miércoles, 22 de febrero de 2017

LA LEJANÍA, LA PLUMA Y ECUADOR

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Febrero de 2017

En los pocos años que han transcurrido del siglo XXI, Venezuela ha estado viviendo, en lo relativo a las migraciones, una situación contraria a lo ocurrido durante la segunda mitad del siglo pasado. Nuestro país  desde los años treinta y cuarenta fue receptor de migrantes, particularmente europeos, que huían de las consecuencias de las guerras; luego, de ciudadanos del sur de nuestro continente y de la región del Caribe, impulsados éstos por problemas de índole político o por limitaciones económicas en sus respectivos países. La mayoría de esas personas vino a llenar un vacío que existía en nuestra sociedad al ocupar sitios importantes en la educación media y superior, así como en otras profesiones y en el desarrollo de muchos oficios fundamentales en la cotidianidad del país. Esto cambió drásticamente desde comienzos del nuevo milenio, y hoy, cientos de miles de venezolanos, son como esas aves migratorias que viajan buscando en otros lugares lejanos los recursos que necesitan para vivir, son como sombras trashumantes que se dirigen a cualquier parte del planeta para mejorar sus condiciones de vida que le son negadas en su propia patria.

Entonces hoy, cientos de miles de venezolanos estamos fuera del país en contra de nuestra voluntad, pero colaborando desde lejos para que nuestro pueblo se mantenga luchando en esta nueva gesta emancipadora. Por ejemplo, hace pocos días, el sábado 18 de febrero, fecha insignia de la protesta popular contra el cruel régimen que nos gobierna, vimos como en muchos países del mundo, los venezolanos sometidos a tan triste y algunas veces tan complicado exilio, manifestaron su desacuerdo con el gobierno actual, especialmente por la existencia de numerosos presos y exiliados políticos.

En el país, por supuesto, esas manifestaciones fueron numerosas y en algunos casos podemos considerarlas multitudinarias. Sirvieron, además, para estrenar la nueva concepción de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), nueva tanto en su estructura como en sus planes de acción pero siempre con una sola meta: terminar con este sistema de gobierno destructivo y comenzar la recuperación de Venezuela.

Algunos exiliados o expatriados no disponemos de las condiciones espaciales adecuadas para manifestar, sin embargo, nos queda el recurso de la palabra escrita, cuya importancia es realzada por la frase: “the pen is mightier than the sword” (la pluma es más poderosa que la espada), acuñada por el insigne escritor inglés del siglo XIX, Edward Bulwer-Lytton. De tal manera que con esta pluma moderna que es mi PC, quiero pedir a mis conterráneos apoyo para la MUD por encima de tantos desacuerdos, colaboración para que sus movimientos y decisiones, hoy derivados de la participación de una gran amplitud de participantes, puedan terminar con resultados favorables para el logro de la gran meta final. Parece que se está masificando la desobediencia pacífica, parece que el apoyo internacional está surtiendo efecto, parece que en las Fuerzas Armadas comienzan a manifestarse escisiones de vieja data. Por todo eso y mucho más que está ocurriendo en nuestro país y el mundo, hoy debemos permanecer más unidos que nunca.

Mucho se escribe sobre esta necesaria unidad de la oposición venezolana, pero también, algunos partidarios del gobierno y peor aún, algunos de las filas de la oposición, escriben con argumentos intrigantes que atentan contra esa unidad. Creo que la experiencia ecuatoriana de las elecciones presidenciales del domingo pasado, debe alertarnos sobre la importancia de permanecer unidos con una sola meta. En Ecuador, donde hay un gobierno de tendencia autoritaria, lo cual se manifiesta por ejemplo en la limitación absoluta de la libertad de expresión, tenían este domingo la oportunidad de lograr ese anhelado cambio de régimen por la vía pacífica del voto. Sin embargo, la atomización de las fuerzas opositoras ha permitido que aún no se sepa quién será el vencedor y no se tenga certeza de si van o no a una segunda vuelta electoral; ha permitido que las autoridades electorales de ese país anuncien que hasta tres o más días después de las elecciones no se darán resultados oficiales, a pesar que ya el escrutinio debería estar terminado y totalizado. Todo eso comienza a fomentar pensamientos de fraude. En fin, por la falta de unidad de la oposición, se ha perdido la oportunidad de derrotar pacíficamente y fácilmente el autoritarismo encabezado por el actual presidente Rafael Correa.

Todos los venezolanos que queremos cambio, radicados en el país o fuera de él, debemos mantener nuestras actividades de lucha con la esperanza del triunfo, ya que la permanencia en el tiempo de estas manifestaciones continuará tambaleando los débiles cimientos del régimen. A los exiliados en particular, que la lejanía siga inspirándonos y motivándonos para contribuir con nuestra cuota de participación en la victoria decisiva.


Pedro Raúl Solórzano Peraza.

Febrero de 2017.

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