sábado, 19 de agosto de 2017

La inseguridad personal y la jurídica saturan el campo venezolano

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto de 2017

En una oportunidad mencioné nueve aspectos que afectan negativamente la producción agrícola venezolana, y el primero de esa lista fue la inseguridad personal y jurídica, aunque es un aspecto que va más allá de la vida campesina por ser un problema de alcance nacional, ya que en todas las instancias de la vida del ciudadano venezolano, existe un peligro permanente de inseguridad personal y de inseguridad jurídica. Es común, en las noticias diarias, recibir información de los delitos que se cometen contra las personas y sus bienes. Crímenes, secuestros, robos, expoliaciones de propiedades, son sucesos cotidianos en nuestras ciudades, pero también al campo venezolano ha llegado esta situación afectando profundamente la producción agrícola.

Las noticias actuales, hoy 19 de agosto de 2017, referentes a la agricultura nacional, están concentradas en dos situaciones muy específicas: ha continuado el proceso de expoliación de fincas como ejemplo de inseguridad jurídica, y los trabajadores del campo abandonan sus labores debido a la inseguridad personal. Estas noticias indican que se está promoviendo el abandono total del campo, ya que ni los propietarios ni el personal que labora en las unidades de producción pueden asistir a sus sitios de trabajo por temor a ser asaltados, perder sus bienes y hasta llegar a perder la vida.

Los problemas de inseguridad personal comienzan en las carreteras nacionales debido a las malas condiciones en que se encuentra la vialidad, y a la escasez de vigilancia y de equipos de apoyo vial. Luego los riesgos continúan en las unidades de producción, alimentados por la ausencia de los cuerpos de seguridad del Estado en las regiones agrícolas, o por su presencia timorata y hasta posiblemente cómplice con las bandas irregulares que hacen vida en las áreas campesinas de nuestro país. Estos riegos incluyen robo de maquinarias y equipos, robos de cultivos y de ganado, peligro de secuestros y asaltos, cobro de vacunas y otros. Lógicamente, esta exposición al secuestro y la extorsión causan descontrol en las fincas, las cuales en ocasiones son abandonadas por ser la mejor opción que encuentran los propietarios.

La inseguridad jurídica está expresada claramente por las expoliaciones de fincas tradicionalmente productivas, que ante la ignorancia y vandalismo de su manejo por parte de los asaltantes, porque esa es la mejor definición para ellos, son transformadas en terrenos abandonados, yermos, una vez que han consumido todo lo que allí existía comestible, como son los frutos de los cultivos o los rebaños de ganado. Esta inseguridad jurídica también ha invadido a la agroindustria que apoya a la agricultura, como son las empresas que producen y suministran insumos para los cultivos, otras que procesan alimentos para su preservación y poder ofrecerlos a los consumidores de manera continua a lo largo del año, otras procesadoras de materia prima para la industria de alimentos.

Para enfrentar los problemas de inseguridad personal se tiene que comenzar por mejorar la vialidad a nivel nacional, incrementar los servicios de vigilancia y apoyo vial, y desarrollar serios programas contra la delincuencia en todos los ámbitos del país. En el caso de las zonas agrícolas hay que incrementar la presencia del ejército y la Guardia Nacional, y crear algunos comandos específicos que se encarguen del verdadero resguardo de las fronteras. Iniciar acciones para el control de la infiltración de cualquier tipo de guerrillas y procurar eliminar los focos existentes, tanto de guerrillas importadas como de los grupos que se han estado organizando por nuestros propios conterráneos.

Los problemas de inseguridad jurídica, para su solución, requieren que los ciudadanos afectados tengan un interlocutor dentro del Poder Judicial, que sea capaz de atenderlos con honestidad, a quien puedan presentar sus denuncias y adelantar juicios, con la intención de recuperar sus propiedades si éstas no hubieran sido correctamente expropiadas o procurar el cobro de sus bienes confiscados. Por supuesto, esto no es posible con un régimen donde el Poder Judicial está subordinado al Poder Ejecutivo que es el que ordena y autoriza las expoliaciones.

