lunes, 28 de enero de 2019

El deporte romántico del siglo XX y el baloncesto aragüeño.



Seguramente, en muchos países la actividad deportiva estuvo rodeada de romanticismo, hasta que el profesionalismo de los atletas, su consideración del deporte como una profesión y un medio de vida, eliminó esa sensación de placer, de diversión de la actividad deportiva, por la responsabilidad de tener que competir con el fin de generar dividendos para una franquicia a la cual “pertenece”.

En el caso de Venezuela, he sido testigo del deporte desde los años cincuenta del siglo pasado, ya que nací en el año 1943 y comencé a interesarme por el deporte organizado en mi adolescencia. Desde muy pequeño disfrutaba jugar “pelota” de goma en las calles de Maracay, ciudad a la cual llegamos desde Lagunillas del Zulia en nuestro tránsito hacia el centro del país. Allí viví hasta los 9 años de edad y luego nos mudamos a Caracas donde seguí con mis juegos infantiles pero también jugando pelota de goma, y al llegar a la adolescencia, a jugar caimaneras en la inmensidad de terrenos pedregosos que había en la Urbanización Carlos Delgado Chalbaud (Coche).

A partir de 1958 realicé mis primeros pasos en el baloncesto y este deporte me cautivó, dedicándole la mayor parte de mi tiempo a las enseñanzas de Celestino Aellos en las estrategias de este deporte. Participábamos, entre otros, en competencias Inter Liceistas, Inter Parques del Consejo Venezolano del Niño, campeonatos distritales y atendiendo algunas invitaciones de intercambio deportivo. Así fuimos madurando en el equipo Los Cedros, categoría juvenil, con Freddy Guerra, Luis Herrera, Ricardo Sanguino, Marcos Mata, Pedro García y otros, marcando una época en Caracas al ganar prácticamente todos los campeonatos en los que logramos participar.

En 1960, me fui de nuevo a Maracay a estudiar en la Facultad de Agronomía de la UCV, y por supuesto, comencé a participar en los Juegos Inter Facultades en baloncesto y volibol. Pero lo mejor fue que pasé a integrar el equipo de la Universidad Central que participaba en los campeonatos estadales de baloncesto, haciendo equipo con Pedro “Camagüey” Espinosa, Rafael “Puro Estilo” Romero, Rodolfo Ramirez, Anibal Pino, Alí Vals y otros. Allí enfrentamos las otras divisas tradicionales de Aragua que eran Escuela de Aviación Militar, Fuerza Aérea de Venezuela y Real Calicanto. Entre los adversarios recuerdo a Carlos Herrera y por supuesto a Clifford Fenton Johnson, alias “Mauricio”. Por aquella época, finales de los cincuenta y comienzo de los sesenta, Aragua fue el equipo más ganador en los torneos nacionales con cinco triunfos, y con una gran rivalidad con el equipo del estado Carabobo, que contaba entre sus filas a grandes de este deporte como Arcadio Silva, Gustavo López y más adelante Tulio Sánchez y otros. ¡¡Cómo disfrutábamos aquellos encuentros en la Maestranza César Girón, con plaza llena y la disputa acalorada entre las barras de Aragua y Carabobo!!.

Los integrantes de la selección aragüeña de baloncesto eran unos héroes regionales, y hasta cierto punto nacionales, cuando muchos de ellos pasaban a formar parte de la selección nacional para competencias internacionales. Especialmente Camagüey, Puro Estilo y Mauricio Johnson, con el tiempo se convirtieron en íconos de la Ciudad Jardín, Maracay. Hoy, estos tres deportistas y otros integrantes de aquel equipo de la era romántica del deporte en Venezuela, se han marchado a otra dimensión, pero nos han dejado cientos de recuerdos y un ejemplo de una vida donde compartieron los sudores en las canchas con los estudios en las aulas universitarias o en otras actividades profesionales, dedicada además en algunos casos, a la enseñanza deportiva y a la dirección técnica en equipos que hoy compiten en la Liga de Basquetbol Profesional.

A comienzos de la década de los setenta inicia actividades la Liga Especial de Baloncesto, con visos de profesionalismo, y con la incorporación de jugadores extranjeros. Esta liga, ha sido muy importante para el crecimiento del nivel de juego en el baloncesto nacional, ha permitido que muchos jóvenes venezolanos lo hayan tomado como su profesión para satisfacer sus necesidades económicas y ha permitido, que en ocasiones, nuestra selección nacional haya llegado a obtener triunfos insospechados, hasta competir en Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales.

