viernes, 26 de octubre de 2018

¿Qué hacer ante la realidad actual de nuestra agricultura?



Las recientes informaciones referidas a la situación en el campo venezolano son aterradoras. Las invasiones a fincas de una manera salvaje, liquidando semovientes para destruir los rebaños; acabando con la infraestructura agrícola nacional y particular de cada finca; robando los recursos de los agricultores como bombas, plantas eléctricas, cableados, vehículos, etc, todo con la mayor impunidad; los precios que quieren imponer a los productos del campo de una manera irracional; el control oficial de la comercialización de los productos del campo y la apropiación indebida de parte de los mismos por diversas instancias del régimen; las limitaciones que se mantienen en la disponibilidad de insumos y de otros recursos como combustibles y lubricantes para la siembra; la burla del militar que funge de ministro de agricultura al informar que van a exportar 30% de los insumos agrícolas producidos en el país (aunque esto sea imaginario porque si no producen nada solo podrán exportar nada); y así, se divulgan todas las adversidades imaginables para que el negocio agrícola brinde sus frutos para el productor, y para los ciudadanos en general al no disponer de alimentos suficientes y oportunos.

Entonces, ¿qué hacer ante esta realidad? El mes pasado expresé, por medio de un artículo, la necesidad de emprender una cruzada agroalimentaria, una verdadera campaña para la recuperación de nuestra agricultura. Por considerarlo oportuno, a continuación me atrevo a divulgarlo nuevamente:

Cruzada agroalimentaria en Venezuela.

La situación de crisis que arropa a Venezuela, incluye el presente y el futuro de su agricultura, la cual ha disminuido tan aceleradamente que se estima que hoy en día no aporta ni siquiera el 20% de los alimentos requeridos por la población. Su recuperación necesita de una cruzada, una verdadera campaña que incluya a los jefes de los institutos docentes y de investigación agrícola, a los líderes de Fedeagro y Fadenaga y de las distintas asociaciones que regionalmente agremian productores del campo, a organizaciones que contemplen aspectos de la nutrición de la población, a representantes de las agroindustrias, a destacados líderes que influyen en las decisiones y acciones del proceso agrícola (p.e. Ramón Bolotín, Werner Gutiérrez, Gustavo Enrique Moreno y muchos más que están regados por todo el país y dedican su vida a la búsqueda de soluciones para la agricultura venezolana), y representantes de otras organizaciones que tengan relación con el agro venezolano. Todos unidos con un solo objetivo: instaurar un sistema de gobierno que permita alcanzar una actividad agrícola segura en lo personal y en lo jurídico; eficiente, al contar con todos los factores que determinan la productividad del campo, el procesamiento de los productos y su distribución; y suficiente para contribuir con la seguridad alimentaria de la población.

Con el régimen actual hemos visto que la inseguridad personal y jurídica agobia a los productores; estamos viendo la destrucción y mal uso de los recursos suelo y agua; la destrucción de la infraestructura de apoyo a la agricultura como la vialidad, sistemas de riego, electrificación rural, centros de recepción y de almacenamiento de las cosechas; la destrucción de la maquinaria y equipos agrícolas; en el caso de los institutos de educación superior e investigación, el cierre o disminución de sus actividades a un mínimo debido a la falta de recursos y éxodo de su personal capacitado; y algo muy grave como es la falta de los insumos básicos para la producción, tales como semillas de buena calidad, fertilizantes adecuados y oportunos, y plaguicidas.

Lo peor de la situación es que no se vislumbra ningún interés en solucionarla, si no que por el contrario, cada vez se agrava más y se va haciendo insostenible. El esfuerzo que han  estado haciendo los productores de sembrar con semillas de mala calidad, con subdosis de fertilizantes o sin ellos, sin el combate oportuno de malas hierbas e insectos dañinos, sin tener suficientes equipos y maquinarias retrasándose las siembras y la recolección; el esfuerzo que hacen los criadores de aves sin disponer de los alimentos en cantidad y calidad adecuadas para sus animales y mucho menos de las medicinas necesarias; los ganaderos sin seguridad y siendo víctimas de un abigeato, más que incontrolado apoyado por ciertas autoridades; ha conducido a muy poca superficie sembrada, rendimientos muy bajos que algunas veces están por debajo del punto de equilibrio, disminución de los rebaños y cierre de granjas avícolas, entre otras cosas negativas. Después de finalizar un ciclo con esta pobre producción, de cualquier rubro, entonces el régimen impone restricciones en la movilización de las cosechas, quiere ser dueño de una buena parte de la misma para hacer sus campañas de miseria con la distribución de los alimentos al pueblo hambriento, y el resto de lo producido debe venderse al precio que establezca el régimen que siempre está por debajo de los costos de producción.

Esas acciones, de intentar producir sin los recursos y sin las políticas necesarias para que esta actividad pueda ser lucrativa y productiva y se pueda mejorar la alimentación del pueblo, deben suspenderse, no se deben continuar. Con ello el productor solo va a la ruina, a trabajar a pérdida, y lo más grave, indirectamente le da un enorme apoyo al régimen, el cual aparece como benefactor del pueblo, al suministrarle unos pocos alimentos y a un precio que evita “que los agricultores lo roben”, según la propaganda oficial. Suspender la producción agrícola hasta que existan condiciones favorables, debe ser la acción que se debe seguir para lograr el objetivo planteado. Para ello, quizás lo mejor es iniciar una cruzada agroalimentaria que abarque todo el país y promueva esta acción.