Quiere decir, que la solución a los casos de inseguridad personal y jurídica que vive la población venezolana solamente será posible con un cambio de este régimen por un nuevo sistema de gobierno. Es evidente que el gobierno promueve las bandas de asaltantes por medio de los grupos paramilitares, armados por el propio gobierno, y denominados “colectivos”, los cuales han incrementado la inseguridad personal de los ciudadanos. Por otro lado, este régimen de corte comunista ha buscado, durante los últimos quince años, ser el dueño de todos los bienes y recursos del país. Bajo esa consideración, es imposible solucionar la inseguridad jurídica que amenaza permanentemente a la propiedad privada, se vive bajo una constante indefensión institucional.

Ejemplos de estas situaciones son la expoliación de Agroisleña, C.A., empresa líder en el suministro de insumos y servicios a los agricultores del país, cuyo lema era cierto: ”Todo para el agricultor”, y que al ser asaltada la convirtieron en Agropérdida y hemos visto las carencias que está sufriendo el campo venezolano y la vertiginosa caída de la producción agrícola. El otro ejemplo es el reciente asalto a la Hacienda El Gólgota, lleno de progreso y riquezas, que pronto será convertido en un verdadero Calvario por el manejo vandálico al que será sometido por las huestes destructoras del gobierno actual.

¡¡Cómo ha cambiado nuestro campo!! No tiene comparación la paz que se sentía al reposar en uno de estos fundos, especialmente de noche, escuchando los ruidos de la naturaleza. Estas haciendas se hicieron tan atractivas que llegaron a convertir al campo venezolano en un sitio excelente para vacacionar, motivando incluso la construcción de muchas posadas para que los viajeros, después de esas apacibles noches campestres despierten con el mugido de vacas que están siendo ordeñadas, o con el concierto matutino de innumerables aves que alegres saludan al nuevo día con sus cantos sonoros y variados, o con el murmullo del río corriendo aguas abajo. Ahora en esos lugares, gracias a la incuria y la maldad del gobierno, se siente es desasosiego, miedo, temor la llegada de las pandillas de asaltantes de los colectivos o del INTI.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto 2017



jueves, 17 de agosto de 2017

Hacienda El Gólgota, desde 1970 en adelante.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto 2017

El Gólgota encierra un maravilloso episodio bíblico, ya que representa la colina en las afueras de Jerusalén donde se indica que fue crucificado Jesús de Nazareth. En Venezuela, en medio del polvo levantado en tolvaneras por el tibio viento veranero, o en medio de los charcos que van dejando las lluvias de la estación desde mayo hasta septiembre u octubre, también tenemos nuestro propio Gólgota, cerca de la población de Chaguaramas en el estado Guárico. El nuestro, a diferencia de aquel Calvario árido, ha sido transformado con el trabajo creador de sus sucesivos propietarios en un lugar de actividad agrícola productiva, y con sus lagunas artificiales, sembradíos diversos y manadas de ganado bovino pastando en sus paisajes ondulados, trasmite un reconfortante mensaje de progreso.

A finales de la década de los sesenta del siglo XX, Don Eugenio Mendoza, ese próspero y visionario empresario venezolano, por medio de Protinal, C.A., líder en la producción de alimentos balanceados para animales (ABA), comienza a gestar la necesidad de satisfacer las demandas de materia prima energética de esa industria con producción nacional en lugar de las importaciones de trigo de segunda, grano que era el principal componente de los ABA. Se decidió producir sorgo granífero, un cultivo poco conocido para la época, pero que en base a sus requerimientos climáticos y edáficos, se debía ubicar una región en la cual se pudiera emprender un programa de producción de ese rústico cereal. Sobre esta base, los esfuerzos se dirigieron hacia el eje El Sombrero-Santa María de Ipire, donde para esa época había una agricultura decadente, con algunos campos sembrados con algodón, los cultivares de maíz disponibles no tenían suficiente capacidad productiva, pero los de sorgo si podían expresar toda su riqueza genética con rendimientos económicamente aceptables.

De esta manera se llega a Chaguaramas, donde Don Julio Manuit era propietario de las fincas San Andrés, La Ceibita y El Gólgota, aledañas a este pueblo, que estaba en un estado de pobreza y subdesarrollo increíbles. Don Eugenio Mendoza negocia la compra de estas tres fincas e inmediatamente se comienza su acondicionamiento para la producción agrícola. Comienza a llegar la maquinaria pesada para la deforestación, los topógrafos comienzan a trazar los rompevientos cada 500 metros perpendiculares a la dirección de los vientos predominantes, se inicia la tumba-repique y quema y el pase de rastra pesada para facilitar el desraizado de los terrenos, se pasa la rastra y se adecúa la superficie del suelo para, al llegar las lluvias, recibir las semillas de ese grano milagroso que cambió la historia de este pueblo y de toda la región, y que cambió el paisaje con sus panículas de múltiples colores.