Sin embargo, esta liga que agrupa a los equipos profesionales de baloncesto, las irregularidades de los Juegos Nacionales de Mayores y Juveniles, de los Juegos Inter Liceistas, de los Juegos Inter Facultades, de los Juegos Nacionales Universitarios y de otros niveles de competencia que se han eliminado con el tiempo, han contribuido al fin del romanticismo deportivo del siglo XX.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Enero de 2019.

viernes, 25 de enero de 2019

Planes para el día después. Agricultura XIII: Inseguridad personal y jurídica


 



Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos, y en esta oportunidad trataremos el tema de la inseguridad personal y jurídica que afecta a la producción agrícola.

 

Inseguridad personal y jurídica


Éste es un problema de alcance nacional, ya que en todas las instancias de la vida del ciudadano venezolano, existe un peligro permanente de inseguridad personal y de inseguridad jurídica. Es común informarse por medio de las noticias diarias, o por medio de familiares y conocidos, los delitos que se cometen contra las personas y sus bienes. Crímenes, secuestros, robos, expoliaciones de propiedades, son sucesos cotidianos en nuestras ciudades, pero también al “campo” venezolano ha llegado esta situación de inseguridad personal y jurídica, afectando profundamente la producción agrícola.

Lo relativo a la inseguridad personal se puede presentar de diversas maneras:

 

1.-Riesgos en las carreteras nacionales


Las carreteras nacionales  son las vías que utilizan todos los ciudadanos, en cualquier actividad, para movilizarse dentro del territorio nacional. Eso incluye, por lo tanto, la movilización por esas carreteras hacia y desde las unidades de producción agrícola ubicadas en todos los confines de nuestra geografía, o para dirigirnos hacia los centros de servicio que apoyan la actividad agrícola.

Para nadie es un secreto la cantidad de riesgos a los que estamos expuestos los ciudadanos venezolanos al transitar por las diversas autopistas, troncales y otras vías que unen las principales ciudades, pueblos, villorrios y toda clase de poblados existentes en el país. Estos riesgos son de variada naturaleza y muchos de ellos son complementarios entre sí. Es el caso de la mala calidad de la vialidad que representa escenarios favorables para los accidentes de tránsito, daños a los vehículos, daños a las personas y exposición a ser víctimas de los asaltantes de caminos que hoy abundan en forma organizada.

El problema se agrava por la escasez de vigilancia y de equipos de apoyo vial, para la protección ciudadana y para el auxilio oportuno por parte de las autoridades encargadas de la seguridad de las personas. Esto ha causado que se limiten las horas para transitar, solamente a los períodos de tiempo cuando exista luz solar suficiente y cuando haya abundancia de viajantes en las redes viales. A la mala calidad de las vías se añade el problema de la presencia de algunos obstáculos (especialmente objetos cortantes como clavos o metales puntiagudos, punzantes, enormes piedras y otros), colocados en las vías por facinerosos que abundan en las carreteras, lo cual genera accidentes, algunas veces mortales y siempre para el asalto de los afectados. Lógicamente, al no existir organismos de seguridad vial, los malhechores aprovechan para cometer sus fechorías.

Los reductores de velocidad son otro problema en las vías. Éste es el nombre que le han dado a estos obstáculos ilegales colocados en las vías en forma generalizada, abundante, y en la mayoría de los casos injustificados, que se han extendido por todo el territorio nacional. Muchos de estos puntos son aprovechados por personas que ofrecen a la venta alimentos, bebidas o cualquier objeto, causando que algunos conductores se detengan para aprovechar esta forma de mercadeo de buhoneros, obstaculizando las vías y originando retraso a otros viajeros. En horas nocturnas o de poco tránsito, buena parte de estos puntos es utilizada por rateros y asaltantes de caminos; y se presume que durante el día, algunos de estos vendedores ambulantes avisan a las bandas de irregulares acerca de posibles víctimas, fáciles de asaltar, que van detectando al paso lento e inocente de los conductores al transitar sobre estos obstáculos.

Al llegar a las fincas por esas carreteras nacionales, con todos los peligros que ofrecen a los usuarios, los agricultores y visitantes comienzan a enfrentar otros riesgos que son los que existen en esas unidades de producción; riesgos que han transformado la otrora tranquilidad del campo en sitios de inseguridad, de incertidumbre.

 

2.-Riesgos en las unidades de producción


El origen de estos riesgos, está nuevamente basado sobre la falta de vigilancia oficial. Dicho de otra manera, son riesgos alimentados por la ausencia de los cuerpos de seguridad del Estado en las regiones agrícolas, o por su presencia timorata y hasta posiblemente cómplice con las bandas irregulares que hacen vida en las áreas campesinas de nuestro país.

