domingo, 25 de febrero de 2018

La Roca Tarpeya y El Helicoide



Según la mitología romana cuando Rómulo fundó Roma, para construirla, llevó algunos hombres de regiones vecinas, lo que posteriormente originó una escasez de mujeres que tenía que ser solucionada. Para ello, Rómulo quien era el rey de Roma, organizó unas actividades deportivas en honor al dios Neptuno, invitando a los pueblos vecinos. Entre los invitados estaban los pobladores de Sabinia que ocupaban la vecina colina de Quirinal, quienes eran personas muy solidarias y asistieron al evento en compañía de sus familiares. Las mujeres de esta tribu eran las más bellas de la región, por lo que fueron las escogidas para ser tomadas por los romanos y contribuir a poblar la nueva ciudad. Cuando las competencias y otras actividades estaban en su mejor momento y los invitados se estaban saturando con el licor obsequiado, a una señal establecida previamente cada romano debía raptar una mujer de las sabinas, y luego de cumplirse esto, echaron a los hombres fuera de Roma. A la larga, los romanos se fueron casando con las sabinas elegidas, quienes pusieron algunas condiciones, dentro de las cuales estaba que debían tener una servidumbre suficiente para realizar las labores domésticas.

Por supuesto, los sabinos estaban indignados con aquella traición y por años estuvieron planificando la forma de vengarse y recuperar a sus mujeres. Llegó el momento, se presentó la oportunidad para los sabinos de ejecutar su venganza, cuando una romana celosa y avariciosa de nombre Tarpeya, se prestó para franquear la entrada de Roma a los sabinos a cambio de sus brazaletes de oro y otras joyas. La suerte de Tarpeya fue muy trágica, ya que dice la leyenda que los romanos descubrieron su traición, y la castigaron tirándola desde una roca muy elevada siendo imposible que sobreviviera. Desde ese momento, se acostumbró lanzar desde esa roca a los convictos acusados de algún delito, y aquel sitio, después de ese episodio, se denominó Roca Tarpeya.

No conozco el origen del nombre de Roca Tarpeya a ese sitio donde confluyen tres importantes avenidas de Caracas: Nueva Granada, Presidente Medina Angarita (antes Avenida Victoria) y Fuerzas Armadas. En el sitio donde estas avenidas se saludan, se encuentra una elevación rocosa, que fue bautizada Roca Tarpeya, y por ser un punto estratégico de la ciudad, se elaboró un proyecto para construir una  obra impresionante, majestuosa, funcional, hermosa, concebida por el genio de un grupo de arquitectos e ingenieros venezolanos, que por su forma geométrica fue identificada como El Helicoide.

El proyecto de El Helicoide comienza a tomar forma en 1956, pero todo se detiene al ocurrir el cambio político que acaba con el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, para dar paso a la era democrática venezolana del siglo XX, que tuvo una duración de apenas 41 años. Pero ese cambio político aparentemente también acabó con este grandioso proyecto, que quedó a medio construir, y ojalá algún día pueda terminarse para el bien de la ciudad. Sin embargo, El Helicoide ha sido utilizado en su parte construida, y los usos más resaltantes que se le ha dado es ser sede de las organizaciones de policía política del país, primero la mal recordada y atemorizante Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), y actualmente el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), el cual no se le queda atrás a ninguna Gestapo ni a ninguna KGB en cuanto a persecución y crueldad.

Algunos de los locales que fueron construidos en El Helicoide se han acondicionado para convertirlos en calabozos, para alojar y torturar a presos políticos que en su mayoría han sido inculpados de actos fantasiosos. Entonces, la Roca Tarpeya caraqueña, cubierta por el fantasma del proyecto El Helicoide, se ha convertido, al igual que la Roca Tarpeya romana, en un sitio de muerte.


jueves, 22 de febrero de 2018

¿Sabía usted? La absorción de iones puede acidificar o alcalinizar la rizósfera.