El Gólgota pasó a ser la finca principal de este conjunto, allí se estableció un campo experimental donde se evaluaron cientos de cultivares de diferentes especies, se iniciaron programas de mejoramiento genético para producir nuestros propios híbridos de sorgo, se evaluaron las prácticas agronómicas necesarias para desarrollar una agricultura con los adelantos tecnológicos del momento, se comenzaron a evaluar y a ejecutar prácticas conservacionistas para evitar el deterioro de los suelos, incluyendo labranza conservacionista, mínima y cero labranza.

Aquellas fincas se convirtieron en un centro de enseñanza para los demás productores, para los operadores de maquinaria, para los técnicos del agro de todos los niveles, incluso para los administradores de empresas agrícolas. Esto permitió que en el corto plazo la región floreciera; el comercio de los pueblos, su infraestructura y sus servicios mejoraran, y algo muy importante, el cultivo del sorgo granífero se extendió por la región y por otras regiones agrícolas del país, llegando a cubrir en pocos años más de 200.000 hectáreas.

Una vez que la empresa Protinal, C.A. por medio de su filial Agrícola Chaguaramas, C.A. considera que ya se había logrado el objetivo de esta actividad agrícola, vende las fincas a productores de la región quienes continuaron con la actividad mixta de producir granos (actualmente el cereal principal es el maíz porque los nuevos híbridos han permitido rendimientos económicamente aceptables con esta especie) y aumentar los rebaños de bovinos para la producción de carne.

Afortunadamente, El Gólgota es adquirido por un dedicado ganadero de la población guariqueña de El Socorro, quien ya se había interesado en la siembra de sorgo y soya, dejando de ser ganadero al convertirse en productor agrícola. Por supuesto, esta finca fue adquirida no solo para mantenerla productiva si no para ampliar su superficie de siembra, establecer potreros con especies forrajeras mejoradas, incrementar los rebaños; en fin, para seguir siendo un centro de producción de alimentos para la población venezolana que está tan necesitada de este recurso.

El ganadero de El Socorro que adquirió la finca El Gólgota de Agrícola Chaguaramas, C.A. fue el señor Odoardo Albornoz, quien siguiendo una tradición ancestral inculcó a sus hijos el amor por el campo, les enseñó a querer la tierra, a disfrutar la vida campesina, a ser productores eficientes, razón por la cual, hoy en día esta finca es manejada por Odoardo Albornoz hijo, llevándola cada vez a mayores índices de productividad. Por supuesto, una unidad de producción como ésta, hecha como dicen en el llano, colmada de recursos y de riquezas, es apetecida por los entes gubernamentales actuales, porque ellos no serían capaces de realizar un trabajo de esta naturaleza, difícil, prolongado en el tiempo para que comience a dar resultados. Por eso quieren expoliarla y, como todas las propiedades que han asaltado, volver a convertir este jardín en terrenos yermos, improductivos, abandonados, volver a los paisajes agrestes del pasado, continuar sembrando el hambre en Venezuela.

Es injusto e inaceptable que el esfuerzo de tantas personas, durante tantos años, para transformar toda una región generando progreso y bienestar, sea destruido por la ignorancia de unos aprovechadores de oficio.


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto de 2017



¿Sabía usted?
La Ley del Mínimo y la nutrición vegetal

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto de 2017

En un concepto restringido, la fertilidad es considerada como la capacidad del suelo para suministrar a las plantas los elementos nutritivos esenciales para su crecimiento. Sobre la base de este concepto se han desarrollado diversas leyes y teorías fundamentales de las relaciones entre el crecimiento de las plantas y el suministro de elementos nutritivos. Aunque han surgido nuevas teorías y modelos, estas relaciones aún son la base para numerosas evaluaciones del estado de fertilidad de los suelos, destacándose entre ellas la que se conoce como Ley del Mínimo.