Estos riesgos son muy variados y afectan desde la integridad de los productores y personal en general de las fincas, hasta la seguridad de la infraestructura, maquinarias, equipos, enseres y semovientes.

Las maquinarias y los equipos agrícolas están expuestos a su robo total o por partes, especialmente en la actualidad cuando hay una tremenda escasez de repuestos. Esta situación afecta notablemente la marcha de las operaciones de una finca, tanto de mantenimiento como de producción. Algunas maquinarias y equipos se pueden colocar a buen resguardo al finalizar las faenas diarias, pero otros deben permanecer en el campo como es el caso de implementos de riego instalados desde las fuentes de agua con equipos de bombeo, hasta motores, tuberías, aspersores, etc. Así mismo, la infraestructura corre peligro de pérdida y deterioro, como es el caso de cercas, portones, pequeños puentes, partes de las viviendas y otros.

Algo que se ha popularizado mucho últimamente es el robo de ganado en las fincas donde los animales no están estabulados y, en muchos casos, los matan dentro de la misma finca y las carnes son parcialmente saqueadas. Por esta razón, al menos los animales de alto valor utilizados para el mejoramiento de los rebaños tienen que mantenerse cuidadosamente protegidos.

En los hatos llaneros, es muy común encontrar osamentas de animales que han sido sacrificados en el sitio por ladrones de carne, pero es también muy frecuente el abigeato. Existen bandas que roban rebaños enteros, especialmente en los hatos muy grandes y más alejados de los grandes centros poblados. Al igual que roban ganado de cualquier especie doméstica, se roban el producto de los campos cultivados, lo cual ocurre especialmente en aquellas fincas cercanas a centros urbanos. Es común la fuga de productos en campos de hortalizas, frutales y maíz para jojotos, entre otros.

Otros peligros en las unidades de producción son los secuestros y asaltos. En nuestras zonas rurales, en la actualidad, es común el asalto a las fincas para robar, pero también se está popularizando, en estos asaltos, no respetar la vida de las personas presentes y además, utilizar estos momentos para secuestrar a los propietarios cuando éstos están presentes. Esta situación ha sido la causa de que muchos propietarios, que son las personas que toman las decisiones y realizan las inversiones para mejorar la actividad agrícola, no asistan a sus propiedades rurales por el inmenso peligro que corren. Las pocas veces que los dueños visitan sus propiedades rurales lo hacen tomando precauciones extremas. Por supuesto, esto afecta la producción agrícola porque se interfiere con la marcha normal del proceso productivo y, dependiendo de la calidad y confianza del personal que permanece en las fincas y que a la vez está expuesto a todos los peligros señalados, la producción puede ser aceptable o puede ir a la deriva con resultados negativos para el productor.

Finalmente, existe el cobro de “vacunas”. Ésta es una situación a la que están expuestos todos los productores del campo, en especial aquellos que tienen grandes y eficientes unidades productivas, con lucrativos retornos de la actividad. Los autores de estas fechorías generalmente son bandas bien organizadas, que operan tanto en las ciudades como en el campo ya que sus objetivos son personas con cualquier tipo de negocios; por lo que para el caso de la agricultura no es preciso que el productor visite la finca, ya que si habita en una ciudad allí puede ser visitado por los malhechores y ser informado de sus intenciones. Operan de manera parecida a como lo hacían las famosas mafias de origen italiano en los Estados Unidos, en la primera mitad del siglo XX.

Estas bandas dedicadas al cobro de vacunas muchas veces son las mismas que roban, asaltan y secuestran; y son formadas por personas de los poblados vecinos, o se forman en las ciudades, o están formadas por guerrilleros venidos de los movimientos irregulares que operan en la República de Colombia o delincuentes venidos de otros países, ya que aparentemente en Venezuela hay poco control para evitar la entrada ilegal de extranjeros.

Lógicamente, esta exposición al secuestro y la extorsión causa descontrol en las unidades de producción agrícola, las cuales en ocasiones son abandonadas por ser la mejor opción que encuentran los propietarios. El efecto que todas estas acciones de inseguridad personal tienen sobre la producción agrícola es muy evidente.

 

En lo que respecta a la inseguridad jurídica, con este régimen se han cometido barbaridades en lo que han intentado disfrazar como una lucha contra el latifundio, cuando se han decretado expropiaciones que han sido ejecutadas con violencia, en algunos casos amenazando a las personas que se encuentran en las fincas y sacándolas de allí a la fuerza y luego haciendo verdaderas rebatiñas con los bienes de esas propiedades, especialmente repartiéndose los semovientes en las unidades ganaderas.