Esta cruzada agroalimentaria es solo una de las actividades que apuntan hacia una liberación política, que pudiera terminar en una transición política para el amanecer de un nuevo gobierno. Así como ésta, se deberían realizar cruzadas, con todos los protagonistas de cada sector bien unidos, para recuperar la educación; la salud; el transporte terrestre, aéreo y marítimo; la seguridad personal y jurídica; los servicios básicos de suministro de agua, electricidad, recolección de desechos; y otros aspectos de la vida ciudadana. Todo esto conduciría a un verdadero paro nacional o huelga nacional, que tiene que generar una respuesta del régimen, con dos opciones: o más represión contra el pueblo o abandono del poder. ¿Será que estas cruzadas solo se realizarían cuando la desesperación supere el miedo de la población?

Pedro Raúl Solórzano Peraza.





jueves, 25 de octubre de 2018

Planes para el día después. Agricultura II: Recursos suleo y agua



Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos y en esta oportunidad trataremos los recursos suelo y agua.

 

Recursos suelo y agua.


Dos de los recursos naturales renovables de mayor importancia en la agricultura son, indudablemente, el suelo que es asiento para el crecimiento y desarrollo de las plantas y el agua que es el componente principal de los vegetales.

El suelo es un cuerpo natural y por lo tanto, de una gran variabilidad espacial. Esto quiere decir que existen suelos muy diferentes entre sí, cada uno de los cuales tiene especiales características para determinado uso, por lo que para utilizarlos lo mejor posible deben ser estudiados y clasificados.

Durante la primera mitad el siglo XX, en Venezuela se realizaron algunos estudios de suelos, sin embargo, a partir de la década de 1960 y quizás hasta los años ochenta, estos estudios se intensificaron tratando de cubrir la mayor parte del territorio nacional. Posteriormente, poco a poco fue disminuyendo la intensidad de estos estudios, hasta llegar el momento actual cuando prácticamente no se han continuado. Paralelo a esto, toda esa información generada por años no ha estado a buen resguardo y se han perdido algunos estudios total o parcialmente, especialmente lo correspondiente a los mapas que complementan los estudios de suelos.

El suelo por ser un cuerpo natural tiene, como se señaló anteriormente, una gran variabilidad espacial, es por eso que en pocos metros de distancia sobre un terreno pueden existir suelos de muy diferentes características. Hay entonces una gran diversidad de suelos, algunos de los cuales no se pueden utilizar en agricultura y otros no deben ser usados para tal fin. Para ejemplo de esto, tomemos la información de dos edafólogos venezolanos de amplia trayectoria (Comerma, J. y  R. Paredes. 1978. Principales limitaciones y potencial agrícola de las tierras en Venezuela. Agron. Trop. 28:71-85), quienes hicieron una prospección del uso de la tierra, indicando que aplicando tecnologías ya probadas por investigadores y productores avanzados, existe un 4% de áreas con amplia gama de uso agrícola; un 14% con una limitada gama; 30% fundamentalmente para uso ganadero; 41% para bosques, recreación y reservas hidráulicas entre otros; y un 11% que posee una asociación de áreas con limitada gama de uso agrícola y zonas limitadas a bosques y recreación.

En la actualidad, con nuevas tecnologías que se han aplicado a la producción agrícola, quizás se pueda señalar que disponemos de un 5% de áreas con amplia gama de uso agrícola y 15% con una limitada gama, lo que representaría un 20% del territorio que se pudiera utilizar en la producción de cultivos, sin incluir pastizales. Ese porcentaje representa unos 18 millones de hectáreas que se pueden dedicar a la producción de cultivos extensivos como maíz, sorgo granífero, soya, arroz, algodón, frutales, leguminosas de grano, hortalizas, caña de azúcar, palma aceitera, girasol, papa, yuca, etc. En aquellas áreas donde se pueda regar o sembrar un segundo cultivo en lo que se conoce como ciclos de norte o de norte verano, la superficie se duplicaría en esas áreas, y estaríamos llegando quizás a unos 22 millones de hectáreas. Esa gran superficie estaría repartida por diferentes regiones del país y sería suficiente para cubrir los requerimientos alimenticios de nuestra población, y hasta para producir excedentes exportables.

Por otro lado el 30% del territorio nacional para ganadería, representa más de 27 millones de hectáreas para establecer pastizales, mejorar los pastizales naturales, lo cual puede albergar millones de cabezas de ganado para la producción de carne, leche y sus derivados, tanto de bovinos como de ovinos y caprinos. Porcinos, aves y otras especies menores como conejos, se benefician de la producción de granos forrajeros que van a las fincas o a las fábricas de alimentos balanceados. El caso de chivos se pudieran ubicar en las regiones áridas del país, con el suministro adicional de algunos insumos básicos para su desarrollo.

El café puede ocupar áreas que se consideran limitadas para la agricultura por elevadas pendientes, pero en este caso, el café es un cultivo conservacionista que se debe sembrar tomando en cuenta todas las recomendaciones para evitar los riesgos de erosión y destrucción de los suelos y del paisaje.

Las áreas que se han delimitado para bosques, recreación y reservas hidráulicas, deben ser protegidas y asegurar que no sean intervenidas indiscriminadamente.

En conclusión, Venezuela dispone de más de 50 millones de hectáreas para la producción de alimentos, lo que representa más de la mitad del territorio nacional. Pero es obvio que se deben aplicar una serie de conocimientos científicos y tecnológicos para manejar esos suelos, para recuperar aquellos que tienen algunas limitaciones para su uso agrícola y para conservarlos en el tiempo, ya que se pueden deteriorar con facilidad.