La Ley del Mínimo también es conocida como Ley de Liebig, aunque Carl Sprengel, un botánico alemán (1787-1859), estudioso y profesor universitario, fue el primero en formular la “Teoría del Mínimo” en química agrícola, con el significado de que el crecimiento de las plantas es limitado por el nutriente esencial a la más baja concentración. Esta regla, frecuentemente e incorrectamente atribuida a Justus von Liebig como la “Ley del Mínimo de Liebig”, fue solamente popularizada por éste, un químico alemán (1803-1873) pionero del desarrollo de la química agrícola, como un concepto científico: el crecimiento no es controlado por el monto total de los recursos disponibles, si no por el recurso más escaso.

Ese concepto se aplicó originalmente al crecimiento de las plantas en función de la disponibilidad de nutrientes, donde se encontró que el aumento de la cantidad del nutriente más abundante no hace aumentar el crecimiento de las plantas, y solo mediante el aumento de la cantidad del nutriente limitante se puede mejorar el crecimiento vegetal.

Posteriormente, Liebig representó este concepto con un barril que contiene un líquido, dicho barril está formado por duelas de diferentes tamaños y cada duela representa un nutriente esencial. De esta manera, al tratar de llenar el barril, el líquido se derramará por la duela más corta y no se puede llenar más allá de este límite; así mismo, la planta no crecerá más allá de lo que permita la insuficiencia de ese nutriente, representado por la duela más corta, por ser el que se encuentra en menor proporción en un suelo determinado.

Entonces el crecimiento de una planta va a estar limitado por el elemento nutritivo esencial que se encuentre en menor proporción en el medio donde se desarrolla la planta. Lógicamente, esta limitación en el crecimiento de la planta ocurrirá siempre y cuando la cantidad aprovechable de ese elemento esencial se encuentre en niveles de insuficiencia.

Esta teoría del mínimo de Sprengel, popularizada y ampliada por Liebig, ha inspirado otras teorías relativas a la nutrición vegetal. Es el caso de la “Ley de los Incrementos Decrecientes” formulada por Mitscherlich, quien la enunció sobre la base de que las plantas, cuando disponen de adecuadas cantidades de nutrientes con la excepción de uno de ellos, su crecimiento estará limitado por ese factor. Un incremento en la cantidad de ese elemento limitante provocará un incremento en el crecimiento de las plantas. Ésta no es una simple relación lineal, ya que ha sido demostrado que la adición de cada unidad sucesiva de un factor de crecimiento, resulta en un incremento en el crecimiento de la planta que es menor al obtenido con la adición de las unidades precedentes. Esto lo expresó Mitscherlich en su ecuación:

                   dy/dx = (A-y)C

donde:
dy=Incremento en cosecha como resultado de un incremento en el factor de crecimiento dx.
dx=Incremento del factor de crecimiento.
A=Máximo de cosecha obtenible suministrando todos los factores de crecimiento en cantidades óptimas.
y=Cosecha obtenida después de aplicar el factor x.
C=Constante de proporcionalidad dependiente de la naturaleza del factor de crecimiento.

Según Mitscherlich, C=0,122 para N
                               C=0,60 para P2O5           
                               C=0,40 para K2O

Posteriormente, Spillman expresó la relación entre crecimiento y el factor de crecimiento de la siguiente manera:

                             y=M(1-Rx)

Más adelante, Spillman mostró que su ecuación y la de Mitscherlich podían reducirse a la siguiente forma:

                             y=A(1-10-cx)

Una forma equivalente de estas expresiones es:

                   log(A-y)=logA-0,301(x)

En este caso A es el rendimiento en función del factor de crecimiento x, pero el rendimiento expresado en forma relativa, de tal manera que A=100 y el valor 0,301 reemplaza la constante C. De esta forma, la ecuación se reduce a:

          log(100-y)=log100 – 0,301(x)

Si el factor de crecimiento está totalmente ausente, entonces x=0, y consecuentemente y=0. Si añadimos una unidad del factor x, entonces x=1 y el rendimiento esperado es:

              log(100-y)=log100 – 0,301(1)
              log(100-y)=2 – 0,301
              log(100-y)=1,699
                     100-y=50
                            y=50

Lo que indica que cuando se añade una unidad de x se obtiene un rendimiento que es 50% del máximo. Al añadir dos unidades del factor x, entonces x=2 y el rendimiento esperado es:

             log(100-y)=log100 - 0,301(2)
             log(100-y)=2 – 0,602
             log(100-y)=1,398
                    100-y=25
                           y=75

Realizando la misma operación hasta 10 unidades del factor de crecimiento x, se aprecia que incrementos sucesivos de un factor de crecimiento (por ejemplo, un nutriente esencial) resultan en un incremento del rendimiento que es 50% del incremento obtenido con la adición de la unidad precedente, hasta que se llega a un punto en el cual los incrementos logrados con cada unidad adicional del factor de crecimiento son insignificantes, tienden a cero.