Hasta ahora, lo que ha comenzado como expropiaciones, que implicaría privar a los propietarios de sus bienes pero resarciéndolos con la correspondiente indemnización, no ha sido más que expoliaciones ya que dichas propiedades no han sido debidamente pagadas y, en algunos casos, han conducido a la ruina del productor cuando esa persona depende exclusivamente de la producción agrícola en su finca. Además, la utilidad pública o el bien social que conllevaría la expropiación no se ha cumplido y, por el contrario, la mayoría de estas fincas expoliadas que antes eran productivas hoy en día se han transformado en terrenos abandonados, yermos, se ha perdido superficie cultivada, los rebaños han disminuido o se han eliminado totalmente, todo lo cual incide en la caída de la producción agrícola.

La inseguridad jurídica en nuestro territorio ha sido causa de que las inversiones que generalmente se realizan en las fincas con miras a un mejoramiento de la producción, a incrementar la eficiencia de los procesos productivos y hasta a mejorar las condiciones de vida dentro de estas propiedades con más confort y con el embellecimiento de sus diferentes espacios, no se lleven a cabo y se mantenga la propiedad un poco disfrazada. Esto se hace para evitar la tentación, ya que mientras la finca sea mejor, más productiva y más moderna, es más apetecible por los entes gubernamentales o por personeros del gobierno para ser expoliada.

La inseguridad jurídica también ha invadido la agroindustria que en una u otra forma apoya a la agricultura. Es el caso de empresas que producen y suministran insumos para los cultivos, otras que procesan alimentos para preservarlos y ofrecerlos a los consumidores de manera continua a lo largo del año, otras procesadoras de materia prima para la industria de alimentos. Varias de esas empresas, que trabajaban a gran capacidad para atender a los ciudadanos en buena parte de sus necesidades alimenticias, han sido expoliadas y llevadas a niveles de producción muy por debajo de sus niveles originales. Por supuesto, esto ha afectado enormemente la oferta de alimentos a la población.

Para los diferentes casos de inseguridad personal y jurídica presentados, existen variadas soluciones posibles de implementar, algunas de ellas se presentan a continuación:

En el caso de los riesgos en las carreteras nacionales se tienen que realizar campañas para el asfaltado, reparación y mantenimiento general de las vías, para lo cual se debe retornar la responsabilidad de estas acciones a los gobiernos regionales y locales, según sea el caso.

El problema de la vigilancia y apoyo vial es crítico. Actualmente es difícil ver en nuestras carreteras algún personal de las Policías Regionales o Nacional, o de la Guardia Nacional, en funciones de vigilancia velando por la seguridad de los viajantes. Así mismo, escasean los instrumentos de apoyo vial como grúas y ambulancias, mecánicos itinerantes, que antes eran frecuentes en nuestras carreteras. Esta situación tiene que resolverse, aumentar el patrullaje de seguridad durante 24 horas al día, disponer de vehículos de apoyo oficiales y también facilitar el trabajo de particulares que generalmente han realizado estas labores de apoyo.

Con respecto a los reductores de velocidad se debe tener cuidado con su uso debido a su ilegalidad. Se consideran ilegales porque son obstáculos que se colocan en la vía, perjudicando el libre tránsito de los ciudadanos. En el caso de que se lograra obtener permisos para su uso, se deben restringir a puntos muy bien identificados y justificados, y eliminar los ventorrillos y otros usos de esos puntos que pudieran conducir a malas acciones contra la población.

En lo referente a robos, asaltos, secuestros y cobros de “vacunas”, es necesario desarrollar serios programas contra la delincuencia en general y contra la delincuencia organizada en particular, en todos los ámbitos del país. En el caso específico de las zonas agrícolas, se pudiera revisar la experiencia de los Comandos Rurales que alguna vez adelantaron el Ejército o la Guardia Nacional, o ambos, hacerlos más numerosos y eficientes; y crear otros comandos específicos que se encarguen del verdadero resguardo de las fronteras. Iniciar acciones para el control de la infiltración de cualquier tipo de guerrillas y procurar eliminar los focos existentes, tanto de guerrillas importadas como de los grupos que se han estado organizando con nuestros propios compatriotas.

Los problemas de inseguridad jurídica, para su solución, requieren que los ciudadanos afectados tengan un interlocutor dentro del Poder Judicial, que sea capaz de atenderlos con honestidad, a quien puedan presentar sus denuncias y adelantar juicios, con la intención de recuperar sus propiedades si éstas no hubieran sido correctamente expropiadas o procurar el cobro de sus bienes confiscados. Indudablemente, esto no es posible con un régimen donde el Poder Judicial está supeditado al Poder Ejecutivo que es el que ordena y autoriza las expoliaciones.