Las plantas, para su nutrición, absorben nutrientes fundamentalmente en formas iónicas, aniones y cationes, tales como NO3-, SO4=, HPO4=, H2PO4-, Cl-, MoO4=, NH4+, K+, Ca++, Mg++. Esta absorción puede ser equitativa entre aniones y cationes para mantener un balance de cargas en las células de la raíz; sin embargo, normalmente ocurre que de acuerdo a los balances nutritivos en la solución del suelo, la planta puede absorber mayor cantidad de uno u otro tipo de iones. Este desbalance en la absorción entre aniones y cationes, causa que los excesos de alguno de ellos que puedan ingresar a las células de la raíz, para mantener el balance interno de cargas, se absorban en intercambio con iones de igual carga que son expulsados del interior de la planta a la rizósfera. Así, los excesos de cationes en relación a aniones se absorben en intercambio con iones H+, que son expulsados hacia el exterior, causando acidificación de la rizósfera. Cuando ocurre exceso en la absorción de aniones en relación a cationes, esos excesos se absorben en intercambio con iones OH- y HCO3-, causando incrementos en el pH de la rizósfera.

La absorción de nitrógeno por parte de las plantas es una de las principales causas de que ocurran desbalances en la absorción de aniones y cationes, por dos razones fundamentales. Una se refiere a que las plantas absorben grandes cantidades de N, que es un macronutriente, señalándose que la mayoría de los cultivos acumulan en sus tejidos más de 100 kg de N/ha durante un ciclo y, en algunos casos, este valor puede superar los 300 kg de N/ha. La otra razón, es que el nitrógeno es el único nutriente esencial que es absorbido por las raíces de las plantas tanto en forma aniónica (nitrato, NO3-) como catiónica (amonio, NH4+).

Con el clima predominante en las zonas tropicales y con condiciones de buen drenaje, en los suelos tiende a acumularse poco amonio (NH4+) ya que rápidamente se nitrifica, es decir, se transforma en nitrato (NO3-), causando que en general las plantas tengan a disposición mayores cantidades de nitrato que de amonio. Por otro lado, bajo condiciones de pobre aireación del suelo, el amonio viene a ser la principal fuente de N disponible para las plantas, tal como ocurre en el cultivo de arroz bajo inundación y algunos pastos.

Otro factor que favorece la absorción de la forma nítrica sobre la amónica, es que los nitratos tienen gran movilidad en el suelo, desplazándose por el mecanismo de convección o flujo de masas debido a que su concentración en la solución del suelo puede ser muy alta, lo que favorece que pueda alcanzar los sitios de absorción de nutrientes en el sistema radical de las plantas más fácilmente que el amonio. Esta situación también implica, que las pérdidas de nitrato por lavado pueden ser considerables si las condiciones de suelo y clima propician el movimiento de elevados volúmenes de agua a través del perfil del suelo. El amonio por su parte, debido a su naturaleza catiónica, tiende a ser adsorbido o retenido por la fracción coloidal del suelo, disminuyendo su concentración en la solución del suelo, y por lo tanto, tiende a ser menos móvil que el nitrato. Ese mismo fenómeno de adsorción hace que el amonio tienda a perderse poco por lavado, aunque en suelos de tendencia arenosa, con baja capacidad de intercambio catiónico (CIC), su lavado puede ser muy significativo.

Los cambios de pH a nivel de la rizósfera, causados por una absorción desbalanceada de aniones y cationes, que es la porción de suelo más íntimamente ligada a las raíces de las plantas, pueden modificar la disponibilidad de otros nutrientes según éstos sean más o menos aprovechables en condiciones de acidez o de alcalinidad, así como también, pueden afectar profundamente la actividad biológica en este sector de la raíz, tan importante para la nutrición vegetal.

Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.

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Pedro Raúl Solórzano Peraza
Febrero de 2018.



sábado, 17 de febrero de 2018

300.000 hectáreas de soya en Venezuela en el 2018



Durante varias décadas se ha estado insistiendo en que Venezuela consume 800.000 toneladas de soya al año, luego 1.000.000 de toneladas y ahora 1.400.000 toneladas, para ir cubriendo las necesidades crecientes de las industrias avícola y porcina. También se ha planteado la necesidad de ir sembrando progresivamente esta maravillosa planta hasta llegar a unas 700.000 hectáreas, que con un rendimiento promedio de 2.000 kg/ha pueda cubrir el consumo interno. Eso, además de evitar la importación de un grano que podemos producir, favorece la sanidad y la fertilidad de los suelos, al incorporar esta planta en programas de rotación de cultivos.