Se puede considerar que durante el período 2000-2015 los recursos suelo y agua han sido mal utilizados y en cierto modo se ha promovido su destrucción. A muchos suelos  se le ha dado un uso diferente al más adecuado para su aprovechamiento máximo y para su conservación, y no se han vuelto a realizar programas de saneamiento de tierras para incorporarlas, entre otras cosas, al uso agrícola. En relación al agua, no se han realizado más obras para su almacenamiento, control de cauces, utilización en riego, generación de electricidad, saneamiento de cuerpos de agua. Por el contrario, se han realizado muchas actividades destructivas de algunas cuencas hidrográficas importantes, para lo cual basta con señalar lo que ocurre en amplios sectores de Guayana, región que recoge nuestra mayor riqueza hidrológica, donde se permite la  devastadora minería ilegal sin ningún control oficial y se destruyen las márgenes de los grandes ríos, sus nacimientos, se contamina el agua, en fin, se está destruyendo este importante recurso natural.

En el caso de nuestra Guayana en particular, sumado a la destrucción de la gran cuenca hidrográfica como un todo, que pudiera afectar en el mediano plazo el suministro de agua de calidad a las industrias de hierro y aluminio tan importantes de la región, a los desarrollos urbanos que tanto han crecido en los últimos cincuenta años y a la agricultura, se puede destruir la generación de la electricidad que ilumina a la mayor parte del territorio nacional.

Además de la necesidad de estudiar suelos y agua, se requiere disponer de información adicional, especialmente de algunas variables meteorológicas. Los registros de clima en Venezuela han disminuido enormemente, buena parte de las estaciones meteorológicas de diferente calidad están abandonadas y no se generan suficientes datos de apoyo a la planificación del uso de los recursos suelo y agua. Así mismo, los planes de ordenamiento del territorio a todos los niveles no se han continuado y en los casos en los cuales existen, es frecuente que no se tomen en consideración al momento de decidir el uso de los recursos naturales. Generalmente, en estas decisiones priva más el beneficio político o económico que pueda obtener algún funcionario o algún empresario, por encima de la importancia de preservar un recurso natural.

Otro aspecto lamentable, ligado al uso de los recursos naturales renovables, ha sido la eliminación del ministerio al que le correspondía el manejo de todo lo relacionado con dichos recursos. Venezuela fue el primer país de América Latina en conformar un Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales, pero también debe haber sido el primero en eliminar dicho ministerio y convertirlo en una oficina dentro de otro ente del Poder Ejecutivo, demostrando la poca importancia que este régimen dedica al uso y conservación de suelos, agua, flora y fauna. Paradójicamente, se ha creado un Ministerio de Agricultura Urbana, lo cual no pasa de ser otra burla en la organización del Poder Ejecutivo, ya que ésa sí es una materia que no debería ir más allá de una oficina dentro del Ministerio de Agricultura y Tierras.

Es claro que hay un arduo trabajo con los estudios de suelos. En primer lugar, se requiere recuperar los  estudios realizados cuyos informes no se encuentren en las oficinas públicas correspondientes y disponibles para su uso, y que pudieran estar en manos de particulares (personas naturales y jurídicas) que alguna vez los utilizaron y decidieron que en su poder estarían mejor resguardados. En ese caso, es urgente solicitarlos, reproducir copias suficientes tanto de los textos como de los mapas de suelos, disponerlos en las oficinas gubernamentales correspondientes y controlar su consulta por parte de los usuarios interesados.

Al recuperarse los estudios extraviados y reunirlos con los que aún persisten en las organizaciones oficiales autorizadas, se debe hacer un inventario y decidir cuáles son los estudios faltantes para programar continuarlos hasta tener un mapa de suelos de todo el país, con el grado de detalle que amerite cada región en particular.

Con el recurso agua es fundamental establecer manejos adecuados de las cuencas hidrográficas del país, destacando obras y prácticas necesarias para su protección y su recuperación. Así mismo, emprender programas de descontaminación de cuerpos de agua que posteriormente puedan ser utilizados no solo en agricultura, si no con fines recreativos, urbanos e industriales. Un detalle importante es la necesidad de retomar las mediciones de los cauces de ríos de cierta magnitud, que ayuden en programas de almacenamiento o derivación de esos ríos según sus caudales máximos para preparar programas tendientes a evitar posibles desastres naturales causados por el agua, o según su caudal de estiaje para su posible uso en riego.

En lo que respecta a la información climatológica, es preciso recuperar las estaciones meteorológicas existentes en el país, construir las que sean necesarias, utilizar todos los recursos incluyendo los satelitales, hasta disponer de una información completa, actualizada, permanente y confiable.

Conocer suelos, recursos hídricos y clima de las regiones potencialmente agrícolas del país, es fundamental para el éxito de  cualquier programa agrícola que se quiera adelantar, ya que permite establecer los sistemas suelo-planta-clima-manejo más adecuados a cada espacio en cada región agrícola.

Finalmente, en este punto de los recursos naturales renovables, es fundamental disponer nuevamente de un ministerio que se encargue del estudio y planificación del uso de los suelos, del agua y demás recursos; que supervise las disposiciones que se hagan al respecto; que coordine la elaboración de los planes de ordenamiento territorial a nivel nacional, regional y local y vele por el cabal cumplimiento de los mismos; que recupere las estaciones meteorológicas propias y apoye la recuperación de las de otras instituciones; que concentre la información meteorológica a nivel nacional; en definitiva, que dicte las políticas necesarias para el mejor conocimiento, utilización, recuperación y conservación de los recursos naturales renovables en todo el territorio nacional.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Octubre de 2018.



viernes, 19 de octubre de 2018

Planes para el día después. Agricultura I: Sistemas de riego



Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos y en esta oportunidad comenzaremos con los sistemas de riego.