Quiere decir, que la solución a estos casos de inseguridad jurídica que vive la población venezolana, solamente será posible con un cambio de este régimen por un nuevo sistema de gobierno. Este régimen de corte comunista, lógicamente ha buscado durante los últimos veinte años ser el dueño de todos los bienes y recursos del país. Bajo esa consideración, es imposible solucionar esta inseguridad jurídica que amenaza permanentemente a la propiedad privada, se vive bajo una constante indefensión institucional.


Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Enero de 2019.




viernes, 18 de enero de 2019

Planes para el día después. Agricultura XII: Cuantificación de insumos necesarios para programas agrícolas.



Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos, y en esta oportunidad trataremos de poner cifras a la cantidad de insumos que se requieren para un primer ciclo de los cultivos que ocupan mayores áreas de terreno, y por su magnitud, la necesidad de que exista una organización seria y responsable para que esos insumos lleguen en cantidad y calidad adecuadas, y de manera oportuna, a las unidades de producción.

Con los objetivos señalados, aquí presentaremos un ejemplo con cinco cultivos seleccionados, el cual puede servir de guía a los encargados de planificar los programas agrícolas, necesarios para la recuperación de la agricultura venezolana post socialismo del siglo XXI. No se incluye requerimientos de maquinarias y equipos, ni de transporte de insumos hacia las fincas, o de productos cosechados desde las fincas. Solo se considera semillas, fertilizantes y plaguicidas.

-Arroz: en anterior artículo se estimó que se requiere sembrar 250.000 hectáreas con este cereal, anualmente, para que se pueda disponer de suficiente grano para lograr un consumo modesto por parte de la población.

.Semillas: dependiendo del sistema de siembra se requieren diferentes cantidades de semillas. Consideremos que se requiere un promedio de 80 kg de semillas/ha. Para 250.000 ha se requieren 20 millones de kg de semillas, es decir 20.000 toneladas.

.Fertilizantes: en promedio podemos señalar que se deben aplicar 350 kg de fórmulas NPK al momento de la siembra. Para las áreas del estado Guárico es preferible una fórmula rica en P y en K, como por ejemplo 10-20-20, y para los Llanos Occidentales una fórmula rica en K, como por ejemplo 13-13-21 o 12-12-17. Si estimamos que 70% del arroz se siembra en los Llanos Occidentales. Eso correspondería a 175.000 ha, que requieren 61.250 toneladas de la fórmula recomendada rica en potasio. En Guárico se estiman 75.000 ha, que requieren 26.250 toneladas de fórmula tipo 10-20-20. Para toda el área se requieren 150 kg de urea/ha más 100 kg de Sulfato de Amonio/ha, para unos totales en arroz de 37.500 toneladas de urea y 25.000 toneladas de sulfato de amonio.

.Plaguicidas: son cantidades muy variables según la situación de cada finca, pero para estimaciones utilizaremos los siguientes promedios por hectárea: seis unidades de herbicidas, tres unidades de insecticidas y una unidad de fungicidas, además de algunos productos biológicos que pudieran utilizarse. Esas cifras dan un total de 1.500.000 unidades de herbicidas, 750.000 unidades de insecticidas y 250.000 unidades de fungicidas.

-Sorgo granífero: se estimó una superficie de 200.000 hectáreas, que deben ubicarse en la región centro-oriente, principalmente en Guárico.

.Semillas: promediando 12 kg de semillas/ha, se requieren 2.400.000 kg o 2.400 toneladas.

.Fertilizantes: considerando las zonas sorgueras de Guárico, es conveniente una fórmula rica en P, como por ejemplo 12-24-12. A razón de 300 kg/ha, se necesitan 60.000 toneladas de fórmula. Para suplemento de nitrógeno se requieren 150 kg de urea/ha, para un total de 30.000 toneladas.

.Plaguicidas: estimemos 4 unidades de herbicidas y 3 unidades de insecticidas. Eso resulta en un total de 800.000 unidades de herbicidas y 600.000 unidades de insecticidas.

-Maiz amarillo: se ha estimado que se requiere sembrar 745.000 hectáreas distribuidas en todo el país.

.Semillas: a razón de un saco de semillas/ha, se requieren 745.000 sacos. Cada saco tiene un peso variable entre 20 y 25 kg, dependiendo del tamaño de la semilla y del cultivar, pero contiene semilla suficiente para la siembra de una hectárea. Estimemos los sacos en 22 kg cada uno, son 16.390 toneladas.

