viernes, 6 de octubre de 2017

¿Sabía usted? El girasol, un cultivo que vence la sed


El girasol  (Helianthus annuus) es un cultivo muy interesante debido a que su semilla acumula un alto porcentaje de aceite comestible de excelente calidad, y el subproducto, después de la extracción del aceite, es una torta de gran utilidad en la elaboración de alimentos balanceados para animales. Siendo una semilla oleaginosa, su producción en el país vendría a contribuir en la disminución de la dependencia que tenemos de mercados externos, desde donde importamos grandes volúmenes de aceites y grasas comestibles visibles cada año.

En el país su producción ha sido muy variable durante los últimos 25 años, considerándose el año pasado (2016), como un ciclo prácticamente perdido ya que no se dispuso a tiempo de suficiente semilla certificada para enfrentar los programas planteados, en particular, en la región de los Llanos Occidentales, cuyos productores se quedaron con la tierra preparada. Para este año (2017), esperamos que se logre disponer de los insumos fundamentales a tiempo, ya que en esta región la fecha de siembra se aproxima con la salida de las lluvias en el mes de octubre.

Esta especie se ha promocionado como una planta de buenas perspectivas en regiones de errática precipitación, tales como algunos sectores de los Llanos Centrales, y en las sabanas orientales con suelos de baja capacidad de retención de humedad, donde cortos períodos secos durante la estación lluviosa pueden causar estragos en cultivos sensibles a esta situación. Igualmente, se ha promocionado como segundo cultivo (salidas de aguas) en los Llanos Occidentales, todo lo cual se debe a que es una planta con un sistema radical profundo, capaz de aprovechar agua y nutrientes que escaparían a otras plantas cultivadas que tienen raíces más superficiales. Por esto consideramos que el girasol es un cultivo que vence la sed.

 

El girasol se ha estado evaluando en diversas regiones del país desde principios de los años setenta por parte de dos especialistas del FONAIAP, Voinea y Mazzani. Las evaluaciones comenzaron por el estado Guárico con unas variedades de origen rumano al igual que Voinea, que sembraron de amarillo las agrestes tierras en la ruta Chaguaramas-Las Mercedes del Llano. Aquello era una novedad en una región donde solo se conocía el blanco del algodonero que sembraban algunos productores con el concurso y apoyo de las empresas textileras, y para ese entonces, el alegre tono rojizo de las panículas de sorgo granífero que comenzaba a despuntar como un cultivo ideal para esa región ganadera del país.

Posteriormente se introdujeron materiales de girasol de USA, y cuando las evaluaciones se extienden a los Llanos Occidentales, también se trabaja con cultivares de origen argentino y de otros lugares. Luego de varios años, en la medida que se fueron obteniendo resultados favorables, el girasol se convirtió en una opción cierta y se comenzaron siembras comerciales que en un momento superaron las 100.000 ha anuales.

El estado Portuguesa se convirtió en el principal productor de este grano oleaginoso, en parte porque las condiciones de sus ciclos Norte-Verano son muy favorables ya que hay humedad edáfica suficiente cuando la planta de girasol la requiere en sus etapas de rápido crecimiento, un ambiente poco propicio para enfermedades foliares y un período seco para el momento de la maduración del grano y la recolección, lo cual es muy conveniente. Quizás esta región del país sea la mejor para este cultivo, aunque no hay que descuidar otras donde se pueda cultivar girasol con bastante éxito.

En esos ciclos denominados Norte-Verano, el girasol se siembra como segundo cultivo o cultivo complementario. Esto significa que después del cultivo principal que ocupa el primer pico de las lluvias, el cual puede ser maíz o arroz, o eventualmente soya ya que se han estado sembrando algunos cultivares que se comportan bien durante el ciclo de lluvias de esta región, se viene la siembra de girasol.  En estas condiciones, este segundo cultivo puede aprovechar el efecto residual de los fertilizantes fosfáticos y potásicos aplicados al cultivo principal, disminuyendo los costos de producción por concepto de fertilizantes. En el caso de que fuese soya el cultivo principal, posiblemente también se puedan disminuir las dosis de fertilizante nitrogenado para el girasol.

Basados sobre todo ese conocimiento que se tiene del cultivo, y la necesidad de producir fuentes de aceites comestibles en el país, es perentorio, apremiante, promover la siembra comercial de girasol en aquellos sistemas suelo-clima donde se tienen experiencias favorables, pero además mantener una evaluación permanente de los cultivares que pudieran tener buen comportamiento en esos sistemas, y de todas aquellas prácticas agronómicas que puedan contribuir a mejorar la productividad del cultivo. Paralelamente, organizar un flujo suficiente y oportuno de los insumos requeridos para que las siembras puedan llegar a un final satisfactorio, con buenos rendimientos y  productos de elevada calidad.


Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.

En Amazon está a la venta el libro del autor: “Fertilidad de suelos y su manejo en la agricultura venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar la práctica de fertilización de los cultivos, con miras a una mayor productividad y a un mejor trato a los suelos y al ambiente en general.


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre de 2017

pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com






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