzar la
seguridad alimentaria. Pero, sorpresa, el 12 de este mes el propio presidente
habló de que ya van once vértices en lugar de nueve para salvar la producción
agrícola venezolana.
Pasan los días, las semanas, los meses, y nos damos
cuenta que este año quizás la producción ni siquiera va a alcanzar para cubrir
el 15% de nuestras necesidades alimenticias, a pesar del esfuerzo de un grupo
de productores, valientes, que se mantienen tratando de producir con los
escasos recursos disponibles. Cada año la superficie sembrada con los cultivos
más importantes, disminuye. Los rendimientos se afectan por la escasez de
insumos, sin fertilizantes y sin
protección contra los insectos plaga y las malezas tanto la productividad como
la calidad de los productos es menor. Ahora la crisis se agudiza por la falta
de gasolina y gasoil, imprescindibles para la marcha normal de los procesos
productivos. El relanzamiento de la Misión Agrovenezuela solo servirá para
distraer aun más al pueblo ante la incapacidad oficial, y continuará la escasez
de comida en las mesas de la población. La seguridad alimentaria seguirá siendo
una meta inalcanzable.
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto 2020.
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