.Fertilizantes: consideremos aplicar 350 kg de fórmula en promedio por cada hectárea. Asumamos que la mitad requiere una fórmula rica en P como 12-24-12 y la otra mitad requiere un balance entre P y K, como por ejemplo 10-20-20. Entonces se necesitan 130.375 toneladas de cada tipo de fórmula. Para suplemento nitrogenado se deben aplicar 200 kg de urea/ha, para un total de 149.000 toneladas.

.Plaguicidas: estimemos 4 unidades de herbicidas para un total de 2.980.000 unidades, y 3 unidades de insecticidas para 2.235.000 unidades.

-Maiz blanco: según estimaciones previas se deben sembrar 400.000 hectáreas distribuidas en todo el país.

.Semillas: se necesitan 400.000 sacos o 8.800 toneladas.

.Fertilizantes: a razón de 350 kg de formula/ha se necesitan 140.000 toneladas de fórmula NPK, 70.000 tipo 12-24-12 y 70.000 toneladas tipo 10-20-20. Además, como suplemento nitrogenado aplicar 200 kg de urea/ha, para un requerimiento de 80.000 toneladas.

.Plaguicidas: considerando 4 unidades de herbicidas se requieren 1.600.000 unidades, y 3 unidades de insecticidas representan 1.200.000 unidades.

-Soya: las estimaciones para cubrir la demanda nacional de este grano es la siembra de 800.000 hectáreas. Sin embargo, debido a lo “novedoso” del cultivo, estimemos que el primer año se logre, con un gran esfuerzo, la siembra de 200.000 hectáreas. Para esa superficie se necesitan los siguientes insumos:

.Semillas: en promedio se necesitan 50 kg de semillas/ha, para un total de 10.000 toneladas de semillas.

.Fertilizantes: se requiere inoculantes para esa cantidad de semillas, y la cantidad de unidades dependerá del tipo de producto. Como fertilización química, se estima que en promedio se requiere aplicar unos 350 kg de fórmula (10-20-20)/ha, para un total de 70.000 toneladas.

.Plaguicidas: en promedio se pueden utilizar 6 unidades de herbicidas y 3 unidades de insecticidas. Eso resulta en un total de 1.200.000 unidades de herbicidas y 600.000 unidades de insecticidas.

Resumiendo los insumos para estos cinco cultivos, que ocupan en conjunto 1.795.000 hectáreas, se requiere:

                                     Semillas   Fertilizantes    Herbicidas  Insecticidas Fungicidas
                                                     NPK    Nitrog.
                                      (        toneladas       )   (               unidades                   )

Arroz                               20.000    87.500    62.500  1.500.000    750.000      250.000
Sorgo granífero                 2.400   60.000   30.000    800.000    600.000
Maiz amarillo                   16.390  260.750 149.000 2.980.000 2.235.000
Maiz blanco                       8.800  140.000   80.000 1.600.000 1.200.000
Soya                               10.000    70.000              1.200.000    600.000

                                      57.590  618.250  321.500 8.080.000 5.385.500   250.000

Como se puede observar, la siembra de estos cinco cultivos contempla la movilización de grandes cantidades de insumos, la mayoría de los cuales tiene que negociarse en el exterior, importarse, distribuirse por todo el territorio nacional; si se considera que el ciclo de secano comienza a mediados de abril, se requiere una extraordinaria organización para comenzar a tener esos recursos a tiempo. Las siembras extemporáneas no deben realizarse porque pueden conducir a inmensos fracasos de la actividad.

De nuevo, estas son cifras aproximadas que deben ajustarse para cada región y cultivo, pero pueden ser muy orientadoras de la magnitud de la situación.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Enero de 2019.



miércoles, 16 de enero de 2019

Plan de la Patria 2019-2015: se salvó la agricultura.




Maduro presentó una Memoria y Cuenta inválida del año 2018, y el Plan de la Patria para el período 2019-2025, ante un organismo ilegítimo como es la ANC. A pesar que eso no tiene ninguna trascendencia por su ilegitimidad, vale la pena comentarlo para que aquellos que aún se creen las mentiras del régimen, entiendan que hemos tenido veinte años sumergidos en engaños y burlas. Para el área de la agricultura indicó: se aprobaron 1.037 millones de euros para garantizar la siembra de 3 millones 235 hectáreas (3.235.000 ha). Ya no se habla, como en años anteriores de sembrar 200.000 ha o hasta 800.000 ha, sino que han sobrepasado los 3 millones de hectáreas. Si con superficies relativamente modestas no han cumplido ni siquiera en un 10% lo planificado para impresionar a los ciudadanos, mucho menos lo harán este 2019 con tan extensa superficie. Veamos.

