Seguramente, en muchos países la actividad deportiva
estuvo rodeada de romanticismo, hasta que el profesionalismo de los atletas, su
consideración del deporte como una profesión y un medio de vida, eliminó esa
sensación de placer, de diversión de la actividad deportiva, por la
responsabilidad de tener que competir con el fin de generar dividendos para una
franquicia a la cual “pertenece”.
En el caso de Venezuela, he sido testigo del deporte
desde los años cincuenta del siglo pasado, ya que nací en el año 1943 y comencé
a interesarme por el deporte organizado en mi adolescencia. Desde muy pequeño
disfrutaba jugar “pelota” de goma en las calles de Maracay, ciudad a la cual
llegamos desde Lagunillas del Zulia en nuestro tránsito hacia el centro del
país. Allí viví hasta los 9 años de edad y luego nos mudamos a Caracas donde
seguí con mis juegos infantiles pero también jugando pelota de goma, y al
llegar a la adolescencia, a jugar caimaneras en la inmensidad de terrenos
pedregosos que había en la Urbanización Carlos Delgado Chalbaud (Coche).
A partir de 1958 realicé mis primeros pasos en el
baloncesto y este deporte me cautivó, dedicándole la mayor parte de mi tiempo a
las enseñanzas de Celestino Aellos en las estrategias de este deporte.
Participábamos, entre otros, en competencias Inter Liceistas, Inter Parques del
Consejo Venezolano del Niño, campeonatos distritales y atendiendo algunas
invitaciones de intercambio deportivo. Así fuimos madurando en el equipo Los
Cedros, categoría juvenil, con Freddy Guerra, Luis Herrera, Ricardo Sanguino,
Marcos Mata, Pedro García y otros, marcando una época en Caracas al ganar
prácticamente todos los campeonatos en los que logramos participar.
En 1960, me fui de nuevo a Maracay a estudiar en la
Facultad de Agronomía de la UCV, y por supuesto, comencé a participar en los
Juegos Inter Facultades en baloncesto y volibol. Pero lo mejor fue que pasé a
integrar el equipo de la Universidad Central que participaba en los campeonatos
estadales de baloncesto, haciendo equipo con Pedro “Camagüey” Espinosa, Rafael
“Puro Estilo” Romero, Rodolfo Ramirez, Anibal Pino, Alí Vals y otros. Allí
enfrentamos las otras divisas tradicionales de Aragua que eran Escuela de
Aviación Militar, Fuerza Aérea de Venezuela y Real Calicanto. Entre los adversarios
recuerdo a Carlos Herrera y por supuesto a Clifford Fenton Johnson, alias
“Mauricio”. Por aquella época, finales de los cincuenta y comienzo de los
sesenta, Aragua fue el equipo más ganador en los torneos nacionales con cinco
triunfos, y con una gran rivalidad con el equipo del estado Carabobo, que
contaba entre sus filas a grandes de este deporte como Arcadio Silva, Gustavo
López y más adelante Tulio Sánchez y otros. ¡¡Cómo disfrutábamos aquellos
encuentros en la Maestranza César Girón, con plaza llena y la disputa acalorada
entre las barras de Aragua y Carabobo!!.
Los integrantes de la selección aragüeña de baloncesto
eran unos héroes regionales, y hasta cierto punto nacionales, cuando muchos de
ellos pasaban a formar parte de la selección nacional para competencias
internacionales. Especialmente Camagüey, Puro Estilo y Mauricio Johnson, con el
tiempo se convirtieron en íconos de la Ciudad Jardín, Maracay. Hoy, estos tres
deportistas y otros integrantes de aquel equipo de la era romántica del deporte
en Venezuela, se han marchado a otra dimensión, pero nos han dejado cientos de
recuerdos y un ejemplo de una vida donde compartieron los sudores en las
canchas con los estudios en las aulas universitarias o en otras actividades
profesionales, dedicada además en algunos casos, a la enseñanza deportiva y a
la dirección técnica en equipos que hoy compiten en la Liga de Basquetbol
Profesional.
A comienzos de la década de los setenta inicia
actividades la Liga Especial de Baloncesto, con visos de profesionalismo, y con
la incorporación de jugadores extranjeros. Esta liga, ha sido muy importante
para el crecimiento del nivel de juego en el baloncesto nacional, ha permitido
que muchos jóvenes venezolanos lo hayan tomado como su profesión para satisfacer
sus necesidades económicas y ha permitido, que en ocasiones, nuestra selección
nacional haya llegado a obtener triunfos insospechados, hasta competir en
Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales.
Sin embargo, esta liga que agrupa a los equipos
profesionales de baloncesto, las irregularidades de los Juegos Nacionales de
Mayores y Juveniles, de los Juegos Inter Liceistas, de los Juegos Inter
Facultades, de los Juegos Nacionales Universitarios y de otros niveles de
competencia que se han eliminado con el tiempo, han contribuido al fin del
romanticismo deportivo del siglo XX.
Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Enero de 2019.
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