Esta relación matemática es interesante si aceptamos su validez, porque muestra claramente que cuando se aplican dosis de fertilizantes muy altas o excesivas, es posible que los incrementos logrados en rendimiento no compensen el incremento en costo del fertilizante. Es decir, puede ocurrir que el incremento en costo de producción por el incremento en la dosis del fertilizante sea mayor que el incremento en el valor de la producción alcanzada, o lo que es lo mismo, se tiende a lograr el máximo rendimiento biológico posible pero se tiende a sobrepasar lo que se conoce como “máximo rendimiento económico”, con la consecuente disminución del retorno neto.

Actualmente se denomina Disponibilidades Óptimas Agronómicas (DOA) a la cantidad de nutriente necesaria para alcanzar el rendimiento máximo y Disponibilidades Óptimas Económicas (DOE) a la cantidad de nutriente necesaria para alcanzar el máximo retorno económico al fertilizar.

Todas estas teorías tienen limitaciones ya que además de las interacciones entre los nutrientes hay otros factores que afectan las curvas de rendimiento, como son los factores ambientales y sus interacciones con los nutrientes del suelo, lo cual es muy particular para cada sistema suelo-planta-clima. Así por ejemplo, si un cultivo no dispone de humedad adecuada, la aplicación de una cantidad X de un fertilizante originará un rendimiento más bajo que con una humedad edáfica adecuada; si el suelo es ácido o no, la respuesta será igualmente diferente, etc.

A pesar de sus limitaciones, a todos esos conceptos debe dársele la debida consideración, porque representan un intento original de desarrollar una teoría del crecimiento de las plantas como una función de la nutrición mineral. Es indudable que el crecimiento de las plantas como una función de la aplicación de nutrientes sigue un patrón de incrementos decrecientes como lo señala la ecuación de Mitscherlich. Igualmente, el crecimiento de una planta anual tiende a alcanzar un máximo con incrementos en la aplicación de nutrientes, bajo determinadas condiciones ambientales.

Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto 2017



miércoles, 9 de agosto de 2017

¿Sabía usted?
P2O5 y K2O expresan el contenido de fósforo y potasio de los fertilizantes.
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto de 2017

Cuando un agricultor adquiere un fertilizante, como por ejemplo fosfato diamónico (DAP), si pregunta su contenido de fósforo le responden 46%. Si es un fertilizante potásico, como por ejemplo sulfato de potasio (SP), le responderían que contiene 50% de potasio. Si es un fertilizante complejo, como por ejemplo 12-24-12CP, le responderían que contiene 12% de nitrógeno, 24% de fósforo y 12% de potasio, y que fue elaborado con cloruro de potasio. Sin embargo, eso no es cierto, ya que por convenios internacionales el fósforo se expresa en los fertilizantes como P2O5 y el potasio como K2O y solo el nitrógeno, en esta trilogía N-P-K, se expresa como N.

Lo anterior quiere decir que el fertilizante complejo 12-24-12CP contiene 12% de N, 24% de P2O5 y 12% de K2O, valores que si los expresamos como N-P-K, transformaría la fórmula en lo siguiente: 12-10,48-9,96CP, la cual por aproximación sería la fórmula 12-10-10CP por sus contenidos en N-P-K. Esto sería una situación complicada desde el punto de vista comercial, ya que no resultaría fácil convencer al usuario que la fórmula 12-10-10CP (12% de N, 10% de P y 10% de K) es la misma fórmula 12-24-12CP. Vale la pena destacar que esos valores que aparecen en las etiquetas de los fertilizantes corresponden a cantidades de cada nutriente disponible para las plantas, solubles, y cada uno de los elementos mayores tiene su propia caracterización.

El nitrógeno (N) en los fertilizantes químicos corresponde al N total, el cual puede estar en forma de NH2 como en la urea, o en las formas de NH4+ (amónica) o NO3- (nítrica) como en los fertilizantes nitrato de amonio, sulfato de amonio y fosfatos de amonio. Recordemos que las plantas absorben el nitrógeno bajo las formas amónica y nítrica, pero al aplicar los fertilizantes químicos a los suelos, en condiciones normales de aireación, todas las formas nitrogenadas tienden hacia la formación de nitratos.