Han pasado los años y seguimos sin producir suficiente soya, a pesar de que hemos desarrollado una tecnología adecuada, tenemos variedades nacionales de amplia adaptación a las diferentes regiones agrícolas, tenemos agricultores que han ido mejorando su conocimiento para la producción, hay algunas industrias para el procesamiento del grano en cuanto a la extracción del aceite. Tuvimos una gran oportunidad durante este incapaz gobierno bolivariano de arrancar en grande con este cultivo, cuando se instaló en las cercanías de El Tigre, estado Anzoátegui, un moderno complejo agroindustrial para la siembra y procesamiento de soya, y para que sirviera como un modelo para la extensión del cultivo en la región. Eso se inundó de dinero y, como todos los proyectos de este régimen, se puede decir que todo está perdido.

Cuando en Venezuela había dinero y en general todos los recursos para el desarrollo de la soya, cuando empresas privadas, instituciones oficiales, universidades, agricultores y técnicos se propusieron a sembrar soya en grandes extensiones, nunca se llegó ni siquiera a sembrar 50.000 hectáreas en un año. Pero esta semana ha salido una noticia oficial, en boca del militar que está al frente del Ministerio de Agricultura durante la Edición 74 del programa Cultivando Patria, que “Venezuela sembrará 300.000 hectáreas de soya en 2018. Es el objetivo de siembra de soya que tiene planificado el gobierno bolivariano para 2018”. Además anunció que “están llegando al país 1.750.000 kg de semillas para 35.000 ha, para reproducirla y luego sembrar 300.000 ha, necesarias como resultado del crecimiento del sector avícola”.
Sinceramente, no sé qué decir. Veamos:

-Estamos en la segunda quincena de febrero, viene la temporada de secano durante la cual no se recomienda realizar siembras para producir semillas de soya, debido a lo delicado de estos granos ante las condiciones que imperan en la temporada de lluvias. Quizás lo mejor sea sembrar esas 35.000 ha con fines comerciales, y con suficiente anticipación seleccionar variedades posibles para multiplicar bajo riego a finales de este año, de tal manera que se disponga de la semilla adecuada para un programa comercial más grande el año 2019. Las variedades a seleccionar son aquellos cultivares desarrollados en el país con suficiente evaluación de sus cualidades, y variedades foráneas de reconocida adaptabilidad en nuestras regiones agrícolas.

-Esa semilla que el ente oficial informó que ya estaba llegando al país, ¿de dónde viene? ¿es semilla certificada? ¿cuál o cuáles variedades son? Esas son respuestas que deben conocer los agricultores que se vayan a embarcar en este programa. Además, si ya la semilla está llegando al país ¿dónde y bajo qué condiciones la están almacenando hasta que llegue la fecha de siembra? Recordemos que esta semilla es muy delicada y pierde su calidad de germinación y vigor muy fácilmente, si no se almacena bajo condiciones adecuadas y controladas de humedad y temperatura.

-Ya está definido qué vamos a sembrar, lo cual es 35.000 ha de soya. Ahora hay que definir dónde, cuándo, con quien y con qué vamos a sembrar. Por ejemplo, ¿hay suficiente inoculante, de buena calidad y debidamente almacenado? ¿los fertilizantes a base de fósforo y especialmente potasio, ya están disponibles? Porque para esas 35.000 ha se requieren al menos 14.000 toneladas de fertilizantes. ¿Maquinarias y equipos están listos? ¿la infraestructura para recepción y acondicionamiento del grano está en orden? ¿las plantas para procesar los granos, sean para semillas o para extracción del aceite, están disponibles? ¿los demás insumos como herbicidas, insecticidas y otros, están disponibles?

-Como conclusión, lo de 300.000 ha de soya en 2018 es otro anuncio demagógico del gobierno bolivariano y, ojalá, que con la disposición y recursos de los agricultores, quienes no quieren dejar que la soya vuelva a fracasar, se logre al menos llevar a un final exitoso la siembra de esas 35.000 ha de soya.

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Pedro Raúl Solórzano Peraza
Febrero de 2018.


lunes, 12 de febrero de 2018

Los fertilizantes y la tragedia agrícola venezolana



Acabo de leer dos noticias muy importantes para la agricultura venezolana, sobre las cuales quiero hacer algunos comentarios. Una, que intenta mostrar la avalancha de insumos para el ciclo de secano 2018, el cual debe comenzar con las siembras de maíz en el occidente barinés en un par de meses (mediados de abril según el inicio de las lluvias) y continuar con las permanentes siembras de arroz de riego. La otra, que intenta mostrar los progresos en la producción nacional de alimentos, son unas declaraciones de un señor Juan Simoza, quien en nombre de un frente denominado Frente Muller Rojas, ha dicho que “Venezuela produce 60% del consumo interno”.