Sistemas de riego


En Venezuela, la mayor actividad agrícola corresponde a lo que se conoce como agricultura de secano, la cual es aquella que depende de los ciclos de lluvia para el crecimiento y desarrollo de los cultivos. Es por todos conocido lo errático que pueden ser estos ciclos, tanto por la cantidad de agua que cae durante cada temporada de lluvias, como por la distribución de las mismas. Cada especie cultivada y en muchos casos cada “cultivar” dentro de cada especie, tiene unos requerimientos totales de agua muy particulares para llegar a alcanzar los mejores rendimientos. Esos requerimientos, además, varían a lo largo del ciclo de vida de las plantas, presentando períodos en los cuales son altos e indispensables para un buen rendimiento, por lo que se conocen como períodos críticos de los requerimientos hídricos de cada cultivo.

Cuando esos períodos críticos no se cubren con suficiente agua, los rendimientos disminuyen muy significativamente. Éste es uno de los grandes riesgos de la agricultura de secano, ya que es frecuente que  durante las temporadas de lluvia se presente un prolongado período seco que coincida con un período crítico en los requerimientos de agua del cultivo, consecuentemente, el rendimiento será muy bajo y las ganancias del agricultor se pueden tornar en pérdidas del negocio agrícola.

Con la agricultura bajo riego se evitan los riesgos de las irregularidades de los ciclos de lluvia, ya que se dispone de agua para aplicarla a los terrenos sembrados según sus requerimientos y asegurar, en lo que al agua se refiere, un suministro adecuado para poder aspirar a una buena cosecha. Además, al disponer de riego se puede hacer un uso más intensivo de los suelos ya que se pueden cultivar prácticamente durante todo el año. Durante la época seca se pueden establecer cultivos que requieren atmósferas con baja humedad relativa, se pueden sembrar cultivos de alto valor y elevados costos de producción como es el caso de las hortalizas, donde los riesgos de la agricultura de secano pudieran conducir a grandes pérdidas de dinero. También se pueden sembrar aquellos cultivos que como el arroz, tienen muy altos requerimientos hídricos.

La combinación de una bien planificada agricultura de secano con una extensa y bien manejada agricultura de riego, debe conducir con bastante certeza hacia una pronta y amplia seguridad alimentaria para la población y en ese caso, poder decir con propiedad que realmente somos una potencia agrícola y que somos hasta capaces de poder exportar algunos excedentes.

El Estado Venezolano a lo largo de diversos períodos durante el siglo XX, construyó importantes obras de riego y drenaje, algunas grandes obras que podían servir a miles de hectáreas y otras de menores dimensiones hasta llegar a lo que se denominó Pequeños Sistemas de Riego.

Entre las grandes obras destaca el Sistema de Riego Rio Guárico, con una larga presa a la entrada de la población de Calabozo, estado Guárico, que almacena las aguas del rio Guárico y sirve para regar extensas zonas aguas abajo donde el principal cultivo ha sido el arroz. Luego le sigue el Sistema de Riego Cojedes-Sarare en el estado Portuguesa, conocido popularmente como Las Majaguas, con varias presas en una zona de cerros elevados, que permite el almacenamiento de las aguas de los ríos Cojedes y Sarare, a los que debe su nombre, y donde los principales cultivos han sido la caña de azúcar y el arroz.

Además de esas grandes obras, se han construido otras de menor envergadura pero no por ello menos importantes en los estados Cojedes, Aragua, Zulia, Falcón, Yaracuy, Sucre, Trujillo, Portuguesa, Barinas y otros. Algunos de estos sistemas de riego no almacenan agua de los ríos si no que éstas son derivadas hacia las zonas de regadío por medio de canales y tuberías, por lo cual se llaman sistemas por derivación. Dos de los más importantes sistemas de estas características son el del rio Boconó, que sirve a terrenos aledaños a la población de Sabaneta en el estado Barinas y cuyo principal cultivo actual es la caña de azúcar, y el del rio Guanare que sirve a terrenos aledaños a la ciudad de Guanare y su principal cultivo es también la caña de azúcar.

Otra opción de la agricultura bajo riego que se implementó en el país, fue la de los Pequeños Sistemas de Riego, los cuales consistían en dotar de riego a algunos asentamientos campesinos de la reforma agraria que tuvieran las condiciones para ello. Sus resultados iniciales fueron excelentes, pero ha sido otra política abandonada por los entes gubernamentales.

Muchos de los sistemas de riego del país no operan a su total capacidad por problemas de infraestructura dañada, errores de diseño o porque la infraestructura quedó incompleta desde el momento de su construcción. Entonces, para los sistemas de riego es preciso hacer las reparaciones que fuesen necesarias y estudiar la posibilidad de construir nuevos desarrollos para la agricultura bajo riego. En este sentido, hacia finales del siglo pasado, por medio del Ministerio de Agricultura y Cría se comenzaron las evaluaciones del estado actual de la infraestructura de algunos sistemas de riego, con la meta de extender esto a todos los sistemas de riego del país, y con el objeto de  reacondicionarlos, corregir todas las fallas de infraestructura que afectaran su operación y luego transferir legalmente su administración, operación y mantenimiento bajo la responsabilidad de los usuarios debidamente organizados.