En lo que respecta al fósforo, su solubilidad en los diferentes fertilizantes es variable pero la etiqueta debe indicar la cantidad de fósforo aprovechable por las plantas; por ejemplo, en la roca fosfórica el P es insoluble y lo que aparece en la etiqueta debe ser indicado como P total. Hay fertilizantes a base de roca fosfórica parcialmente acidulada, que contienen parte del P en forma soluble, aprovechable por las plantas, y otra parte insoluble, por lo que la etiqueta debe indicar el % de P total y el % de P soluble. Entonces, las etiquetas de los fertilizantes indican el % de P soluble, disponible, pero expresado en forma de P2O5.

En los análisis de fósforo de los fertilizantes, se acepta para control de calidad métodos químicos que determinan P soluble en agua, P aprovechable y P total. El P soluble en agua más el P soluble en citrato de amonio normal y neutro, constituye el P aprovechable de los fertilizantes y es el que aparece en las etiquetas, pero como ya hemos indicado, se expresa por convenio internacional como porcentaje de P2O5 (% de P2O5). Es decir, cada vez que se identifica el contenido de fósforo de un fertilizante se expresa como P2O5 y para transformarlo en fósforo puro o % de P, el valor de P2O5 se debe dividir entre el factor 2,29. Este factor se deriva de la relación de los pesos de las moléculas P2O5/P2, o sea:

Peso de la molécula P2O5 = 62 + (16 x 5) = 142
Peso atómico del P = 31. Luego P2 = 31 x 2 = 62
Relación P2O5/P2 = 142/62 = 2,29

Por lo tanto, si un fertilizante tiene expresado su contenido de fósforo en 24%, el contenido real de P será 24/2,29 = 10,48% de P.

En los fertilizantes potásicos, las unidades del nutriente se expresan como K2O, que se identifica con el término potasa. Esta expresión ha sido cuestionada por muchos autores, ya que el término potasa se utilizó originalmente para el carbonato de potasio producido por el lavado de cenizas de madera. Además, K2O es una unidad de medida desafortunada, ya que no ocurre en forma natural. Para transformar K2O a K se utiliza la relación: 1% de K es equivalente a 1,2046% de K2O. Este valor se calcula de la siguiente manera:

Peso atómico del K = 39,1. Luego K2 = 39,1 x 2 = 78,2
Peso de la molécula K2O = (39,1 x 2) + 16 = 78,2 +16 = 94,2
Relación K2O/K2 = 94,2/78,2 = 1,2046

Utilizando esta relación calculamos el contenido de nutriente K que contiene un fertilizante; por ejemplo, si la etiqueta indica 12% de K2O, su contenido real de K será 12/1,2046 = 9,96% de K.

Es importante conocer estas expresiones y sus relaciones, porque en algunas oportunidades encontramos recomendaciones nutritivas basadas en los nutrientes P y K, y con este conocimiento, podemos transformar esos valores a P2O5 y K2O que es como vienen indicados en las etiquetas de los fertilizantes. Esta situación es extensiva a otros elementos nutritivos como los casos de Ca, Mg y S, los cuales generalmente vienen expresados en los fertilizantes y enmiendas como CaO, MgO y SO4=.

Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto de 2017



martes, 1 de agosto de 2017

¿Sabía usted?
Las bondades de la Fertilización Biológica

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Julio de 2017

La fertilización biológica, cuando sea aplicable, es una opción complementaria a cualquier programa de fertilización de cultivos. El término “fertilización biológica” lo defino de la siguiente manera:

Fertilización biológica es la utilización y mejoramiento de procesos o fenómenos naturales donde intervienen seres vivos, que sirven para mejorar la disponibilidad y aprovechamiento de los nutrientes esenciales por parte de las plantas.

La agricultura actual tiene necesariamente que utilizar un grupo de insumos agrícolas que son considerados ampliamente contaminantes del ambiente si no se utilizan adecuadamente. Así, insecticidas, fungicidas, otros biocidas y hasta los fertilizantes de origen químico, son catalogados de alta peligrosidad para la vida en el planeta por esos ecologistas.