En relación a esta última, esa aseveración del señor Simoza deja muy mal parado al gobierno nacional, el cual tiene la responsabilidad de la seguridad alimentaria de la población. Si estamos produciendo 60% del consumo y la producción nacional ha bajado a niveles escandalosos de escasez, con una desnutrición infantil muy alta y la hambruna generalizada de la población generando saqueos a sitios donde exista la oferta de cualquier alimento, y la basura la van dejando limpia de cualquier producto que pueda ser ingerido para saciar el hambre, quiere decir que ése es un 60% de nada, que indica que la producción interna es nada.

En lo que respecta a los insumos para la agricultura, cita Minuta Agropecuaria, que el militar al frente del Ministerio de Agricultura “anunció recientemente que llegarían 180.000 toneladas de fertilizantes NPK desde Rusia y 17.000.000 kilolitros de agroquímicos” “esperados por los agricultores para acometer la siembra y revertir la caída que durante años presenta el sector productivo nacional a causa de las malas políticas agrícolas”.

¿Cuántas hectáreas se pueden fertilizar con esta cantidad de producto? Para poder hacer algunas especulaciones debemos también hacer algunas asunciones. En primer lugar, asumamos que en el mejor de los casos se va a importar una fórmula 10-20-20 por su riqueza en P y K. En segundo lugar consideremos las dosis a aplicar, asumiendo que para nuestros sistemas suelo-planta deberían oscilar, modestamente, entre 300 y 500 kg de esta fórmula/ha, sin incluir los fertilizantes nitrogenados adicionales que serían absolutamente necesarios. Trabajemos con una dosis promedio de 400 kg de fórmula NPK/ha.

Con las anteriores asunciones, calculamos que a razón de 400 kg de fórmula/ha se pueden abonar 450.000 hectáreas (180.000 ton/0,4 ton/ha=450.000 ha). ¿Para qué sirven 450.000 hectáreas de cultivo en un país con 30 millones de habitantes? La verdad es que no sirve para mucho, porque necesitamos sembrar unos 4.000.000 de hectáreas solamente en cereales, caña de azúcar y oleaginosas, para cubrir adecuadamente nuestros requerimientos en esos rubros. En un artículo reciente indiqué que además de esa superficie, se requiere sembrar unas 500.000 ha de hortalizas, fertilizar unas 2.000.000 de hectáreas de pastizales, lo que sin incluir frutales, café, cacao, raíces y tubérculos y otros, hace un requerimiento anual de fertilizantes de 4.300.000 toneladas.

Por supuesto que hay una producción nacional de fertilizantes por medio de nuestra industria petroquímica, pero en los últimos años en Venezuela se ha comercializado unas 800.000 toneladas de fertilizantes anualmente, de las cuales 40% es importado por lo que la producción nacional actual de fertilizantes, incluyendo nitrogenados que son la mayoría, apenas es de 480.000 toneladas. Estas cifras revelan que estamos muy lejos de poder revertir la caída del sector productivo.

No me canso de recordar a las instancias que deciden la ruta de nuestra agricultura, que para cada año, con suficiente anticipación, se debe planificar el ciclo anual considerando qué vamos a producir, dónde, con quién, con qué, para que tomando todas las decisiones correspondientes, podamos asegurar que en el mercado nacional están disponibles todos los insumos, maquinarias, equipos y otras necesidades, para que las prácticas agrícolas se puedan aplicar correctamente en cantidad y en el momento oportuno.

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Pedro Raúl Solórzano Peraza
Febrero de 2018



domingo, 11 de febrero de 2018

¿Sabía usted? La agricultura venezolana necesita fertilizantes



Mucho se habla de la gran cantidad de superficie que tiene Venezuela para dedicarla a la agricultura, pero es conveniente señalar que sobre la base de la información edafológica nacional, 32% del territorio tiene como primera limitante para la agricultura una baja fertilidad. En este caso se refiere básicamente a una pobre fertilidad química, dentro de la cual podemos incluir la capacidad de los suelos para suministrar nutrientes esenciales, así como dos propiedades físico químicas que influyen profundamente en la fertilidad del suelo como son el pH y la capacidad de intercambio catiónico.