Este concepto fue muy acertado y había la experiencia de su éxito en otros países, pero desafortunadamente no pasó de los estudios previos para definir las obras necesarias para el acondicionamiento de cada sistema, ya que ocurrió el cambio de gobierno de la democracia representativa que veníamos disfrutando desde 1958, al régimen de Socialismo del Siglo XXI que impera desde el año 1999, el cual abandonó estos proyectos. Éste es un camino que debe revisarse para poner operativos al 100% los sistemas de riego existentes, analizar nuevamente la opción de transferir la administración, operación y mantenimiento de estas obras a los usuarios, y estudiar las opciones que puedan existir para la construcción de nuevos sistemas de riego.

Otra acción que pudiera tomarse para mejorar y ampliar la agricultura de riego en el país es revisar y continuar con los proyectos de Pequeños Sistemas de Riego, hoy en día con la posibilidad de utilizar sistemas de riego localizado, que al ser más eficientes utilizan menos agua por unidad de superficie y se han estado popularizando en todo el territorio nacional.

La mayor superficie regada actualmente en Venezuela se debe a desarrollos de particulares, quienes han establecido sus propias obras de riego. En los últimos años buena parte de estos riegos desarrollados por particulares se han orientado hacia el uso del riego localizado, con la aplicación simultánea de la fertirrigación. Éstos son sistemas de producción muy intensiva y pueden ser diseñados para agricultura a cielo abierto o para agricultura en invernaderos. Con la fertirrigación se hace un mejor uso del agua y, en el caso de los fertilizantes, éstos se manejan con extremada prudencia permitiendo eliminar prácticamente la lixiviación de nutrientes, en especial de los nitratos, que tienden a contaminar los acuíferos.

Para los desarrollos de riego localizado con fertirrigación, es recomendable realizar sesiones de entrenamiento y cursos intensivos teóricos y prácticos, para ilustrar a los futuros usuarios en este novedoso y eficiente método para regar y fertilizar al  mismo tiempo. Esto debe ser una estrategia a seguir en muchas actividades agrícolas que sean novedosas, para que los agricultores tengan altas probabilidades de éxito con estos sistemas de producción.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Octubre de 2018.

lunes, 15 de octubre de 2018

Facultad de Agronomía, UCV. Período 1960-1965.



La Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela (UCV) fue fundada hace 81 años, el 13 de octubre de 1937, por el Presidente de entonces Eleazar López Contreras. Al principio fue la escuela Superior de Agricultura y Zootecnia, adscrita al Ministerio de Agricultura y Cría (MAC), como parte de la Estación Experimental de Agricultura y Zootecnia del Distrito Federal. Estaba ubicada en la Hacienda Sosa en El Valle, aledaño a la ciudad de Caracas.

Debido a la presión demográfica en la ciudad capital, la escuela fue mudada a Maracay, Haciendas El Limón y La Trinidad, en 1940. Fue adscrita a la UCV en 1945 con el nombre de Facultad de Ingeniería Agronómica. En 1952 cambia su nombre a Facultad de Agricultura, y desde 1958 cambia a facultad de Agronomía. Algunos consideran como precursor de la Facultad de Agronomía, a la Escuela Normal de Agricultura fundada en Caracas, el 9/12/1843, por el Ingeniero Agrónomo italiano Doménico Milano.

Tuve la oportunidad de estudiar en esa hermosa facultad durante el período 1960-1965, del que tengo cientos de recuerdos y vivencias, algunos de los cuales trataré de sintetizar en estas líneas, con la esperanza de que las personas nombradas o sus familiares lo tomen como una sincera reminiscencia de la época.

El bautizo. Cuando los nuevos estudiantes llegamos a las instalaciones centrales de la facultad, el primer día de supuesto inicio de clases, éramos identificados como “peluos” e inmediatamente iban rapándonos la cabeza uno a uno. Un condiscípulo mestizo del estado Bolívar, sacó su casta guayanesa y no permitió que le tocaran su rizada cabellera, porque lo pagarían caro. Ante su actitud, fue el único que mantuvo su cabello intacto. Luego de este acto un poco agresivo, nos invitaron a subir a los autobuses de la UCV Maracay para un recorrido por las instalaciones y visita a los diferentes Institutos. Fuimos a Economía, Genética, Química, Ingeniería Agrícola, Zoología Agrícola, Botánica (que incluía además de Botánica General y Sistemática, Ecología, Microbiología, Fitofisiología, Fitopatología), Edafología, Agronomía, y por último el Instituto de Producción Animal. Allí concluía el bautizo con un baño de estiércol, y como recompensa, una ternera a la criolla. Este bautizo desapareció de los actos de bienvenida a los nuevos alumnos.

Deportes. Para 1960, las instalaciones deportivas en la UCV Maracay eran solo un campo para jugar béisbol y una pista de atletismo, con su óvalo de 400 metros. Como las instalaciones de la UCV estaban mezcladas con las del CIA (Centro de Investigaciones Agropecuarias del MAC, que luego fue FONAIAP y ahora es INIA), ellos tenían un campo para jugar softbol y un casino (con cerveza y todo) que nosotros también podíamos utilizar en forma coordinada. Por aquella época los horarios de clases tenían los miércoles por la tarde libre, para actividades deportivas de quienes estuvieran interesados. La práctica de baloncesto y volibol la realizábamos en las instalaciones militares de Boca de Río, que eran exclusivas para nosotros las tardes de los miércoles. Los militares utilizaban la vialidad del área universitaria para que la soldadesca se entrenara en el manejo de los camiones militares. Esta convivencia cívico-militar perduró hasta el día en que un camión militar, con un aprendiz al volante, atropelló el carro de una estudiante de la facultad causándole la muerte a ella y a una pequeña hermana que la acompañaba. Aquella tragedia impactó profundamente a la comunidad universitaria, los estudiantes procedimos a incendiar el camión y aquel enfrentamiento acabó con el uso de las instalaciones deportivas militares.