Quien no comprenda la complejidad de la agricultura, difícilmente puede entender la necesidad de aplicar este tipo de insumos de origen químico, por lo que siempre existirá la posibilidad de que surjan grupos de personas opuestas a estas tecnologías, tan necesarias para alimentar al mundo en la actualidad. Recuerdo que una vez escribí: “Cuando por un lado la aparición masiva de fertilizantes sintéticos nitrogenados comienza a ser considerada una bendición para el segmento de la sociedad comprometida en la producción de alimentos, por otro lado comienza a evolucionar un segundo segmento de la sociedad que critica abiertamente el uso de estos productos, alegando que son causa de contaminación ambiental, que destruyen la calidad potable de las aguas subterráneas por recibir excesos de nitratos, que contaminan cuerpos de agua superficiales por efectos de eutrofización que atenta contra la vida de la fauna acuática de esos lagos y lagunas, y que ponen en peligro la vida del hombre y animales, que al consumir excesos de nitratos y nitritos en aguas y alimentos, pueden incluso llegar a morir víctimas de cianosis, también conocida como metahemoglobinemia o síndrome del bebé azul”.

Por esas razones, además de la economía que se obtendría en los costos directos de la producción agrícola, la fertilización biológica es una herramienta con inmensas probabilidades para desarrollar productos ecológicos. Aquí es necesario aclarar algunos conceptos relacionados, ya que se tiende a considerar abonos orgánicos y fertilización biológica bajo el término general de bio-fertilizantes.

En mi opinión, bio-fertilizante es cualquier sustancia de origen vegetal o animal que se aplique al suelo para mejorar su fertilidad, es el caso de cualquier estiércol, humus de lombriz, compost, abono verde. Todos esos son fertilizantes orgánicos, biológicos, que tienen y generan vida al incorporarlos al suelo, por lo que son capaces de descomponerse, transformarse, mineralizarse, etc. Los abonos orgánicos además de mejorar las propiedades físicas de los suelos como estructura y porosidad, pueden mejorar las propiedades físico químicas del suelo al incrementar la capacidad de intercambio catiónico (CIC) para una mayor retención de nutrientes y amortiguar las variaciones del pH. En cuanto a su efecto sobre la vida del suelo, al aumentar los aportes de carbono se promueve un crecimiento marcado de la población de microorganismos incrementándose la actividad biológica del suelo, capaz de producir exudados que puedan favorecer la solubilización de nutrientes, mejorando, por lo tanto, las propiedades químicas y permitiendo en algunas oportunidades disminuir las dosis de fertilizantes químicos.

En relación a bacterias como Bradyrhizobium u hongos como las micorrizas, muchas personas los consideran bio-fertilizantes porque tienen vida, pero no entran en el concepto de fertilizante; sin embargo, se utilizan en la “Fertilización Biológica”:

Fertilización nitrogenada biológica

La fuente primaria de nitrógeno en la naturaleza es el aire con un 78% de N en base a volumen. Este nitrógeno puede llegar al suelo por diversos mecanismos naturales, o se puede fijar artificialmente en la industria de fertilizantes, para luego ser aplicados al suelo. Ocurre también una fijación de N atmosférico al suelo por medio de organismos vivos, la cual se conoce en su concepción amplia como fijación biológica de nitrógeno, aplicándose el término “fertilización nitrogenada biológica” a la promoción y mejoramiento de ese fenómeno natural para que sirva como fuente de nitrógeno a las plantas cultivadas.

Hasta el momento, el principal mecanismo de fijación biológica de N atmosférico al suelo es el que ocurre de la simbiosis entre plantas leguminosas y bacterias del género Bradyrhizobium o Rhizobium. También existe fijación biológica por otros organismos asociados a otras especies vegetales, aunque no en simbiosis, y la fijación por organismos de vida libre.

La simbiosis entre raíces de leguminosas y las bacterias Bradyrhizobium produce unos nódulos que son los sitios de fijación y reducción del nitrógeno atmosférico (N2), la planta puede utilizar este elemento y las bacterias utilizarán productos elaborados por la planta. Es una perfecta simbiosis que es muy específica en lo que respecta al tipo de bacteria.