Los mejores suelos del país ya están incorporados a la producción agrícola o han sido inutilizados al ser ocupados por desarrollos urbanos, viales o industriales. Ésta es una superficie estimada originalmente en cuatro millones de hectáreas, las cuales al principio eran suficientemente fértiles, pero al explotarlas permanentemente, extrayéndoles los nutrientes con sucesivas cosechas, en la actualidad requieren de la aplicación de fertilizantes para restituirles su riqueza. Los suelos adicionales a ésos, que se incorporen a la agricultura, tienen limitaciones en su capacidad para suministrar nutrientes a las plantas cultivadas, por lo que es imprescindible aplicar fertilizantes.

Supongamos que para mejorar la seguridad alimentaria de la población venezolana debemos sembrar cuatro millones de hectáreas entre cereales, caña de azúcar y oleaginosas, y estimemos que debemos aplicar en promedio unos 120 kg de nitrógeno (N)/ha, unos 100 kg de fósforo (P) como P2O5/ha y unos 120 kg de potasio (K) como K2O/ha. Esto representa un requerimiento de 480.000 toneladas de N, 400.000 toneladas de P y 480.000 toneladas de K; los cuales llevados a los fertilizantes más comunes representan 1.043.478 toneladas de urea, 800.000 toneladas de fosfato diamónico (DAP) y 800.000 toneladas de cloruro de potasio (KCl), para un total de 2.643.478 toneladas de fertilizantes en estos rubros.

Si a los rubros anteriores le adicionamos 500.000 hectáreas de hortalizas a las cuales debemos aplicar un promedio de 200 kg de N/ha, más 200 kg de P como P2O5/ha, más 300 kg de K como K2O/ha, resulta en un requerimiento de 100.000 toneladas de N, 100.000 toneladas de P y 150.000 toneladas de K; que llevados a los fertilizantes más comunes representan 217.391 toneladas de urea, 200.00 toneladas de DAP y 300.000 toneladas de sulfato de potasio (K2SO4), para un total de 717.391 toneladas de fertilizantes en estos rubros. Haciendo las mismas operaciones para fertilizar unas 2.000.000 de hectáreas de pastizales, aplicando 120 kg de N/ha, más 60 kg de P2O5/ha, más 60 kg de K2O/ha, resulta en 521.739 toneladas de urea, 240.000 toneladas de DAP y 200.000 toneladas de KCl; para un total de 961.739 toneladas de fertilizantes.

Sin incluir frutales, textiles, café, cacao, raíces y tubérculos y otros, y sin incluir la necesidad de otros nutrientes más allá de N-P-K, para mejorar el suministro de alimentos a la población con producción interna, necesitamos unas 4.300.000 toneladas de fertilizantes.

Quizás se puede aseverar que en los pasados cinco años, en Venezuela se ha comercializado aproximadamente 800.000 toneladas de fertilizantes por año, de los cuales se ha importado el 40%, es decir se ha producido 480.000 toneladas en la industria nacional de fertilizantes. Aceptando que esa es la capacidad operativa de nuestra industria, tendríamos que importar 3.820.000 toneladas de fertilizantes anualmente. Ésa es una inmensa cantidad de fertilizantes, que requiere de una planificación a tiempo y una gran organización para que ese fertilizante llegue oportunamente a las unidades de producción, dispersas en todo el territorio nacional; especialmente cuando se acerca la temporada de lluvias para el inicio de la siembra de secano, la más importante en la agricultura venezolana.

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Pedro Raúl Solórzano Peraza
Febrero de 2018



jueves, 1 de febrero de 2018

¿Sabís usted? Los nutrientes se mueven en el suelo



Los nutrientes en el suelo deben alcanzar la zona radical de las plantas para poder ser absorbidos. Es decir, fundamentalmente los nutrientes deben moverse hacia las raíces aunque también puede ocurrir lo que se conoce como intercepción radical, que se refiere a que cuando las raíces de las plantas van creciendo, exploran mayor volumen de suelo y en ese desarrollo, van tropezando con nutrientes en las fases sólida y líquida del suelo que al contacto con las raíces pueden ser absorbidos. Sin embargo, la solución del suelo alrededor o cercana a la superficie de la raíz es la fuente efectiva de nutrientes para las plantas. Una función del suelo muy importante para la nutrición vegetal en lo que respecta a la suplencia de nutrientes, es referida al control de la tasa de suministro de estos nutrientes hacia la superficie de la raíz, tasa que debe ser de una magnitud tal, que la suplencia sea adecuada o suficiente y no tóxica para evitar restricciones en la absorción de nutrientes.

