sábado, 16 de junio de 2018

La ruta de la soya, Asoportuguesa y otros protagonistas.



En medio de la terrible crisis que vive la agricultura venezolana es impresionante la valentía de nuestros agricultores, quienes sin apoyo oficial y sin divisas, luchan diariamente por sembrar los granos que puedan alimentar a la población. Maiz y arroz son dos de los principales cultivos, populares a lo largo y ancho del país, que han tenido tantos obstáculos en los años recientes que el área sembrada ha disminuido a niveles alarmantemente bajos. Por una serie de razones, circunstanciales algunas de ellas, los agricultores han puesto la vista en el cultivo de la soya como una opción para mantenerse en el negocio agrícola.

Hay reportes que señalan que desde los años cuarenta del siglo XX la soya fue objeto de trabajos de investigación en Venezuela. Luego, en los años sesenta por medio de la empresa Protinal, C.A. se intensificaron evaluaciones de cultivares de todo el mundo y se realizaron siembras comerciales de soya en algunos lugares con resultados bastante satisfactorios. A partir de la década de los años setenta se ampliaron programas de investigación, de evaluación de variedades, de producción de cultivares por medio de programas de mejoramiento genético, producción de inoculantes, evaluaciones agronómicas en general para desarrollar tecnologías de producción específicas para nuestras regiones agrícolas y nuestros productores. En esta etapa tuvieron participación activa Protinal, C.A., Fusagri y Fundación Polar, así como universidades y FONAIAP que siempre mantuvieron programas con este cultivo. Posteriormente, a comienzos de este siglo, se incorpora Agroisleña, C.A a intentar promover e incrementar las áreas sembradas con soya en el país, incorporando varias asociaciones de productores, pero con la intervención a esta empresa en el 2010 se acabaron estos programas.

A pesar de haberse realizado tantos intentos para que la soya se convierta en un cultivo importante en el país, muchos se preguntarán: ¿Por qué no se ha tenido éxito? En mi opinión, que he transitado la ruta de la soya por más de cincuenta años, hay dos razones fundamentales. La primera, las políticas agrícolas en un país que ha vivido por casi un siglo a expensas de la renta petrolera, han sido fatales, no solo para la soya si no para la agricultura en general. En estos años, quizás los veinte del período 1970 – 1990, ocurrieron períodos relativamente cortos de tiempo en los que se vio florecer algunos rubros agrícolas, pero han sido tiempos pasajeros que  terminaron de ser destruidos en los recientes veinte años. La otra razón que ha atentado contra el desarrollo de la soya en el país, ha sido que los agricultores no llegaron a interesarse masivamente en el cultivo, con la excepción del programa de Agroisleña, C.A que incorporó a ciertas asociaciones de productores organizados, pero desgraciadamente, la expoliación de esta empresa truncó estas buenas intenciones.

En la actualidad no podemos esperar nada bueno en cuanto a políticas agrícolas, pero existe el interés de los agricultores, ellos son los que están moviendo los hilos para el desarrollo del cultivo de la soya en Venezuela, por lo que es muy probable que ahora sí se tenga éxito en estas intenciones. Algunos productores han creado un movimiento bautizado como “La Ruta de la Soya” y asociaciones como Asoportuguesa y otras le están dedicando tiempo y esfuerzos al cultivo, lo cual presagia buenos resultados de este nuevo intento, de este renacer del cultivo de la soya en el país.

Nuestros productores han buscado el apoyo tecnológico de Brasil por medio de algunos asesores de ese país, lo cual es muy acertado si consideramos que Brasil, al igual que nosotros, comenzó a cultivar soya a niveles comerciales a finales de los años sesenta del siglo pasado, pero hoy en día es el primer productor y el primer exportador de soya del mundo, estimándose que sobrepasa una producción de 100 millones de toneladas de este maravilloso grano anualmente. A pesar de que empezamos casi al mismo tiempo, nosotros no hemos tenido éxito aun cuando hemos seguido más o menos los mismos pasos, a mucha menor escala, como por ejemplo:

-Generación de variedades para diversas regiones agroclimáticas y tolerancia a patógenos. Aquí intervinieron Protinal, C.A., convenio Fusagri-Fundación Polar, Fundación Danac, universidades nacionales especialmente UCLA, FONAIAP. Por supuesto, no hemos podido incursionar en la producción de cultivares genéticamente modificados por las prohibiciones legales existentes.
-Producción y uso de semillas de calidad. En el país han existido empresas excelentes en cuanto al procesamiento y cuidado de las semillas, incluyendo soya, que vienen desde los años sesenta con la empresa Proseca.
-Sistemas de manejo y conservación de suelos. A partir de los años setenta, en los llanos guariqueños, las sabanas orientales y los llanos occidentales (norte-verano) se establecieron exitosos planes de fertilización del cultivo, se implementaron programas de rotación de cultivos con resultados favorables y se evaluaron y fabricaron equipos para siembra con labranza reducida o cero labranza y se hicieron siembras demostrativas resaltando las bondades de esta práctica de agricultura conservacionista.
-Fijación biológica de nitrógeno. Se trabajó en esta área con gran dedicación en el IVIC, donde se instaló un laboratorio de rizobiología hasta producir, comercialmente, el inoculante Nitrobac de excelentes resultados en todo el país. Recuerdo que este inoculante era multiplicado y mantenido en turba, que en nuestro caso, era extraída en algún sector del Delta del Orinoco.
-Combate de malezas, manejo integrado de plagas, tratamientos fitosanitarios de semillas, fueron también logros de los programas de esa época.

A pesar de comenzar al mismo tiempo que Brasil y desarrollar tecnologías más o menos en las mismas áreas, hoy ellos son el gigante mundial en este cultivo y nosotros seguimos importando casi el 100% de la soya que consumimos. Por eso alabo que los técnicos brasileros estén apoyando esta nueva iniciativa, la cual, unida al interés de los agricultores, deben conducir a la palingenesia del cultivo de la soya en Venezuela. Tenemos que dejar de decir que la soya es el cultivo del futuro en Venezuela, ya que en lo personal creo que ha sido un cultivo de ayer, de hoy y de siempre.

Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.

En Amazon está a la venta el libro del autor: “Fertilidad de suelos y su manejo en la agricultura venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar la práctica de fertilización de los cultivos, con miras a una mayor productividad y a un mejor trato a los suelos y al ambiente en general, https:/www.amazon.com/dp/1973818078/


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Junio de 2018

www.pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com   


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