jueves, 22 de agosto de 2019

La palingenesia de la soya en Venezuela



La soya es la principal especie oleaginosa del mundo, ya que es la primera fuente de aceite vegetal para consumo humano. Además, es la mayor fuente de proteína en la elaboración de alimentos balanceados para animales (ABA). Es una especie originaria de China, llegó a América en el siglo XVIII para alimentación animal, pero desde comienzos del siglo XX es cuando se inicia su desarrollo industrial con la extracción del aceite, permitiéndole extenderse rápidamente y ocupar grandes áreas agrícolas en este continente.

El valor nutritivo del grano de  soya se debe a su elevado contenido de proteína que promedia un 35%, y a su contenido de aceite que está alrededor de 17-20%. Esto ha motivado que en Venezuela un buen número de investigadores y productores  hayan tenido un interés relativo por este cultivo, al menos durante los pasados cincuenta años. Producto de esas inquietudes, hoy en día se conoce un grupo de prácticas agronómicas generales para la producción de soya en nuestras condiciones, llegándose hasta el desarrollo de variedades adaptadas a las principales áreas agrícolas del país. Toda esa experiencia ha contribuido a que se hayan realizado siembras comerciales exitosas desde 1967 hasta hoy, con la utilización de un creciente número de variedades de muy buena adaptación a nuestras condiciones de campo, en especial algunas de reciente introducción desde Brasil como han sido la Tracajá y la Sambaiba.

Venezuela necesita actualmente alrededor de 1.400.000 toneladas de soya, que si queremos producirla en nuestro territorio se requiere sembrar más de 700.000 hectáreas. Esto es muy importante ya que además de las necesidades por el grano de soya, éste es un cultivo excelente para la rotación de los campos, especialmente alternando siembra de soya con siembra de maíz u otro cereal, lo cual favorecería sustancialmente a estos últimos desde los puntos de vista sanitario por el rompimiento de los ciclos de malezas, enfermedades e insectos plaga, así como del enriquecimiento de los suelos en residuos orgánicos con una baja relación C/N, debido a su contenido relativamente elevado en nitrógeno.

Se puede concluir que el cultivo de la soya es una necesidad apremiante en el país si se quiere contribuir con el desarrollo agrícola, si se quiere recuperar a la agricultura venezolana de esta trágica situación, a la que ha llegado por la ignorancia y la incuria de un régimen que prefiere importar alimentos antes que producirlos con nuestros recursos.

Hemos realizado muchos esfuerzos para producir soya en el país, con éxitos y fallas, pero casi siempre sin la incorporación voluntaria e interesada de los productores. Con esta consideración de la primordial participación de los productores, Agroisleña, C.A. inició por el año 2004 un agresivo programa con agricultores reunidos en una amplia asociación llamada Proagroin, para tratar de producir soya especialmente en la región centro-oriental. Este programa iba por buen camino cuando desafortunadamente se truncó al ocurrir la expoliación de esta pujante empresa.

Hoy, un grupo de productores cuyo núcleo inicial se ubica en el estado Portuguesa, con líderes de la talla de Ramón Bolotín, Tony Pestana y muchos otros; con el apoyo de organizaciones como Tecno Agua, Fondesoya, Agroinsumos Kruz y otros; de variadas asociaciones de productores; de institutos de investigación como UCLA y Fundación Danac entre otros; con el apoyo de la prensa; y junto a tantas personas, empresas e instituciones de educación e investigación, han iniciado una cruzada nacional para promover este cultivo. Sin temor a equivocarme, considero que estas acciones, al estar los productores como los principales protagonistas, van a tener resultados favorables, van a ser los responsables directos de este renacimiento, de esta palingenesia de la soya en Venezuela.

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