Desde aquel momento, se comenzaron a ampliar las facilidades dentro del área universitaria para la práctica de deportes y empezó a prosperar la calidad de los equipos de la facultad para las competencias Inter Facultades. En 1960 éramos el hazmerreir del deporte ucevista, pero en 1965 éramos de los más competitivos en futbol, béisbol, baloncesto, volibol, tenis de mesa y atletismo, donde hasta llegamos a contar con el campeón nacional de salto triple.

La convivencia de la época entre todos los miembros de la comunidad universitaria, permitía hacer campeonatos internos de softbol con equipos donde participábamos estudiantes, profesores, empleados y obreros. Siempre recuerdo que mi primer turno al bate fue contra el decano de la facultad, Dr Manuel Vicente Benezra Revenga, quien jugaba pelota caribe.

Carnavales. Por ese tiempo los días de carnaval no eran feriados, pero la tradición era “jugar con agua” y eso no faltó dentro del área universitaria. En un martes de carnaval, un alumno tradicionalmente indisciplinado, conectó una manguera a una toma de uno de los jardines de la facultad, y al salir una clase, mojó a un buen número de estudiantes pero con tan mala suerte que también mojó al profesor, en este caso, una persona bastante delicada. Por supuesto aquello fue llevado al Consejo de Facultad y solicitaron la expulsión del estudiante. Ante tal solicitud, el decano del momento, Dr Francisco Fernández Yépez, propuso que el mejor castigo para aquel estudiante (quien normalmente no asistía a las aulas) era obligarlo a asistir a clases o sería expulsado. Esta moción fue aprobada y nuestro compañero tuvo que asistir a clases que comenzaban a las 7:00 am, a lo cual confesó con el tiempo que fueron sus peores momentos mientras cursó estudios en la Facultad de Agronomía.

La infraestructura y la academia. Es difícil en tan poco espacio poder describir tantos momentos vividos, pero no puedo dejar de mencionar el gran avance en la infraestructura de apoyo docente, dispusimos de excelentes aulas, envidiables laboratorios, y por supuesto, destacados profesores en las diferentes áreas, que son numerosas en esta interesante carrera que es la ingeniería agronómica. Realizamos frecuentes viajes de estudio, lo cual nos permitió el contacto con algunas regiones agrícolas del país. Visitas a los sistemas de riego (en nuestro caso fuimos a El Cenizo, Río Guárico, Suata-Taguaiguai). Viajes para estudios de perfiles de suelos en Portuguesa, Cojedes, Yaracuy, Carabobo, Aragua. Viajes para estudios de la flora y la fauna de algunas regiones del país, con ecosistemas diferentes. Trabajos de campo en Administración de Fincas. Visitas a explotaciones ganaderas. Estudios en sitio de las construcciones rurales más comunes y de instalaciones para almacenamiento de cosechas. En fin, recibimos un gran complemento para nuestra formación profesional, además de las oportunidades de pasantías en organismos como Servicio Shell para el Agricultor, empresas privadas como Protinal, C.A., Ministerio de Obras Públicas, MAC, CIA, y otros.

Nuestro eterno agradecimiento a la Universidad Central de Venezuela, y a su Facultad de Agronomía en particular, en su LXXXI Aniversario.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Octubre de 2018.

viernes, 12 de octubre de 2018

Ronald Acuña Jr. y Mickey Mantle



Desde el año 2003, cuando José Miguel Cabrera debutó con los Marlins de Florida, no irrumpía en el béisbol de Grandes Ligas un venezolano con tanta versatilidad en el bateo como Ronald Acuña Jr. Tan joven como Cabrera en su debut, tiene poder con el bate como lo ha demostrado esta temporada al conectar 26 jonrones, junto con un promedio de bateo de 293 puntos, por eso decimos que es versátil, y además oportuno, ya que impulsó 64 carreras.

Esos números de Ronald Acuña Jr. corresponden a su participación en 111 partidos, porque su debut con los Bravos de Atlanta se produjo cuando la temporada 2018 ya estaba en progreso. Quiere decir que Acuña Jr. solo participó en el 69% de los partidos de la temporada, y si proyectamos sus números considerando que mantiene el mismo ritmo de esos 111 partidos, hubiera bateado 38 cuadrangulares e impulsado 93 carreras como abridor en el turno al bate del equipo. Nada mal para un novato, que también tiene una excelente defensiva.

En relación con el promedio de bateo es difícil hacer proyecciones, ya que durante esos seis meses de juego que dura la temporada ocurren rachas buenas y malas en el bateo. Sin embargo, es posible que ese 293 de promedio al bate hubiera sido más elevado, si consideramos que fue progresando a medida que participaba en más partidos. Por ejemplo, durante los últimos 30 juegos de la temporada bateó para 314 puntos, consumió 118 turnos al bate con 37 imparables incluyendo 5 jonrones. Pero en los últimos 7 partidos tuvo un formidable promedio al bate de 346 puntos. Este remate de temporada significó mucho en el logro del banderín de la División Este de la Liga Nacional y la participación de los Bravos en la postemporada.