Para comenzar, asumamos que en los momentos actuales sembrar una hectárea de cultivos, en promedio porque cada cultivo tiene sus propios costos, requiere unos 700 euros. Entonces esa cantidad de dinero aprobada para la agricultura solo alcanzaría para la siembra de 1.481.428 hectáreas. Ya comenzamos mal, con un déficit de 1.753.572 hectáreas, que no se podrán sembrar porque los recursos no alcanzan.

Ahora bien, la siembra de los cultivos no se garantiza con millones de euros sino con los insumos básicos como son maquinarias y equipos agrícolas, semillas, fertilizantes, plaguicidas, en cantidades suficientes y oportunas. Nos podemos preguntar, ¿dónde están esos insumos? Sabemos que Agropatria no tiene capacidad, no tiene organización, no tiene personal, digamos que no tiene nada que ofrecer en esta situación. Otra cosa sería si estuviera Agroisleña, C.A., que cada año por esta época ya tenía contratados los insumos en el exterior, listos los barcos para traerlos a puerto seguro, listos los permisos y todos los requerimientos legales, listas las gandolas para la distribución de esos insumos hacia las regiones agrícolas, y listo el personal capacitado para el manejo eficiente de todo ese gran volumen de productos.

Trabajando con cifras promedio para los diferentes sistemas suelo-planta-clima de nuestras regiones agrícolas, podemos considerar que aproximadamente, para más de 3 millones de hectáreas como plantea el régimen, se requiere cerca de un millón de toneladas de fertilizantes (1.000.000 de toneladas de fertilizantes), más de 60.000 toneladas de semillas y más de 15.000.000 de unidades de plaguicidas. Para tener idea de la logística que se requiere para ello, tomemos el ejemplo de los fertilizantes:

Los fertilizantes llegan al puerto, generalmente a granel. Supongamos que la mitad se importa en sacos y la mitad a granel, se requerirían 10.000.000 de sacos con capacidad de 50 kilogramos cada uno para ensacar 500.000 toneladas de producto. ¿Dónde están esos sacos? ¿Dónde está la materia prima para su fabricación? Si vamos a importar los sacos, ¿quién en el corto plazo puede suministrar tal cantidad? Además de los sacos se requiere una programación de los muelles en los posibles  puertos de entrada, se requiere también el suministro de máquinas para la descarga y el ensacado al lado de los buques, o el traslado a granel. ¿Dónde están esos equipos? Para movilizar 1.000.000 de toneladas de fertilizantes, por todo el territorio nacional, se requerirían 33.333 gandolas con capacidad para el máximo de carga permitida que son 30 toneladas. Si durante el período de movilización de los fertilizantes, con una gran eficiencia cada gandola lograra hacer 10 viajes, se necesitarían 3.333 gandolas en buenas condiciones, solamente para los fertilizantes. ¿Dónde están esas gandolas?

Se supone que el grueso de esos insumos se necesita para el ciclo de secano, cuya siembra se inicia a mediados de abril en el occidente del estado Barinas. El período de siembra se puede extender hasta finales de julio. Quiere decir que por esas fechas debe ocurrir el suministro de los insumos a las fincas. En lo personal estoy seguro que aún con una administración seria y responsable, estando a mediados del mes de enero, es casi imposible que esos insumos, cuya adquisición debe comenzar por su negociación en el mercado internacional desde ahora, se puedan colocar a tiempo en la mayor parte de las unidades de producción.

Entonces, estamos ante una nueva mentira del régimen. Sin embargo, quizás lo único que pudiera ser cierto, es el aporte de más de mil millones de euros para la agricultura, que como siempre no serían invertidos en los programas agrícolas, si no que por el contrario, pudieran ir a seguir engrosando las cuentas de algunos funcionarios del régimen. El Plan de la Patria seguirá siendo solo palabras. El campo seguirá abandonado y el hambre seguirá incrementándose en la población venezolana.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Enero de 2019.



viernes, 11 de enero de 2019

Planes para el día después. Agricultura XI: Qué y cuánto debemos sembrar.




Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos, y en esta oportunidad trataremos el tema de qué cultivos y cuánta superficie debemos sembrar de cada uno de ellos, para iniciar la recuperación de la agricultura venezolana post socialismo del siglo XXI.