Este fenómeno existe en todas las leguminosas, cultivadas o silvestres, pero en las especies cultivadas se ha mejorado la selección de cepas de bacterias muy específicas, adaptadas a diferentes condiciones ambientales, y se han desarrollado métodos de inoculación muy eficientes, de tal manera que se espera una abundante y efectiva nodulación de las plantas cuando la semilla es adecuadamente tratada o inoculada con el Bradyrhizobium específico; es decir, cuando se realiza adecuadamente la fertilización biológica.

En conclusión, se considera indispensable realizar la inoculación de las leguminosas cultivadas, lo cual es una práctica sencilla, natural y más económica que el uso total de fertilizantes nitrogenados químicos. Si no se inocula y se deja de aprovechar este fenómeno natural, el agricultor estará en la necesidad de aplicar altas cantidades de fertilizantes nitrogenados, porque las leguminosas además, tienen altos requerimientos de N, lo que causaría un incremento considerable en los costos de producción, poco beneficio de las leguminosas como cultivos mejoradores del suelo para siembras consecutivas, además de aumentar las probabilidades de contaminación del ambiente por excesos de nitratos.

Además de la simbiosis entre leguminosas-bradirizobios para la fijación de N2, existe fijación no simbiótica por organismos de vida libre y asociados a algunas especies vegetales, lo cual puede ser de importancia agronómica. Es el caso de las asociaciones a nivel de rizósfera entre Azospirillum y las raíces de algunas gramíneas tropicales, a pesar de la gran variabilidad en la magnitud del N2 fijado, se le ha prestado mucha atención por su potencialidad en el suministro de N a algunos cultivos. Todos estos procesos, continúan bajo constante estudio y evaluación para tratar de mejorarlos, hacerlos más eficientes, y buscar vías para poder utilizarlos en lo que hemos denominado fertilización biológica.

Fertilización fosfatada biológica

La fertilización biológica, en el caso del fósforo, tiene dos vías fundamentales; una basada sobre el uso de microorganismos que tienen la capacidad de solubilizar fosfatos para ponerlos a disposición de las plantas; la otra, correspondiente al uso de micorrizas para infectar las raíces de las plantas y aumentar su capacidad exploratoria del suelo, de tal manera que puedan estar en contacto con mayor volumen edáfico y consecuentemente puedan alcanzar mayores cantidades de fósforo en la solución del suelo. 

Existe una gran variedad de microorganismos del suelo capaces de solubilizar fosfatos, es el caso de hongos de los géneros Aspergillus y Penicillium y bacterias de los géneros Pseudomonas, Rhizobium y Bacillus. Además de su efecto solubilizador de P, estos microorganismos pueden contribuir a elevar la eficiencia de los fertilizantes químicos, producir sustancias que estimulan el crecimiento de las plantas o que tengan efecto antagónico sobre otros microorganismos patógenos.

Las bacterias solubilizadoras de P (BSP) generalmente están presentes en los suelos, pero sus poblaciones no son suficientes para poder competir con otros microorganismos que abundan a nivel de la rizósfera de las plantas, por lo que para obtener una solubilización de P efectiva, se hace necesario hacer a las plantas o a las semillas inoculaciones con altas poblaciones o altas concentraciones de BSP. En otros casos, con estos microorganismos y sobre la base de estos mismos principios, se producen fertilizantes con P soluble como es el caso del fertilizante fosfórico conocido como PHS, producido por la fusión de roca fosfórica con azufre elemental e inoculación con bacterias del género Thiobacillus. Las bacterias oxidan el azufre favoreciendo la generación de un ambiente ácido para la solubilización de los fosfatos de la roca. En Venezuela se han evaluado BSP entre las cuales destaca el Bacillus megatherium var. Phosphaticum.  

En este tema de la fertilización biológica fosfatada, uno de los fenómenos más interesantes es el de la acción de las micorrizas. Éstos son unos hongos que pueden jugar un papel importante en el uso del P del suelo por algunas especies cultivadas, a través de una simbiosis poco específica que favorece la absorción de dicho nutriente. El hongo utiliza carbohidratos producidos por la planta, ayudando a ésta en los procesos de absorción de elementos nutritivos cuando sus hifas, que han invadido el sistema radical de la planta, se extienden por varios centímetros pareciendo una extensión del sistema radical, lo cual va a permitir la exploración de un mayor volumen de suelo que sin la presencia de las hifas del hongo. Esto es muy importante especialmente en el caso del P, ya que este elemento es poco móvil en el suelo y la planta lo absorbe solamente desde una zona muy cercana a la raíz.


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Julio de 2017