En la postemporada, el joven Acuña Jr. aunque tuvo un bajo promedio al bate, lo hizo relativamente bien si tomamos en cuenta la sequía ofensiva de sus compañeros en los cuatro partidos donde participaron los Bravos. En el único triunfo contra los Dodgers de Los Ángeles, el bateo de Acuña Jr. fue decisivo, ya que logró su primer cuadrangular de postemporada que además fue un Gran Slam (con tres corredores en base). Este batazo de cuatro esquinas lo hizo entrar a los libros de records de la Major League Baseball, al convertirse en el jugador más joven de la historia en conectar un Gran Slam en postemporada. Lo más interesante es que Ronald, con solo 20 años y 293 días de edad, destronó nada más y nada menos que al legendario Mickey Mantle, quien conectó Gran Slam de postemporada a los 21 años y 349 días de edad.

Muchas personas, incluyendo comentaristas deportivos, se han sorprendido de que Ronald Acuña Jr. no tuviera conocimiento de quién había sido Mickey Mantle, y peor aún, algunos han considerado esto como una debilidad del joven pelotero. Cuando Mantle nació en 1931, posiblemente ni siquiera el abuelo de Ronald había venido a este mundo, ni su padre había nacido cuando Mantle conectó su Gran Slam. Además, los veinte años de vida de Ronald han transcurrido con el régimen del socialismo del siglo XXI, donde han tratado de inculcarle a los jóvenes que el conocimiento no tiene ninguna importancia. A lo mejor, si le preguntáramos a alguna de estas personas que se han sorprendido porque Ronald desconoce a Mantle, quién fue Johannes Gensfleish o en cuál año se señala que fue inventada la imprenta, respondan que eso no les interesa porque sus funciones son otras. Así mismo, la función de Ronald Acuña Jr. es jugar al béisbol, repartir leña por todos lados, y creo que lo está haciendo muy bien.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Octubre de 2018.

sábado, 6 de octubre de 2018

Agroisleña, C.A. y la agricultura venezolana



Hace ocho años, en los primeros días del mes de octubre del año 2010, se inició la expoliación de la empresa Agroisleña, C.A. por parte del régimen socialista del siglo XXI, que impera en la Venezuela actual y está empeñado en la destrucción total de este país, favorecido con ingentes recursos naturales. Este movimiento del régimen llevó a Agroisleña, C.A. a la quiebra bajo el nombre de Agropatria, C.A., y consecuentemente, la agricultura venezolana se ha visto seriamente afectada por la falta de insumos, de financiamiento, de servicios de asistencia técnica, de transporte, de centros de recepción y almacenamiento de cosechas, en fin, de todo lo que el productor del campo necesita para ser exitoso en su labor, tal como decía el lema de la empresa: “Agroisleña, C.A. Todo para el agricultor”.

Agroisleña, C.A. nace hace más de sesenta años con la venta de semillas de hortalizas de calidad, en las alturas de El Tocuyo en el estado Lara. Fue creciendo progresivamente, ampliando su oferta de insumos a los agricultores, actualizándose constantemente y modernizando su estructura en función de los cambios y adelantos tecnológicos mundiales.

De semillas de hortalizas se amplió a semillas de otros cultivos, principalmente cereales, en los cuales no solo se vendieron semillas, sino que se participó en programas de mejoramiento para la creación de nuevos cultivares y una planta para el procesamiento de semillas certificadas. Se incorporó la oferta de herbicidas, insecticidas y fungicidas, con una variedad tan amplia, que posiblemente se podía atender satisfactoriamente todas las situaciones de daño que se pudieran presentar en los campos cultivados. Se dispuso de plantas propias para la producción y formulación de muchos de estos agroquímicos.

Llegó el riego localizado o riego por goteo a la agricultura, con sus grandes ventajas para los agricultores, y Agroisleña, C.A. incorporó la oferta de estos sistemas de riego con diversidad de emisores para aplicar la fertirrigación, especialmente en cultivos hortícolas. Paralelo a los equipos de riego se incluyó la oferta de invernaderos y de los fertilizantes especiales requeridos para que la fertirrigación sea eficiente. Estos fertilizantes eran importados por la empresa, pero Agrosileña, C.A. emprendió un programa para producirlos evaluando muchos componentes nacionales, instalando además una planta para su formulación y producción.

Se incorporó la oferta de fertilizantes hasta que el régimen permitió su importación por particulares. Se colocaron en el mercado productos innovadores como los nitrogenados con inhibidores de la nitrificación, proyectándose la construcción de una planta para producir estos productos ecológicos en Venezuela, aprovechando que nuestra industria petroquímica fue líder en la producción de urea. Sumado a esto, para adaptar mejor la oferta de abonos a las regiones y diversificar las fórmulas NPK/Mg S, se estableció una moderna planta para producir mezclas físicas según las demandas regionales.

Tradicionalmente, la empresa ofreció una variada gama de equipos agrícolas, pero más recientemente había incorporado la oferta de maquinarias, tractores para las diversas labores de campo y combinadas para la recolección de las cosechas.

Los agricultores enfrentaban muchas veces problemas por transporte insuficiente y escasez de sitios para colocar las cosechas, con la urgencia de evitar que sus productos se deterioraran. Para contribuir en este aspecto, se facilitó una flota de vehículos para transporte y se construyeron centros de recepción y almacenamiento distribuidos en las regiones de mayor movimiento de cosechas, superando la capacidad de los silos oficiales.

