viernes, 10 de marzo de 2017

ACTUACIÓN INDECOROSA

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Marzo de 2017.

A raíz de la locura que significó la participación del venezolano Adrián Solano en un campeonato mundial de esquí sobre nieve, he leído muchas opiniones al respecto, pero algunas de ellas me han dado la impresión de querer justificar aquella barrabasada; de querer endosarle un mérito que no tiene; de querer mostrar que fue un acto de valentía, de arrojo. Yo lo veo desde el punto de vista del deporte nacional y estoy convencido que eso no fue más que una actuación indecorosa que irrespeta y deshonra la tradición de nuestros atletas, que atenta contra el pundonor de quienes han levantado pasiones deportivas, de quienes han permitido que nuestro himno retumbe en variados escenarios del mundo, de quienes han sido ejemplo para nuestros niños y jóvenes con inquietudes deportivas. Por eso, y aunque no quisiera seguir prestándole atención a esa situación, he decidido escribir estas líneas.

Quizás porque fui deportista desde mi infancia hasta que la madurez y las ocupaciones profesionales y domésticas me comenzaron a limitar las habilidades y el tiempo; o porque practiqué deportes organizados desde mi etapa juvenil hasta competir en categorías de “mayores”, y luego  me he  dedicado a seguir el deporte en casi todas sus expresiones por los diversos medios de comunicación o asistiendo a los escenarios correspondientes; quizás por eso me ha indignado profundamente esta aventura del joven venezolano ofensor de los esquiadores y de los deportistas en general.

Venezuela, aunque no lo parezca, ha sido cuna de insignes deportistas en muy variadas especialidades, y no lo parece porque con excepción del béisbol, en general no hay continuidad en los éxitos alcanzados. La fiebre del béisbol en Venezuela comienza en el año 1941, con lo que se ha considerado el primer gran triunfo internacional del deporte nacional como fue la obtención del título de Campeones Mundiales de Béisbol Amateur, el 22 de octubre de ese año, en la propia ciudad de La Habana, derrotando a la invencible Cuba de la época con marcador de 3 a 1. Ese día hubo fiesta en el país y el presidente Isaías Medina Angarita lo decretó como Día Nacional del Deporte. José Antonio Casanova, Daniel “Chino” Canónico, Luis Romero Petit, Jesús “Chucho” Ramos, Guillermo Vento, Dalmiro Finol, entre otros integrantes de aquel trabuco del 41, fueron verdaderos héroes del deporte venezolano. A partir de allí siguieron destacándose peloteros en las ligas venezolanas y en algunas ligas caribeñas, hasta que comienzan a surgir en la MLB (Major Ligue Baseball) grandes estrellas con Alfonso “Chico” Carrasquel, el Hall de la Fama Luis Aparicio y luego decenas de flamantes peloteros que han marcado récords en este competido deporte, como por ejemplo, la Triple Corona ganada recientemente por José Miguel Cabrera y todas las marcas de Omar Vizquel.

El atletismo ha visto competir figuras rutilantes en diversas modalidades de pista y campo, que comenzaron con Asnoldo Devonish, un desgarbado joven de 20 años que conquistaba la primera medalla olímpica de nuestra historia, bronce en salto triple con marca de 15m 52cm en las olimpíadas de Helsinki. Para la época, el rey de esta competencia era el brasileño Adhemar Da Silva, quien luego de los Juegos Panamericanos de 1955 dijo a la prensa internacional: ese muchacho pronto será campeón mundial y olímpico. Pero una suspensión, quizás exagerada, por la Federación Venezolana de Atletismo, truncó su meteórico ascenso en el concierto mundial. Después de Devonish surgieron muchos atletas, quienes lograron reunirse, a principio de los años sesenta, logrando un triunfo tan resonante como el de Campeones Iberoamericanos de Atletismo en el año 1962, en competencias desarrolladas  en Madrid, España. En ese grupo, bautizado como “Los Superdotados”, se encontraba Horacio Esteves, quien compartía con el alemán Armin Hary la plus marca  mundial de 100m planos con tiempo de 10 segundos exactos; Rafael Romero, la flecha maracucha y rey de los 100 y 200m planos; Arquímedes Herrera, Arístides Pineda, Lloyd Murad, Juan Muñoz, Hortensio Fucil, Hector Thomas, Roberto Caravaca, Jesús Rodriguez, Teófilo Davis Bell, Andrés Fawre, Victor Maldonado, Lancelot Bob, y otros tantos que se me pierden en el recuerdo. Anecdótico de aquellos juegos fue cuando Venezuela ganó oro en relevo 4 x 400 rematando  Hortensio Fucil, con unos puntos que fueron decisivos para el triunfo final, y uno de los brasileños que competía en este relevo y que para Brasil hubiera sido suficiente para ganar los juegos, dijo refiriéndose a nuestro rematador: ese negro no es un “fusil”, eso es una bala.

Después de este grupo, que destacó también en juegos olímpicos cuando llevaron el relevo 4 x 100 y el decathlon hasta las pruebas finales, y otras intervenciones decorosas, solo han surgido unos pocos atletas de pista y campo excelentes pero sin llegar al nivel de esos superdotados.

En actividades como motociclismo con Johnny Cecotto, los hermanos Lavado y otros; en volibol con un equipo mundialista por  varios años; en baloncesto con aquel famoso grupo de Iván, Rostin, Estaba, Carl, el “Mago”  Sam y otros que sudaron para llegar hasta los juegos olímpicos; boxeadores de la talla de “Morochito Rodriguez” y Pedro Gamarro con oro y plata respectivamente en juegos olímpícos y Carlos “Morocho” Hernández, Betulio, “Lumumba”, Esparragosa y otros que fueron campeones mundiales en las filas del boxeo profesional; y en deportes como esgrima, judo, ciclismo, natación, tiro y otros, tanto en masculino como en femenino, hemos tenido destacados exponentes del deporte nacional.

Todos esos atletas, deportistas esforzados por  hacer siempre lo mejor, hoy deben sentirse ofendidos con la actuación indecorosa de este joven, que intentó esquiar en las montañas nevadas de Finlandia y que en lugar de tratar de emular a esos adalides de nuestra vida deportiva, lo que hizo fue equipararse con las mayores burlas al deporte mundial como Eric Mossambani de Guinea Ecuatorial que casi se ahoga en la piscina olímpica de Sydney durante los juegos del año 2000 y que días antes había comenzado a aprender a nadar en los ríos de su país; o como Philip Boit de Kenya quien también intentó esquiar en Finlandia pero patrocinado por una gran empresa de equipos deportivos; o como también con participantes de Samoa, de Mongolia y otros, que menoscaban la gallardía y el orgullo de los verdaderos deportistas. Adicional a esto, nuestros gobernantes, como en todos sus actos durante los recientes años, lo que hicieron fue buscar culpables donde no los hay y se dirigieron al gobierno francés reclamándole mal trato con este joven, lo que no le permitió entrenar adecuadamente. Qué riñones……..


Pedro Raúl Solórzano Peraza
10 de marzo de 2017.



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