Los iones se mueven del suelo hacia la región alrededor de la raíz (rizósfera) por medio de dos mecanismos fundamentales:

1.-Difusión de iones en la fase líquida del suelo en respuesta a un gradiente de concentración. Hay un movimiento de iones desde los puntos donde se encuentran en mayor concentración hacia los puntos de menor concentración.

2.-Convección o flujo de masas, cuando los iones se mueven junto con el agua obedeciendo al flujo que causa la transpiración de la planta. Flujo de masas es el movimiento de nutrientes disueltos (en la solución del suelo) transportados por el flujo de agua a través del suelo hacia las raíces de las plantas. Este movimiento ocurre como resultado de una deficiencia de agua en el sistema radical de la planta inducida por la transpiración. Si el flujo de masas o convección no es capaz de suplir los nutrientes hacia las raíces a una tasa igual o mayor a la tasa de absorción por la planta, disminuye la concentración de los iones en la superficie radical y se desarrolla un gradiente de concentración iónica. Luego el movimiento de los nutrientes hacia las raíces como un resultado de este gradiente corresponde al movimiento por difusión. Entonces, la planta va a tener influencia determinante tanto en el movimiento por convección como por la difusión de iones hacia las raíces, ya que su transpiración afecta directamente la tasa de movimiento de agua, y por lo tanto, la convección hacia las raíces; mientras que su tasa de absorción de nutrientes determina el gradiente de concentración cerca de la superficie radical que va a promover la difusión de nutrientes.

Esos conceptos destacan que el suministro adecuado de agua es fundamental para que ocurra el movimiento de los nutrientes en el suelo hacia la zona radical de la planta y puedan ser absorbidos, aprovechados por la planta en su nutrición, lo cual es más importante aún en el caso de aquellos nutrientes que dependen casi exclusivamente de la difusión para alcanzar la raíz.

La tasa de difusión de los nutrientes en el suelo es afectada por varios factores, entre los cuales destacan la concentración del ión en la fase líquida, el factor de tortuosidad, y el contenido volumétrico de humedad del suelo (cm3 de agua/cm3 de suelo) que determina el área disponible para el flujo.

El factor tortuosidad está afectado por el impedimento al movimiento causado por el tamaño y distribución de los poros en el suelo, que a su vez es una consecuencia de la textura y la densidad aparente; el factor tortuosidad está afectado también por la viscosidad de la fase líquida la cual es mayor cerca de las paredes de los poros; y entre otros, por la adsorción de los iones a la fase sólida debido a atracciones electrostáticas. La difusión tiende a ser mayor a medida que la textura del suelo es más fina, es más arcillosa, porque hay menor tortuosidad o impedimento al movimiento, y el contenido de humedad a una determinada tensión tiende a ser mayor que en suelos de texturas gruesas y la transmisión aumenta a medida que la humedad aumenta. Se estima que la tortuosidad puede disminuir la tasa de difusión casi seis veces cuando el potencial del agua del suelo es 1 bar, y 25 veces cuando el potencial es de 15 bares. Por otro lado, considerando valores de viscosidad del agua en el suelo, se estima que a 33 kPa la movilidad iónica es cerca de 0,8 veces de la que ocurre en agua libre, y a un potencial de 1.500 kPa, es cerca de 0,6 veces (1 bar=100 kPa).

El flujo de iones debido a convección está determinado por la tasa de penetración del agua dentro de la raíz (v) en cm3 cm-2 seg-1, y por la concentración de los iones en la solución del suelo (Cl) expresada en moles por litro.

El fósforo junto con el potasio, son dos de los nutrientes más dependientes de la difusión para moverse en el suelo, mientras que N, Ca, Mg y S se mueven principalmente por flujo de masas o convección. Una vez que los nutrientes llegan a la rizósfera, están listos para ser absorbidos por las raíces hacia el interior de las plantas. En este momento, comienzan a ser importantes los mecanismos de absorción de nutrientes.

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Pedro Raúl Solórzano Peraza
Febrero de 2018.