Paralelo a todas esas facilidades, se iba contratando personal de alto nivel para cada área, se hicieron programas de mejoramiento profesional, se realizaron talleres y seminarios internos para actualización de conocimientos de los técnicos de la empresa, y en muchos casos, para la atención de agricultores que tuvieran que enfrentar alguna práctica especial o usar un producto nuevo, desconocido. Por supuesto, esto representaba tener un servicio de extensión y de asistencia técnica ejemplar para el necesario intercambio entre agricultor y empresa.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar los planes de financiamiento de Agroisleña, C.A. para atender las necesidades de los productores antes, durante y después de cada ciclo de cultivo.

Toda esa riqueza generada en el transcurrir de los años para la atención de los productores del campo, todas las industrias conexas dedicadas a la producción de insumos y equipos agrícolas de última generación, toda la formación de un personal capacitado para apoyar nuestra producción de alimentos, todas esas oportunidades de empleo para miles de personas, ha dejado de estar presente en nuestros campos. Todo eso se acabó, fue destruido con la expoliación de la empresa, y se ha afectado profundamente la agricultura venezolana.

Pedro Raúl Solórzano Peraza.
05 de octubre de 2018.

lunes, 1 de octubre de 2018

De caminos escabrosos a la autopista de la Ruta de la Soya



Los caminos escabrosos de la soya datan desde los años cuarenta del siglo XX, cuando la soya fue objeto de los primeros trabajos de investigación en Venezuela. Luego, en los años sesenta por medio de la empresa Protinal, C.A. se intensificaron evaluaciones de cultivares de todo el mundo, y se pudo seleccionar solamente una variedad, la Improved Pelican del sur de los Estados Unidos, ya que los materiales genéticos en su totalidad habían sido desarrollados para regiones de clima templado, para los días muy largos del verano. Luego, con esta variedad, se realizaron siembras comerciales de soya en algunos lugares con resultados bastante satisfactorios. A partir de la década de los años setenta se ampliaron programas de investigación, de evaluación de variedades, de producción de cultivares por medio de programas de mejoramiento genético con mejor adaptación al clima tropical, producción de inoculantes, evaluaciones agronómicas en general para desarrollar tecnologías de producción específicas para nuestras regiones agrícolas y nuestros productores. En esta etapa tuvieron participación activa Protinal, C.A., Fusagri y Fundación Polar, así como universidades y FONAIAP que siempre mantuvieron programas con este cultivo. Posteriormente, a comienzos de este siglo, se incorpora Agroisleña, C.A a intentar promover e incrementar las áreas sembradas con soya en el país.

A pesar de haberse realizado tantos intentos para que la soya se convierta en un cultivo importante en el país, muchos se preguntarán: ¿Por qué no se ha tenido éxito? En mi opinión, que he transitado la ruta de la soya por más de cincuenta años, hay dos razones fundamentales. La primera, las políticas agrícolas en un país que ha vivido por casi un siglo a expensas de la renta petrolera, han sido fatales, no solo para la soya si no para la agricultura venezolana en general. La otra razón que ha atentado contra el desarrollo de la soya en el país, ha sido que los agricultores no llegaron a interesarse masivamente en el cultivo, con la excepción del programa de Agroisleña, C.A que incorporó a ciertas asociaciones de productores organizados.

En la actualidad no podemos esperar nada bueno en cuanto a políticas agrícolas, y para aseverar esta afirmación tomemos como ejemplo lo anunciado por el régimen en febrero de este año: en boca del militar que está al frente del Ministerio de Agricultura, pudimos escuchar durante la Edición 74 del programa Cultivando Patria, que “Venezuela sembrará 300.000 hectáreas de soya en 2018. Es el objetivo de siembra de soya que tiene planificado el gobierno bolivariano para 2018”. Además anunció que “están llegando al país 1.750.000 kg de semillas para 35.000 ha, para reproducirla y luego sembrar 300.000 ha, necesarias como resultado del crecimiento del sector avícola”. Por supuesto, estamos a finales de septiembre del 2018 y aún no sabemos, ni siquiera, dónde están los casi dos millones de kg de semillas de soya que estaban llegando en febrero. No es necesario agregar nada más en relación a lo que se puede esperar del régimen, en materia agrícola en general.

Afortunadamente, existe el interés de los agricultores, ellos son los que están moviendo los hilos para el desarrollo del cultivo de la soya en Venezuela, por lo que es muy probable que ahora sí se tenga éxito en estas intenciones. Algunos productores han creado un movimiento bautizado como “La Ruta de la Soya” y asociaciones como Fedeagro, Asoportuguesa, ANCA, Fondesoya, Fundación DANAC, UCLA y otras organizaciones le están dedicando tiempo y esfuerzos al cultivo, lo cual presagia buenos resultados de este nuevo intento, de este renacer del cultivo de la soya en el país.

Un ejemplo de este esfuerzo de la Ruta de la Soya en pro del cultivo, ha sido la celebración el pasado miércoles 26 de septiembre del inicio de la cosecha de unas 5.000 hectáreas que lograron sembrar, con escasez de recursos pero con una inmensa voluntad y amor por el campo venezolano. Quizás esto contribuya a que pasemos definitivamente de los caminos escabrosos a la autopista, que permitirá que este cultivo se propague y se asiente en nuestras tierras, en toda la extensión del territorio.

Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.

En Amazon está a la venta el libro del autor: “Fertilidad de suelos y su manejo en la agricultura venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar la práctica de fertilización de los cultivos, con miras a una mayor productividad y a un mejor trato a los suelos y al ambiente en general, https:/www.amazon.com/dp/1973818078/


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre de 2018

www.pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com