Todos los venezolanos estamos en conocimiento de las limitaciones tan severas que hay en el suministro de suficientes y oportunos alimentos para la población, debido, en gran parte, a la destrucción de la agricultura, lo cual ha estado ocurriendo progresivamente durante estos veinte años de régimen socialista del siglo XXI. Ante la ineficiencia y la maldad del régimen, que por el rumbo que lleva se considera es insostenible en el corto plazo, en el país hay diversos grupos de especialistas y colaboradores en las distintas disciplinas, que están trabajando arduamente en la preparación de opciones para iniciar la recuperación de la agricultura bajo un gobierno democrático. Considerando que los anaqueles están vacíos de alimentos, en una primera instancia es prioritario importar una cierta cantidad de alimentos para eliminar esa profunda escasez, y paralelamente, iniciar programas agrícolas, bien orientados, que lleven a cubrir la cantidad de alimentos que demanda anualmente la población venezolana.

Para cerrar la brecha entre la actual hambruna y un adecuado suministro de alimentos, además de la importación de emergencia que se debe hacer, es preciso comenzar con programas agrícolas bien claros en cuanto a qué cultivos sembrar y cuánto sembrar de cada uno de ellos. Sobre la base de consumos aproximados a los estimados por el Instituto Nacional de Estadística para el año 2011, y los rendimientos históricos de la mayoría de los cultivos importantes del país, hemos llegado a los siguientes valores de superficie a sembrar de un buen número de cultivos, sin incluir forrajes que deben cubrir extensas superficies:

Cultivo                  Requerimiento (ton.)       Superficie (ha)     Rendimiento (kg/ha)

-Arroz                          1.000.000                     250.000                4.000
-Sorgo granífero             600.000                               200.000                3.000
-Maiz amarillo              2.607.500                     745.000                3.500
-Maiz blanco                1.400.000                     400.000                3.500
-Soya                          1.400.000                     800.000                1.750
-Caña de azúcar        10.000.000                     200.000              50.000 (5%)
-Caraotas negras            220.000                     180.000                 1.200
-Frijol                              72.000                        96.000                    750
-Papa                              560.000                       28.000               20.000
-Yuca                              318.000                       26.500               12.000
-Auyama                         240.000                       17.000               14.000
-Melón                            320.000                       16.000               20.000
-Patilla                            300.000                       15.000               20.000
-Plátano                          547.500                       36.500               15.000
-Cambur                         392.000                       28.000               14.000
-Café                              110.000                     180.000                    600
-Cebolla                          250.000                       10.000                25.000
-Pimentón                       120.000                         6.000                20.000
-Tomate                          300.000                        10.000               30.000
-Zanahoria                      250.000                        10.000               25.000
-Guayaba                        240.000                        15.000               16.000
-Lechosa                         418.000                        22.000               19.000
-Mango                           117.000                         9.000                        13.000
-Naranja                         270.000                        18.000               15.000
-Limón                            110.000                        10.000               11.000
-Mandarina                       99.000                         9.000                        11.000
-Piña                               231.000                        11.000                21.000
Total                                                          3.348.000 hectáreas

Esos datos, con todas las imprecisiones que puedan tener, sirven de orientación en relación a la superficie que debe estar disponible en los diferentes sistemas suelo-planta-clima que existen en las regiones agrícolas del país. Ese conocimiento, permitirá ubicar cada cultivo en el ambiente más favorable para su desarrollo y producción, a la vez que se pueden establecer las fechas de siembra y el manejo general más adecuado para cada uno de los sistemas considerados.

Estas cifras también facilitan las estimaciones de recursos que se requieren para llevar adelante probables programas de siembra, tanto de maquinarias y equipos, como del resto de insumos aplicables a cada caso. En este sentido, es muy importante poder estimar las cantidades y tipos de semillas, de fertilizantes y de plaguicidas, de tal manera que se pueda programar su importación con suficiente tiempo para que lleguen a las unidades de producción de manera oportuna. Por supuesto, en los casos de insumos que puedan ser producidos en el país, como es el caso de ciertos fertilizantes y semillas certificadas de algunas especies, programar con suficiente anticipación las cantidades requeridas y organizar su distribución en el territorio nacional.

En el caso de algunos cultivos permanentes como la mayoría de los frutales, hacer inventario de las áreas ya establecidas y revisar las condiciones de manejo, especialmente en lo referente a riego, para hacer las correcciones a que haya lugar que permitan asegurar un buen manejo de las plantaciones y mejorar su productividad.

En el caso de las hortalizas, definir las áreas que se pueden producir con ambientes controlados como en invernaderos, porque los insumos requeridos pueden variar en relación a las siembras a cielo abierto con riego convencional, particularmente en lo referente a los fertilizantes. En invernaderos es prácticamente obligatorio aplicar fertirrigación, para lo cual se requieren fertilizantes hidrosolubles.

Con estas informaciones se puede llegar a cifras más reales de los requerimientos en divisas, al menos para una primera etapa de la recuperación de la agricultura venezolana post socialismo del siglo XXI.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Enero de 2019.